miércoles, 28 de junio de 2017

POQUISIMOS DIAS EN EL PODER

Cuando “las papas quemaban” y en medio de una tremenda crisis política, un militar y político peruano ocupó brevemente durante dos días, del 25 al 27 de Agosto de 1930, como Presidente de la Junta Militar de Gobierno conformada de facto tras la caída estrepitosa del  poder de Augusto B. Leguía que fue detenido, incluso de forma autoritaria, luego de gobernar durante once largos años. El famoso oncenio que tuvo sus adherentes determinados y también-en su mayoría, sus detractores que lo atacaron y golpearon a plenitud.
El gobernante, por tan sólo 48 horas, se llamó Manuel María Ponce Brousset y había nacido en  Arequipa el 5 de Abril de 1874. Fue hijo de Tomas Ponce y de María Dolores Brousset. Era descendiente del militar francés, Antoine Brousset Franc, quien se asentó en la blanca ciudad. Ello ocurrió a principios del siglo XIX, durante la invasión napoleónica a España.
Estudió en el Colegio Nacional de la Independencia Americana de dicha metrópoli sureña y volcánica. Se trasladó a Lima, ingresando a la Escuela de Clases del Ejército y luego a la Escuela Militar de Chorrillos. De allí es donde egresó como subteniente en 1890. También se instruyó sobre el manejo de armas especiales y fue profesor adjunto de Topografía.
Sucesivamente cursó especialidades en la  Escuela de Aplicaciones (1898-1901), Escuela de Tiro (1904) y la Escuela Superior de Guerra (1905-1907). Como oficial del Estado Mayor del  Ejército viajó a Francia y sirvió en el Regimiento de Cazadores Andinos en la Alta Saboya. Ascendió a Teniente Coronel en 1908.

Resultado de imagen para jose maria ponce brousset
Manuel María Ponce: Presidente del Perú por dos días

CARGOS
Luego  de retornar al Perú, comandó el regimiento de infantería destacado a la frontera del norte del país, durante la amenaza de guerra con el Ecuador en 1910. Fue además Agregado al Estado Mayor del Ejército y Comandante de la Tercera Región Militar.
 Al retirarse la Misión Francesa, a raíz del estallido de la Primera Guerra Mundial, tomó la dirección de la Escuela Superior de Guerra de 1914 a 1915. Luego fue Agregado Militar en la legación de Bolivia. Lo ascendieron a Coronel (1916).
Fue nombrado Jefe del Estado Mayor del Ejército pero al año siguiente,1918, tuvo que renunciar frente al escándalo ocurrido por la agresión física que sufriera el periodista y pensador, José Carlos Mariátegui, a manos del Teniente José Vásquez Benavides, quien pretendió con ese brutal acto desagraviar al Ejército criticado por Mariátegui en unos artículos periodísticos. ¡Qué bárbara actitud la del joven militar!
De 1918 a 1919, desempeñó una jefatura administrativa en el Ministerio de Guerra. Luego pasó a ejercer como Director General de Tiro Nacional durante  varios años: entre 1919 y 1931. Ascendió a General el 17 de Enero de 1929.

Resultado de imagen para Caida de Leguia
Augusto B. Leguía murió en la cárcel.

SUBLEVACION
El 22 de Agosto de 1930, el Comandante Luis Miguel Sánchez Cerro se sublevó en  Arequipa contra el Gobierno de Leguía. Este último renunció a su cargo tres días después, el 25 de Agosto  del mismo año.
Entonces, la Guarnición de Lima constituyó una Junta Militar de Gobierno, cuya presidencia fue confiada al General Ponce. Conformaban este organismo de facto las siguientes personas: el Coronel Eulogio Castillo (Gobierno) el Capitán de Navío Julio Goycochea Alvarez (Relaciones Exteriores), el Teniente Coronel  Arturo Zapata Vélez  (Justicia, Culto e Instrucción) el Coronel Ricardo Llona (Hacienda)  el Mayor Eduardo Castro Ríos (Fomento) y el  Contralmirante César Bielich (Marina y Aviación).
Para un sector de la opinión pública, la mayoría de los miembros de esta junta militar eran allegados al leguiismo. En esos momentos, el país se encontraba inmerso en una grave crisis política y económica. Una multitud enfurecida atacó la casa de Leguía que se había  embarcado en el crucero Almirante Grau rumbo al extranjero. El  ex jefe de estado fue obligado a retornar al país y tomado prisionero.


Saqueo de la casa del presidente del oncenio

CONSIGNA
La consigna popular era entregar el poder a los revolucionarios de Arequipa y a su caudillo: el comandante Sánchez Cerro. Este viajó a Lima en avión y llegó el 27 de Agosto. Es decir dos días después de la renuncia de Leguía. La Junta Militar de Ponce fue disuelta y se instaló otra presidida por Sánchez Cerro. Después fue Presidente del Consejo de Oficiales Generales. Falleció en Lima, el 18 de Julio de 1966, a los 92 años. Casi toda una vida de grandes experiencias castrenses.
Con respecto a estos hechos, el historiador Juan Luis Orrego dice lo siguiente: “nuevamente, como en otras ocasiones, la furia revolucionaria vino de Arequipa. La mañana del 22 de Abril de 1930, la guarnición de la ciudad blanca se sublevó a órdenes del Comandante Luis M. Sánchez Cerro”.
Luego añade: “la idea del movimiento era formar un gobierno provisional para desmantelar el edificio leguiista y convocar a elecciones libres. Pocos pensaron en ese momento que aquel comandante pronto sacaría ventaja de la situación, convirtiéndose en otro caudillo más de la azarosa vida política nacional”
El historiador sostiene que Sanchez se presentaba como el hombre cuerdo y valiente capaz de rehabilitar a un país  sumido en el hartazgo y la desesperación. Ese mismo día se autotituló Comandante en Jefe del Ejército del Sur y Jefe del Gobierno.

Resultado de imagen para jose maria ponce brousset
Sanchez Cerro: militar y politico con popularidad.

PRONUNCIAMIENTO
Destaca que la justificación doctrinaria del pronunciamiento fue redactada por el ilustre jurista José Luis Bustamante y Rivero, futuro Presidente del Perú entre 1945 y 1948. Sostiene que, de todos modos, si el levantamiento de Sánchez Cerro no hubiera tenido éxito ya se esperaban otras conspiraciones.
Una se estaba organizando, según esta versión histórica, para setiembre. Asimismo se anunciaba una expedición armada de un grupo de deportados por Leguía. Todo parece indicar que el “tirano no pasaba del año 30”
Orrego cuenta que Leguía quiso negociar con Sánchez Cerro. Pero el rechazo de éste fue enérgico e inmediato. Frente a esta situación, el Presidente reunió a su gabinete anunciándole  su decisión de no resistir y juntar al Congreso para dimitir.
Esa misma tarde, el Jefe de Estado asistió al Hipódromo de Santa Beatriz donde los caballos de su propiedad ganaron en  dos carreras. Recibió aplausos y saludó con sombrero en alto. Sin embargo, cuando regresó a Palacio hubo gritos y disparos en el camino
En la madrugada del 25 de agosto, un grupo numeroso de militares se presentó en Palacio  para exigirle la renuncia. El dialogo por momentos se tornó airado y violento. Leguía no tuvo más remedio que entregar el poder a la Junta Miliar presidida por el General Ponce.

Resultado de imagen para sublevacion de sanchez cerro
La juramentacion del mandatario nacido en Piura

EMBARCADO
Según relata Orrego, esa misma madrugada Leguía abandonó Palacio de Gobierno. El político salió por una puerta lateral de la casa, camino al Callao. Así se embarcó a bordo del crucero Almirante Grau, rumbo a Panamá.
Pocos fueron los que estuvieron a su lado en esos momentos de derrota. Casi todos sus antiguos amigos aquellos que se enriquecieron con la Patra Nueva y proclamaron el “Siglo de Leguía” se escondieron o peor aún, se pasaron a la oposición.
El problema político consistía en que la Junta de Ponce no tenía popularidad. Sánchez Cerro llegó a Lima y fue recibido apoteósicamente. Era el hombre de la revolución. El típico militar “macho” que había derrocado al tirano.
El historiador Orrego destaca que su juventud, su rostro moreno, su origen plebeyo acentuaban su  hazaña. La Junta de Ponce no tenía ningún apoyo. Ni siquiera al interior del Ejército La llegada de Sánchez Cerro precipitó su caída
Por orden de Sánchez Cerro ya en  el poder, Leguía fue desembarcado del BAP Grau. Estaba muy enfermo. Tenia y sufría de una inflamación a la próstata, retención de orina y fiebre muy alta. Mientras tanto, la agitación pública continuaba con gran intensidad. 
FURIA
La furia contra Leguía era incontenible así como el apoyo a los rebeldes de Arequipa. La casa del ex presidente fue criminalmente saqueada y sus enseres destruidos o quemados. Un estudiante y varios trabajadores resultaron muertos en el enfrentamiento con la policía. Otros connotados allegados al leguiismo también vieron saqueadas sus casas.
A pesar de su quebrantada salud, Leguía fue confinado en la Isla de San Lorenzo. Su destino había quedado sellado: no recuperaría jamás su libertad. Por esos días, Sánchez Cerro declaró: “Leguía permanecerá en prisión tanto como dure mi gobierno”. Pasaron dos semanas cuando otra orden emanada de Palacio de Gobierno dispuso su internamiento en la Penitenciaría Central de Lima, conocida como el Panóptico, en compañía de su hijo Juan.
Sobre la celda que ocupó el ex presidente se tejieron muchas leyendas. Algunos dicen que era sucia, húmeda, pestilente, sin servicios higiénicos y que su única ventana había sido tapeada. También aseguraron que el enfermo y anciano Leguía no podía conciliar el sueño por la noche a causa de los gritos e insultos de sus centinelas. O que no recibió atención médica, a pesar de sus padecimientos.
Otros dicen que nada de esto es verdad. Lo cierto es que Leguía, de acuerdo a la versión de Orrego, sufrió como muchos otros presos. Pero, mayormente, por la edad y la enfermedad que padecía  Por eso es que nuestro estudioso del pasado dice que “la actitud de Sanchez Cerro es censurable rayana en el resentimiento”.

Resultado de imagen para sublevacion de sanchez cerro
La población, en la calle, protestando durante los años 30

AGONIA
Así moría,  poco a poco, el fundador de la Patria Nueva. El único personaje en el Perú que recibió más elogios que San Martín, Bolívar y Castilla juntos. El otrora “Júpiter Presidente “y el “Gigante del Pacífico” era tratado como el peor de los reos. Fue en esa oscura celda redacto las que dicen son sus  memorias: “Yo tirano, yo ladrón”.
Por su parte, el historiador más famoso del Perú, Jorge Basadre, anota que “el país debió tener un poco de piedad con Leguía. Al fin y al cabo lo había dejado gobernar durante quince años, primero cuatro y luego 11. ¿De quién era la culpa? Muchos habían hecho de él un exponente de sus propios errores. El mandatario  no era mejor que muchos, sólo había estado en el sitio más visible”.
Los últimos y dramáticos meses de la vida del ex presidente son narrados por Basadre de la siguiente manera: el 16 de Noviembre de 1931, llegó a ser trasladado a la Clínica Naval de Bellavista para que se le hiciera una operación quirúrgica. Dos días después, una bomba de dinamita fue arrojada villanamente al interior de este hospital y cayó a pocos metros del cuarto ocupado por el enfermo, después de que había sido anunciada su mejoría.


Resultado de imagen para sublevacion de sanchez cerro
El mandatario rebelde al centro con sus colaboradores.

EL FINAL
Murió, sin embargo, en el Hospital Naval, el 6 de Febrero de 1932, a los 69 años. Sólo pesaba, entonces, 67 libras. Se ha dicho que llegó a decir a su confesor el encargo de expresar que no guardaba rencor a nadie, que perdonaba a quienes procuraron hacerle el mal, que deseaba la felicidad y prosperidad del Perú al que había amado mucho y que su ultimo pensamiento era para sus hijos.

Leguía subió al poder rico y parece que murió pobre. Entre sus bienes sólo tenía algunas pólizas de seguro, medallas y varios objetos que le habían sido obsequiados por gobiernos extranjeros. Si muchos se enriquecieron durante su gobierno, él no lo hizo. De todos los presidentes que ha tenido el Perú, el es el único que murió encarcelado y en las condiciones más patéticas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario