miércoles, 23 de noviembre de 2016

CLARO...CLARISIMO

Hay hechos históricos precisos que merecen recordarse por estas épocas. En efecto, hace 16 años que Alberto Kenya Fujimori Fujimori renunciaba por fax, a la Presidencia de la República del Perú.
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 Cabe subrayar-y eso nadie lo puede negar- que el japonés había sido elegido para tan alto cargo ilegítimamente en una segunda reelección irregular y fraudulenta calificada así nada más y nada menos que por la Organización de Estados Americanos (OEA). Qué tales vicios. Qué tal proceso antidemocrático.
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Si revisamos  minuciosamente la historia de aquellos tiempos, recordaremos que el mandatario, muy suelto de huesos, pidió permiso al Congreso para participar en la Cumbre de Brunei, evento similar al que hemos tenido, en estos días, por segunda vez en Lima. La primera ocurrió, el 2008, cuando nos gobernaba Alan García Pérez.
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Lo cierto es que el dictador de marras todo lo tenía planeado para dejarnos en una crisis política y económica de mucho cuidado. Un gesto poco serio y totalmente cobarde. El hombre cambió de destino y llegó al Japón donde hizo valer su condición de ciudadano de ese país, abandonando-por completo- sus responsabilidades  en el  Perú.
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El hecho en sí indignó a los peruanos y por eso fue que el Congreso rechazó su dimisión y declaró la vacancia de la Presidencia de la República. El paso siguiente,respaldado por la ley, fue por parte del Parlamento, la destitución de Fujimori por incapacidad moral permanente. Nada más y nada menos
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Así terminó una presidencia ejercida con autoritarismo total, bajo una dictadura tenaz. Así se abrieron las puertas de lo que se conoció como la transición democrática. Fue aceptada  la renuncia de los dos vicepresidentes en ejercicio: Francisco Tudela y Ricardo Márquez. El primero se negó tajantemente a asumir el poder y al segundo, definitivamente, le faltaba capacidad. Sólo sabia vender pantalones blujean por tradición familiar, habiendo hecho fortuna de mucho dinero con ello. 
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La cosas se agravaron porque habia sido censurada la Presidenta del Congreso, Martha HIldebrandt que defendía a capa y espada  al mandatario fugado con “premeditación, alevosía y ventaja”, de acuerdo a la opinión y acusación de la oposición.
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El paso trascendental fue que el Presidente del Congreso, Valentín Paniagua Corazao, de los registros de Accion Popular y con pasado democristiano reemplazante por elección de la Hildebrandt, asumió el primer mando de la nación. Lo que dio lugar a la restauración total de la democracia.
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Muy poco tiempo antes, el debate había sido a mansalva. Como a mansalva fueron los hechos políticos desarrollados. Ya conocía el pueblo, con lujo de de detalles, las revelaciones de la corrupción protagonizada por Fujimori y su socio del alma mía para partirse el queso del dinero mal habido en partes iguales,  Vladimiro Montesinos Torres.
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Habían investigaciones en curso a cargo de José Ugaz Sánchez Moreno en la Procuraduria Anticorrupción y un equipo conformado por talentosos abogados penalistas como: César Azabache Caracciolo y Luis Vargas Valdivia.  La delincuencia fujimontesinista estaba cercada.
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Para colmo de males, el Presidente, en ausencia de Montesinos, protagonizó una increíble búsqueda de los videos que lo comprometían. Una parte de los cuales fue trasladada al Grupo Aéreo N° 8 y de ahí al exterior.
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Lo que hacía Fujimori en esos tiempos, para sus seguidores, parecía perfecto. Pero lo real es que era ilegal y  corrupto por donde se le vea. Habíamos caminado mal casi una década y se registraban grandes violaciones a la legalidad democrática. No sólo por lo de Brunei. Sino por lo que ocurrió el 5 de abril de 1992: el ilegitimo y abusivo autogolpe de estado.
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En los periodos de gobierno con ilegal reelección continuada, a como de lugar, se había creado por acción directa del mandatario, el famoso y abusivo Grupo Colina que causó tantas aberraciones e incluso muertes. El Jefe de Estado había intervenido el Poder Judicial entre gallos y medianoche. 
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Asimismo expulsó a los magistrados del  Tribunal Constitucional: Delia Revoredo Marsano, Manuel Aguirre Roca y Guillermo Rey Terry, quienes se opusieron a su reelección. La prensa, por acción directa de Montesinos y con conocimiento del otro socio, había sido comprada en gran parte. Los peruanos no estaban informados a plenitud.
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Los malos actos de gobierno de Fujimori, de ninguna manera, se pueden poner a salvo. Hay que recordarlos, denunciarlos y tenerlos presentes para que no se repitan.  Qué piensan al respecto los miembros de Fuerza Popular, que dominan mayoritariamente el actual Congreso, con Keiko Fujimori a la cabeza. Vale la pena que se pronuncien para saber con quiénes estamos tratando.
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Por aquellos tiempos que recordamos, las mujeres del fujimorismo eran ásperas, autoritarias, inflexibles e incondicionales totales a su líder. Allí estaban mondas y lirondas: Martha Hildebrandt, Martha Chávez, Luisa María Cuculiza, Luz Salgado, actual  Presidente del Congreso, Martha Moyano, hermana de Maria Elena asesinada por Sendero Luminoso, María Jesús Espinoza, que se pasó al Partido Alianza Progreso de César Acuña y Carmen Lozada de Gamboa, que vino a Lima de la heroica ciudad de Tacna. Entre otras personas.
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Cecilia Blondet, del Instituto de Estudios Peruanos y posteriormente Ministra de la Mujer, las clasificó en: regias, eficientes, funcionarias y asesoras. Eran, definitivamente, políticas incondicionales al mandatario. Allí estaban las orientales: ojos y oídos del Presidente. También las feministas, especialistas en temas de género, sin llegar a tener una relación cercana. Ni tampoco vínculos con el Presidente.
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Incluso se decía que el grupo tenía más fuerza e influencia que los hombres, salvo Montesinos por supuesto, quien ocupaba el primerísimo lugar. A Martha Hidelbrandt la calificaban de autoritaria por siempre con la desfachatez que le dan los años.
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Hoy ella ha envejecido mucho y, desafortunadamente, ha perdido la vista. Cuanto lo sentimos. Pero los años son los años y pesan muchísimo. La doctora Hildebrandt, a pesar de sus defectos y pensamientos políticos equivocados, si que es inteligente, capaz y culta. 
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La feminista Ana María Yañez que conducía un programa de TV y  esposa del abogado, jurista  y profesor,  Jorge Avendaño Valdez, decía de Martha Chávez a una revista local lo siguiente: "Si a la parlamentaria le piden que se tire al acantilado por Fujimori, estoy segura que lo haría". Ello como signo de un fanatismo total y una incondicionalidad enfermiza.
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Lo cierto es que Chávez llegaba a los extremos de la desfachatez y la necedad cuando afirmaba que Leonor La Rosa se auto torturó cuando no era así y estaba probado que había sido atacada a mansalva. Llegaba a extremos de legitimar la muerte, afirmando que los policías debieron disparar y matar a los manifestantes, apelando a un artículo de alguna ley. Realmente el colmo de los colmos
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Por su parte Lourdes Flores Nano, entonces parlamentaria del Partido Popular Cristiano (PPC), decía que Fujimori  ha colocado a muchas más mujeres en la escena política, aunque  no se sabe si ello por convición o por conveniencia.
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Ella en una oportunidad destacó, ante la prensa, la presencia en el fujimorismo de  mujeres que consideró capaces como Miriam Schenone que comenzó en la famosa Reforma del Poder Judicial del Comandante de la Marina, José Dellepiane Massa. Un “pan con mango” manejado por el Doc que nunca cuajo. Luego fue Ministra de la Mujer e incluso parlamentaria, entre otros cargos importantes del Estado.
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Tambien recordó a gente brillante que participó en el  régimen autoritario como la abogada Beatriz Boza hoy dia poco ubicada como figura pública. Lo mismo que a Maria Esther Gago, suerte de hormiguita que sobrevivió como funcionaria a todos los ministros de educación de ese régimen. Actualmente a esta última se le puede tildar, apropiadamente, como desconocida.
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Otro arquetipo de este grupo fue la Fiscal de la Nación, Blanca Nelida Colán, que terminó en la cárcel por corrupta y nunca más volvió a aparecer en la vida pública. Ella había comprado una gigantesca casa en barrio privilegiado de la gran Lima que nunca pudo justificar con sus entradas de sueldos, entre otras gracias y delitos que la comprometieron por completo.

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Blanca Nelida, según Lourdes, podría haber sido el arquetipo más notable de la sumisión absoluta. Una vez en broma le dijo que era la “fujifiscal” y reaccionó de lo más bien: le gustaba la calificación, estaba feliz. Se reía completamente como señal de aceptación total. Es que tenia las mismas costumbres que su jefe Fujimori: el robo permanente y consuetudinario.
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Tambien se registraron, por un buen tiempo, como fujimoristas profesionales destacables. Tal es el caso de Beatriz Alva Hart que llegó a ser  Viceministra de Trabajo y parlamentaria. Con el correr de los años, ella terminó lejos del autoritario dictador y estuvo trabajando como integrante de la Comisión de la Verdad al lado de Salomón Lerner Febres, Carlos Tapia García y Enrique Bernales, entre otros personajes sindicados como izquierdistas y enemigos, precisamente, del fujimorismo. Ahora es abogada laboralista en ejercicio.
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La ex Congresista Cuculiza también era y es de armas tomar  desde sus inicios como alcaldesa en Huánuco y el distrito de San Borja. Una ejecutora como Ministra de la Mujer. Muchas veces grosera y necia.
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 Aunque una vez recibió su mentada de madre de parte de un ministro a quien estaba fastidiando y tomándole el pelo, durante una reunión del gabinete en Palacio de Gobierno, cuando esperaban al Presidente Fujimori que  cumplía otras actividades de emergencia.
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 Tan autoritaria era que llegaba a los pueblos jóvenes y les decía a las mujeres que no demostraban carácter y fuerza: oigan, ustedes son unas babosas. Así de frente, sin ningún problema. Basta y sobra. Muy directa la política y muchos dicen que, pocas veces,  se ve personas así. De esa forma de ser, tan peculiar
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A  estas mujeres, Keiko  Fujimori, las dejó de lado en la campaña presidencial  del 2016. Una de las pocas que se salvó fue Luz Salgado. Varias de ellas ahora están de asesoras en el Congreso. Urge saber que harán en el futuro, si es que ganan una elección. El Frente Popular debe darlo a conocer. Ya es tiempo (Noé)

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