Adiós al amigo, al colega
comunicador y al reportero gráfico excepcional. Victor Manrique, el famoso fotógrafo de la revista “Caretas”
durante una punta de años entre 1954 y 1977, se fue de este mundo para siempre.
Pero dejó su obra y sus fotografías como fiel expresión de calidad que graficó
una buena parte determinada de la Historia del Perú en sus diferentes facetas
culturales, sociales y políticas. He allí su gran mérito que merece destacarse
por completo.
Así subrayamos a cabalidad lo que, efectivamente,
fue de estupendo en su vida profesional. Como lo hice cuando lo entrevisté en este blog hace más de 6
años, el 17 de Abril del 2011. ({Ver archivo de ”Miscelánea”, en la fecha
señalada).
Repitamos otra vez, entonces, lo que dijimos en esa oportunidad para reafirmar, efectivamente, la verdad: Manrique se convirtió, con su desempeño profesional, en el fotógrafo singular del lente genial. Lo que es más, en un testigo excepcional de lo que exactamente pasó en el país durante una época muy interesante, la misma que cubre una gran parte de la segunda mitad del siglo XX
Repitamos otra vez, entonces, lo que dijimos en esa oportunidad para reafirmar, efectivamente, la verdad: Manrique se convirtió, con su desempeño profesional, en el fotógrafo singular del lente genial. Lo que es más, en un testigo excepcional de lo que exactamente pasó en el país durante una época muy interesante, la misma que cubre una gran parte de la segunda mitad del siglo XX
Estando en la cocina de su casa,
de un momento a otro, el reportero se desplomó
y cayó al suelo, golpeándose fuertemente el cerebro. Inmediatamente lo
atendió, con el cariño de siempre, su esposa: María "Maru" Corthorn, que estaba a su lado cumpliendo con las labores del hogar.
El desmayo duró unos pocos minutos y la
víctima volvió en sí. Como si no hubiese pasado nada, el hombre siguió con sus
actividades cotidianas. Al poco tiempo, sentado y viendo televisión, las
convulsiones vinieron de forma implacable. Lo llevaron, de inmediato, al
hospital donde precisamente murió. Nada se pudo hacer. De acuerdo a la versión
de sus familiares, muy probablemente lo que ocurrió es un derrame cerebral que, a la larga, le quitó la vida, a los 82 años. Lamentable, muy lamentable. ¡Qué
descanse en paz!
Una de sus grandes fotos: la del abuso policial.
Una de sus grandes fotos: la del abuso policial.
PROFESIONAL
Como profesional, Víctor Manrique, nacido por accidente en Huancavelica de familias arequipeñas, consiguió objetivos de carácter comunicativo con nombre propio y originalidad
que se admiran. Sus fotografías tienen, evidentemente, las siguientes
características: actualidad, objetividad, narrativa y estética, en combinación
con elementos noticiosos que la hacen suficientemente comprensiva para todos
y armonia en luz, encuadre fondo y
forma. Todo bueno, todo completo.
Muy joven llegó a la revista “Caretas”. Trabajaba y
estudiaba en el colegio. Esto último lo hacía en la Gran Unidad Escolar Ricardo
Bentín. Lo llevó al referido medio Laco Igartua, hermano del director de la
publicación, Francisco Igartua. La otra directora era Doris Gibson, la original
y hermosa mujer que marcó época en el periodismo nacional y la intelectualidad
peruana.
Comenzó en actividades de
publicidad. Todavía no sabía nada de las
artes fotográficas que después lo encandilaron. Coordinaba avisos publicitarios,
publirreportajes y otros documentos de este tipo, con las agencias
especializadas de la época.
ESTRATEGIAS
Hacia 1954 comenzó a gustarle las
artes gráficas. Cierto es que las observaba con algunas dudas y si se quiere
temor. Pero había una sensación que lo inclinaba a ello. Quizás las imágenes.
Las propias cámaras tan grandes, pesadas y
complicadas. Le inspiraban
respeto. No obstante, el muchacho se sentía a gusto frente a ellas.
Definitivamente, algo de acercamiento había.
Aprendió rapidísimo la fotografía
y pasó un buen tiempo trabajando en el laboratorio. Al terminar la secundaria
se convirtió en reportero gráfico de Caretas alentado por Laco Igartua, quien era el jefe de fotografía
la revista.
Hizo muchísimas comisiones y
trabajos en los primeros años de su profesión, Sus actividades, en esa época,
se centraban básicamente en estudiar a las personas que iba a fotografiar. Se
quedaba mirando sus gestos. Los más característicos del entrevistado. Evitando
la improvisación. El disparo de la maquina era pensado, planificado. No al
azar. No a la cantidad indiscriminada de vistas.
Mucho observaba. De vez en cuando,
tomaba una fotografía. Hasta que captaba un gesto que, evidentemente, le
parecía original. Y sobre todo noticioso. Allí sí que era implacable y salían a
raudales fotos de fotos. Esta técnica la adoptó para el resto de su vida
profesional como fotógrafo
Le tomó vistas al Presidente
Manuel Prado Ugarteche, en su segundo periodo de 1956 a 1962. Lo vio al
mandatario, en Palacio de Gobierno, con el puro de tabaco en la boca. No dejaba
de observarlo permanentemente. El Jefe de Estado estaba vestido, impecablemente, con la ropa elegante
y clásica de la época.
La violencia reina durante la huelga policial de 1975
La violencia reina durante la huelga policial de 1975
DIFERENCIACION
Lo que trataba es de buscar algo
que lo diferenciase. Hasta que vio el gesto característico, y si se quiere,
cursi de llevarse el puro a la boca y botar, con cierta peculiaridad, el humo. Entonces,
inmediato y preciso, el lente abriéndose. Las fotos realidades contundentes.
Carátula de “Caretas” y muchas de las gráficas en páginas interiores. Se jugó
acertadamente con la luz y se consiguieron fotos impecables.
Lo siguió mucho tiempo a Prado.
Otras imágenes, que marcaron época, fueron las de este personaje vestido
impecablemente de frac y tongo con numerosísimas condecoraciones, cuando ingresó
a juramentar como Presidente de la República al Congreso.
Manrique le tomó una serie que, realmente, lo
retrató de cuerpo entero Un político conservador al máximo pretencioso que no
se caracterizaba, precisamente, por la humildad. En esta oportunidad, lo que
más resaltaban eran las famosas condecoraciones.
Prado, en las fotos, estaba
conforme era: vistoso, orgulloso, todo un señor de la sociedad que le gustaba
sobresalir. La infinidad de distinciones le daba un toque muy especial: la
expresión de cierto ridículo y, sobre todo, de frivolidad.
ODRIA
“Caretas” lo consideró así y se
publicaron muchas vistas que, precisamente, retrataban esas peculiaridades. La
principal de las fotos en carátula con el famoso titular irreverente y burlón:
“Ya viene el circo” o algo parecido.
Sufrió los embates de la
dictadura de Odría y de su colaborador Alejandro Esparza Zañartu, el Cayo Mierda de la novela de Vargas Llosa, “Conversación
en La Catedral”. Sin embargo, les tomó
infinidad de fotos a ambos que fueron publicadas a cada rato. Incluso cuando el
ex dictador recibió una pedrada que le rompió la cabeza en Huancayo, durante la campaña electoral de
1962
En la entrevista que le hicimos para este blog,
Manrique reveló que se inclina por lo que podría llamarse la fotografía
sicológica. La que expresa- a las claras- actitudes, gestos y sentidos de las
personas que se tiene al frente.
Retrató personajes durante muchos
años. Incluso cuando estuvo viviendo entre Estados Unidos y Puerto Rico. En el
Perú, Los políticos fueron de su predilección. Por ejemplo, el ex Presidente
Velasco. Viajó al lado de él en sus giras por el país. Lo consideraba un personaje duro con sonrisa sardónica
que, muchas veces, mostraba en público
su mal genio. Pero también alegre, sobre todo con el pisco en la mano y el
cigarrillo de papel negro, fumando a cada rato.
Belaunde y su esposa, Violeta Correa, frente a las masas.
Belaunde y su esposa, Violeta Correa, frente a las masas.
ANECDOTA
Siguió años de años fotografiando
al Jefe y fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre. Le hizo una gran
cantidad de fotografías que lo retrataron de cuerpo entero. En su casa de Villa
Mercedes, en el local partidario de Alfonso Ugarte. En los mítines y
concentraciones populares. Todo ello aplicando la técnica de encontrarle un
rasgo característico.
Como anécdota contaba que,
cumpliendo una comisión diferente que nada tenía que ver con la política, se
encontró con Víctor Raúl en la playa de
Santa María, a unos 52 kilómetros al sur de Lima, con ropa de baño. Acompañado
de sus partidarios, sobre todo jóvenes. Las fotografías salieron en seguidilla.
Era admirador del que fue
Presidente del Perú, Fernando Belaunde Terry. Le tomó infinidad de fotografías
que muchas veces se convirtieron en carátulas de Caretas. Por su lente pasó el
Belaunde candidato, el Presidente, el exiliado,
el retirado en sus cuarteles de invierno, después de ejercer por segunda vez el
gobierno. En su primera casa ubicada en la calle Inca Ripac 100 de Jesús María.
En la segunda de Camino Real en San Isidro. En la Casa de Pizarro. En tantos
otros sitios.
Lo entrevistó en Puerto Rico
cuando fue invitado a dictar charlas a la Universidad y estaba acompañado de su
esposa, Violeta Correa Miller. La nota salió en Caretas, publicación de la cual
era corresponsal.
SOCIALES
Manrique vivió muchos años en
Puerto Rico. Salió del Perú en uno de los cierres obligatorios de la revista,
por acción de la fuerza nefasta de la dictadura de turno. Antes residió un buen
tiempo en Estados Unidos, donde sus cuatro hijos se educaron y allí residen hasta ahora. Tres
de ellos-Patricia, Edye y Rafael Javier- retornaron últimamente al Perú y enterraron a su padre. A la otra le
fue imposible viajar.
En el referido país del Caribe,
Víctor fue gerente de una empresa de fotografía que se dedicaba sobre todo a
tomar vistas de los bebes, los niños y la familia. Consiguió éxitos y dicha
firma era muy conocida y prestigiada en ese lugar de América.
Fotografió a casi todas las
Señoritas Perú de los años 50,60 y 70. Por supuesto que a Gladys Zender Urbina, la belleza que
consiguió el título de Miss Universo en 1957. Mary Ann Sarmiento, que después
se casó con Rafael Graña y
posteriormente se divorció. Muchos artistas lo marcaron e impresionaron. Como
Pedro Infante que vino al Perú en 1957.
Lo mismo ocurrió con Lola Flores. A ambos cantantes, el Perú los aclamó y les
dio su entero cariño.
Fotos como cancha publicadas en Caretas
Fotos como cancha publicadas en Caretas
Otra faceta de sus actividades
estuvo en las fotos de sociales. Las vistas de “Ellos & Ellas de la revista
“Caretas” fueron tomadas por su lente. Captó matrimonios habidos y por haber de
la época. El del magnate Mariano Prado Sosa con la nieta de don Luis Miró
Quesada, Director del diario “El Comercio” e hija de Cartucho, Leonor "Nonoy" Miró Quesada Valega. Las grandes
fiestas en Ancón. Los Luau en el Waikiki con Carlos Dogñi Larco, un personaje
tan excéntrico y peculiar: el play boy de esos años, con una buena cantidad de
años encima.
PERSECUCION
Al Congreso de la República iba
muy seguido. A tal punto que no hay parlamentario de 1954 a 1968 que no haya
fotografiado. La famosa bancada demócrata cristiana conformada por Héctor
Cornejo Chávez que era colaborador de la revista Caretas, Mario Polar, Roberto
Ramirez del Villar, Juan Chávez Molina, Javier de Belaunde Ruiz de Somocurcio,
Jaime Rey de Castro, Alfredo Garcia Llosa y Rafael Cubas Vinatea entre muchos
otros más.
Los pradistas como: Carlos Ledgard Jiménez, Javier
Ortiz de Zevallos y Armando de la Flor Valle. Los populistas Alfonso
Montesinos, Manuel Arce Zagaceta, José Navarro Grau, etc. Los del Apra con
Armando Villanueva del Campo, Luis Alberto Sanchez, Andrés Townsend Ezcurra,
entre muchísimos otros. Independientes entre los que figuraban los senadores
Raúl Porras Barrenechea y José Gálvez, que llegó a ser Presidente de dicha
cámara. En fin, tantos y tantos.
Doris Gibson: la fundadora de la revista.
Doris Gibson: la fundadora de la revista.
Manrique recordó cuando habló con
nosotros que las dictaduras instauradas en el país casi siempre perseguían a
los periodistas de "Caretas". Los dejaban sin trabajo, clausurando del medio. Injustamente. Cuando
Velasco eso se repitió, repitió y repitió.
Fue el que tomó la foto cuando un
esbirro de la Policía de Investigaciones del Perú (PIP), mandado por los
abusivos del Ministerio del Interior, abrió violentamente a patadas la puerta
principal del local de Caretas, rompiéndola y con la cabeza hacia abajo trato
de abrir la chapa.
Allí lo esperaba Víctor con la maquina lista y se captó el preciso momento en que se consumía la agresión. En
el momento que se vino encima la policía y le quitó la cámara, ya había
guardado a buen recaudo el rollo con las vistas tomadas. Talento, cerebro y
audacia da lugar a la buena fotografía. Eso es lo que fue Manrique. Un gran reportero
gráfico. (Edgardo de Noriega)
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