martes, 25 de agosto de 2020

EL ARCO (II)


Es, sin duda, de las más antiguas esta del Arco, escogida por mí para abrir el calendario. En sus esquinas, entre Castilla y Matienzo, se alzaba el Arco Triunfal, a la vez de homenaje y juramento, bajo el cual pasaban los virreyes, después de prometer solemnemente respetar los fueros de Castilla y los privilegios y preeminencias de la ciudad. Arco, de entrada, como es el de enero pórtico del nuevo año, bajo promesas de bien para todos

¡La entrada del Virrey! ¡La Entrada del Año Nuevo! Arco triunfal, chirimías, trompetas, atambores. Cobo en su Historia de la Fundación de Lima nos ha dejado un cuadro vivaz de aquella vistosa ceremonia y don Antonio Román de Herrera en el libro 5° de cédulas y Provisiones del Cabildo, al hablar de la recepción de Guadalcázar, en 1622, nos ha contado como, a sus cuadros de Monserrate, se hizo un arco con columnas, pirámides, barandillas, que costó 600 pesos y lo hizo el artífice Luis Martínez Vargas.

.Lima la Única: El Arco del Puente

El Arco del Puente de la Lima antigua.

Lima la Única - Arco del Triunfo, regalo de la colonia... | Facebook

Novecientos pesos costaron el caballo y tres mil trescientos el aderezo de oro y plata, siendo de advertirse la ya relativa baratura, pues en los comienzos de la Conquista, un buen potro costaba tres mil pesos, o sea una fortuna para la época.

Los atabales iban con libreas de tafetán carmín y amarillo. El propio Herrera, Mayordomo de la ciudad muy galán en su caballo con gualdrapa de terciopelo seguido de seis lacayos. Los indios (la suica como se llamaba a la soldadesca indígena) los infantes españoles, los caballeros de las órdenes militares con sus pajes, ricamente vestidos y enjoyados.

Lima la Única: El Arco del Puente

Otro bello angulo.

MAESTROS

Damascos, brocados, paños, rafas, tarretes y tahalíes de color con vueltas de rasos diversicolores, empenachados los sombreros con plumas llamativas. Iban todos marciales y lucidos. Detrás, los colegios con sus hopas y becas de matices distintivos. Los maestros con lobas unos, con espadines otros.

 El señor Virrey con seis alabarderos. Los maceros con el escudo de la ciudad. Escribanos, procuradores, alcaldes, regidores, cancilleres, contadores con calzas enteras y capas cortas y, con sus garnachas, los Oidores. En esta vez, el acompañamiento fue doblando por el Espíritu Santo hacia San Sebastián.

Los libros de Cabildos nos muestran la preocupación, desde el primer Virrey, por los costosos recibimientos. Se celebraban conciertos con los maestros de la Arquitectura, con los artífices de fuegos, con los guarnicioneros. He visto algunos de estos en antiguos protocolos de escribanos.

Para la recepción del Conde de Chinchón, hubo grandes preparativos, pera el Conde no quiso ser gravoso y la Señora Condesa entro de tapadillo. Sin embargo, son de colorida nota aquellos minuciosos contratos. En 1628, ante Alonso de Carrión, se ajustan las condiciones con Luis de Morales. Guarnicionero, con Juan de Escobar, platero y con Mateo de Escobar, maestro de la Arquitectura para la erección del Arco. 


Lima Antigua på Twitter: "https://t.co/DJtWMnGrxB Un antiguo ...

Belleza incomparable

FIGURAS

De color de jaspe variado sobre blanco y con ocho medias columnas y sus cornisas y capitales, y siete figuras de busto de color de alabastro y, en medio, dos escudos grandes con las armas de S.M. y dos con las del Señor Conde y dos con las de la Ciudad. Haría, también, con los carpinteros. Gabriel Ordoñez y Marcelo de los Reyes, el tablado con sus gradas para el juramento del Virrey, calzando el sitio y poniendo doseles para evitar resolanas.

En el primer recibimiento, la casa junto al Arco era de Lorenzo de Villaseca, quien además de carpintero oficio de importante necesidad en ciudad creciente, fue el primer descubridor y denunciante de canteras de cal para las construcciones y las obtuvo en las inmediaciones de la huerta o chacra de Jerónimo de Aliaga, más allá del actual Malambo, en la cruz del camino hacia Trujillo.

Rodrigo Niño tomo el juramento y el soberbioso Blasco Núñez de Vela pasó con su cortejo a la ciudad, subterráneamente removida por las conspiraciones de los Encomenderos re4sentidos y por la agitación de los Gonzalistas. Zahañero y terco aquel señor, tan preferido por Carlos V, no podía sospechar, bajo la fastuosa cortesía de quienes lo recibieron, el fondo áspero y levantisco.

Fue el primer en pasar bajo el Arco y trágicamente fue el primer Viso Rey que aquí dejó la vida. Su cabeza alzada en vilo por un esclavo en el combate de Añaquito dio, con la arrancada pelambrera de sus barbas viriles, penacho salvaje al Capitán Juan de la Torre, Benito Suárez de Carbajal, hermano del Factor Yilán, a quien el Virrey mató, gusto al agrio sabor de la venganza, entre los vítores del triunfo.


Lima la Única - Arco del Triunfo, regalo de la colonia... | Facebook

El Arco del Triunfo.

ENTRADA

Lima presenció después la voceada y lujosa entrada de Gonzalo Pizarro, el de la gallarda apostura, temible lancero y jinete sin par. Gutiérrez de Santa Clara ha pintado con fresca lozanía de color y movimiento los regocijos y alardes del rebelde ostentoso cuya cabeza cayó también, para ser levantada en la picota trofeo de carroña, como la de su Lugarteniente el Demonio de los Andes. Un soplo de tragedia pasa por aquellos dramáticos comienzos de reciedumbre épica y bárbara.

Aquel Arco había de ser testigo de muchísimas ceremonias. Antonio de Mendoza, promovido de México, quien se negó a aceptar el palio para su entrada, fallecido también en el Perú. Nieva, el de la mala muerte por un amor malo desdeñoso también caído bajo escalón de seda, al pie de los balcones de la amada, por la venganza de honra de un Manrique de Lara y a quien según fama pregonera en alas del hechizo de don Ricardo Palma, anunció el Marqués de Cañete, el delirio de la fiebre, mal acabamiento.

Este mismo recibido bajo tres arcos, uno a la entrada, otro en la calle de los mercaderes “personas ricas y caudalosas” según rezan los libros de Cabildos y otro en la Plaza y para quien se extremaron las alegrías y suntuosidades, sintióse herido en su quisquilloso orgullo-épocas de negra honrilla y de puntillo exacerbado- por el disminuido tratamiento usado con él por el de Nieva y, sobre todo, por los desaires del Soberano, el rígido y duro Felipe II. No deja de ser curioso que los cuatro primeros virreyes del Perú murieran en tierras de América y dos en violenta forma

Tras el paréntesis de don Lope García Castro, Gobernador y Capitán General, tornan los señores virreyes. Toledo, el de las sabias leyes y las medidas recias, -dígalo el ajusticiamiento de Túpac Amaru-Martin Henríquez, bautizado el gotoso por los limeños y el Marqués de Villar don Pardo, el temblecón. (Páginas seleccionadas de las "Obras Completas" que pertenecen como autor al consagrado escritor y político, José Gálvez Barrenechea)

No hay comentarios:

Publicar un comentario