Hasta hoy en día, y eso es por
donde se le vea meritorio, lo consideran
el precursor de la literatura social en el Perú con sus personajes que casi,
predominantemente, fueron indios y mestizos y su escenario primordial, las
serranías del país. Para los entendidos y los críticos, el impecable autor
representa, efectivamente, la dualidad de la vanguardia latinoamericana. Es
decir, la vertiente de una narrativa unida al relato experimental que trasgrede las fórmulas tradicionales de
expresarse, con un estilo eminentemente valioso.
Conocido como Serafín del Mar pero, efectivamente, se
llamaba Reynaldo Bolaños Diaz: un autor con
identidad política definida, fiel a la doctrina aprista y seguidor de Haya de
la Torre desde los años 30 hasta que se separó por los 40 de esta agrupación
por discrepar, según sostuvo y señaló desafiante, de sus posiciones que
caminaban hacia la derecha y el conservadorismo recalcitrante.
El intelectual se situó a la izquierda
y enteramente progresista hasta el final de sus días, ocurrido en Santiago de
Chile, el 8 de Agosto de 1980. Pero con una variante. En efecto, de escritor
denunciante pasó a ser un próspero comerciante, con una sólida fortuna
económica al lado, sin renunciar a sus principios de defender a los que no
tienen voz, de acuerdo a la versión de muchos de sus amigos y camaradas.
Libro dedicado de puño y letra, su firma y la de Magda. Portal.
Libro dedicado de puño y letra, su firma y la de Magda. Portal.
HUMILDE
Vino al mundo en el seno de un
hogar humilde, en Huancayo, en el año
1901. En su autobiografía, el autor dice lo siguiente: “Nací en una aldeíta andina que no la conozco; pero debe haber sido
bajo el signo de algún rebelde. Cuando tuve siete años quise conocer el mundo y
caminé, caminé. Tres años estuve perdido entre los cerros y los cóndores, entre
el canto recio de los ríos y la miseria humilde de las aves hasta que mi madre
dio conmigo”.
Con este episodio de su vida
parece relacionarse a un pasaje de su libro
“Cuentos de Niños Pobres” que, dicho sea de paso, revela cierta similitud y
cierta afinidad con la atmósfera literaria de José María Arguedas.
La infancia del autor fue pobre y
desdichada. El padre murió cuando frisaba los tres o cuatro años. Para poder
sostener su numerosa prole, la madre debió practicar diversos menesteres. Sobre
el niño tuvo que pesar el duro e inexorable autoritarismo del hermano mayor. A
tal punto que fue el tema principal de sus cuentos titulados: “Noche de Lluvia” y “Dos Policías”.
Es de suponer y se tiene
entendido que el escritor, sin certeza absoluta porque poco se conoce sobre
estos pasajes de su vida, habría vivido los primeros años de su infancia en el
pueblito de Sapallanga, donde su madre se desempeñaba como maestra de escuela.
ESCRITOR
Lo que si dice el autor es lo
siguiente en uno de sus libros: “Llegaron
días de miseria a la casa y aprendí a ser hombre a los 14 años. Viajando de la
sierra a la montaña y de la montaña a la puna, comprendí a los hombres de color
y ame mi tierra. El viento y el cielo fueron mis compañeros inseparables y
nunca me canse de contemplar la naturaleza. Sólo me di cuenta que algo cantaba
en mi corazón a los 20 años”
De estas noticias autobiográficas
se desprende que a los 20 años comienza su labor como escritor en la ciudad de
Huancayo. Hasta entonces se había dedicado al contrabando de alcoholes en las
zonas de Chanchamayo (Tarma) y
Pariahuanca (Huancayo).
Según el Diccionario Literario
del Perú, se trata de “uno de los escritores serranos, tal vez el más recio,
que convierte la tierra en puño rojo y la protesta en bandera. Su poesía se
reclama vinculada a “un compromiso” con la comunidad y el pueblo, con la
denuncia y el gesto a veces agresivo por la causa humana. Una voz necesaria en
la Literatura como testimonio de su actitud frente a los hechos de la historia”.
Sus primeras colaboraciones
literarias se hallan en la revista “Hélice” que dirigía su hermano menor Oscar
Bolaños, conocido como Julián Petrovick. En esos textos, el autor muestra estar
bien enterado del desarrollo intelectual del país. Por ejemplo, en el artículo,
“Las Nuevas Generaciones”, menciona, con
insólito dominio para un medio provinciano, los escritores peruanos que habían
insurgido en los años siguientes a la Primera Guerra Mundial.
EN LIMA
No se sabe con exactitud la fecha
en que llegó a Lima. Pareciera ser que en 1924. El escritor Luis Alberto
Sanchez lo describe, cuando ello ocurre, como “un mocetón alto y robusto. Sobre
su frente un mechón negrísimo. Llevaba
en los ojos, bailando, una llamita de malicia, que tiznaba de humildad su
mirada profunda. Hasta cuando discutía no le era posible desterrar de sus
labios finos, bajo el bigote insinuante, el picor de una sonrisa burlona”
En la capital, pronto se convirtió
en el editor de las primeras revistas
literarias de vanguardia que dirigió en compañía de su hermano Federico y de la
escritora Magda Portal, donde se proponía “hacer conocer en el Perú las modernas direcciones de la Literatura
contemporánea y abrir una nueva era libre, iconoclasta y creadora.
Luego saca la revista “Trampolín”
que empieza como órgano de vanguardia para transformarse después en publicación de lucha social. Paralelamente
comienza su producción poética,
destacando como protagonista de un verso
de tendencia revolucionaria y proletaria.
Eran los años de 1924 a 1926.
Conoció por entonces a la poeta Magda
Portal (1903-1989) que era la esposa de su hermano Federico, Pero tras su
divorcio, ella se convirtió en su pareja sentimental por unos 20 años.
Pavletich, Cox, Magda Portal, del Mar, Haya, Enriquez y Vasquez Días
Pavletich, Cox, Magda Portal, del Mar, Haya, Enriquez y Vasquez Días
PRIMER LIBRO
En su poesía “Amor Proletario” le dice a Magda Portal lo siguiente: “Bien sabes que nací de la tristeza de una
mujer del campo que restregó todas las tardes sus lagrimas/ en el crepúsculo
vigilando que no olvidemos cuantas cosas, jugando a la guerra en nuestros
caballos de palo/ yo era un simple soldado, con cara de revolucionario/ esa
mujer buena con el cielo de la sierra en
su alma/ que sembró tres hombres en la tierra,/ y que tú la conociste murió en
junio, como todas las madres de los poetas.
Luego añade: tu sabes camarada Magda que su vientre gestó tres poetas/. El último
bañado en mi sangre brota desde el fondo proletario, agitando la misma
esperanza que nos unió/ identificados nos encontramos en una calle del universo
con nuestros corazones revolucionarios/apretado en un mismo destino aventaría
el cariño para irme solo/por el mismo camino de la mujer que tu conociste/sino
cariño para irme solo/por el mismo camino de la mujer que tu conociste/si no tuviera
el paisaje de mi alma en tus ojos/si no tuviera tu grito rebelde metido en el
corazón/o mi canto trenzado por las piolas de tu vida…
Su primer libro de poemas llevó
el título de “Los Espejos Envenenados”
que provocó el comentario de su compañera Portal: “Aunque no lo crean, no
pertenece a ninguna escuela modernista porque tiene su propia escuela libre y
arbitraria como las tienen todos los poetas jóvenes que en América yerguen sus
líricas aristas por sobre el montón mediocre y almidonado que le place producir
a nuestra pródiga tierra”.
LA PAZ
Después viajó a la ciudad de la
Paz, Bolivia, editando un volumen de relatos
denominado “El Derecho de Matar”.
Aquí en tierras altiplánicas encontró ambiente propicio para su desarrollo
intelectual. Influyó en los espíritus jóvenes y las escuelas literarias
encontraron en él a uno de sus autores favoritos.
Cuando José Carlos Mariátegui sacó la genuina publicación “Amauta”, del Mar fue uno de sus
más conspicuos colaboradores. Escribió poemas y cuentos, además de reseñas biográficas,
en la sección de “Libros y Revistas”.
Al mismo tiempo uno de los
mayores activistas de la Literatura y de la política al lado de Magda Portal,
Armando Bazán, Blanca Luz Brum, viuda
del poeta Juan Parra del Riego y su hermano Julián Petrovick.
El número 6 de Amauta,
correspondiente al mes de Febrero de 1927, dio cuenta de su participación en la
zona obrera de Vitarte. En un fotograbado, el autor apareció leyendo su poema
“Himno del Árbol”.
“Himno del Árbol”.
PRETEXTO
Con el pretexto de un complot
comunista, urdido por el gobierno de Leguía, el año 1927, se efectuó una
injusta captura de escritores, políticos y dirigentes sindicales. Entre los
detenidos estuvieron: Mariátegui, Jorge Basadre, Blanca Luz Brum, del Mar y
otros más.
Tras salir en libertad, el
escritor fue deportado a Cuba conjuntamente con Magda Portal. De la isla pasó a
otros países viviendo, por completo, a salto de mata. “No había donde poner los
pies, diría años más tarde.
A su paso por México en 1928,
editó otro poemario “El Hombre de Estos
Años”. La residencia en el país del norte sirvió para familiarizarse con
las novelas de la revolución, justamente en el periodo que se identificó el
desarrollo de este tipo de literatura.
Todo hace suponer que en México
empezó a escribir el libro “Los Campesinos y Otros Condenados”, pues desde allá envía para la revista Amauta un
cuento, “El Perro Negro”, que es
publicado en el número 11.
Retornó al Perú en 1930 luego de
que cayó Leguía. Se entregó con inusitado ardor a la lucha política. Esta vez
como dirigente del Partido Aprista, de cuyo primer comité ejecutivo es miembro
connotado. Abiertamente sobresalió como guía y representante de la tendencia
obrerista y revolucionaria.
Antigua publicación aprista de los años 30
Antigua publicación aprista de los años 30
SERAFINES
Lo confirma, Luis Alberto Sánchez,
intelectual aprista que en sus memorias
recordó que en los años 30 había en el partido un grupo extremista y pugnaz al
que motejó despectivamente como “los serafines”, por la orientación que le daban
del Mar y su hermano Petrovick.
El poeta se vio envuelto
penalmente en uno de los atentados criminales contra el Presidente Sánchez Cerro, ocurrido en la
Iglesia Matriz de Miraflores. Conjuntamente con José Melgar López, autor del
disparo, y Juan Seoane Corrales, entre otras personas. El poeta fue condenado a
20 años de prisión. Sólo cumplió la mitad de su condena porque fue indultado,
ante la persistente demanda de la intelectualidad latinoamericana
Cuando estuvo preso en la Penitenciaría
de Lima ubicada en la avenida Paseo de la República, frente al Palacio de
Justicia, escribió el siguiente poema: A esta cárcel de altos muros no entra el
cielo ni la tierna luna que quisiera alumbrarnos/Veces hay que se olvidan los
guardias,/Y los pajarillos cantan para nosotros/Sus dulces canciones./Como si
realmente vieran nuestros sentimientos/Llevados por la cabellera plateada del
viento/Para que los mares lloren./Tristes como la sombra nos ve el
tiempo/Caminando día tras día, año tras año.
PRESO
Más tarde en un breve diario
íntimo de un condenado, dado a luz en La Habana en 1940, describió con crudeza
total la forma como transcurren sus días en el presidio: “Ahora estoy en la jaula que los “Técnicos” construyeron para los
condenados sociales. Aquí vivimos 26 hombres, apretados unos a otros,
conociéndonos por el olor. Comemos, cocinamos, lavamos, trabajamos en el mismo
sitio, queriéndonos y odiándonos muchas veces con ferocidad salvaje. Es que la
jaula sin sol asfixia, esteriliza los
buenos sentimientos y saca del hombre todo lo malo”
Confiesa sus más atroces
desgarramientos de cautivo cuando dice:
“No quiero acordarme de las noches, porque las recuerdo llorando en las
canciones de mi madre, cuando todavía ella era
joven y nos oponíamos a que volviera a amar. Si, fue una noche cuando mi
padre se perdió en una sonrisa, y sus 33 años quedaron aleteando en el corazón
de la casa”.
El escritor salió de la prisión
el 26 de Enero de 1942. Poco tiempo después renunció al Partido Aprista porque,
según declaró, burló sus ideales más puros de luchador social. Se separó
también de Magda Portal, con quien tuvo una hija de nombre Gloria. Y se fue a
vivir a Chile.
Uno de sus libros.
Uno de sus libros.
SUICIDIO
La hija, desgraciadamente, se
suicidó disparándose con la pistola que
le birló a su madre, sin que ella se diese cuenta. La tragedia ocurrió el 3 de
Enero de 1947. Los rumores apuntaron a que la autoeliminación estuvo
relacionada con el enredo sentimental de Gloria con un miembro del Partido
Aprista mayor y casado. Haya de la Torre brilló por su ausencia en el velorio y
el entierro.
Apenas liberado, se dedicó a
publicar las obras que escribió en la prisión y las que alcanzó antes de ser
sentenciado. Libros que constituyen lo mejor de su producción: “A Sol están destruyendo a tus hijos”
(1942), “Los Campesinos y Otros
Condenados” y el poemario “Tiempos
de Odio”.
Posteriormente, como si hubiese
sentido una profunda e incurable desazón
frente a la sociedad y el mundo, apagó su voz y no volvió a publicar nada. Se
supo que el autor vivió en una ciudad chilena hasta su muerte. Casado
nuevamente y al parecer entregado a otras tareas muy ajenas a los de su rebelde
e inquieta juventud.
La que fue su esposa Magda Portal.
La que fue su esposa Magda Portal.
También fue un periodista
prolífico que escribió innumerables artículos y ensayos sobre innumerables
temas. Lo hizo en Hélice de Huancayo, Editorial Tinkaka de Puno, Flechas.
Hangar. Trampolín, Rascacielos, Timonel, Amauta, Boletín de la Universidad
González Prada, Revista Apra, La Tribuna, Motivo, U y Bandera roja de la Paz,
Social de la Habana, Repertorio Americano de Costa Rica, Crisol e Indoamericana
de México, Claridad de Buenos Aires, Atenea de Santiago de Chile, etc.
No se sabe por qué dejo la
actividad política y por qué dejó la pluma. Lo que si se conoce es que durante
las últimas décadas de su vida se dedicó a las actividades comerciales y
con gran éxito a tal modo que deparó cierta fortuna que le permitió darle de
todo a los miembros de su nueva familia: su esposa y varios hijos. Una vida que
se fue. Una vida que cambio- Una vida que valió. (Edgardo de Noriega)
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