Le tocó cumplir, como fortalezas
de su vida intensa, papeles cruciales en épocas de extrema convulsión cuando
estuvo en el poder como Presidente del Perú y al frente de una Junta Nacional
de Gobierno, por poco tiempo, entre 1930 y 1931. Este político honesto y
hacendado peruano, dueño de extensas tierras ubicadas entre Cusco y Apurímac y
al frente del Gobierno de manera decidida, dio un nuevo estatuto electoral,
pacificó el país por un corto tiempo y convocó a las elecciones generales que
ganó el compulsivo y controvertido comandante del Ejército, Luis Miguel Sánchez
Cerro, venciendo a Victor Raúl Haya de la Torre y el Apra, que debutó como
candidato a la primera magistratura del país y, al perder en las urnas, este político
que se haría famoso y popular por largo tiempo hasta 1979 año en que murió tras
presidir la Asamblea Constituyente, en olor a multitud, desconoció los comicios
que, para muchos observadores de la historia, se realizaron de forma limpia e impecable.
Perteneciente a una familia
conocida del sur del país, David Samanez
Ocampo Sobrino, nacido en la hacienda Huambo ubicada en Huancarama Apurímac
en1866 y muerto en el Cusco en 1947, fue hijo del explorador José Benigno
Samanez Ocampo y de Consuelo Balbina Sobrino de Piérola. Militó desde muy joven en el Partido
Demócrata acaudillado por Nicolás de Piérola y organizó montoneras en el sur
andino durante la revolución de 1895 contra el Presidente Andres Avelino
Cáceres.
Desde niño heredó grandes propiedades de su
padre. Entre ellas la hacienda Bellavista en el río Apurímac. Años después fue
propietario asociado de la hacienda La Estrella, donde implantó el uso moderno
de las maquinarias y el método tecnificado de la producción. Formó la hacienda
Marcahuasi en el distritito de Mollepata, Cusco.
David Samanez Ocampo pacificó por un tiempo al país.
David Samanez Ocampo pacificó por un tiempo al país.
DIPUTADO
Triunfante la revolución Civil-Demócrata, el distinguido personaje resultó elegido
Diputado por la provincia de Antabamba ante el Congreso de la República, cargo
que ejerció entre 1895 y 1896. Luego se apartó de la vida política, retirándose
a vivir en su hacienda familiar de Marcahuasi
Reapareció en 1909 en la vida
pública, encabezando contra el primer gobierno de Leguía, un levantamiento de
montoneros que se extendió desde Apurímac hasta las provincias de Lucanas y
Parinacochas, en el departamento de Ayacucho, y hasta las de Anta y Paruro en
el Cusco.
Sin embargo, lo derrotaron en
Tablachaca por las tropas gobiernistas al mando del Coronel Arístides de
Cárdenas, quien ocupo con sus tropas Abancay. El rebelde tuvo que huir hacia
Bolivia y así evitó ser apresado.
El historiador, periodista y
abogado Enrique Chirinos Soto comenta estos sucesos históricos de la siguiente
manera: “Habrían de ser las últimas
montoneras del recuerdo del pasado peruano. Ya no se podía combatir con la
paisanería el Ejército que Piérola reorganizó y que sucesivos gobiernos
fortalecieron. En adelante, el Ejército haría las revoluciones blancos que se
llamaron golpes de estado”.
APOYO
Samanez Ocampo apoyó al gobierno de Guillermo Billinghurst
en 1914. Durante el segundo gobierno de Pardo se desempeñó como Senador por Apurímac,
cargo legislativo que ocupó desde 1917 hasta 1923 bajo el segundo gobierno de
Leguía. Pertenecía entonces a la segunda facción del Partido Demócrata dirigido
por Isaías de Piérola, hijo del Califa.
Fue uno de los principales
opositores del reeleccionismo de Leguía por lo que fue apresado y confinado en
la Isla de San Lorenzo para luego ser desterrado fuera del país. Regresó tras
el golpe militar de Sánchez Cerro y retornó a sus actividades agrícolas.
A partir de 1930, el Perú vivió
un periodo de crisis económica y desorden político grave. A tal punto que se sucedieron seis
presidentes de la república en el corto lapso de siete meses. La serie se
inicio con el derrocamiento de Leguía y continuo con el pronunciamiento que el
20 de Febrero de 1931 efectuó la guarnición de Arequipa contra la Junta de Gobierno presidida por Sánchez
Cerro en sus intentos de convocar a una asamblea constituyente.
Los insurrectos de Arequipa
proclamaron al viejo montonero Samanez
Ocampo como Presidente de una Junta nacional de Gobierno que debería
conducir al país en su retorno a la normalidad. Sánchez Cerro se vkio obligado a
entregar el poder que fue asumido por el Presidente de la Corte Suprema de
Justicia, Ricardo Leoncio Elías, quien pocos días después dejo el mando en
manos del Comandante Gustavo Jiménez.
PRESIDENTE
Algunos días después y luego de
una serie de contramarchas de los allegados a Sánchez Cerro, Samanez llegó a
Lima y, con unánime aceptación, se hizo cargo de la magistratura de la nación, encabezando
la Junta Nacional de Gobierno organizada en la capital con la representación de
todas las regiones.
Samanez Ocampo tenía 65 años al momento de asumir el cargo y aunque su
gobierno duró sólo nueve meses mereció el reconocimiento general. Su mayor
contribución fue la dación de un nuevo Estatuto Electoral preparado por una
comisión especial en la que participaron jóvenes personalidades como César
Antonio Ugarte, Alberto Arca Parró, José Antonio Encinas, Luis E. Valcárcel,
Jorge Basadre y Luis Alberto Sánchez.
Esta comisión sesionó en el local de la Biblioteca de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos y tras culminar su labor presento al Gobierno un
anteproyecto de Estatuto Electoral con algunas pequeñas enmiendas
que fue oficializado por Decreto Ley N° 7177 del 26 de Mayo de 1931.
Sanchez Cerro dirigiéndose al pueblo de Arequiipa.
Sanchez Cerro dirigiéndose al pueblo de Arequiipa.
NOVEDADES
La novedades de la nueva ley
electoral fueron las siguientes: la confección de un moderno padrón electoral
centralizado para evitar, a como de lugar, los vicios, fraudes y triquiñuelas.
El escrutinio no se haría en la mesa de sufragio sino en el Jurado Electoral, a
fin de evitar las tomas de mesas por obra de turbas armadas que favorecían a determinados
candidatos. El establecimiento del voto
secreto en una cámara de sufragio y la imposición de una sanción para los
omisos al voto.
En merito de la ley aprobada,
quedaron exceptuados de votar los sacerdotes, los militares, los varones
menores de 21y las mujeres de todas las edades y los analfabetos. Los
partidarios de Leguía, por la corrupción que protagonizaron, fueron prohibidos
de ser candidatos. Como poder supremo fue erigido el Jurado Nacional de
Elecciones, independiente del Poder Ejecutivo.
El Gobierno de Samanez Ocampo
también creó el Banco Central de Reserva, promulgo una nueva ley de quiebras y
estableció un fondo pro desocupados para intentar socorrer a los más
necesitados. En medio de sucesivas intentonas golpistas y serios conflictos
laborales,, se realizó un censo capitalino que arrojó 375 mil habitantes en
Lima y 69 mil 800 en el puerto del Callao.
Muy joven Haya de la Torre, casi al medio, en una reunión en Vitarte.
Muy joven Haya de la Torre, casi al medio, en una reunión en Vitarte.
ELECCIONES
Convocadas las elecciones para el
11 de octubre de 1931, a los comicios se presentaron Ljuis Miguel Sánchez Cerro
por la Union Revolucionaria, Víctor Raúl Haya de la Torre por el Apra, Arturo
Osores Cabrera por la Coalición Nacional y José María de la Jara y Ureta de la
Unión Nacional.
El triunfo fue para Sánchez Cerro
y el segundo lugar para Haya de la Torre. El Partido ]Aprista rechazó estos
resultados aduciendo fraude que nunca se pudo probar y comenzó a realizar
protestas a nivel nacional. El Presidente
Samanez OPcampo se mantuvo firme en el respeto a la voluntad popular y
el 8 de Diciembre de 1931 entregó el poder al ganador de las elecciones.
Terminada
la misión que le encomendaron, el apurimeño volvió a retirarse de la
actividad política. Esta vez en forma definitiva para dedicarse a la
agricultura hasta que ocurrió su muerte. Cuando fue necesario aporto al país y cumplió,
con transparencia lo que se le encomendó que era precisamente lo que quería el
pueblo peruano. Vale la pena recordarlo.(Noé)
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