Algo enteramente original y por lo tanto fuera de lo común y cotidiano es la última exposición del irreverente y magnífico pintor que es José Tola de Habich, registrada para la historia artística del pais en la Galería Lucia de la Puente de Barranco.
Hay espacio, iluminación y cuerpos que forman un conjunto estético admirable, mostrando los demonios que se han desplazado por la creatividad madura de uno de nuestros pintores más respetados como es Tola.
Pinturas y oleos, esculturas y marionetas en pleno funcionamiento. Las primeras de mediano y gran formato. Las segundas en madera pintada que representan a seres alucinados.
Son una serie de figuras en movimiento ejercitadas con motores, luces y poleas realizadas en colaboración con Ety Fefer. Estas últimas surgieron del vestuario de una obra de teatro de autoría de Tola.
Además la exhibición incluye cuatro obras de gran formato y de carácter más figurativo, todas producto de un periodo de indagación e investigación personal. El artista lo resume de esta manera: “Un sondeo de mi trayectoria personal, el cual por alguna razón no he seguido, creo que a la larga han dejado un velo que ya forma lo que ahora estoy trabajando”.
Tola con sus cuadros.
Tola nació en Lima en 1943. De pequeño y joven adolescente vivió en la casa del abuelo y en Los Angeles, Chaclacayo. El tren Lima Oroya, como hoy, pasaba a ocho metros de donde dormía.
En su lenguaje tan peculiar cuando “Tola escribe sobre Tola”, en su primer parrafo dice: “hace 67 años abandoné el vientre de mi madre. Todo me parece inmenso: la gente, las situaciones, los tenedores. Las mucas cuidan la casa, los sapos revientan en el suelo”.
Ingresó en 1962 a la Escuela de Bellas Artes de Lima y luego se fue a perfeccionar a España. Hizo, realmente, varias cosas. El las cuenta a su manera: “Fugo del hogar materno seis meses. Fiebres intestinales. Vuelvo a casa. Reincidente de adulterio. Uso di Mare, barco mercante. Callao. Puertos, prostitutas, souvenirs, peces voladores. Barcelona. Voy a Madrid. Un año de preparación. Victoria de Samotracia. Venus, torsos y todas las mutiladas históricas.
Luego añade: “1963. Ingreso a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid. Composición. Ropaje antiguo. Liturgia, más mutiladas y dibujo clásico. Historia del arte. Técnicas antiguas. Restauración. Fin del tercer año. Huyo a Londres, Beatles, hachis, primer trabajo: lavar enfermos. Cuarto año, verano, me largo a París. Sartre, Camus y el submundo francés.
En 1968 recibe su titulo de pintor. Habían pasado cinco años de estudios y regresa a Lima. “Antes mato a mi perra Útero. La capital peruana chata y fea. Primer premio. Salón de Pintura de la Municipalidad de San Isidro. Se muere mi gato Lucas”.
Regresó a España y visita Alemania, Grecia, Turquía, Irán, Afganistán, Pakistán e India. En España presenta una individual en la Galería Seiquer. Visita México. Tola cuenta lo siguiente: “1977. Me encierro a pintar definitivamente aunque el infierno se hunda. Destruyo todo y no expongo. 1980. Regreso a España, Marruecos, Mauritania. Ya nada es igual. Los viajeros parecemos delincuentes. Los europeos en la tercera edad se calientan al sol como grotescos yogures. Regreso al Perú”.
Por esta época trabaja una serie de oleos y realiza una exposición. “Las catorce obras se venden antes y durante el primer día de la muestra. Vendo todo menos mi alma. El camino del éxito es ese. Concluyen allí el academicismo, los cánones, las fórmulas.¿Donde radica la realidad artística? Me vuelvo a cuestionar. Tres años horribles. El síndrome del fracaso es mi sombra. Huyó a España. Me largo a Marruecos. Nada es nada. Destruyó todo”.
Otra creación del artista que tiene, definitivamente, gran originalidad
Tola relata que en 1984 rompe en sus pinturas con el plano básico horizontal-vertical y trabaja en la forma como soporte. Se va a vivir a Pachacamac, pequeña ciudad cercana al sur de Lima.
“Trabajo en silencio. 1986. II Bienal de la Habana. 690 artistas. 2,451 obras. Primer premio. Vienen las propuestas, pero mi problema es otro. Ahora son los materiales. Vuelvo a México a trabajar en mi pintura. Metal, tierra, brea. Experimento con todo”
Hace exposiciones individuales. Sigue viajando y expone en Sao Paulo, La Habana como invitado de honor. A partir de 1990 con taller propio empieza a trabajar con policloruro de vinilo, polietileno, plásticos, sopletes, salitre y brea. Las creaciones van saliendo con la calidad de siempre.
En 1995, la creación pictórica de Tola ingresa al plano básico. Visita Nueva York. Por estos tiempos, Juan Acha escribe un ensayo sobre las paradojas del artista. Hay una retrospectiva de su obra en el Museo de la Nación.
“Pienso: treinta años en esto. Casi toda mi vida. Vienen las series. Entre la abstracción y la metafísica. La serie negra. Austeridad total. Negro, blanco y uno o dos colores. Termino y mis obras desaparecen como apagar la luz. Se salvan dos o tres. Pienso en ellos. Extraños cuadros".
En 1997, Tola fue el invitado de honor de la V Bienal de Cuenca, Ecuador. Un año después recibe el Premio Bienal Tecnoquimica otorgado en reconocimiento a su obra y trayectoria artística. En 1999, una exposición individual en el Museo de Osma.
Pinturas de por si coloridas e impresionantes.
“Puedo trabajar de cabeza, parado, sentado, con o sin materiales. Crear desde lo más hondo: la verdad o nada. Nunca más claro. Leo, corrijo y se publica mi novela “Ego azul”, escrita en 1970. 28 años de espera en la antesala de ningún editor.
Esto es algo de la vida de Tola, contada por el mismo. Qué tal pintor de pintores.
viernes, 18 de junio de 2010
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Sólo una explicación adicional. Guardamos por Tola una amistad especial porque hemos sido compañeros de colegio. El fue mi Prefecto y el que me cuidó de chico en el internado del colegio inglés San Pablo de Chaclacayo. Por aquella época peinaba todo el pelo lacio para adelante y supervisaba a los escolares en un amplio canchón que era el dormitorio de los más pequeños en ese peculiar y efectivo plantel. No lo he puesto en la nota porque lo que he hecho es analizar su producción artística, objetivamente. Sin amistad,ni nada que se le parezca. El vale eso y mucho más. Escribo sólo esto como Sanpablino, orgulloso de tener un amigo tan brillante. La nota principal es para los lectores, a fin de que juzguen y opinen y sobre todo vean que el arte peruano encabezado por Tola vale. Por encima de que sea mi compañero de colegio,evidentemente (El Director)
ResponderEliminarTola es un loco que es genial
ResponderEliminarLa vida de los artistas me han interesado. Más aún la de Tola que sale de lo comun. Lei la nota con mucho detenimiento. Me he dado cuenta que han tomado un testimonio personal de Tola. Impresionante y admirable.
ResponderEliminarVi la exposicion y me encanto
ResponderEliminarTola es realmente el pintor por excelencia del Peru por sus expresiones y creaciones que son enteramente artisticas. Aunque él personamelmente es inaccesible. Por sus actitudes y sus perfiles tan propios,peculiares y cerrados. Pero que es artista, lo es
ResponderEliminarTola! Un genio!
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