martes, 20 de diciembre de 2016

DE LITERATOS

Octavio Espinoza fue uno de los bravos asaltantes en el famoso 29 de Mayo y le tocó actuar en el local de la Prefectura. Cuando la causa estuvo perdida, Espinoza sin perder su serenidad y dueño de su ingenio, dejó su rifle, se calzó con toda corrección los guantes, se alisó la cabellera y con gran desenfado abordó al doctor Eulogio Romero y a nombre de “El Comercio”, le hizo un reportaje, logrando así salir de la ratonera, pues cuando los centinelas le detuvieron, el propio doctor Romero ordenó se le dejara salir.
En aquella misma noche, Espinoza estuvo en el decano, ofreció datos tan pintorescos como fidedignos de lo acaecido y comprendiendo que por la confusión de los primeros instantes, no se le buscaría tan pronto, no se ocultó  hasta el día siguiente, en que, como es natural, se hizo humo. Alguien asegura que salió disfrazado de inglés y que en el muelle se dio el gusto de retratar con la Kodak de viajero que llevaba, a uno de los soplones, que atisbaba  si, entre los viajeros iba alguno de los conjurados.
Cuando el dibujante Alcántara La Torre llegó a Lima y fue a la redacción de “Variedades” encontró a Clemente Palma departiendo con Federico Larrañaga, Leónidas Yerovi y José Gálvez y parece que le sorprendió ver esa asamblea de bellezas peruvianas y como si nunca se hubiese visto en el espejo, se atrevió a decir a alguien: “¡Pero qué feos son en Variedades!” Poco después ingresó a la revista como dibujante y Federico Larrañaga, que había tenido noticia de la exclamación de Alcántara, aprovechó al escribir una silueta bohemia sobre Gálvez, para decir lo siguiente:

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Una caratula de la famosa revista "Variedades"

FEALDAD
Galvez pertenece al stock de feos de “Variedades”, del que la primera figura es Clemente Palma y la última el dibujante trujillano Alcántara La Torre, cuya fealdad permanece inédita- ¡Ojalá nunca se retrate!
Paseando por las calles de Madrid don Ricardo Palma con su hijo Ricardito se cruzaron con un vendedor de maní, que pregonaba a voz en cuello: “cacahuate americano, cacahuate americano”.  Al chico Palma le llamó la atención la palabrita o la oyó bien y preguntó a su padre, quien llenó siempre de buen humor y de picaresca gracia, le dijo: “Eso lo dicen por ti”.
Cuando apareció en Lima el libro colectivo que una serie de poetas editó con el título de “Las Voces Múltiples”, el ingenio anónimo limeño lo bautizó con dos nombres: uno algo tosco y otro más espiritual, en que se aludía, sin duda, a la circunstancia de no haber sido editados hasta entonces  los coautores: “Las Coces Múltiples, fue el primero y el segundo: “Carrera de Consuelo”. 
DUO
Una vez en toros Carlos Sánchez Gutiérrez que era un simpatiquísimo torbellino de salud espiritual y de alegría llamó a Manuel Moncloa, que es un torbellino de gracia y le hizo lugar para que viera la corrida cómodamente sentado. Se entabló la charla cordial y de pronto Moncloa amistosamente intentó tomar la cabellera a Sánchez Gutiérrez que le dijo: “Cría cuervos y te sacarán los ojos”. A lo que replicó Moncloa: “Menudo trabajo tendrían los cuervos buscándote los ojos”…
Un poeta que comenzaba invitó una noche a su casa a Valdelomar para leerle un poema. Acudió Valdelomar, solícito y puntual. El poeta comenzó a leer sus versos, mientras su invitado se arrellanaba en los blandos cojines de un sofá. Entusiasmado el joven bardo declamaba, declamaba ante el silencio de Abraham, silencio que consideraba aprobatorio y hasta admirativo, pero un ligero ruido lo hizo volverse: Valdelomar roncaba plácidamente
Almanzor Paz Soldán, poeta y bohemio empedernido, era un pierolista acérrimo. Después del 95 pretendió un puesto gubernativo y don Nicolás tardaba en servirlo, hasta que un día Paz Soldán esperó a su jefe a la salida de Palacio y decididamente le abordó. Don Nicolás dijo a su partidario que esperase, “que era indispensable que hubiese vacante, a lo que Paz Soldán con gran vivacidad replicó: “Recuerde don Nicolás que cuando lo trajimos a la Presidencia, ésta no se encontraba vacante. La ingeniosa salida le valió muy poco, porque no logró ser destinado…


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Poeta José Gálvez: fama de feo.

TROMPEADURA
Una de las trompeaduras más curiosas que ha habido en Lima fue la que se propinaron José Santos Chocano y Enrique López Albújar en el Portal de Escribanos y en la que sacó la peor parte el cantor de Bolognesi. El suceso se realizó allá por el año noventaitantos.
En cierto pueblecito de España, Sassone que estaba como conferenciante de la compañía de Tallavi, indignado porque la mayor parte del público no se había dado cuenta de la significación del Hamlet, que se ponía en escena, acordó en un entreacto con Tallaví, silbar al público y como lo pensó lo hicieron, saliendo al telón corrido toda la compañía y propinando al público, que en gran parte creyó que se trataba de una de las tantas locuras del drama del poeta inglés, la más formidable silbatina…
Don Andrés Avelino Aramburú, el gran periodista, florido orador y charlador amenísimo y agudo, era muy solicitado, como se comprenderá, por todos los principiantes. Había, entre ellos, uno que de manera especial acosaba a don Avelino con toda clase de preguntas, doquiera lo encontrase, preguntas que el insigne editorialista respondía con su habitual afabilidad y cortesía.
Pero a la larga hartándose de la majadería con que el aspirante a literato y periodista, le obsequiaba y en cierta ocasión en que se encontraba don Avelino rodeado de amigos en la puerta de la Camisería de García, en Espaderos, comentando la callejera y sabrosa chismografía limeña, llegó el aspirante, que parece no pasó de grado y comenzó su incansable interrogatorio.
SORDO
Preguntó a Aramburú que hacía para tener siempre un fresco ramo de violetas en el ojal, que para hablar y escribir tan bien, qué para ganarse auditorios y simpatías, y llegando al colmo y colmando por tanto, la paciencia del benévolo interlocutor, llegó a preguntarle: “Oiga, mi don Avelino, si usted no fuese lo que es, ¿qué hubiese querido ser? Y don Avelino harto ya, le contestó apabullante: “sordo”.
El gran dibujante Málaga le escribió una vez al poeta Gálvez y entre otras cosas, le decía: “Es usted de los pocos paisanos de los que no he hablado mal… todavía… Y   Gálvez le contestó: ¡No me extraña porque de mi no han hablado mal, sino los que me debían algún favor, o algún exceso de consideración.
Hubo una época en que el escritor y periodista José Fermín Herrera dio en la manía de escribir basado en las coincidencias numerales, siendo el trece su cifra favorita. Se moría un personaje, pues José Fermín encontraba que el difunto había nacido en trece, había hecho la primera comunión a los trece, se había casado a los veintiséis, que es el doble de trece, había escrito trece obras, firmaba con trece letras y por último que si no había muerto en trece apenas faltaba uno para tal número, porque había muerto un doce. Y así sucesivamente
Pues bien en el segundo periodo de Piérola, don José Fermín fue nombrado Visitador de Municipalidades, Beneficencias, etc. en determinada región de la república y como es hombre versado y capaz envió al gobierno lúcidos informes. Parece que en uno de ellos se quejaba de cierta institución de cierto lugar y lo hacía sin circunloquios ni rodeos. El Ministro del ramo llevó el informe a don Nicolás y le dijo: ¡Qué tal don José Fermín! ¿Qué le parece don Nicolás? Y Piérola sonriendo  le contestó: “Nada, que como siempre se ha puesto en sus trece”.
LIBRO
En un libro interesantísimo que ha escrito el padre Rubio en La Habana y que se titula sugestivamente “Lo que me enseñó la vida…” hay una serie de pensamientos, aforismos, observaciones, admirablemente escritas y en la que se advierte una curiosa faz de la personalidad del poeta agustino. En este libro, hay una observación que no puede referirse sino al Perú. Dice textualmente: “En cierto país de Sudamérica, he visto a un coronel enseñando Metafísica y a un cura dirigiendo montoneras” No es verdad que el coronel debe ser Hildebrando Fuentes (Q.E.P.D) y que el cura es seguramente el celebérrimo Chumán?
Fama de venenoso-ni quito ni pongo rey- tiene el artista Darío Eguren Larrea y según afirman los que bien lo conocen es temible a este respecto. Con su facha que parece mezcla de pelota vasca y de dandy argentino, Eguren no sólo le hace una caricatura al lucero del alba, sino que le pone un mote al propio inventor del alias o le suelta una fresca al mismísimo dios Neptuno.

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La Revista Mundial dirigida por Aramburú.
CUERNOS
Hay pues que temerle. Cuenta que llevado de esa fiebre de multiplicidad que le caracteriza y que le induce a escribir en serio, en broma, en político, en administrativo y hasta en artístico-sus múltiples seudónimos lo acreditan- comenzó en cierta oportunidad a reunir datos para no sé qué colección de artículos de carácter económico, después de haberlos hecho sobre cuestiones internacionales y se llegó donde el doctor Palma, a pedirle algunas informaciones.
Un cronista taurino, loco aficionado al arte de Cúchares que estaba presente, le dijo: “¡Caracoles! Tú te atreves con todo. Tú tienes cabeza para todo… Y Eguren le replicó: “Pobre de mí si tuviera una cabeza como la tuya, en la cual solo caben los cuernos”.
En el estreno de la obra de un autor nacional (creo que don Carlos Guzmán y Vera)el público pidió que saliera a la escena el autor, quien tardaba en hacerlo, tal vez por modestia o porque esperaba más calurosa unanimidad en las llamadas. Se prolongaba la tardanza con molestia de los espectadores, que seguían aplaudiendo, hasta que puso fin a la escena, con una de sus cáusticas salidas Octavio Espinoza, que a voz en cuello, grito desde un palco: ¿Qué salga, no más que no le vamos a hacer nada!
NO hace mucho publicó “El Comercio” una relación de una comida brindada al encargado de Negocios de México, señor Moreno, por un grupo  de amigos y publicó unos versos improvisados en forma de diálogo entre el secretario de la Legación de Colombia, señor Lozano y Ricardo Caso. Los versos fueron muy comentados por razones diversas, y como se dijera algo sobre el particular delante de Manuel Moncloa, ipso facto improvisó el siguiente ingenioso juego de palabras: Nunca he visto tan lozano/brillar un ingenio, es caso/tan singular y extrahumano/ que Caso, que no es escaso,/resultó casi en ocaso/comparado al colombiano…


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Edicion antigua del diario "El Comercio

EQUIVOCACION
Victor Andrés Belaunde, el fantástico y talentoso Víctor Andrés entregó en cierta ocasión un retrato suyo a la redacción de “La Prensa” del que se hacía lenguas, por lo acabado y artístico del trabajo. También se lo habían solicitado en “La Crónica” y como tenía miedo a perderlo, fue a “La Prensa” para personalmente recogerlo y entregarlo a “La Crónica”.
Se entretuvo charlando y por fin con su envoltorio bajo el brazo se dirigió a esta imprenta. Llegó, saludó y con aire oratorio comenzó a hablar del retrato. Hizo dos o tres frases teatrales despertó la curiosidad de los oyentes y por fín entregó la joya. Julio Hernández desenfundó el paquete, todos se acercaron a ver la obra de arte y ante las miradas ansiosas apareció…El Señor de Luren… En “La Prensa” habían equivocado los paquetes.
Contaba Manuel González Prada que una vez en Paris, siguió varias cuadras a Verlaine, hasta que el desgraciado poeta entró a una taberna, donde tuvo la más odiosa escena con una mujer grosera que llenó al gran lírico de improperios. Decía Prada que vio salir a Verlaine tambaleándose y que oyó claramente esta amarguísima frase: “Y pensar que para esta mujer escribí “¡La Buena Canción!

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              Victor Andres Belaunde repartia fotos...
CLOVIS
La primera vez que uso Luis Varela Orbegoso el seudónimo Clovis, fue en un periódico escolar llamado “La Juventud” que dirigió José Lora y Lora en el Colegio Guadalupe.
Hasta la época de la guerra con Chile llamabase chilena el popular baile de la zamacueca y fue don Abelardo Gamarra, El Tunante, quien lo bautizó conel de marinera y tal maña y tesón gastó en su propaganda, que al cabo de poco tiempo, consiguió su objeto.
En  una ocasión llevaron a “El Comercio”, un comunicado contra su propietario Manuel Amunátegui. El administrador fue a ver a Manuel y le consultó el caso. Amunátegui se limitó a preguntar sai reunía los requisitos legales y autorizó la publicación sin preguntar el nombre del garantizador, que  no tuvo nunca la muy humana curiosidad de conocer.
La primera vez que habló en público José Gálvez no fue en el entierro de Amézaga, sino en un banquete que en el antiguo Restaurante de la Exposición dio a Chocano, en vísperas de irse a España con la misión Cornejo, un grupo, habiendo ofrecido el agasajo Francisco García Calderón. Allí Gálvez que era un chiquillo, completamente inédito aún, leyó unos versos al cantor del Morro, donde vino a revelarse como poeta.

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Gonzales Prada: nobleza y educacion y nobleza
¿LUTO?
Encontró una vez Carlos Sánchez Gutiérrez a Pancho Carrera Raygada, rigurosamente vestido de luto en la esquina de La Merced. Creyendo que el simpático Carrera había sufrido una desgracia, le interrogó: ¿Por quien estas de luto? –Y abriendo los ojos Pancho, con la más trágica de sus entonaciones, le contestó: .”Por mi terno claro…”
Manuel González Prada, que pertenecía a una antigua y linajuda familia, se educó-Oh formidable contraste!-en el  Seminario y en un ambiente doméstico esencialmente conservador y aristocrático, tanto que, según el mismo lo decía de joven, pretendía descender nada menos que de doña Urraca.
Entre José Gregorio Paz Soldán y Manuel Atanasio Fuentes, había una tremenda enemiga, Después de muchas pullas, Fuentes tuvo la formidable ocurrencia de mandar a hacer a Europa unos artefactos de uso muy personal y reservado en cuyo fondo aparecía grabada y con la bocaabierta, la muy hermosa cara de don José Gregorio y llevó su audacia hasta poner a la venta y a bajo precio las típicas vasijas, que parece procuró adquirir en su casi totalidad la ilustre víctima.
Dos escritores peruanos que usan siempre tinta moradas en sus escritos son: Ventura García Calderón y Felipe Sassone. (Páginas seleccionadas de las "Obras Completas" que pertenecen como autor al consagrado escritor y político, José Gálvez Barrenechea.)

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