Plácenos hoy evocar un gran
banquete, o convite, como se decía antiguamente, realizado el año 1867 en esta
ciudad de Lima y por la circunstancia de no haber tenido par, a la vez que por
su trascendencia, de carácter internacional, bien merece ser recordada,
trayendo la vida de nuestra actualidad periodística, nombres casi olvidados,
figuras ilustres que el tiempo ha ido desdibujando, como con un deformador y
cruel esfumino y, con ellas, costumbres desaparecidas. Triste y hasta mezquina
cosa es recordar, cuando sólo un dolorido sentimiento de nostalgia renueva las
lontanas visiones. Pero bello y fecundo es hacerlo cuando con el amor al
pasado, se afirman y vigorizan el amor a la patria y la ilusión bendita de su
mejor porvenir.
Decíamos que queremos evocar un
suntuoso banquete y a ello vamos. Corría el año 1867 y fue nombrado Ministro de
Relaciones Exteriores un experimentado diplomático, vivo ejemplo de elegancia
nativa y de fina cultura: don José
Antonio Barrenechea que había ejercido altos cargos en el Ecuador, Bélgica y en España.
El Cuerpo Diplomático y Consular residente en Lima le ofrecieron con
tal motivo un fastuoso festín en muestra de la satisfacción con que las
naciones amigas del Perú habían recibido el nombramiento de Barrenechea y la
estimación en que le tenían como funcionario cuanto cumplido caballero.
¿Pero quién era este señor
Barrenechea? Fue uno de nuestros más
distinguidos hombres públicos y uno de los diplomáticos de más vasta cultura
que ha tenido el Perú. Alto, de bello
rostro, con unas bien cuidadas patillas blondas, pálido, fama tuvo de ser lo
que los franceses llaman un Bel Ami.
Barrenechea: un experimentado diplomático
Barrenechea: un experimentado diplomático
MATRIMONIOS
Casado en primeras nupcias con
Amalia de la Fuente y Subirat, enviudó en Europa y el año 1869 contrajo
nuevamente matrimonio con Juana Raygada y Oyarzábal. Era hijo del Coronel argentino
José Antonio Barrenechea Dorrego, por quien venía a estar emparentado con el
célebre prócer del Plata Manuel Dorrego y por la línea materna era nieto del
militar español Camilo Morales Ugalde y bisnieto del Oidor Manuel García de la
Plata, casado con Benita Orbaneja y Lallemand, descendientes de Roberto Segundo
Rey de Escocia.
Una de las hermanas de su abuela
fue la primera esposa del Marqués de Torre Tagle y de las demás, una fue casada
con José Ezeta y Zevallos y la otra con Antonio Jaramillo, mayorazgo de esta
capital.
Su aristocracia era fruto pues de
una larga selección genealógica. La propia casa que habitó siempre hasta su
muerte en 1880, en la calle de Guadalupe era herencia del Oidor Plata que
falleció de más de 90 años en Lima, ya crecidita la República, siendo vocal
honorario de la Corte Suprema, distinción que le otorgó el cultísimo y
decorativo Vivanco.
ELEGANTE
Vivió Manuel García de la Plata
en una de sus casas de la calle Fano y según cuenta la leyenda tenía muy cerca
de 90 años cuando impresionó con unos retóricos versos en el abanico-en sus
tiempos no había álbumes- a la señora
Beatriz Aramburú de Dorca.
Barrenechea que fue alumno
distinguido de San Carlos, estuvo algún tiempo en Europa, de donde volvió a la
muerte de su primera esposa, una de las hijas del Gran Mariscal La Fuente, y
fue una especie de árbitro de la elegancia.
Cuenta el doctor Eduardo Sánchez
Concha que en el gran banquete que se dio en Lima con motivo de la inauguración
del Puente Balta, y al que concurrió aquel gran ministerio que organizó Pedro
Gálvez con Luciano Cisneros, Francisco Balta, Francisco García Calderón, a
quien después reemplazó Nicolás de Piérola y José Antonio Barrenechea, todos
estaban pendientes de éste para ver como comía los espárragos, que en aquella
ocasión se pusieron por vez primera en Lima en una mesa de convite.
Barrenechea fue no sólo
diplomático y hombre de estado, sino también de negocios. Fue Gerente de la
Paternal y forma la empresa que se llamó Salitrera Barrenechea, que fracasó por
la guerra y hasta después de ésta, pudo ser uno de los muy pocos que conservó
el lujo de gastar coche. Declinó su estrella, después de haber ocupado las más
altas posiciones y murió de Oficial Mayor de Relaciones Exteriores.
La recepción fue en el Hotel Maury
La recepción fue en el Hotel Maury
CONCURRENCIA
Tal era el personaje. Evoquemos
ahora el banquete. Se efectuó en la casa de los señores Hut Grunig y Cía., domicilio
del señor Westphal, Cónsul de Austria y Hungría, y fueron invitados y
concurrieron los ministros de estado, el Presidente del Congreso que era García
Calderón y el de la Comisión Diplomática, los presidentes de las cortes, los
dos fiscales, el Presidente del Tribunal Mayor de Cuentas, el gran Mariscal La
Fuente, los coroneles Ugarteche y Barrenechea, el Inspector General del
Ejército, los prefectos y todo el cuerpo diplomático y consular.
Una comisión compuesta por
Lesseps, hermano del célebre ingeniero que dio su nombre al canal que abre la
ruta de la India y por Müller, Ministro de Francia el primero, Cónsul de
Bélgica el segundo, trajo a Barrenechea en su carruaje al local.
El lugar destinado al Ministro
estaba marcado con una gran tarjeta de oro, con una alegoría de la guerra y
esta leyenda: “Convite dado a S E el Sr. D. José Antonio Barrenechea por los
Cuerpos Diplomáticos y Consular del Perú: 24 de Septiembre de 1867, día de
Nuestra Señora de las Mercedes y completaban el adorno del grabado el árbol de
la quina, la llama, el cuerno de la abundancia y las islas de Chincha.
DURACION
Durante el banquete se hizo lujo
de cortesía, franqueza y cordialidad. La fiesta duró desde las 6 de la tarde
hasta la una de la mañana. Siete horas. Un banquete romano. Algunos platos del
menú que se sirvieron en aquella ocasión: Tortue Printanier Colbert, Croquettes
de Volailles, Brouches aux huitres, Turbot sauce hollandaise, Noix de veau a
champignons, Didne roti, Salade, Budin, etc.
Lo más interesante del convite
fue la profusión de brindis. Los discursos de los oferentes fueron en general
sobrios, mesurados de corte elegante, sin mucha pompa retórica, pero
representante hubo que usó la palabra tres veces y en las disertaciones se
tocaron todos los puntos, pues hasta del libre cambio se habló.
A los postres, Juan de la Cruz
Benavente, Decano del Cuerpo Diplomático, puso de relieve las cualidades del
agasajado. Abogó por la paz, la
prosperidad y la gloria común. Barrenechea agradecía diciendo: la
atención de vosotros nace de la amista que nunca desaparecerá”
El General Howey, Representante
de los Estados Unidos, pidió que se le permitiera brindar por los poderes
legislativo y judicial del Perú. “Como los estados civilizados, dijo, los
poderes políticos están divididos en Legislativo, Ejecutivo y Judicial y cada
uno debe ser independiente de los otros” porque sin ello no hay progreso y
libertad”
Luego añadió: “Es inútil que los legisladores
se ocupen de dictar leyes sabias, es inútil que el Presidente se esfuerce por
satisfacer las aspiraciones del pueblo, si las fuentes de la justicia no son
puras. Al pobre, sin amigos ni sostén debe hacérsele justicia, aunque sea con
la oposición de un presidente, dictador, rey o soberano. La justicia como la
salvación debe ser sin dinero y sin precio”.
Esta era la Lima de 1867.
Esta era la Lima de 1867.
CORDIALIDAD
Otras palabras del norteamericano fueron las siguientes: “Donde
esto sucede el fuerte no puede maltratar al débil ni el rico esclavizar al
pobre, sino que todo derecho tiene su sanción y todo agravio su recuperación.
Ojalá que el Poder Judicial del Perú tenga siempre el alto y distinguido honor
de mantener firme la balanza de la justicia sin que puedan agitarla ni la
autoridad política, ni las pasiones, ni el interés. Que la Justicia sea
administrada imparcialmente”
El Ministro de Chile que lo era
entonces, Marcial Martinez, habló de la misión de los ministros de estado y terminó
elegantemente: “Si el talento, la ilustración y la abnegación son las
cualidades yo os convido a libar una copa por el Perú.
Es de advertir que el año 1867
existía una gran cordialidad entre los Gobiernos de Lima y de la Moneda al
punto que en aquel año y mes, el día l8 se había dado un sonoro abrazo al
representante chileno, habiendo hecho uso de la palabra nada menos que el
Intendente de Lima, de apellido Andraca.
RESPUESTAS
A la alusión elogiosa de Martinez
respondió Pedro José Saavedra. El liberal Saavedra compañero de los Gálvez, de
Rivas, Ulloa, Casós, etc. Le rogó que transmitiese a los miembros del gabinete de su país la simpatía y el respeto
de los actuales ministros de estado del Perú.
Hay que advertir que a la alusión
del General Howey contestaron García Calderón por el Congreso y el doctor
Cossío por el Poder Judicial. Elogiaron a Barrenechea y al Gobierno del Perú
el Ministro de Inglaterra, Jerningham,
el mismo que contrajo matrimonio en Lima con una de las señoritas Elmore,
hermana de los doctores Alberto y Juan
Federico y del Ingeniero Teodoro,
Lo mismo hicieron el
representante de Italia Garroni, el Decano del Cuerpo Consular, Witt. El
representante de Francia Lesseps pronunció estas palabras: “brindo por nuestro
Canciller, brindo por el doctor ilustrado, por el diplomático de carrera, por
el hombre que habla nuestro idioma y comprende nuestras ideas, por el hombre de
carácter puro, de modales tan elegantes y diplomático, verdadero caballero, por
el amigo de todos nosotros.
La Cancillería de Torre Tagle
La Cancillería de Torre Tagle
Jerningham, en otro momento de la
reunión tuvo frases elogiosas para el
Mariscal La Fuente presente en el acto. Lo calificó como una de las glorias del
Perú. El militar se puso de pie y con sencillez recordó a los ejércitos y
armadas del mundo civilizado.
A la una de la mañana terminó el agasajo
y la misma comisión acompañó a esa hora desde Santo Domingo hasta Guadalupe a
Barrenechea. Al día siguiente los
diarios dieron la noticia detallada y comentada de la importancia de esta
fiesta. El suculento banquete fue preparado por el Hotel Maury. (Páginas seleccionadas de las "Obras
Completas" que pertenecen como autor al consagrado escritor y político,
José Gálvez Barrenechea.
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