martes, 30 de junio de 2015

LA GUERRA DE LOS CUATRO AÑOS

El ambicioso y conflictivo Rey español Carlos V Le había echado el ojo a una extensa zona para reforzar por completo su poder, ser más  temido y, evidentemente, extender su reinado fortalecido por cada conquista que realizaba. A la buena o a la mala. Creía con convicción, aunque equivocada, tener el legítimo derecho de gobernarla,  mandarla y extenderla. Una amplia zona de territorio francés era la perfecta manzana de la discordia.
 Por eso mismo, y con interés desenfrenados de por medio, se desató lo que se denominó en la Historia la Guerra de los Cuatro Años, ocurrida a partir del año 1521 del mismísimo Siglo XVI y desbocado por la violencia  entre el Imperio de España en contra de Francia, cuyo objetivo primordial era dominar toda la península itálica.
El Rey de España consiguió un aliado convincente y poderosísimo. Nada más y nada menos que el Papa. Así se creó una gran coalición que aglutinaba las fuerzas españolas, las alemanas y las religiosas, a cuyo mando estaba Próspero Colona, oficial del ejército ibérico. Un  grupo bélico, tras ser reforzado  con  18 mil hombres se dirigió a Milán, ciudad que invadió por completo y la aisló cortando sus medios de comunicación.
Por su parte, las fuerzas francesas también tenían un potente aliado que era Venecia, cuyas fuerzas combinadas con las galas sumaban una cifra cercana a los 25 mil combatientes. Muchos de ellos, los mercenarios suizos que se quejaban constantemente de lo tardío que llegaban  los pagos. Ello produjo grandes deserciones y problemas para el alto mando francés.

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Una de las grandes batallas

BICOCA
La Batalla de Bicoca, el principal episodio bélico de esta conflagración, supuso un antes y un después en la historia militar del mundo. En efecto, las armas blancas comenzaron desde entonces a perder progresivamente el protagonismo a favor del plomo, la pólvora y las balas. Las  de fuego comenzaron a ser las grandes dominadoras de los campos de batalla.
El enfrentamiento ocurrió en un pueblo del mismo nombre ubicado  en una pequeña localidad al norte de Milán, fuera de sus muros. El mando español decidió no atacar frontalmente. Querían explotar la sorpresa al máximo. Mientras que los piqueros suizos exigían una batalla inminente y rápida.
Colona sitúa el grueso de sus tropas en lo alto de una loma. Los  suizos junto a los tercios españoles eran, por aquel tiempo, la mejor infantería del mundo. Sus cuadros, perfectamente formados y muy disciplinados, sembraron el terror en los campos de batalla desde tiempos inmemoriales. Había mucho interés de atacar estos escuadrones de frente. 
CREENCIA
Sabedor de la situación, el conductor permitió una carga frontal de los cuadros de picas suizos, mientras que sus tropas se limitaron a mantener terreno en posición defensiva. Los primeros avanzaron confiados en una fácil victoria pues se creyeron superiores, con mayor número de efectivos.
Sin embargo, en cuanto que los suizos comenzaron a subir la pendiente que los separaba del ejército imperial,  su ritmo decreció por mantener la formación. Entonces, el avance disminuyó notablemente.
En cuanto que los suizos estuvieron al alcance del fuego de los arcabuces españoles, estos abrieron fuego instantáneamente. ASí descargaron una andanada de plomo que diezmó, considerablemente, las fuerzas helvéticas.
Detenidos en seco por la caída de sus camaradas de primera fila, las formaciones suizas fueron un blanco fácil para las armas de fuego españolas, incluida la artillería. Allí es cuando las bajas suizas aumentaron al ritmo que les permitió a los españoles  recargar, desatándose una auténtica masacre entre las filas del país alpino.
Los vencidos se tuvieron que retirar del combate sin ni siquiera presentar batalla. La matanza cobró la vida al menos  3 mil personas. Mientras que los españoles permanecíron fuertes, unidos y completamente triunfantes. Desde entonces, el término bicoca se utiliza como sinónimo de algo fácil.


Territorios controlados por el Rey Carlos

LOGRO
Cabe destacar que era la primera vez que los cuadros suizos se tenían que retirar de una batalla. Lo que sin duda fue un gran logro para el ejército imperial de Carlos V. Logro que vaticinaba un cambio de época en el dominio de los campos de batalla. La polvora y los tercios españoples se perfilaron como los grandes dominadores de la nueva guerra.
El conflicto se desarrollo entre 1521 y 1526, de allí su nombre. En el lucharon Francisco I de Francia y la República de Venecia contra el Emperador del Sacro Imperio  Romano Germánico, Carlos V, Enrique VIII de Inglaterra y los Estados Pontificios.
Entre las causas del conflicto estuvieron el ascenso del  rey  a ese cargo y la necesidad del Papa León X de aliarse con Carlos para combatir a Martin Lutero. La guerra estalló cuando Francia invadió los Países Bajos e intento ayudar a Enrique II de Navarra a recuperar su reino
Las fuerzas imperiales repelieron la invasión y atacaron el norte de Francia donde los franceses detuvieron su avance. Entonces el emperador, el Papa y Enrique VIII firmaron firmaron una alianza formal contra Francia y las hostilidades comenzaron en la península ibérica.


Francisco I de Francia

INVASION
El ejército inglés invadió Francia en 1523, mientras que Carlos de Borbón, contrariado por las tentativas de Francisco de apoderarse de su herencia, traicionó a Francisco y se alió con Carlos I. En 1524, una tentativa francesa de recuperar el ducado milanés dio a Borbon la oportunidad de invadir Provenza.
El mismo Francisco dirigió un segundo ataque al ducado de Milán-la actual Lobardía- en 1525. Su desastrosa derrota en la Batalla de Pavía en la que fue capturado y la mayoría de sus principales colaboradores murieron, condujo  al final de la guerra.
Mientras estaba encarcelado en España, Francisco firmó el Tratado de Madrid en el que renunciaba a sus aspiraciones en Italia, Borgoña y Flandes. Después de algunas semanas tras su liberación, sin embargo, rechazó los términos del tratado. Así comenzó la Guerra de la Liga de Cognac. Aunque los conflictos italianos continuarían durantes otras tres décadas. Estas terminarían sin que Francia pudiera recuperar ningún territorio sustancial en Italia.

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