lunes, 26 de abril de 2010

CUANDO SE JUEGA EL TODO POR EL TODO

-¿Y tú te vas hermano?
-Si contestó el con una seguridad impresionante. La revolución está en peligro. Por eso debo marchar con el Ejército y luchar contra los españoles. Estoy decidido a jugarme el todo por el todo.
-Pero no has pensado en Silvia. Si quisiera satisfacerte, ¿te quedarías?, preguntó ella muy triste y entre lágrimas.
La respuesta no se dejó esperar y con la misma firmeza se escuchó:
-No se lo que haría pero hay que defender a la patria de una vez por todas.
Las lágrimas y la valentía volvieron a juntarse.
Los protagonistas de este tenso y dramático diálogo: el gran poeta arequipeño Mariano Melgar y su hermana.

El escenario: la aristocrática casa arequipeña de los padres del poeta, en las postrimerias del dominio español cuando las llamas de la libertad estaban inmensamente prendidas y el sacrificio de Tupac Amaru empezaba a sonar a reinvindicación.
Así Melgar marcha a luchar para no volver más ni juntarse otra vez con su amada Silvia. Pero dejaba algo valioso. Sus clásicos y hermosos versos románticos y daba a su pueblo el canto popular con visos de melancolía en el que hacía vibrar al cholo, al blanco y al aristócrata. El canto no es otra cosa que el inmortal yaraví.

Mariano Melgar

El poeta no sólo personificó una época-como diría Gonzáles Prada- sino el símbolo de ayer ,hoy y siempre de la blanca ciudad. Por eso, eternamente, habrá un pueblo y una identificación constante: Arequipa y Melgar.
GUERRERO
Cuando el ejército comandado por Pumacahua se enfrentaba a las opresoras fuerzas realistas en Umachiri, Melgar con temerario arrojo estaba en primera linea, con el pecho en alto disparando a discreción.
Las ideas revolucionarias juveniles se plasmaban con igual valía en el campo de batalla. Su puesto de Auditor de Guerra y Jefe de Artillería lo cumplía excelentemente, a pesar de que en las huestes patriotas reinaba la desorganización.
En momentos que la batalla estaba completamente perdida, el insigne arequipeño siguió disparando hasta que se cruzó de brazos y se entregó como prisionero a las fuerzas realistas. Era el 11 de marzo de 1815.
La orden de fusilarlo llegó rapídisima. Melgar no se desesperó y marchó al cadalso con firmeza y dignidad. Recibió una descarga y dos balazos le atravesaron el cráneo. Así nacía el héroe con su valioso sacrificio destinado a servir de acicate para que se consiga la ansiada independencia.


Una estampilla que recuerda al prócer

Arequipa de 1700 y tantos. El yugo y dominio español latentes. Tupac Amaru se había levantado clamando justicia. Este es, precisamente, el ambiente que precedió al nacimiento de Melgar un 8 de setiembre. Fueron sus padres don Juan de Dios Melgar y doña Andrea Valdivieso.
Dejó,desde muy temprana edad, los juegos y entretenimientos propios de la niñez para meterse a los profundos vericuetos del latín, tras haber aprendido a leer a los tres años de edad.
Sus ratos de esparcimiento los pasaba revisando a Cicerón y Virgilio, dibujando y pintando. En buena cuenta culturizándose porque esa era la formación de sus padres, de sus abuelos y otros antepasados.
ROMANTICO
En su juventud, Melgar empezó a crear versos improvisados y quizá por lo poco que vivió no pudo dejar una obra sólida y orgánica. Pero, eso si, llena de calidad, talento, pasión fogosa en la que combinaba con precisión, lo clásico con lo popular.
El poeta y guerrero por sus versos, sus concepciones y la ternura que inspiraba se convirtió en el precursor del romanticismo en el Perú. Y es que era un romántico por excelencia. Su vida lo demuestra. Es más, su poesía fue amor, aunque él no lo tuvo nunca ni con Melisa ni con la famosa Silvia.
Esta última, María Santos Corrales, formó parte de su vida y su historia, según lo dijo varias veces. Se trataba de una hermosa adolescente de 14 años de edad que el poeta la idealizó como Silvia y le ofreció lo mejor de su creación literaria.
Cuando el valiente patriota caminó al cadalso luego de luchar, no hubo ninguina vacilación por el sacrificio y por la muerte. Lo único es que más allá alguien cantaba fragmentos de la amorosa “Carta a Silvia” que decía:
Por si logro mostrarte mi firmeza
por si al fin, tus recelos se disipan
la historia de mi amor, toda mi historia
voy a contarte mi querida Silvia…
Tú eres alma de todo cuanto vive
tu los seres multiplicas
tú ablandas la fiereza de los hombres… “

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