En el mes de junio-para ser más precisos el 3 de los corrientes- se cumplirán 92 años del nacimiento de un prestigiado abogado que revolucionó, por completo, la dinámica y el funcionamiento del sistema registral y de la propiedad inmueble en el país.
El mérito es mayor aún porque en la época que a Rafael de Noriega Quiros le tocó dirigir, en dos oportunidades, la actual Superintendencia Nacional de los Registros Públicos (SUNARP) ni siquiera existían los avances y logros, evidentemente reconocidos, de la computación y la informática.
Por aquellos años, de 1965 a 1971 y de 1980 a 1981, se trabajaba a pulso inclusive con lapicero en mano. Es decir de puño y letra sobre los grandes libros y aplicando, en todo momento, talento jurídico y de especialidad. Eso es,cabalmente, lo que transformó tan ilustre jurista.
Una vida ejemplar que merece recordarse y salpicada también de acontecimientos públicos. Precisamente porque Noriega, con honestidad y pulcritud como lo hizo en Registros, se dedicó a la política desde muy joven.
Caminar por la senda del Derecho, la justicia y el respeto a las leyes dentro del marco de una vida de absoluta y plena honradez, le significó tanto a Rafael de Noriega Quiros cuando se enfrentó, frente a frente, con el dictador de turno y fue destituido de un plumazo del cargo de Director de los Registros Públicos.
El lamentable y abusivo hecho ocurrido el 24 de mayo de 1971 y protagonizado por el mismísimo General Velasco que ingresó a las oficinas de esa repartición estatal y tomó tal nefasta decisión, sirvió para confirmar que Noriega era una figura indiscutible del foro nacional y el más grande experto en Derecho Registral del país.
Lo dijo el Colegio de Abogados de Lima representado dignamente por su decano el doctor Luis Bramont Arias, quien como respaldo, en setiembre de 1971, lo incluyó en una terna para elegir a un vocal de la Corte Suprema, cargo al que ni siquiera aceptó postular para “jamás volver a servir a ninguna dictadura ni gobierno que no emane de la voluntad popular”, según declaró en esa ocasión.
LA JUSTICIA TARDA PERO LLEGA
Lo remarcó el Colegio de Notarios de Lima al publicar su defunción y señalar:”ha fallecido el destacado especialista y probo funcionario, gestor de la pronta y cabal reorganización de los Registros Públicos”.
Lo reafirmaron los propios trabajadores de este organismo que en actitud voluntaria de lealtad y de ejemplo en un aviso publicado en el diario El Comercio, subrayaron que la historia de esa institución “está plenamente vinculada a su persona por ser el autor de la transformación y de la agilización de los trámites para la inscripción de los títulos”.
Lo confirmó el gobierno del Arquitecto Belaúnde que lo volvió a nombrar en el cargo a fines de setiembre de 1980, a manera de reivindicación y desagravio. La justicia tardó pero de todas maneras llegó.
En ese intervalo ocurrieron silencios lamentables provenientes de personas conocidas y versadas en el campo del Derecho y en otros que ni siquiera dijeron “esta boca es mía” y aceptaron sin chistar, los caprichos y bravuconadas del dictador a pesar de ser creyentes de la democracia, por supuesto que sin convicción. Cosas que no se olvidan y se dejan de lado pero que se dan porque sino el mundo no sería mundo.
MODERNISMO
La primera vez que llegó Noriega a la Jefatura de los Registros Públicos fue en julio de 1965 y de inmediato inició la transformación de ese ente estatal que tiene “la sagrada misión de garantizar el Derecho de Propiedad de todos los peruanos y que forma parte de la seguridad jurídica de la nación", como decía con énfasis y claridad a sus colaboradores, discípulos y familiares.
El Registro de la Propiedad de Inmueble era una de las instituciones mas prestigiadas de la República en el siglo antepasado y parte del 900. Fue incluido por Ley el 28 de enero de 1888 y estuvo dirigido por juristas de la talla de don Miguel Antonio de la Lama, Alejandro López de Romaña, entre muchos otros. Por los años de 1940 y 1965 por Ignacio Tello Vélez e Ismael Acevedo Criado, a quien Noriega-precisamente- reemplazo.
A un año de su gestión, en junio de 1966, el destacado abogado implantó el sistema de micro-film que permitió entregar certificados en el plazo de 48 horas, mientras que la expedición de estos documentos anteriormente, demoraba semanas y hasta meses enteros.
Un hecho sin precedentes ocurrió por ese entonces cuando terrenos de San Martín de Porres con cerca de 4 millones de metros cuadrados, se inscribieron en ese dependencia del Ministerio de Justicia.
El sistema de micro-film no sólo abrevió el tiempo para que estos documentos estén listos, sino que los 1,700 tomos de inscripciones con que contaba en la década del 60 el Registro y que estaban depositados en una bóveda especial, fueron conservados en adecuadas y buenas condiciones.
En esta dependencia están inscritas además de las propiedades inmobiliarias, los archivos mercantiles, los testamentos, declaraciones de herederos, fundaciones, etc. Al mismo tiempo que documentos tales como quiebras, adopciones, divorcios, protestos e hipotecas.
LIBROS Y PUBLICACIONES
El sistema de trabajo engorroso y antiquísimo que se utilizó durante más de medio siglo para localizar propietarios, fue superado totalmente por el Registro, bajo la dirección de Noriega que impulsó además la técnica del “Folio Real” como se le conoce jurídicamente a las inscripciones en tarjetas. El fue ponente y redactor del Reglamento General y Arancel de los Registros Públicos, del Reglamento Mercantil y de Testamentos.
Otra labor meritoria fue la continuación de la edición del Boletín de los Registros Públicos donde publicó una serie de trabajos que bajo la denominación de “Instrucciones a los Registradores” considerados en conjunto, forman parte de un Tratado Elemental de Derecho Registral,
Publicó, en 1972, un Tratado Práctico sobre el Registro Mercantil y trabajos sobre los Mandatos y Testamentos. Dejó inédito un Tratado General de esta especialidad, en el que aplicó esta unificación surgida en Italia y expuesta en España por el tratadista Muñoz Guardiola.
Fue incorporado como miembro del Instituto Argentino de Derecho Registral precisamente por haber introducido en el Perú el sistema de inscripción denominado “Folio Real”. A juicio de los propios impulsores en dicho país, doctores Scotti y García Coni, los métodos peruanos, en muchos aspectos, mejoraron los seguidos en Argentina. La modalidad se implantó en Guatemala, Colombia y otros países de América Latina.
PERSONALIDAD
Era toda una personalidad del Derecho, ameno, simpático, conversador y fumador empedernido. Amante de “la gente joven pero, por favor, inteligente”- decía siempre y un fiel creyente de la democracia y las causas justas.
Nacido en Lima pero criado en Arequipa, ciudad que quiso mucho donde vivió 26 años, estudiando en el Colegio de La Salle, con excepción de un año que lo hizo en la Inmaculada de Lima y en la Universidad de San Agustín entre los años 1937 y 1943, tenia un talento de abogado pocas veces visto.
Alto, con voz gruesa de intenso y profundo timbre, pelo ralo y grandes entradas sin ser calvo. Un hombre definido sin medias tintas. Al pan le decía pan y al vino, vino.
Un intelectual dedicado al estudio y las matemáticas. “Quise ser ingeniero especialista en esta disciplina pero la vida me inclinó por la abogacía” que en la década convulsionada de los finales del 30 y el primer quinquenio de los 40, se rodeó de un grupo de primera línea en las aulas de San Agustín donde ingresó con el segundo puesto.
Eran sus amigos Alfredo y Emilio López de Romaña La Rosa, verdaderos enciclopedistas de una cultura impresionante que dominaban varios idiomas y daban la hora en conocimientos, según contaba en sus tertulias y recuerdos. También: Miguel Angel Ugarte Chamorro, Mario Polar, Carlos Zuzunaga Flores, Eduardo Indacochea Zarauz, el doctor Azálgara Ballón, Jaime Rey de Castro, Juan Chávez Molina, Aurelio Pastor Cueva, y Roberto Ramírez del Villar, con quien tuvo una estrecha amistad y coincidencia hasta el final de sus días.
Un alumno brillante del colegio y de la universidad que trabajó desde los 18 años, iniciándose como amanuense de la sección legal de la Sociedad de Beneficencia Pública de Arequipa.
PROFESORES
No se cansaba de repetir que lo poco que sabía se lo debía a las enseñanzas de la señorita María Emilia Soto, su primera profesora de la casa, los hermanos cristianos de La Salle y al doctor Federico Ugarte que le enseñó el castellano en toda su amplitud.
En San Agustín admiraba al caudillo Francisco Mostajo a quien imitaba el tono de su voz y la repetición que hacia al final de las silabas, y al maestro José Luis Bustamante y Rivero, por su pulcritud y sabiduría.
Enemigo de cualquier tipo de disciplinas y lector infatigable del Derecho, la Historia, la Literatura y todo lo que sea cultura, el intelectual se graduó de Bachiller en Humanidades el 21 de julio de 1939 con la tesis titulada “El Caudillismo Sudamericano y de, Bachiller en Derecho, el 27 de setiembre de 1943 con “Comentarios al Código de Justicia Militar”.
Hablaba el francés fluidamente, producto de la estadía de varios años en Francia con sus padres y hermanos cuando era niño y al estudio que continuó posteriormente.
Poseedor de una memoria prodigiosa que lo hacía declamar infinidad de versos de innumerables autores. El sabía quien era quien en el Perú y lo decía sin tapujos de ninguna clase, conforme era la realidad con lo bueno, lo malo y también lo feo. Parecía que aplicaba el famoso dicho: “con la verdad no temo ni ofendo”, aunque se hieran susceptibilidades, posiciones y convencionalismos, sobre todo sociales.
En sus años mozos practicó en Arequipa en los estudios jurídicos de los doctores Gustavo Landázuri Ricketts y Luis Barreda Landázuri, a quien acompañó hasta el final de sus días allá por 1943
De Landázuri y Barreda, primos hermanos, el guardaba gratos recuerdos, sobre todo del último que era abogado como su pariente, amante de los chistes, las bromas y las anécdotas que nunca se cansaba de contar.
HUANUCO
En 1945 decidió irse a vivir a Huánuco. Allí abrió su estudio profesional y vivió durante 20 años. En esta ciudad fue un abogado de notorio éxito que le sirvió para tener un prestigio de primera línea “Nunca perdió un juicio, todos los ganaba”, se comentaba con exageración porque eso no era realidad en los corrillos de esa ciudad a orillas del río Huallaga.
Una vez intervino en un juicio y presentó como prueba una letra de cambio en blanco pero con firma, lo que según su criterio jurídico, ése solo hecho convertía en deudor a la persona que suscribió dicho documento. En los medios judiciales, con bastante ignorancia dicho sea de paso, se decía que Noriega se pasó. Esta vez, si pierde. Eso ocurrió en primera instancia.
Lo mismo pasó en la Corte Superior. Pero en la Suprema, la tesis se impuso a favor de su defendido, un conocido comerciante huanuqueño. Asi era el talento que tenía.
Defensor de Oficio del Tribunal Correccional de la Corte Superior de Huánuco y Pasco al mismo tiempo que Agente Fiscal y Juez suplente en varias oportunidades, el talentoso abogado intervino en los más sonados casos registrados entre 1945 y 1965, en los anales de ese distrito judicial.
Fue también un correcto y eficiente asesor de las empresas ubicadas en este departamento. En su cartera de clientes figuraron: el Banco Popular del Perú, Banco de Fomento Agropecuario, el Sindicato Monzón de la familia Prado, La Negociación Augusto Durand, A y E Muller S..A., prestigiada firma comercial y aserradero de Oxapampa, Mantero Hermanos, Mitsui Mining Company, etc.
Al incursionar en la política en los registros de la Democracia Cristiana y siguiendo los pasos de su padre, Pedro José de Noriega, senador en la época de Leguía, formó una dupla de polendas con Rafael Cubas Vinatea, integrante de esa misma agrupación: en el debate, la polémica y la política en general.
Ellos que llegaron a Huánuco por la misma época hicieron una profunda amistad que nunca se cortó. Sacaron un periódico cuyo nombre era “La Verdad”, de orientación social cristiana que se convirtió en el tenaz critico y opositor de la convivencia encabezada por el Presidente Prado.
MAGNIFICA LABOR
El prestigiado hombre de leyes fue en varias oportunidades Secretario General del Comité Departamental del Partido Demócrata Cristiano y en 1962 candidato a una senaduría. Al año siguiente resultó concejal elegido por el pueblo y Teniente Alcalde del Concejo Provincial de Huánuco.
En ese municipio cumplió una labor que fue reconocida por todos los grupos políticos al lado de Roque Gonzáles Ruiz quien era el Alcalde de los registros de Acción Popular en alianza con su partido, amigo desde joven y de quien destacaba su "entereza, pulcritud, honestidad y capacidad”. En la comuna huanuqueña reorganizó por completo el Registro Civil y creo el primer reglamento moderno de ese municipio.
Participó en casi todos los congresos nacionales e internacionales de la Democracia Cristiana entre 1956 y 1965. Fue en varias oportunidades en estas reuniones ponente y redactor de la “Reforma del Poder Judicial”, del Estado Constitucional, de los Municipios y del Plan de Gobierno de su agrupación política.
En Lima cuando fue Director de los Registros Públicos trabajo codo a codo con los ministros de justicia doctores Carlos Fernández Sessarego, Javier de Belaúnde Ruiz de Somocurcio, Roberto Ramírez del Villar, Valentín Paniagua, Luis Rodríguez Mariátegui, Guillermo Hoyos Osores, José Morales Urresti, Elías Mendoza Habersperger y Felipe Osterling Parodi.
MORALIZACION
Durante las elecciones para la Asamblea Constituyente fue candidato invitado por el PPC y en 1980 postuló por el mismo partido al Senado de la República. En la campaña electoral escribió con su firma sesudos artículos en los diarios La Prensa, Expreso, Extra y Ojo sobre el Poder Judicial, la actuación de los militares entre 1968 y 1975, las condiciones de político y estadista de Luis Bedoya Reyes, etc.
Al jurar, por segunda vez, el cargo de Director de los Registros Públicos, el renombrado hombre público declaró: “la honestidad y el trabajo son las bases de toda labor. Seremos inflexibles en exigir honradez porque así serviremos al Gobierno Constitucional”.
Lo hizo en ceremonia especial cumplida en el Ministerio de Justicia ante el jefe de ese portafolio, doctor Felipe Osterling Parodi. Dijo que su nombramiento “significa el reingreso a la administración pública tras varios años de oprobiosa dictadura que pone de manifiesto el juego democrático existente en el país”
Sobre sus funciones, el alto funcionario afirmó que trabajará incansablemente por dar un servicio eficiente a todos los sectores de la población. Hizo hincapié en que es urgente la dotación de medios modernos a los Registros Públicos, a fin de responder exitosamente.
Al mes de ocupar el cargo, el Director General de los Registros Públicos implantó el sistema de ratificaciones de los registradores con el objeto de contar con personal idóneo, dejando de lado las inmoralidades y las coimas.
Una de las primeras medidas que llevó adelante fue remover la Alta Dirección y el cuerpo de registradores. Además consiguió que los funcionarios deshonestos presenten su renuncia. Su meta era conseguir que ese organismo sea eficiente y honesto.
Apoyó al personal correcto y con ellos trabajó duramente. En el primer mes de su gestión se tramitaron 14 mil títulos y se expidieron 10 mil 322 certificados, estando al día los Registros de Mandatos, Poderes, Declaratoria de Herederos, Propiedad Inmueble y Mercantil. Antes se trabajaba no solo con días, sino con meses de retraso.
En una reunión con los periodistas, el abogado explicó que los Registros en su función de orden privado, aseguraba la permanencia de los contratos mediante la publicidad que es uno de sus objetivos primordiales. Además moviliza la propiedad y facilita las transacciones comerciales. Dijo que del Registro salen copia o cédulas que constituyen verdaderos valores mobiliarios. En caso contrario no se sabría si las propiedades están hipotecadas, vendidas o gravadas”, añadió
APOYO DEL MINISTRO
Habló contra "la burocracia, funcionamientos primitivos y anquilosados, ausencia de previsión, contra los gestores inescrupulosos e inmorales que, de todas maneras, desaparecerán”, según anunció.
En enero de 1981, El Director informó que las inscripciones proseguían al día y que se servía a los usuarios de un día para otro. Por esta época inició las gestiones para conseguir un local adecuado a la institución frente al local del Hospital del Empleado de unos 3 mil 600 metros cuadrados. Precisamente donde funcionan ahora las oficinas de los Registros Públicos de Lima.
En una oportunidad, Osterling acudió con sus directores, incluido el personaje de esta crónica, a la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados y dijo:
“Quiero rendir publico homenaje al doctor Rafael de Noriega porque su nombramiento no solo ha sido un acto reivindicatorio sino además un gran acierto del Ministerio de Justicia. Porque está cambiando el sistema en pocos meses. Y me precio de decir esto ante tan distinguidos parlamentarios y ante las personas que me acompañan”
CONDECORACION
La labor moralizadora y de perfeccionamiento quedó truncada con su muerte ocurrida el 26 de julio de 1981. Su entierro en el Cementerio Británico bajo tierra como él quiso, fue un acto público de hondo pesar.
Hablaron el Ministro Osterling, que le faltaba un día para finalizar su gestión; y el Secretario General del Sindicato de Trabajadores de los Registros Públicos, Jorge Muñoz. Ellos destacaron su personalidad y trayectoria.
Osterling remarcó: “el país y el foro nacional pierde una de sus más grandes figuras que prácticamente se consumió en el cargo. Entregó su vida al derecho y a la democracia”, dijo
Asistieron al sepelio el Edecán del Presidente de la República, Ministros de estado, parlamentarios, líderes de los partidos políticos y centenares de trabajadores de los Registros que tanto lo apoyaron. Precisamente ellos, en actitud que honra a la familia, donaron la lápida donde descansan sus restos.
Por su parte, el flamante Ministro de Justicia, Enrique Elías Laroza, el 28 de julio, declaró que la labor realizada fue “invalorable y reconocida por el foro nacional en general, habiendo dejado un vacío difícil de llenar". "Me precio de haberlo conocido y de dar a conocer que el Presidente Belaúnde tuvo frases encomiables por su eficiente desempeño”, agregó.
A pocos meses de su muerte, la Cámara de Diputados tuvo a bien otorgarle, por unanimidad, la condecoración póstuma de la Orden del Servicio Civil del Estado por “la proficua labor que realizó devolviéndole respetabilidad a los Registros dentro del conjunto de instituciones públicas”, según dicen los considerandos de la distinción.
El principal gestor del homenaje fue Roberto Ramírez del Villar, con quien tuvo una estrecha coincidencia en lo personal, lo profesional y lo político. Fue una profunda amistad iniciada hace muchos años, desarrollada en las aulas del Colegio de La Salle donde fueron compañeros de estudios y consolidada en los claustros de San Agustín, al volver a juntarse.
DESTITUCION
El acto se cumplió en la calle Pescadería bajo la dirección del titular de ese portafolio doctor Elías Laroza. La condecoración fue recibida por su viuda, Graciela Mastrókalo Durand de Noriega, con quien vivió 35 años.
En diciembre de 1990, un retrato al óleo fue colocado en la galería de ex directores de los Registros ubicada en el local institucional por gestión efectiva del director de ese entonces, el doctor Augusto Zapata Ortiz, que es destacable y meritoria, sobre todo porque Zapata no coincidía políticamente con las ideas del homenajeado. El era militante aprista. Evidentemente, triunfos y méritos de la democracia.
Habían pasado muchos años desde que Velasco ingresó a los Registros Públicos para indagar por las colas conformadas por los pobladores de Villa El Salvador, solicitando certificados negativos de propiedad. El militar, demagógicamente, decidió no cobrar.
Pero se encontró con el funcionario que era respetuoso de las leyes, de los reglamentos y que en ese momento no perdió la calma y contestó seguro al mismo tiempo que respetuoso: “si usted quiere que los certificados salgan gratis, de una ley así se hará, sin eso tan fundamental, tenemos que seguir cobrando, porque de lo contrario, la acción es completamente ilegal”.
La respuesta fue la destitución y luego las acusaciones sin fundamentos para tratar de desprestigiarlo.
Al día siguiente de su subrogación se dedicó al ejercicio profesional asociado con un grupo de prestigio en un estudio ubicado en la cuadra 5 del jirón Camaná en Lima conformado además por Julio Luque Tijero, Alberto Berger Pajares, Guillermo Cabala y Federico Luna Cortez entre otros. Hasta que volvió a ser llamado a los Registros.
No olvidemos que la justicia tardó pero llegó y dio sus frutos sobre todo en un personaje cuya vida transcurrió al lado del Derecho y de la gran causa de darse sin recibir, la causa del Perú.
Incluyamos finalmente en honor a Noriega el poema "En Paz" de Amado Nervo que le gustaba y lo declamaba en las horas de tranquilidad y esparcimiento con su esposa y sus hijos, a quienes tanto dio y tanto quiso:
Muy cerca de mi ocaso yo te bendigo vida
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas
fue porque puso en ellas hiel o mieles sabrosas;
cuando planté rosales coseché siempre rosas.
Cierto a mis lozanías va a seguir el invierno
¡más tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Halle sin duda largas las noches de mis penas;
más no me prometiste tú solo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas.
Ame, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida nada me debes! ¡Vida estamos en paz! (Edgardo de Noriega)
jueves, 27 de mayo de 2010
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Conocí al doctor Noriega y realmente su desempeño profesional fue admirable. Necesitamos personas como él para los cargos públicos. Un acierto de este blog recordar a este hombre ilustre.Vale la pena leerlo. Sigan en lo mismo, por favor. Enrique Peña
ResponderEliminarAl cibernauta le decimos: No tenga duda ninguna. Seguiremos por la misma senda informativa y de opinión, con la convicción de que asi servimos a los que nos leen
ResponderEliminarSoy ya un abogado de años. Practiqué en el Estudio del doctor Noriega,en la época de estudiante. Realmente que era bueno como jurista. Le deciamos: El Magnifico, por sus aciertos en el campo jurídico. La crónica dice toda la verdad. Carlos Salcedo
ResponderEliminarLe escribimos desde Huánuco. Realmente nos ha dado gusto leer una nota del doctor Noriega. Cierto es que aquí se le consideraba el mejor abogado. La pena es que nunca más hemos visto a su familia. Me refiere a su esposa y sus hijos. Tantos años han pasado y hasta ahora se le recuerda. Oscar Tello.
ResponderEliminarLo de Velasco fue un abuso de tomo y lomo. Pero el doctor Noriega se le cuadró con la mano de la ley. Pocos han hecho eso frente a una dictadura. Eso vale y es meritorio. Yo trabajé con él en Rgistros Publicos. Los trabajadores siempre lo recordamos. Era un hombre justo.
ResponderEliminarAl doctor se le conocía sobre todo por ser de gran prestigio y de mucha honradez, era de mano firme pero con mucho respeto por nosotros, yo formé parte del sindicato de Registros Públicos durante su primera gestión y siempre tuvimos buenas relaciones.
ResponderEliminar¿Por qué ahora, señores, no hay funcionarios como el doctor Noriega. El Gobierno tiene la obligación de buscarlos ¿No les parece?
ResponderEliminarEste Velasco se pasaba con sus injusticias.
ResponderEliminarSoy un trabajador antiguo de Registros Públicos. Antes y después no ha habido un talento jurídico como el del doctor Noriega. Que además de sus condiciones profesionales excepcionales, se preocupaba por sus trabajadores. Era un aliado de ellos. Por eso el sindicato nunca tuvo problemas con él. Una sensibilidad social de primera. Vale recordarlo
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