Resultó integro y cabal en sus actos públicos
y de esa manera impecable. De los que efectivamente hay que admirar porque siempre demostró su firme
voluntad de entregar el mando al que legítimamente le correspondía. Así,
consecuentemente, se desempeñó como Presidente de la República del Perú en tres
oportunidades. La primera vez en 1863, repitió el plato en 1865 y la última fue en 1868.
Los que conocían a Pedro Diez Canseco Corbacho nacido en
Arequipa el 31 de Enero de 1815 y muerto en Chorrillos, Lima, el 3 de abril de
1893 a los 78 años, lo consideraron, sin equivocarse y desde el punto de vista
personal que cuenta y prestigia evidentemente, como un hombre sencillo, buen
padre de familia y acucioso agricultor.
Además de militar valiente y político de
polendas con un respeto por las normas, sin ambiciones y en el fondo más
práctico que los vivos, los astutos y los inescrupulosos. Puntos a su favor que
lo hacen muy destacado ante la historia.
Hijo de Manuel José Diez Canseco
Nieto y de María Mercedes Corbacho Abril. La familia formaba parte de lo más raleado
de la aristocracia arequipeña de origen español, con virtudes excelsas y
ejemplos a carta cabal de darse sin recibir nada ilegítimo a cambio.
Pedro Diez Canseco: honor al mérito
Pedro Diez Canseco: honor al mérito
EN EL EJERCITO
Curso estudios en el Seminario San Jerónimo de su
ciudad natal. En 1834, se incorporó al Ejército
para defender al gobierno provisorio de Luis José de Orbegoso contra la
revolución iniciada por el General Pedro Pablo Bermúdez. En las filas del Escuadrón de Inmortales concurrió a los combates de Cangallo y Miraflores.
Sirvió como ayudante de Ramón Castilla, solicitando su retiro al ocurrir la
invasión boliviana.
Posteriormente, contribuyó al
pronunciamiento efectuado en Arequipa contra la Confederación Perú Boliviana,
acogiéndose a las disposiciones del gobierno restaurador encabezado por Agustín
Gamarra. En el movimiento de Húsares combatió en contra de Manuel Ignacio de
Vivanco, cuya revolución prendió en Arequipa.
Acompañó a Gamarra en la campaña contra Bolivia y estuvo
en la Batalla de Ingavi de 1841. Muerto el Presidente en aquella acción y suscrita
la paz al año siguiente, la disputa por el poder en el Perú dio origen a la
llamada “anarquía militar”
A ordenes de Domingo Nieto, Diez
Canseco sirvió en la campaña efectuada contra el General Juan Crisóstomo
Torrico y peleó en el combate de Agua Santa. Luego secundó la revolución
constitucional iniciada por Nieto y Castilla que culminó triunfante en la
Campaña de Carmen del Alto (1844).
En 1866 con uniforme militar
En 1866 con uniforme militar
CON CASTILLA
Pasó a Lima con su batallón y se
trasladó a guarnecer la frontera con Bolivia cuando fue amagada por las
maniobras del presidente de ese país, José Ballivian Segurola. Juez de Primera
Instancia militar del departamento de Arequipa. En la blanca ciudad se plegó a
la revolución acaudillada por Ramón Castilla, participando en todas las
campañas hasta la Batalla de La Palma. Lo nombraron Prefecto de la tierra que lo vio nacer.
Pasó a desempeñarse como
Inspector General del Ejército y afrontó la difícil situación ocasionada por el
movimiento rebelde que acaudilló Manuel Ignacio de Vivanco y ejerció facultades
plenas en los departamentos del norte, mientras que el Presidente Castilla
asumió la dirección de las operaciones contra dicha revolución que desembocó en
una sangrienta guerra civil entre 1856 y 1858.
Elegido diputado por la provincia
arequipeña de la Unión. Paso a ser Senador, desempeñándose como Vicepresidente
de la Cámara Alta. Al producirse, en 1862, el cambio de gobierno acompañó al
flamante Presidente de la República, Miguel de San Román, como Segundo
Vicepresidente de la nación.
Con tal investidura accedió al
gobierno en tres oportunidades cortas: 1863, 1865 y 1868. Al producirse la
muerte de San Román estaban ausentes los dos vicepresidentes: Juan Antonio Pezet en Europa y Diez Canseco
en Arequipa.
Fernando Belaúnde: uno de sus descendientes.
Fernando Belaúnde: uno de sus descendientes.
GOBIERNO
Mientras este último emprendía
viaje a Lima, se discutió a quien le
correspondía el gobierno interino de la nación. Los jefes de la guarnición de
la capital acordaron y le entregaron el cargo a Castilla, por ser el militar de
más alta graduación. Se temía que don Ramón se apoderase del poder
indefinidamente. Pero él, respetuoso de la ley, le entregó el mando a Diez
Canseco, tras llegar de la blanca ciudad.
El militar y político arequipeño
gobernó hasta el 5 de Agosto de 1863 cuando le entregó el mando al primer Vicepresidente
Pezet, luego de que llegó de Europa. A raíz de la firma del Tratado
Vivanco-Pareja se registro en el país un descontento generalizado contra el
gobierno de Pezet. El convenio internacional, para la mayoría de la ciudadanía,
representaba la deshonra de la nación al aceptar las exigencias de España.
El 28 de febrero de 1865 se
sublevó en Arequipa Mariano Ignacio Prado quien se dirigió a Puno y se declaró
Jefe Supremo de la Nación, tras formar un ejército denominado “Restaurador de
la Honra Nacional” con el que partió a Cusco y Ayacucho, preparándose para la
toma de Lima.
Simultáneamente en el norte, Chiclayo,
se sublevó el Coronel José Balta, convergiendo igualmente su movimiento hacia
Lima. Diez Canseco que era el Segundo Vicepresidente simpatizó con los rebeldes
y publicó una proclama que Pezet la
considero sediciosa, por lo que tuvo que refugiarse en la legación de Estados
Unidos y después partió a Chile.
VICEPRESIDENTE
Interrumpió su viaje y desembarco
en Chalay, dirigiéndose hacia Ayacucho. Allí asumió el mando político de la revolución,
mientras que Prado conservaba la jefatura militar. Por su parte, Balta lo
proclamó Vicepresidente en el ejercicio del poder.
Los dos ejércitos
revolucionarios, el de Balta y el de Prado, se reunieron en Chincha con un
total de 10 mil hombres. El numeroso
grupo marchó sobre Lima. Primero llegaron a Chilca y luego acamparon en Lurín.
Prado ingresó por Chorrillos,
llegó hasta el pie de las viejas murallas e ingresó por la portada de Guadalupe
ubicadas hoy en lo que son las primeras cuadras del Paseo de la República. La
defensa de Lima fue muy débil.
El Palacio de Gobierno cayó
después de un combate de seis horas, pero lo grave es que ocurrió un saqueo
espantoso por parte del populacho que arrasó con todo como parte del pillaje.
Parte del archivo palaciego se incendió. Pezet, que contaba aún con un
ejército, dejó de presentar batalla y se retiró, refugiándose en una corbeta británica
acoderada en el Callao.
Diez Canseco triunfante ingresó a
Palacio el 6 de Noviembre de 1865. Durante su mandato interino que fue muy
breve dio las siguientes medidas: 1. Convoco a elecciones presidenciales y a
una legislatura del Congreso. 2. Disolvió al ejército vencido. 3. Decretó el
juicio de Pezet, de sus ministros y de quienes hubiesen ejercido funciones
públicas. 4. A través de la Cancillería, exigió a la legación británica la
entrega de Pezet, pero el político ya había salido del país.
Arequipa con el volcán Misti lo vio nacer en 1815.
Arequipa con el volcán Misti lo vio nacer en 1815.
ERROR
En lo que si erró por completo es
en dejar de tomar decisiones drásticas con respecto al problema con España que
seguía latente. Según su punto de vista era el Congreso quien debía decidir la
declaratoria de guerra. Lo que quería en el fondo era ganar tiempo
para la llegada de los nuevos buques adquiridos en Europa.
Ante esta falta de definición, el
25 de Noviembre de 1865, los jefes del Ejercito depusieron a Diez Canseco y al
día siguiente el pueblo en cabildo
abierto reunido en la Plaza de Armas de Lima proclamó a Prado como dictador del
Perú.
La dictadura de Prado cuyo mayor
logro fue la solución victoriosa del conflicto con España pronto se convirtió
en impopular. Había una inestabilidad total, luego de la proclamación de una
nueva constitución que reemplazó a la de 1860.
En Arequipa se levantó la
ciudadanía, negándose a jurar la nueva carta magna que fue quemada en la Plaza de Armas. Querían, a como de lugar, la
vigencia de la anterior. Como Jefe de la Revolución, el 11 de Septiembre de 1867, fue reconocido Diez
Canseco. Por ser el segundo vicepresidente
constitucional elegido en elecciones enteramente legítimas
FOCO
Prado viajó al sur con el
propósito de sofocar la revolución de
Arequipa, mientras se prendió otro foco en Chiclayo encabezado por Balta. En
Lima conspiraba Francisco Diez Canseco, hermano de Pedro.
Por su parte, el dictador fracasó
dos veces en la ocupación de Arequipa y volvió a Lima con un ejército reducido
a 1,800 hombres de los 6 mil que originalmente lo componían. Sin quedarle futuro
alguno, renunció y le pasó al poder a su vicepresidente Luis La Puerrta, quien
a su vez quiso dejar el mando en manos del Alcalde de Lima, Antonio Gutiérrez
de la Fuente.
Ello no fue posible porque llegó
al Callao el General Francisco Diez Canseco, Jefe Politico y Militar de los
departamentos del centro quien asumió provisoriamente el poder hasta cuando se
lo entregó a su hermano, el General Pedro Diez Canseco. Así este último asumió
el mando interino por tercera vez.
Entre las obras que ejecutó el Presidente figuran las siguientes: el
restablecimiento de la Constitución de 1860 y la convocatoria a elecciones para Presidente y Vicepresidente de la República, del Congreso, conforme a las leyes
anteriores de los colegios electorales, anulación de los actos adinistrativos
de la dictadura.
En este periodo gubernamental, se contrató al técnico norteamericano
Henry Meiggs que construyó el ferrocarril de Mollendo a Arequipa. La familia
Diez Canseco ha publicado importantes documentos que prueban la negativa de su antepasado a
aceptar 100 mil soles como coima o dinero mal habido.
Su nieto Rafael Belaunde Diez Canseco.
Su nieto Rafael Belaunde Diez Canseco.
BOLOGNESI Y GRAU
Asimismo se designó a Francisco
Bolognesi como Comandante General de Artillería y a Miguel Grau a cargo del monitor Huáscar, buque que llegó
por primera vez al puerto del Callao el 2 de Febrero de 1868. Por esta época se
presentaron serias dificultades económicas por lo que el Gobierno se vio
obligado a gestionar préstamos de las casas consignatarias del guano
Diez Canseco, hombre de
comprobada moralidad, en ningún momento pensó en prolongar el poder que
detentaba. Ni presentarse como candidato a las elecciones. No obstante de que
gozaba de popularidad.
En los comicios realizados en
Abril de 1868 se presentó como candidato presidencial José Balta, frente al
cual se lanzó la candidatura civil de
Manuel Toribio Ureta, quien representó a los liberales. Otro candidato
fue Manuel Costas, prospero comerciante y hacendado puneño. Tiunfó Balta y Diez
Canseco le entregó el poder el 2 de Agosto
del mismo año.
Cumplida sus tareas políticas, el
líder arequipeño de honradez y prosapia se retiro a la vida privada en medio de
la admiración de casi toda la ciudadanía. Hasta que falleció dejando evidente
huella en la vida pública nacional.
DESCENDIENTES
Muchos miembros de su familia,
con el paso de los años y las generaciones, se dedicaron a la política. Allí
tenemos a sus nietos Víctor Andrés y Rafael Belaunde Diez Canseco. El primero
precursor del social cristianismo, Canciller de la República y el único peruano
que fue Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidos. Por su parte
el segundo, embajador, diplomático y Premier y
Ministro de Estado durante el Frente Democrático que presidio de 1945 a
1948, José Luis Bustamante y Rivero.
Su bisnieto fue Fernando Belaunde
Terry, dos veces Presidente
Constitucional de la República entre los años 1963-1968 y 1980-1985. Por su
parte, sus tataranietos: Jose Antonio García Belaunde, Canciller durante los
cinco años del Gobierno aprista de Alan García y Víctor Andres García Belaunde, actual Congresista de la República
perteneciente a los registros de Acccion Popular.
Su hermana Francisca Diez Canseco
Corbacho estuvo casada con el Presidente Ramón Castilla y los descendientes de
su hermano Manuel los políticos Raúl Diez Canseco Terry, Javier Diez Canseco Cisneros (fallecido),
Francisco Diez Canseco Távara y Anel Townsend Diez Canseco. Familia de
notables, de estirpe y capacidad. (Edgardo
de Noriega)
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