Nada preciso, detallado y
contundente sabia sobre sus ancestros paternos y gracias, a este blog de
noticias y comentarios, logró descifrar por completo su pasado familiar,
comprobando fehacientemente que tenía un abuelo famosísimo: Charles W. Sutton, que, entre 1920 y 1949,
había contribuido valiosamente al desarrollo de las irrigaciones en el país,
tanto en Cañete cerca a Lima, ganándose cinco mil hectáreas de terreno. Como en
Olmos en el norte del país, buscando fertilidad y áreas verdes en esas extensas
pampas arenosas norteñas que ahora son
una realidad verde y se trabajan para beneficio del desarrollo agrícola
nacional.
Todo a lo largo de la extensa costa peruana. El técnico norteamericano
incluso trabajó, con idénticos fines en Chao, Virú y Moche en el valle de La Libertad y en Majes, Sihuas y
la Joya al sur del país en la inmensidad de los arenales arequipeños.
Abundancia total del liquido elemento ,con vistas a la expansión agrícola
peruana. Algo muy importante que significa desarrollo efectivo.
Pero, además, el afamado ingeniero, como uno de sus más
preciados logros, mejoró el sistema de agua potable en Lima al establecer un
acueducto en la Atarjea para la conducción del líquido elemento desde los estanques recolectores.
Remplazando así con un sistema funcional hasta el día de hoy, al anticuado plan
de la zanja a tajo abierto. En consecuencia, el Perú, definitivamente le debe
mucho a Sutton.
El Perú le debe mucho a Charles W. Sutton.
El Perú le debe mucho a Charles W. Sutton.
LA NIETA
Su nieta, la ciudadana norteamericana, Suzanne Ayers, allá muy lejos en su apacible casa ubicada en
Estados Unidos, navegaba frente a la
computadora en Internet buscando datos de su familia, la que vivió en el país.
La que de ella, dicho sea de paso, no sabía
casi nada. Ninguna precisión concreta. Ni tampoco detalles precisos. Eso es lo que indagaba desde
hace muchísimos años. Casi desde que era niña, como ilusión a cumplirse de
todas maneras. Quería saber, a plenitud, de sus ancestros
Hasta que se encontró con el blog
“Miscelánea” y allí vio publicado una semblanza impecable de su abuelo, bajo la
firma del famoso periodista Jorge
Donayre Belaunde, y el titulo: “Sutton, El verde valle del gringo”. Allí
en ese artículo estaba precisada gran
parte de la vida de este famoso profesional norteamericano. Lo que precisamente
ella quería conocer por necesidad de sangre.
“Lo primero que hice después de leer la
semblanza, debo reconocerlo, es llorar de sentimiento y, en ese momento, decidí
viajar al Perú para encontrarme con mi pasado”, dijo muy conmovida en
entrevista exclusiva con este periódico.
La visita de Suzanne, acompañada
de su esposo David Ayers, se cumplió de todas maneras. Ellos visitaron por primera vez el Perú, por
espacio de dos semanas. “Viaje inolvidable que me permitió saber quién era yo
por mis cuatro costados” Ya nada me falta. Ahora no tengo ninguna duda”,
subraya.
CUATRO HERMANOS
La dama norteamericana, que tiene
cuatro hermanos más -Patty, Michael, Kevin y Nancy-, recuerda con mucho cariño
a su padre, Michael Charles Sutton, que había nacido en el Perú y hablaba el
inglés con acento peruano.
La hija denomina a ello “la expresión exótica del habla de Papá”. Lo que siempre llamaba la atención de los que trataban con
él por su tono de voz. El hijo del famoso técnico, según cuenta su pariente,
estudio Arquitectura en la Universidad de Notre Dame
Recuerda que su progenitor llegó
a Estados Unidos adolescente y su padre (el abuelo paterno de ella)
falleció por esta época. No se sabía cómo y en qué lugar. Ahora si se conoce
que ello ocurrió en el Peru, el año 1949. Sin embargo, la crónica del periodista
Donayre da a conocer como fecha de la desaparición, 1951.
Informa que Sutton se había casado con una dama
chiclayana, Ana María Quiñones Vera, con
quien tuvo dos hijos hombre y mujer. Esta última de nombre Ann Marie. La viuda
se fue a vivir con sus vástagos al país del norte.
Michael Charles contrajo matrimonio con
Evelyn Kurlowicz. Los oriundos del Perú,
la esposa e hijos de Sutton, hablaban entre ellos en castellano. Pero el hijo,
independientemente, lo hacía en inglés
“machacado” con su mujer y sus hijos.
Estos últimos desconocían el español.
Suzanne Ayers, su esposo y un colaborador en un archivo de Chiclayo.
Suzanne Ayers, su esposo y un colaborador en un archivo de Chiclayo.
SECRETO
Por eso que Suzanne, a falta de
la práctica en la casa, aprendió el castellano en el colegio y la universidad.
A tal punto y de manera total que se convirtió, posteriormente, en profesora de
este idioma en un plantel secundario.
Lo cierto, cuenta la dama norteamericana,
es que su abuela, su padre y su tía nunca quisieron hablar del pasado o de sus
vidas en el Perú. Era el gran secreto de la familia y, constantemente, evadían
el tema y no eran explícitos en nada de aquello.
La única explicación posible es
que ellos tuvieron malas experiencias porque al parecer, en determinado momento,
Sutton viejo habría sido acusado de malversación de fondos que, dicho sea de
paso, nunca existió. No obstante, hubo malestar por ello entre la familia. Entonces se optó por no hablar. Nunca pronunciaron una palabra
al respecto.
Hasta que la abuela Quiñones
comenzó a sufrir de demencia senil y, entonces, les contaba, desordenadamente, a
sus nietos que su esposo había trabajado con el Presidente Leguía en un
importante puesto público del estado peruano. Que ella había nacido en Chiclayo.
Generalidades que sus parientes le escuchaban pero no le daban veracidad. “ya está
viejita, no hay que creerle”, decían coloquialmente.
Uno de los valiosos documentos encontrados
FALLECIMIENTOS
La cosa se complicó con la muerte
de Michael Charles en 1994, víctima de cáncer. La abuela, por su parte,
falleció once años después el 2005, por complicaciones, después de caerse y
romperse la cadera. El enigma no había sido descifrado a plenitud. Ya no existía nadie a quien consultar, a nivel familiar.
Entonces Suzanne y sus hermanos,
según recuerda, comenzaron a buscar datos en diferentes fuentes. Las de
Internet eran una de ellas. La información venía de a pocos y, de ninguna
manera, con consistencia.
Encontraron que el abuelo era
ingeniero civil. Que ayudó al Perú en sistemas de irrigación. Hasta que todo
esto se confirmo al leer Suzanne este blog. Ya había algo seguro y amplio.
Antes lo habían hecho en la Embajada del
Perú en Estados Unidos, contactaron con diferentes dependencias públicas
peruanas. Pero todo resultó infructuoso. No ahondaban en el asunto. Se quedaban a medias.
Cayó, posteriormente, en manos de
Suzanne, un libro sobre “Las lluvias de 1925 en el departamento de Lambayeque y
sus implicancias para el proyecto Olmos”, escrito por Arturo Rocha Felices.
En las páginas de dicha
publicación, se describió el gran cambio climático que trajo grandes
precipitaciones pluviales e inundaciones increíbles y catastróficas. Sutton era
nombrado en el volumen, donde además aparecía su fotografía. Había participado en la
reparación de daños. Por efectos de las aguas contaminadas, el técnico se
enfermo gravemente con tifoidea, pero logró salvar la vida.
LLEGADA
Ayers, con su esposo
David, llegaron a Lima el domingo 8 de Febrero del 2015. Ellos se quedaron a
dormir unos días en un hotel de Miraflores, porque en ese histórico distrito
vivió la abuela Quiñones.
Conocieron la Plaza Mayor de
Lima, la Iglesia de San Francisco, ubicadas en el centro capitalino. Ellos se
trasladaron al Museo Nacional de
Arqueología, Antropología e Historia, ubicado en Pueblo Libre.
“Realmente que fascinantes
lugares. Específicamente, las catacumbas del templo colonial. Son una maravilla.
La sensación por conocer más y más la tierra de mis ancestros era incontenible”,
relata la visitante.
Comenzó la búsqueda de los
documentos familiares. Estuvieron en las oficinas que administra el Cementerio Presbítero
Maestro. Allí fueron atendidos con
prontitud y se encontró el papel del
registro y el número del lugar del entierro del ilustre antepasado. Si en ese camposanto fue sepultado. Paso
importantísimo descubierto. Comienza a dar frutos el viaje. La nieta tomo,
emocionada y temblándole las manos, una foto del importante documento.
La busqueda continua en otra oficina de archivos antiguos.
EN LA RENIEC
Luego se trasladaron a las
oficinas de la Reniec y tras ardua búsqueda, sin demoras, ni colas y con entera amabilidad por parte de los empleados, según relato de Suzanne, se encontró
la partida de nacimiento de su padre y
la de su tía. “Estas oficinas se pasaron de eficientes”, subraya.
La visitante, en busca de sus
raíces, continuó su periplo y llegó al Palacio de Justicia. En una de sus dependencias cuyo nombre no
recuerda, se encontró el documento de autopsia del cadáver del gran Sutton.
“Cuando lo encontramos me enternecí a plenitud”, declaró.
Luego añadió: “Allí se
especificaba que mi abuelo murió de un infarto al miocardio cuando caminaba por
una de las calles del puerto del Callao. El se desplomo, cayó al suelo y se
hirió en la cara. Para luego fallecer. El documento registraba como estaba
vestido al momento de la muerte, la condición de sus órganos, etc.”, cuenta.
El viaje continuó a Trujillo y
Chiclayo. En la Municipalidad de esta
última ciudad se halló la partida de nacimiento de la abuela. Lo que fue
infructuoso conseguir fue la partida de matrimonio de Sutton y su esposa. Se
recorrieron varias municipales, las oficinas de las iglesias como La Verónica y
la de Santa María, pero sin éxito. Tampoco se encontró la casa donde la señora
Quiñones nació y vivió sus primeros años. Ni se halló ningún pariente de por
medio.
UNA NUEVA CIUDAD
En la búsqueda, en la ciudad de
Lambayeque, una persona llamada Alfonso Samamé Rodríguez, les contó a los
visitantes que conocía a plenitud la vida y la obra de Sutton. Inclusive a la
nieta le dio una magnífica noticia: la construcción, dentro de muy poco, de una
ciudad que estará ubicada cerca a la
irrigación de Olmos y que llevará el nombre de su abuelo, como una muestra de
honrar todo lo que hizo por el Perú.
“De a verdad no hay palabras que
puedan describir mis sentimientos en ese momento. No me explicaba por qué mi
padre y mi abuela no nos contaron todo esto”, dice entre sollozos y percepciones encontradas Suzanne.
La pareja de norteamericanos visitó Cusco y
Machupicchu y quedaron maravillados, tras conocer a plenitud estas joyas de la naturaleza peruana. El
viaje de encuentro de las raíces familiares resultó fructífero. La pareja
promete volver para encontrar y conocer a sus parientes que forman parte de la
familia Quiñones.Así será y todo el entorno de la parentela será conocido a plenitud. Quien se lo propone triunfa. Esa es la idea de estos norteamericanos que estuvieron en el país y ahora en el suyo, a sus círculos de amistades y familiares, les enseñan orgullosos los documentos que lograron conseguir. Como verdaderas joyas y trofeos invalorables. (EdeN)
Estimado Edgardo: Acabo de leer la nota y saliste bien en describir los logros de mi abuelo y mis sentimientos hacia la búsqueda de mis raíces. Sin embargo, quiero hacer algunas precisiones. No vacilaré en encontrar la partida de matrimonio de mis abuelos y conocer a mis parientes que son los descendientes de Ana María Quiñones Vera, natural de Chiclayo. Apreciaría cualquier ayuda que me puedas ofrecer en ello. Mucho agradezco los esfuerzos que has hecho en mostrar lo bueno que mi abuelo hizo por el bienestar del Perú. La nota la traduciré a mi familia porque no hablan castellano. Lo que si puedo adelantarte es que ellos tendrán mucho interés y el mismo orgullo que siento yo por lo que has escrito. Muchas gracias otra vez y cordiales saludos, Suzanne Ayers
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