“Los lamentables asolamientos del centro de Europa, la
destrucción de fábricas, la ruina de los campos convertidos en eriales por la
devastación de la guerra, pueden ser y deben ser para nosotros base de nuestro
resurgimiento económico”, decía ayer, con adorable cinismo, casi en los mismos
términos que el Director de la
Exposición de Panamá, un colaborador de Nuevo Mundo.
Y esto demuestra una vez más la bancarrota del idealismo
guerrero. Ni se pelea por el dominio máximo como Roma o por la religión como la
España de Isabel y Fernando, ni los neutrales permanecen en una expectación
sentimental de Historia ede monumentos con brazadas de laureles votivos.
Por el contrario, cada nación pacífica es hoy un tendero
diligente. Y como en la Finlandia que describió Ganivet, se indica hasta en la
esquela de defunción la próxima reapertura del almacén. Sonrisa aparte, es lo mejor que puede ocurrir a
España.
Ya pregonaba Costa, hace muchos años, la urgencia del echar
“doble llave al sepulcro del Cid” para que no vuelva a cabalgar. El
engrandecimiento nacional es sólo un problema económico. Aquel sociólogo de
genio decía en 1800, después de la catástrofe: “Es preciso que dejemos de
parecer una nación de mujeres que no sabe más que llorar y quejarse, que
le den al hijo y lo da, que le roban el voto
y lo aguanta… que le dan una
administración africana a precio
de europea y la toma.
La entrada al Alhambra de España: ¡belleza total!
La entrada al Alhambra de España: ¡belleza total!
¡ARRIBA!
Que le mandan los mismos que le privaron de patria y
obedece: ¡Arriba comerciantes! ¡Arriba industriales y labradores! Porque esta
España desangrada por guerras exhausta por piraterías de políticos, nutrida con
gazpacho y con promesas, necesita sobre todo comercio y no política,
concentración económica y no expansiones coloniales, una tranquilidad de Barataria
en donde Sancho, sin el asno de las andanzas tendero y comendador de Isabel La
Católica, le venda al mundo espadas de Eibar y el sabroso vino de Rioja.
Ya los industriales, en realidad, aprestan la energía de
España para tan buena obra. Pero entre las medidas or adoptar, algunos, más
sutiles, más taimados, aconsejan atraer al consumidor. El consumidor se llama
turista.
Bueno está venderle fuera del país. Mejor y más seguro es
facilitarle el paso del Pirineo, macerarle el gentil ánimo en hermosos paisajes
y en vez de salirle al paso, como en Sierra Morena, con barba de bandolero y
faca al cinto, ofrecerle con amenidad, a precios altos, cacharros de Talavera,
esas lindas alfombras andaluzas y si es preciso vestidos de torero con
alamares, cariño, con alamares…
El turista es el
animal menos refractario del mundo, más noble dirían los revisteros taurinos. Acude siempre al
engaño cuando le muestran de lejos prospectos con lindas fotografías que llevan
el sello de la Agencia Cook.
PAISAJES
Exige, eso sí, paisajes primorosos y, si es inglés,
profusión de ruinas. Precisamente pocos pueblos compiten con España en cosas
muertas. Quizás ninguno jaloneó su pasado con más esplendidos testimonios de
poder y de gloria.
Y desde la parrilla del Escorial hasta las fuentes que
cantan en Granada la endecha femenina de Boabdil, hay, para todos los gustos,
alegría triste como un cantar, guitarras lastimeras y gorjeantes, adustez
castellana y molicie andaluza.
Ya las cajas de pasas, con su pésima pero sugeridora
oleografía, hacen columbrar a Europa una edénica tierra en que se cimbran y
jalean a María Santísima las pintureras hembras. Figuraos lo que podrían hacer
acaparando cigarreras y confiscando
Alhambras, esos gerentes del tráfago humano que se llaman Thomas Cook
and Son.
Los mejores viajeros no serían sin embargo esos hombres
fatigados de maravillas que en las grandes capitales vemos descender de
carromatos con gabán amarillos, oliendo a caucho y a rubio tabaco inglés.
Ya vienen a Andalucía
todos los años. Los mejores son esos cosmopolitas millonarios que no han
adoptado a España todavía. Tienen el instinto migratorio de los antiguos
pueblos errantes y sus paraderos de caravana son los hoteles de primer orden
con ascensor, calefacción, baño y correo.
Un hermoso lugar español: Templo de la Sagrada Familia
Un hermoso lugar español: Templo de la Sagrada Familia
PRACTICANTES
Sus escalas conocidas: Biarritz, Deauville, Aix. lesBains,
Saint Moritz, Lucerna, El Cairo, el Lido. Pueden ser rusos, argentinos, o
rumanos, pero se les reconoce desde luego por el descaro elegante que es casi
un aire de familia. Practican sólo tres virtudes teologales: jugar al tenis, al
flirt y al bacará
Una fatiga insolente de gurrupiés, una abrumada elegancia de
Mañaras que abandonaran al estudio del corazón femenino para dedicarse a la
mecánica de sus “cuarenta caballos”, los distingue entre mil. Y no se
equivoca el ojo menos prevenido.
Las mujeres solteras o casadas, da lo mismo, vestidas a los
valiente, remolcando a sus madres liberales o abúlicas, a sus maridos disipados
en bridges, se dan al flirt con gracioso descaro, fumando cigarrillos turcos.
Su amor dura 21 días o dura 7 días, según ocurra en una
estación de aguas o en una semana de carreras. Y nunca tiene consecuencias. Ni
familiares porque las solteras son cuerdas y las casadas tunantes, ni
sentimentales porque el becquerianismo sería allí ridículo y un flirt se repara
con otro.
PROVIDENCIA
¿Por qué en su gira continental, no habrían de recalar en
España los nómades? Por donde pasan dejan algo de lo que producen las fábricas
de Chicago, las minas del Ural, Volga o las estancias de la Pampa.
Son una forma
visible, festiva y galante de la Providencia pretérita. Si podrán venir
después de la guerra, pero es preciso prepararse. Ellos sólo exigen en todas
partes su confort habitual. Será, pues, necesario fundar en seguida un Escorial
Casino, un Avila-Thé-Tango y un Granada Tennis Club
Es menester además seguir en odo, el ejemplo de la Madre
Italia. Italia es una inmensa barraca con torniquetes en donde se deposita unas
lira al entrar. Está admirablemente organizada para esquilmar al turista.
Cuando os extraviáis en Venecia detrás de un muro gris, en
juna calleja, surge siempre un chiquillo sórdido pero listo que os interroga:
“¿San Pietro? ¿San Paolo? Apenas sabe
hablar y la camisa es un remiendo.
Pero este hombrecito es ya aprendiz de cicerone, un guía
empírico a destajo, como si dijéramos un guerrillero que fusila por cuenta
propia. Así crece Italia en gloria y presupuesto. Con los diez céntimos de la
propina, se forman pronto monedas de una lira y este lirismo enriquece a la
Italia irredenta.
Ibiza muesra la armonía del mar azul...
Ibiza muesra la armonía del mar azul...
EL GUIA
Se podría organizar igual resaca en esta admirable España
que es hoy tierra de pobres. Cada mendigo es un cicerone en potencia, como cada cicerone, un mendigo
que ha tenido éxito. Poned una gorra en la cabeza de los hidalgos de la Puerta
del Sol que están olvidándose de comer con un pitillo en los labios y tendréis
a un guía notable.
Hasta su canturrear confidencial y melancólico que solicita
“una perilla para un panecillo”, será excelente para las salmodias de los
museos en donde el guía por adelante con el mazo de llaves, rezando fechas y
grandezas de los días que fueron.
Así se ensamblarían, como en el libro inmortal, los dos
aspectos humanos del idealismo y realismo. Así
la materia y el espíritu continuarían su excelente concordato. Se
marcharía el turista con la bolsa mermada por “recuerdos de España”, pero el
espíritu enriquecido por admirables paisajes y festivales de Goya.
Con la fortuna del tendero, llegaría la del literato, porque
no olvidéis que si el comerciante se enriquece, hace decorar el palacio por el
pintor famoso y convida a cenar a los poetas. Yo vi una vez en Milán, en una
vitrina de sastrería, un soneto de la Vita Nuova. Sería bueno que en los
prospectos de Eibar se evocara la lanza de don Alonso Quijano. Y ya es
excelente medida que las cajas de cerillas reproduzcan lienzos ilustres para
enseñar historia del arte al fumador.
Islas Medas.
Islas Medas.
TABACO
Porque imagínense que una España
grande sería lo que ofreciera al mundo, como antes, buen paño ventidoceno y
arte eximio, la que, semejante a la fuerte Albión cantara, lunática y en
éxtasis, los deliquios desvaídos de la “sensitiva” de Shelley, pero al mismo
tiempo llenara el mundo de cucharas de plata, paños de Escocia y cajetillas de
tabaco rubio. (Editado,
resumido y condensado del libro “Obras Escogidas de Ventura García Calderón”, destacado intelectual
peruano que, con sus estudios, rescata los orígenes culturales de este país.
Nació por un azar patriótico en Paris, retornó al Perú donde estudió.
Posteriormente volvió a Francia en 1905 salvo cortos intervalos por aquí, Rio
de Janeiro y Bruselas hasta 1959 en que murió, siempre habitante de la ciudad
luz)
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