martes, 12 de octubre de 2010

CHOCANO: DEL CONFLICTO A LA GRANDEZA

Hombre ruidoso, combativo, orgulloso, violento, conflictivo. Poeta sensitivo, rítmico, elocuente,  grandioso. Son las dos facetas enteramente definidas de uno de los personajes más controvertidos de la Literatura que destacó en el mundo de la intelectualidad a nivel nacional e internacional, durante el primer tercio del siglo XX.  
 José Santos Chocano, el famoso Poeta de América, fue un artista excepcional que nunca se apartó de si mismo. Sus afirmaciones siempre eran contundentes, tajantes y al borde del filo de la navaja.
Le gustaba  caminar erguido y llamando la atención con una elegancia reluciente y vistosa, abombado el pecho, retorcido el bigote, peinado hacia atrás, el cabello duro aunque no abundante. Alto y siempre agresivo de carácter.

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José Santos Chocano: poeta inigualable.
Tuvo una vocación hacia la soledad. Madre abnegada, hermana metida en otro ambiente: la Iglesia. Padre capitán de 1880 que se entretenía en el ocio y copiosos sueños etílicos. Hogar contradictorio. El colegio fue válvula de escape, parte del cielo para un niño tan aburrido de inevitable melancolía.
Su progenitor José Feliz Chocano y Zela nació en Tacna, nieto del prócer de la Independencia  Francisco Antonio de Zela, que diera en esa ciudad el primero grito de la Independencia del Perú. Su madre se llamaba María Aurora Gastañodi de la Vega, hija de un minero español que vivió en la opulencia y murió pobre. Ascendientes de familia españoles e incas realmente comprobados.
CHORRILLOS
El poeta, que nació en Lima el 14 de mayo de 1875, ingresó al Colegio Alemán conocido como el Instituto de Lima. Entre la niñez y la adolescencia, a los 11 años, comenzó a escribir versos bajo el seudónimo de “Bibolo”. Tuvo mucha inclinación a las matemáticas y el algebra, desde pequeño. Ya maduro comentó esta fase de su vida diciendo: “mi pensamiento latino desarrolló los músculos haciendo sus primeros ejercicios en la filosofía de un gimnasio alemán”.
En Chorrillos, ciudad por aquella  época sembrada aún de escombros a consecuencia del incendio y saqueo de que fue victima en 1881 durante la guerra con Chile, el poeta aprendió  a amar la naturaleza y sintió la influencia decisiva  de dos de las razas esenciales del Perú: la negra, a través de sus nodrizas, y la china por medio de sus ayos.
A los 11 años pasa al Colegio de Lima que dirigía el pedagogo Pedro A.  Labarthe. Ahí tuvo por condiscípulos, entre otros, a Luis Aurelio Loayza, Clemente Palma, el  hijo del tradicionalista don Ricardo y fundador del diario La Crónica; y Alberto L. Sánchez,  padre del político y escritor Luis Alberto Sánchez.
PRECOCIDAD
Aunque parezca mentira, a esa edad andaba afamadísimo en dirigir revistas, organizar certámenes y enamorar muchachas. De esta época datan los primeros proyectos de libros de Chocano.” Florilegio, Ensayos Poéticos”  (1889-1890), dividido en  Rimas, Notas, Leyendas y Poemas; notas conformadas  por Fuegos Fatuos y Hojas Lozanas (1890-1891). Ya  colaboraba en el Perú Ilustrado, revista literaria y desempeñaba un cargo de profesor auxiliar de Algebra en su propio colegio.
Como se puede notar, en Chocano se mezclan varias pasiones. Las matemáticas, la poesía y el amor. “Si mi primer amor había sido un fracaso y mi segundo un imposible, este tercer era un absurdo. Ellas se llamaron Rosa, Elvira y María y ello ocurre entre los 9 y 14 años
Este vate ardiente de altanero mirar, frente despejada, andar majetuoso, ademán solemne, a quien se le hizo indispensable el grueso y retorcido bigote prusiano, había sido el mejor alumno de Trigonometría y Geometría descriptiva a la par que lucia como poeta poseído de un terco vocinglero ateísmo.
Tenia trece años cuando Manuel González Prada pronunció el celebre discurso del Politeama, donde expresó aquello de “los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra”. La frase se le metió en el alma al joven bardo. Lo mismo ocurrió con todos los de su generación.
Tres son los temas de los primeros versos de “Bíbolo” : el amor, la patria y el libre pensamiento. Su modelo inicial fue Bécquer. Luego vendrán Campoamor y Díaz Mirón. Al último llegaron influyentes al máximo Víctor Hugo y   González  Prada.



El padre de Chocano con los hijos del poeta.
SU CASA
Ingresó a la Facultad de Letras de San Marcos en 1891. Fue un universitario fugaz. Su “fe de vida” estudiantil arrojan algunos datos preocupantes. En efecto, lo aprobaron a las justas   en Filosofía Fundamental y en el de Literatura Castellana, el primer año.
Pero fue aplazado por mayoría en Historia de la Civilización  y volvió a presentarse al siguiente año, logrando notas tan solo aceptables. Matriculado en la Facultad de Jurisprudencia, de 1890 a 1893, no rindió ningún examen en ella.
La familia habitaba en la calle Argandoña 27, altos, hoy parte del jirón Caylloma, en el corazón del barrio viejo de Lima, a dos cuadras de Palacio de Gobierno y a una de la Iglesia de Santo Domingo. Era una casona grande, de amplia portada.
Tenía Chocano cuatro años al estallar la Guerra del Pacífico. El padre parte al frente, sobrevienen derrotas. No ha cumplido seis años el poeta cuando ve entrar a Lima tropas extranjeras. Cumple los ocho, bajo esa misma amenaza. No bien evacúa el ejército invasor, Chocano anda hacia los nueve.
LA TUNDA
Entre sus diez y dieciocho años, el poeta asiste al espectáculo de una pugna partidaria sórdida y desapacible. Es la época de su iniciación literaria. Tales acontecimientos y una evidente precocidad, le empujan violentamente hacia la poesía, forma oratoria y multitudinaria del romanticismo. Sin duda, se trata de una vida sin infancia.
La madre, doña María Aurora, recibió siempre todos los homenajes del poeta.  Nunca se interrumpió el diálogo entre esos dos corazones. Chocano la  hacia confidente de todo, especialmente de sus ilusiones de grandeza. También de sus desengaños amorosos. La progenitora fue obsesión del poeta, en medio de todas sus aventuras de amor, de política y dinero.
En sus 18 años, escribía al filo de sus dos predilecciones: Víctor Hugo y Byron. En Iras Santas (1895), su primer libro aparecen dos composiciones de 1893, a los 18 años dedicadas a  Enrique Gómez Carrillo y a Rubén Darío como signo evidente de admiración. Desde que comenzó a escribir, reveló capacidad y firmeza de artista. Convirtió el verso en arma.
Ejerció el periodismo en el periódico “La Tunda” que atacaba inclementemente a Cáceres,  electo presidente burlando el orden constitucional. Cayó en una celada y lo apresaron. Lo condujeron a la comisaría de Bellavista, en el Callao, donde, según la fama, se realizaban los fusilamientos secretos de los enemigos del  gobierno.
Se sintió morir. En un arrebato entregó un mensaje para sus padres a un cabo apellidado Piélago, quien le hizo en voz baja la confidencia de ser lector de sus poemas. Al llegar a Bellavista, los soldados lo acompañaron hacia la orilla. Era el fusilamiento, sin duda.
PRIMER MATRIMONIO
Piélago había enviado un telegrama a casa de Chocano, cuyo padre, capitán del Ejército voló a Palacio y su madre, devota cristiana, buscó al Arzobispo Bandini. Mediante la intervención del sacerdote, se conmutó la orden de fusilamiento por la de cárcel
Durante seis meses estuvo  en los Aljibes del Castillo del Real Felipe del Callao. Lo llevaron en compañía del Coronel  Domingo Parra y del Comandante Alvarado, revolucionario de polendas. Parra y Chocano ocuparon el aljibe número 1. El número  3, los otros detenidos.
Finalmente, a causa de su mala salud, el coronel Parra y el poeta fueron trasladados a Lima al Hospital Militar de San Bartolomé. De ahí fugó Parra valiéndose de improvisada escalera hecha de una sabana. Eso le significó al poeta ser devuelto a la prisión del Callao Le pusieron en libertad a fines de 1894, poco antes de que triunfara la coalición cívico-demócrata.
Muy en contra de las predilecciones de González Prada, quien siempre vitupereó a Piérola por su conducta durante la Guerra  del  Pacífico, se convirtió en el verbo de la Coalición. El poeta dispuso de voz y de papel de imprenta. Lo escucharon en prosa y en verso, en artículo y en libro. En tinta roja, azul y negra.
En Chorrillos mismo nació, tiempo atrás, su idilio con Consuelo Bermúdez, su novia oficial con quien inició una relación larga y fructuosa. Se casó con ella en 1897. No obstante por esos días conoció a Sabina Petterson, hija de inglés y de peruana de quien, al parecer, se sintió enamorado. Pero, apenas iniciado el amorío, Sabina partió a Inglaterra.
Fueron  hijos del primer matrimonio: Eduardo Adolfo Chocano Bermúdez, quien falleció ciego y pobre en 1955, el vástago  que siempre le fue fiel,  nacido en 1897;  José Alberto, que vino al mundo en 1901 y José Santos, dos años después.
A los 20 años,  fue nombrado Secretario de Manuel Candamo,  Presidente de la Junta de Gobierno y Ministro de Relaciones Exteriores, civilista. Luego  se desempeñó como colaborador de Elías Malpartida, Ministro de Hacienda y conspicuo militante del partido Demócrata.
Estas ocupaciones burocráticas no desviaron, ni un milímetro, la puntería intelectual del poeta y organizó la administración de la imprenta del diario oficial "El Peruano" en forma cooperativa. Los obreros designaron cuatro delegados quienes recibieron el 80 por ciento de las utilidades, conformándose  en recibir la quinta parte de ellas.
En esa imprenta,  el año 1895, editó sus dos primeros libros y al año siguiente, la segunda serie de La Neblina, sustituta de El Perú Ilustrado y,  luego,  la Gran Revista. Concluyó, a los ocho días de la entrada de Piérola a Lima, su discurso de la Revolución, impreso en folleto, con pie editorial de la Imprenta del Estado.
 El elogio central está dedicado, como era de esperarse, a Nicolás de Piérola. Una de las últimas frases de su intervención oratoria decía: “El pueblo tiene, no el derecho, sino el deber de ser libre.


En Caracas, el año 1922.
TEATRO
Los dos libros de versos que, simultáneamente, lanza el poeta el año de su aurora política-editorial, salen impresos en tinta de diverso color. El de protesta cívica, en rojo. El de églogas, cromos y apaciguados furores, en azul. Aquel se rotula “Iras Santas, Poemas Americanos”, 1893-1885. Este “En la Aldea, Poesías Americanas”.
Alternó versos y prosas  y hasta incursionó en gacetillas que titulo “Quincenas Estivales”. Lo  hizo mucho para la prensa de La Habana. Estas crónicas las firmaba con el seudónimo de “Fausto”. A los 21 años se lanzó al teatro con el drama “Sin nombre”. Lo estrenó en abril de 1896 y fue un fracaso. Sin embargo, en esta oportunidad, le ofrecieron un agasaje con adhesiones de intelectuales de la talla del tradicionalista Ricardo Palma.
En 1896, el intelectual  publicó su tercer libro de versos, “Azahares”, dedicado a su novia Consuelo Bermúdez  Velásquez, de 17 años, hija del  coronel Adolfo Bermúdez ya fallecido.  El volumen constó de doce composiciones llenas  de arrogancia y desdén hacia el resto del mundo.
CONCURSO
 Poco después, ingresó a la vida matrimonial. Se casó siendo menor de edad, aunque declaró indebidamente, tener 21 años. Recién los iba a cumplir.
Planeó un viaje a la selva del Perú en tiempos que, por supuesto, distaban mucho de tener las discutibles facilidades de hoy. Quería establecer un negocio de café. Pero lo primordial era enriquecer su imaginación en el sentido de “americanizarla” para convertirse en lo que después se le llamó el Poeta del Continente.  El negocio, es obvio decirlo, fracasó.
Fundó un diario de dos ediciones titulado “El Siglo XX”, convirtiéndose en el primer periódico que en el Perú dio noticias cablegráficas a dos columnas y publicó secciones tales como "Vida Social" y "Vida  Obrera".
Publicó el poemario “Selva Virgen” con un curioso subtitulo: “poemas y poesías”. Al parecer para separar las composiciones largas y cortas. En la portada, aparece una viñeta que representa una lira metida en un cesto del que brotan dos ramas de laurel con  la idea de que en su arte caben todos los modelos, como en un rayo de luz todos los colores. Nada de modestia del poeta.
El Ateneo de Lima, presidido por Javier Prado Ugarteche, convocó a un concurso de poesías sobre el tema patriótico, la hazaña del Morro en 1881. Formaron el jurado tres personalidades: González Prada, Numa Pompilio Llona y Domingo de Vivero. Literatos, los tres, de renombre.
Ganó la competencia. La primera versión de la Epopeya del Morro constó de 1,941  versos cargados de alusiones a hombres y episodios de aquella batalla.  No era un poema, precisamente, pacifista.




TEATRO
Por eso debió ser que, a partir de 1908, limpia y reduce su poema al extremo de dejarlo en 575 versos. Sacrificó 1,366 creaciones. El metro usado es una mezcla de heptasílabos y endecasílabos como combinación clásica. La lluvia de figuras no fatiga y son nutridas, vigorosas. Con sobriedad y severo patetismo. Realmente digno.
Lanzó ”El Derrumbe”, poema descriptivo de  1,345 versos, reducido posteriormente a la extensión de 637 partes. Los años y el ejercicio del buen gusto eliminaron con el tiempo 708 líneas.
Los frescos laureles de sus últimos triunfos poéticos impulsaron a Chocano, nuevamente, a buscar el halago de una consagración multitudinaria: el teatro. No obstante sus anteriores fracasos, pretendió arrebatar un triunfo cuando presenta “Vendimiario”. Para los críticos, no fue una victoria clamorosa. La estrenó en marzo de 1900.
El argumento de la obra era bastante truculento. Don Juan, calavera jubilado, se casa con la joven Magdalena por ser amiga de su hija Inés, a quien él adora. Hay amores ilícitos, muertes y pecado. Perdones  y fugas.  Estrangulamientos, sin  excelencia artística ni dinamismo escénico.
DIPLOMATICO
En 1901, época de la Exposición Universal de París y comienzo del nuevo siglo, publicó “ El Canto del Siglo”, con inquietudes y fantasías en torno a los adelantos científicos. No es uno de los mejores logros del poeta. Este lo comprende tan bien que de su largo texto no conservará cinco años después, sino dos versos que los agrega a la dedicatoria de Alma América.
Logró ser designado como Agente Oficioso del Perú en Centroamérica para inclinar a que dichas naciones voten por el Arbitraje Obligatorio derivado de las diferencias existentes entre nuestro país y Chile, por la Guerra del Pacífico. Se contaba con su prestigio literario, su dialéctica y su empaque. El Gobierno de Romaña le confió la misión.
Llevó  el poeta al par que un encargo semidiplomático, los más ambiciosos proyectos literarios. Decidió  conquistar el porvenir. Llegó a Guayaquil deslumbrado por el mar e hizo efectivos contactos intelectuales. De tierras ecuatorianos arribó en barco a Panamá, entonces provincia colombiana. Se relacionó con los periodistas dentro de sus planes de propaganda  patriótica. Hizo lo mismo en Costa Rica, donde dictó conferencias sobre el tema.
En agosto de 1901, se hallaba en Honduras. En setiembre llegó a Nicaragua y luego pasó  a Guatemala. En noviembre regresó a Lima. El poeta, durante su gira, se mostró poco diplomático. Pero en cambio fue un eficaz  propagandista.
Para exaltar la institución del arbitraje obligatorio, destacó nuestras diferencias con Europa a la que caracteriza como indiferente hasta la crueldad y lanza frases con efectividad  por donde se le mire, como la que sigue: “la fuerza sin derecho quiere negarle al derecho toda fuerza.
Conoció  en Guatemala  al Presidente, el licenciado  Manuel Estrada Cabrera. Hombre oscuro, astuto, de modestísimo origen, graduado en leyes que ocupó el poder bajo una tremenda dictadura 22 años. Fue colaborador inmediato de este jefe de estado nefasto y cayó preso con él cuando se le acabó el poder.

El cuerpo de José Santos Chocano fue enterrado de pie y en una superficie de un metro, como el mismo poeta lo pidió (Archivo Histórico El Comercio)

La tumba de Chocano: lo enterraron como el quiso, de pie
CENTROAMERICA
En Barcelona se lanzaron los dos tomos de “Poesías Completas” con prólogo de  González Prada que  lo reconoce como “el poeta nacional del Perú”. Orgulloso de tal elogio, Chocano salió, por segunda vez, de territorio peruano provisto de un nombramiento como Cónsul General en Centroamérica.
Arribó a Guatemala, acompañado de su primera esposa y sus dos hijos. No tardó en iniciar sus actividades literarias. Pronunció el discurso oficial en las Fiestas de Minerva.  Naturalmente presidió el acto Estrada Cabrera, el Señor Presidente
Vive suntuosamente. Habita con su familia en el “Gran Hotel”, de la capital guatemalteca. Viajó al Perú  y asistió a la toma de mando de Manuel Candamo. Nació su tercer hijo. Lo promueven  como Secretario de Primera Clase del  Perú en la Legación de Colombia. Publicó el drama “El Hombre Sin Mundo”,  en dos actos y en verso.
DUELO
El conflicto entre El Salvador y Guatemala le sirvió  para ganarse la confianza de Estrada Cabrera quien lo designó mediador en dichos países, aprovechando su condición de prestigiado literato.
Se dirigió a la vecina república salvadoreña, cuya intelectualidad lo recibió en palmas. Participó en todo el proceso desde las declaraciones  hasta el arreglo final que inspiró y patrocinó durante tres meses,  entre enero y abril de 1903.
Los presidentes de ambos países, Estrada Cabrera y  Pedro José Escalón recientemente electo, se entrevistaron y se selló la paz por tres años, en vista de que ocurrieron nuevas desavenencias cuando el peruano estaba ya en Madrid.
La labor diplomática del literato en Colombia, en su  tarea de someter  la cuestión limítrofe amazónica, fracasó por completo. Por ello no vaciló en renunciar al cargo y la Cancillería peruana en aceptar tal decisión. Partió, entonces, a Costa Rica para continuar con la tesis en contra de  Chile del Arbitraje Obligatorio
Por aquel entonces, cierto personaje de ese país se enfrentó con el poeta por este tema.  El personaje a quien Chocano llama “Z”, llevó las cosas hasta el extremo de que el peruano consideró necesario retarlo a duelo. Como ofendido, el poeta escogió la pistola.
Era bastante diestro en el manejo de las armas. Se perfeccionó en una hacienda vecina a San José. Estaba decidido a que el duelo tuviera desenlace cruento.  La habilidad de tirador a que había llegado, le permitía dar en blancos móviles, pequeños y lejanos
Llegados al campo del honor, el señor Z no pudo más y aceptó dar inmediatas y amplias explicaciones a cambio de la no realización del duelo. Se firmó un acta en que  constaba naturalmente lo ocurrido, así como las palabras de Z ofreciendo excusas.
Cuando todo estuvo terminado, en gesto de pomposa hidalguía, estrechó la mano de su contrincante, cogió el acta que ponía su propio honor tan en alto y la rompió en pedazos. Z estaba libre de todo testimonio fehaciente de su flaqueza de carácter. Chocano lo conquistó para siempre con ese gesto.
RECONCILIACION
Pero como la murmuración tiene cien pies y mil lenguas, todo San José conoció la caballeresca actitud.  Le dieron un banquete de despedida  que se realizó con éxito y asistencia record. Sin avisar a nadie, se dirigió a Nicaragua donde habló con el Presidente Zelaya y se reunió con la intelectualidad de ese país.
Cuatro días después abandonó Managua y se dirigió al Perú.  Estaba con problemas y alejado del Canciller José Pardo y Barreda, posteriormente Presidente del  Perú. Pero  antes sirvió al mandatario nicaragüense como mediador en Argentina  para solucionar los problemas de Canal de Panamá. 
Fue Javier Prado quien apaciguó al herido poeta por la muerte de Candamo y le propuso las bases para una reconciliación con Pardo.  Así  obtuvo un pacto en virtud del cual  recibiría un nombramiento de diplomático y se alejaría del Perú.
Lo nombraron Secretario de Primera Clase de la Misión Especial que encabezó Mariano H. Cornejo, ilustre sociólogo y orador Demócrata, quien tuvo a su cargo la defensa de los derechos del Perú en el conflicto de limites con el Ecuador, sometido al arbitraje del Rey de España. El otro miembro fue Víctor Andrés Belaunde, en aquel entonces joven  escritor y diplomático.


Siempre polémico en sus libros.
EUROPA
Después de tantos ajetreos e intrigas,  inició, sin preverlo, su destierro voluntario de l7 años “enfermo-según afirmó en sus memorias- con la fatiga producida en mi ánimo por la política de nuestra América”. Escribió una carta a Zelaya declinando su encargo y aceptó su nuevo destino.
En medio de tantos disgustos  pendencieros, no descuidó su producción literaria. Había avanzado mucho en la creación de”Alma América”. El libro tenía  padrino y de los mejores: Miguel de Unamuno, quien se ofreció a escribir el prólogo. No es el autor quien demanda tan hermoso prefacio. Fue el insigne español quien lo propuso.
Un temperamento muy batallador. Pero ni aún en sus momentos de mayor actividad diplomática y de más áspera controversia política, jamás dejó de escribir versos. A ellos trasladaba sus preocupaciones cotidianas.
En abril de 1905, emprendió el soñado viaje a Europa por la larga ruta del Estrecho de Magallanes.  Tuvo una recepción entusiasta de los pobladores peruanos de Arica al detenerse allí el barco, sobre todo por haber escrito ”La Epopeya del Morro”. En Iquique, otra ciudad que había sido peruana hasta la guerra de 1879, también fue objeto de expresivas manifestaciones de adhesión.
ATAQUES
En Santiago, la capital, el panorama varió seriamente. Le dijeron  en algunos periódicos “enemigo declarado de Chile” y hasta se le llamó “huésped indeseable”. Sin embargo, la visita al país del Mapocho le sirvió para enriquecer su temario con cuadros y evocaciones de esa nación. Puede afirmarse que sus creaciones El idilio de los cóndores, El estrecho de Magallanes, Caupolicán, desde luego Lautaro y el Cóndor  ciego, se remontan a la época de este recorrido.
Entró a Argentina cruzándola de Mendoza a Buenos Aires. En la capital federal recorrió parsimoniosamente el bosque de Palermo y sus rosedales. Visitó el Palacio de Justicia y el Congreso y hasta encontró  a una mujer limeña, su admiración y candoroso amor de los 18 años.
COMPROMETIDO
Abandonó Buenos Aires, abordó  un barco de río, cruzó el Rio de la Plata y descendió en Montevideo ansioso de completar su periplo literario americano. Lamentó la ausencia de Rodó, el autor de Ariel. Pero departió con innumerables intelectuales de renombre. Embarcó enseguida hacia España. Su último contacto impresionante con América fue Río de Janeiro. De él, nació el poema ”La Ciudad Dorada”.
Llegó a la península en la plenitud de su vida: a los  30 años. “Cuando  sentí  tierra española bajo mis pies errantes, a manera de ola o de mujer, me arrastró hasta el Museo del  Prado, en donde las largas salas me hablaron mudamente de las generaciones pretéritas", dice en sus memorias. 
Los  escritores de ese tiempo se llamaban Miguel de Unamuno, Amado Nervo  Antonio y Manuel  Machado, Ramón Pérez de Ayala, Ramón María del Valle Inclán y Juan Ramón Jiménez. Este último de 24 años. Eran los de renombre: Menéndez y Pelayo, Campoamor y Benito Pérez Galdós. El peruano los trató a todos.
El había comprado asiento en un tabladillo para ver el matrimonio de  la pareja real. Pero cuando advirtió que no los observaría, desde ese lugar, pidió cambio de asiento.  Precisamente en el sitio que iba a sentarse, allí estalló una bomba. Algunos periódicos comentaron la noticia y preguntaron equivocadamente ¿Chocano anarquista? Nada tenia que ver. Pura especulación.
Durante su estadía en la madre patria, lo comprometieron en una defraudación contra el Banco de España. La verdad es que  no cometió ningún delito. Pero si se desprestigió al máximo, a pesar de haber sido victima. Nunca se esclareció por completo esta situación
Hasta que salió el libro más famoso  que publicó: "Alma América" con prólogo de Unamuno y poema de Rubén Darío. El texto fue descriptivo de 60 composiciones en su mayoría sonetos consagrados  a  Los Volcanes, Los Lagos, La Magnolia, La Caoba, La Orquídea, Los Andes, El Cóndor. Los poemas indígenas son   l2  y sobre la Conquista hay diez. De  la Colonia menos de diez.  A cerca de España otros diez y temas indo-españoles.
GUATEMALA
El volumen fue una verdadera revelación en su tiempo con infinidad de metáforas adheridas a los hechos o cosas concretas. Su éxito dependió, en gran parte, de la novedad de sus temas y de las insólitas comparaciones con que su autor sorprende al lector.
Se alejó del cargo de Primer Secretario de la Misión Especial que encabezaba Mariano H Cornejo y cuando se publicó la resolución ni siquiera se le dieron las gracias por los servicios prestados a la Nación.  Ni ninguna de las rituales frases de cortesía.
Abandonó,  secretamente, España por el escándalo del Banco y se dirigió  a  Centroamérica, donde asentaría sus reales por  más de doce años durante  los cuales siguió con sus actividades literarias y políticas, habiendo  visitado Estados Unidos.
MARFIL
A comienzos de noviembre de 1908, el poeta de América estuvo de nuevo en  Guatemala. Estrada Cabrera tenía sometido al país. El  intelectual era uno de sus principales colaboradores.
Estaba lleno de proyectos.  No dejaba de concurrir   a ninguna fiesta oficial ni literaria. Había vuelto a la plenitud de sus facultades. La vanidad se le encendía más y más. Una tarde que se celebró una actuación en el hipódromo  conoció a Margarita Batres Arzu, hija del ilustre historiador y político guatemalteco Antonio Batres Jáuregui. Fue un amor a primera vista.
Contó Margarita que al día siguiente de presentados,  el diplomático publicó unos versos titulados “Marfil” y que ella se enamoró locamente. “Fuimos tres años novios, habiendo iniciado su divorcio de mutuo consentimiento con la señora Bermúdez por poder enviado por ella.  El fallo de separación se dio en 1910”. José Santos y Margot se casaron en Nueva York y tuvieron dos hijos:  Antonio José  (1913) y Alma América (1917) 
Estrada Cabrera mandó a México a Chocano cuando Francisco Madero lanzó su candidatura a la Presidencia de la República. Existía entre ambos países una dudosa amistad.  A raíz de la independencia guatemalteca, México retuvo la provincia de Chiapas mediante un plebiscito. En este diferendo, actuó como mediador.
Estuvo muy cercano a  los revolucionarios mexicanos. Con Madero, Venustiano Carranza y sobre todo con Pancho Villa. Sin embargo, Victoriano Huerta  al entrar a la Presidencia lo expulsó. Se dirigió a Puerto Rico donde siguió haciendo política y tomó posiciones contrarias a Estados Unidos
La  revolución mexicana y la independencia de Puerto Rico del yugo norteamericano fueron, realmente, preocupaciones para el peruano. Por eso, precisamente, retornó a suelo mexicano y reforzó su amistad con Venustiano Carranza y con Pancho Villa. Lo consideraban de la familia revolucionaria.


Al final de sus días
PRESO
Sin embargo, hacia 1915 o comienzos de 1916, se distanció de Carranza y también de Villa. La enemistad del segundo era fatal: o uno se eliminaba o él lo eliminaba. Chocano se eliminó por sí sólo del territorio mexicano. No sin pena. Regresó a Guatemala. Vivía el poeta en el Gan Hotel a todo lujo.
Pero las dictaduras acaban, tarde o temprano. Después de 21 años de gobierno absoluto, Estrada Cabrera, político perspicaz y conocedor de su país, se dio cuenta de la distancia creada con el pueblo y anunció que respetaría los resultados de las elecciones. El comienzo del fin.
Guatemala al poco tiempo ardió de combates, bombardeos e incendios. Estrada Cabrera se rindió y cayó preso, con Chocano, en la Escuela Militar. El  carcelero de ambos fue el asesino del Presidente Madero, Francisco Cárdenas.
MARGARITA
Llevaba tres meses en la cárcel, sufriendo toda clase de amenazas y vejámenes. Tuvo el consuelo de verse en espíritu acompañado de Margot, sus colegas del exterior y sus versos. Se pedía, de inmediato, la ejecución del poeta, basándose en que habría aconsejado a Estrada Cabrera  bombardear y desaparecer Guatemala.
Como circuló la noticia de que el poeta podía ser fusilado y, además , se supo  que su mal estado de salud amenazaba su vida, los amigos iniciaron una enérgica y eficaz campaña, denunciado los hechos. La respuesta del mundo fue espléndida y por eso salió en libertad, aunque en secreto. Llegó a Managua en compañía de Margot y sus  hijos.
Caminaba con mayor lentitud y parsimonia. Muy levemente casi imperceptiblemente arrastraba un pie. Tenía la tez algo cetrina. Había desaparecido el bigote sobre  el labio un poco largo. La ceja izquierda se parecía a un ala, en gesto de sorpresa y desdén. Un domingo aparece ante el público de Managua, declamando sus poemas en el Teatro Variedades. Muy nervioso, con fatiga.



Nuestro intelectual  siguió colaborando con la prensa nicaragüense desde Costa Rica a donde se fue, permaneciendo hasta  fines de 1921. Multiplica sus colaboraciones periodísticas y publica la estrofa inicial de un poema en prisión.
El nombre del ilustre Cantor de América vuelve a estar en todos los labios, con motivo de la falsa noticia de su muerte. Un mensaje cablegráfico fue interpretado equivocadamente y lo dieron por desaparecido. Está,  por fortuna, vivo y sano en San José de Costa Rica. Desde donde escribe a todos sus amigos del mundo.
Existía en San José  una familia dotada  por las musas de la Historia y la Poesía con la que el peruano había cultivado amistad. Eran los Aguilar Machado.  Margarita Aguilar tenía l9 años y Chocano 46.  Entre ellos nació  el amor, el último y decisivo en la vida del poeta.
En 1921, decidió regresar al Perú. El Presidente Leguía, que intercedió por su vida, lo invita a volver al terruño patrio. Abandonó Puerto Rico, dejando como estela sus versos y  el amoroso sentimiento de una joven de tremendos ojos febriles y tez muy blanca. Zarpó hacia Panamá y, diez días después, parte para el Perú. Regreso solo. Habían pasado 16 años, siete meses y 26 días.
EN EL CALLAO
Lo recibió fraternalmente una delegación presidida por el poeta José Gálvez, Allí estaban Clemente Palma, Federico Barreto, Ezequiel Balarezo Pinillos, Juan Francisco Valega, Raúl Porras y Luis Alberto Sánchez, entre otros. Los tres hijos mayores, los Chocano Bermúdez, subieron con los comisionados. Abrazó largamente a sus vástagos.
La comitiva bajó a tierra y se dirigió a la Plaza  Grau del Callao. Al pie  del monumento del héroe de Angamos, Gálvez pronunció liricas palabras. Chocano leyó su respuesta.  El acto fue motivo de mucho entusiasmo y fraternidad.
POLEMICA
En la Estación de la Colmena de Lima esperaba otra numerosa comisión y una apretada masa de espectadores. Ahí estaban, entre los primeros, José María Eguren y César Vallejo que ya  había publicado "Los Heraldos Negros" y escribía "Trilce".
El poeta y su séquito desfilaron por el Jirón de la Unión hasta la Plaza de Armas, viraron hacia la izquierda, entraron al Jirón Caylloma e ingresaron a la casa donde nació. El poeta y su madre se confundieron en apretado abrazo. Lo mismo hizo con su hermana Virginia. Luego visitó  a su primera esposa en Barranco. Vinieron los recitales, en diferentes sitios como el Teatro Municipal.
No pasó mucho tiempo y lanzó una opinión que creó polémica inmediata. Dijo que había que disciplinarse o desaparecer. Muchos creyeron ver en la actitud mental del poeta, una franca decisión por la tiranía. Lo hizo con su habitual arrogancia. No se quedó allí  y afirmó que” más le conviene al Perú una dictadura organizada que la farsa democrática en la que se ha acostumbrado a vivir”.
La discusión  se desató y  le contestaron desde diversos flancos.  Estuvieron en contra de sus opiniones, tan equivocadas, intelectuales de la talla de Oscar Miró  Quesada (RACSO)  José Gálvez Barrenechea, Manuel  González Olaechea y muchos otros.  Hasta que se aplacó el bullicioso intercambio de ataques.
Luego se lanzó un proyecto para conseguirle una pensión vitalicia de dos mil soles por ley en el Congreso Nacional. El Presidente de la República ganaba 500 soles más.  El autor de la iniciativa era el diputado José Antonio Encinas. Lo apoyaron centenares de firmas de intelectuales, escritores, periodistas, profesores y artistas de toda la república.
El debate parlamentario fue cruel para Chocano. Por una razón u otra, el proyecto primitivo varió y, en sesión de la Cámara de Diputados, se planteó la discusión de una ley para la publicación de las obras del poeta. Pero tampoco  prosperó. El asunto de la pensión quedó aplazado para siempre.
LAURELES
 A cambio de ello vino la coronación del poeta  con los laureles de oro, por iniciativa de la Municipalidad de Lima. La distinción fue entregada por Clemente Palma, en una solemne actuación. La corona se la puso en la frente y con la comitiva se dirigió al Monumento a  Bolognesi, donde declamó el fragmento final de La Epopeya del Morro. Hubo una actuación final en el Teatro Forero, con versos  del  vate  galardonado.
Volvió a Centro América y, posteriormente, retornó al Perú con motivo del Centenario de la Batalla de Ayacucho, acompañado de su tercera esposa Margarita Aguilar. Ellos se instalaron en el Hotel Maury.
 Reunió en esta ocasión en Lima a su segunda mujer Margot y sus hijos Antonio y Alma América. También acudieron la antigua amiga de España y su hija, habida durante su permanencia en Madrid.
ELMORE
Allegado íntimamente al régimen de Leguía, tuvo una importante participación en el Centenario y leyó su poema escrito sobre Ayacucho,  en verso de metro libre pero asonatado. Luce la particularidad formal de que las asonancias se producen en los versos impares en vez de los pares. Optó por la enumeración y la descripción. Usó términos corrientes para dar el tono lirico, a base de metáforas.
Por otro lado,  el pensador mexicano José Vasconcelos escribió un artículo y atacó a los poetas que se entusiasmaban con las dictaduras y las espadas. No adivinó, de seguro, la tempestad que iba a producir. Chocano se sintió aludido y se defendió, escribiendo. Llamó a su contrincante farsante.
La discusión se volvió tan agresiva que un grupo de escritores y periodistas resolvió intervenir para morigerar al menos las expresiones y sacó una declaración, solidarizándose con  Vasconcelos. Entre los firmantes estaban: José Carlos Mariátegui, Edwin Elmore, Luis Alberto Sánchez, Carlos Manuel Cox y Armando Bazán.
Chocano la emprendió contra Elmore, cuyo padre formó parte del grupo de ingenieros encargados de la defensa del Morro de Arica. Unas minas estallaron, otras no. Elmore padre fue enviado prisionero a Chile.
No faltó quien echó a rodar la especie de que el ingeniero había revelado el lugar donde estaban las minas. De hecho, explotaron precisamente las que Elmore revisó. Otras fracasaron, como suele ocurrir. El hecho que Elmore fue exculpado totalmente. Era completamente inocente.

MUERTE
Edwin Elmore lanzó por las ondas radiales un mensaje contra los partidarios de la tiranía y en particular contra Chocano. Escribió otro artículo que entregó  al diario "La Crónica" en que  califica a su contrincante  de vulgar impostor.
Contundente y caustico, el quemante artículo de Elmore no llegó a aparecer, pero el periodista Felipe Rotalde, violando elementales reglas éticas, lo dio a leer al poeta. Su reacción fue tremenda. Al punto cogió un teléfono y llamó a casa de  Edwin. Este se puso al aparato. Chocano le preguntó insultántemente: “Hablo con el hijo del traidor de Arica? Elmore le contestó: “Eso no se atrevería a decírmelo cara a cara”.
Elmore no tardó en salir de su casa luego de escribir una carta violentísima  y fue al local del diario “El Comercio” para solicitar su publicación.  Allí se encontró con su rival. Finalísima circunstancia. El ofendido avanzó hacia el poeta que entraba al hall. Hubo un corto cambio de palabras. Sonó una bofetada en el rostro de Chocano.
El poeta se llevó la mano al bolsillo trasero del pantalón y extrajo un revolver. Elmore apenas atinó a retroceder unos pasos al ver el arma. Disparó de muy cerca. Elmore se llevó las manos al vientre y salió del lugar dando traspiés. El agresor se entregó a la policía. La víctima fue operada en una clínica por los médicos.  Pero perdió la vida.


Elmore: asesinado por el escritor.
LIBRE
Nunca mostró un arrepentimiento. Escribió desde la prisión en la revista “Mundial”, sacó a circulación hojas impresas con el título de “ La Hoguera”. La cárcel fue el Hospital Militar. Disponía ahí de dos habitaciones. Llevó a su lado a Margarita  Aguilar, quien estaba en cinta y dio a luz ahí a su hijo Jorge Santos.
Por fin en junio de 1926, los miembros del Tribunal Correccional dictaron sentencia, condenándolo a tres años de prisión y 2 mil libras peruanas de reparación civil. Se interpuso recurso de nulidad ante la Corte Suprema.
En esas circunstancias, empezó a prosperar la idea de que el Congreso dictase una ley de indulto. La rechazó. Porque significaba aceptar el delito.  Consideraba que no lo había cometido.
Como tampoco  era posible dictar una amnistía, el Congreso mandó cortar el juicio, conforme a una prerrogativa constitucional de la época. A consecuencia de la decisión parlamentaria,  abandonó el hospital-prisión. Era el 10 de abril de 1927. Tres  años después publicó  el libro que escribió a cerca de su proceso.
Sintió crecer el vacío alrededor suyo. El Presidente Leguía no lo recibía. Sólo la revista “Mundial” y, en cierto modo, “Variedades” le fueron fieles. El poeta sintió el rechazo. Sin embargo, permaneció dos años en Lima
En tan dramáticas circunstancias decidió irse a vivir a Chile, país con el que se había reanudado  relaciones diplomáticas, después de muchos años de disputa. Fueron los últimos años del poeta, cuya vida terminó trágicamente.
 En la nación mapochina hizo intensa vida literaria. A cada rato le rendían homenajes.  Lanzaba opiniones. Una de ellas tajante: “Fuera de Gabriela Mistral y María Monvel  tan  grande como aquella; exceptuando a Huidobro y a ese joven Neruda, no recuerdo a otros poetas.
LETICIA
No andaba bien económicamente. Se entregó a la terrible tarea de vivir de lo que escribe. Era preciso remar como un galeote, por gruesos mares de tinta para llegar a lo necesario. Escribió sus memorias. El libro apareció después de fallecido en 1940.


Muere su madre.  Las autoridades no le permitieron venir al Perú. Antes había roto con Leguía y fue muy crítico con el Presidente Sánchez Cerro. La causa inmediata de lo primero habría sido la suspensión del subsidio que el mandatario le habría pagado  mensualmente, aunque el hecho en si nunca se comprobó.
En épocas de Benavides, le escribe cartas al mandatario, opinando sobre el conflicto de Leticia con un personalismo detestable. Poco es lo que consiguió de efectivo. Por aquel entonces vivía, muy modestamente, en la que sería su última morada en Santiago: avenida Pedro de Valdivia, Calle  Eduardo Llanos 24. Su situación financiera era precaria.
LO ASESINAN
Su angustia de los últimos años, urgidos de dinero, tuvo una derivación mítica literaria. La búsqueda de tesoros legendarios escondidos en el seno de la tierra. Inclusive consiguió un permiso oficial para excavar en un lugar determinado de la capital chilena.
El 13 de diciembre de 1934, el poeta abordó un tranvía y se dirigió al centro de la ciudad para arreglar asuntos relacionados con sus libros y sus viajes.  Era poco antes de las 5 de la tarde. Tres o cuatro cuadras después subió al mismo tranvía un individuo flaco, taciturno de ademanes nerviosos.
Era Martín Bruce Badilla que se levantó  hasta donde estaba Chocano y, sin mediar provocación ni discusión alguna, le hundió resueltamente en el corazón la hoja de un cortaplumas. Como la víctima alcanzó a ponerse de pie y trató de huir, repitió dos puñaladas por la espalda. A los gritos del público, el tranvía detuvo su marcha.
Unos jóvenes cargaron con el herido hasta la posta médica de Ñuñoa. No hubo necesidad de ninguna intervención médica. Se comprobó que el poeta  falleció, en el camino. No alcanzó a decir una palabra. El puñal lo había fulminado. Enterraron a Chocano en tierras chilenas, en una tumba prestada con un ataúd sin lujo.
Bruce Badilla era un hombre de 49 años, casado, comerciante, cuya actividad en esos momentos era vender  un insecticida contra las moscas. Tenia varios hermanos con los cuales no se encontraba en armonía por considerarlos enemigos suyos y aliados de Chocano ¿De dónde la relación con éste?
EN UN METRO CUADRADO Y DE PIE
La unión era la famosa búsqueda de los tesoros de la tierra. Concibió la idea de asociarse a él. Suponía que Chocano lo engañaba. Cosas de loco y demente. Hecho que fue comprobado por los médicos. Sufría de una paranoia o psicosis de interpretación y demencia que consiste en extraer conclusiones erróneas, de hechos vistos con lucidez. Un enfermo mental peligroso.
Al  fin, el 12 de agosto de 1951, Bruce Badilla de 66 años de edad  murió en la posta central de la Asistencia Pública de Santiago, vÍctima de una arterioesclerosis generalizada y una clara insuficiencia cardíaca.
Lo que si se comprobó es que el tesoro efectivamente existió, según hallazgos muy posteriores al asesinato. Fueron descubiertas en 1951 en la calle de Esmeraldas, cerca al río Mapocho,  unas galerías subterráneas construidas de ladrillo y cal con las riquezas de los jesuitas. Lo confirmó un cable de la agencia France Press, el 5 de noviembre de ese año.
Treinta años reposaron, bajo suelo chileno, los restos de José Santos.  El  Parlamento  del  Perú, en 1964, pidió la repatriación correspondiente y ello ocurrió el l4 de mayo. Hubo una ceremonia especial de recibimiento.
 Le rindieron sentido homenaje. Lo llevaron a velarlo a  la capilla de la Facultad de Letras de San Marcos. Recibió honores de Ministro de Estado y lo enterraron en el Cementerio Presbítero Maestro.
 El ataúd fue depositado en una tumba especialmente preparada para que pudiera descansar, como lo pidió en uno de sus poemas, “en un metro cuadrado y de pie”. Solicitud cumplida y felizmente en tierra peruana. (Edgardo de Noriega)

9 comentarios:

  1. Mi querido gordo:
    Me acabo de leer entero tu reciente edición de Miscelanea. Más que excelente las semblanzas de Vargas Llosa, Grados Bertorini y Jose Santos Chocano. Felicitaciones, un abrazo.
    Victor

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  2. La nota es impecable. Solo quiero añadir que efectivamente Chocano era amigo de Ruben Dario otro de los genios de nuestra Literatura. Pero ellos se pelearon varias veces. Habia cierta rivalidad. Choques fuertes de dos valores. Uno de ellos, como usted dice, tan difícil de carácter Alguna vez el peruano ridiculizó al máximo la inclinación a las bebidas alcohólicas del nicaraguense. Parte de la historia que no se debe dejar de lado. Alberto Facundo.

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  3. La pluma y el verso de Chocano fue y es una de las mejores del Perú y de la hispanidad. Lo reconocieron asi. Que tales amigos que tenia. Unamuno, Juan Ramón Jimenez, Ruben Dario y tantos otros más. Una lastima, eso si, sus actitudes politicas. Sus inclinaciones hacia las dictaduras y el asesinato de Elmore. Pero que fue poeta, claro que lo fue.Carlos Ventocilla.

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  4. ¿ Por qué decían que las Aguilar Machado eran las MUSAS de la Historia ?.

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  5. entonces... quién lo nombró a chocano como poeta nacional?

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  6. Grande Chocano, el cantor de América.

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  7. ernesto gamarra olivares22 de noviembre de 2019, 9:22

    Edgardo recién tengo la oportunidad de leer la semblanza sobre José Santos Chocano y me ha parecido excelente
    Te felicito

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  8. Muchas gracias Polo. Cuanto valoro tu apreciación. Cordiales saludos. Siempre recordando a los antiguos y buenos amigos como tú

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