lunes, 23 de marzo de 2015

LAS FORTALEZAS DE SAMANEZ OCAMPO

Le tocó cumplir, como fortalezas de su vida intensa, papeles cruciales en épocas de extrema convulsión cuando estuvo en el poder como Presidente del Perú y al frente de una Junta Nacional de Gobierno, por poco tiempo, entre 1930 y 1931. Este político honesto y hacendado peruano, dueño de extensas tierras ubicadas entre Cusco y Apurímac y al frente del Gobierno de manera decidida, dio un nuevo estatuto electoral, pacificó el país por un corto tiempo y convocó a las elecciones generales que ganó el compulsivo y controvertido comandante del Ejército, Luis Miguel Sánchez Cerro, venciendo a Victor Raúl Haya de la Torre y el Apra, que debutó como candidato a la primera magistratura del país y, al perder en las urnas, este político que se haría famoso y popular por largo tiempo hasta 1979 año en que murió tras presidir la Asamblea Constituyente, en olor a multitud, desconoció los comicios que, para muchos observadores de la historia, se  realizaron de forma limpia e impecable.
Perteneciente a una familia conocida del sur del país, David Samanez Ocampo Sobrino, nacido en la hacienda Huambo ubicada en Huancarama Apurímac en1866 y muerto en el Cusco en 1947, fue hijo del explorador José Benigno Samanez Ocampo y de Consuelo Balbina Sobrino de Piérola.  Militó desde muy joven en el Partido Demócrata acaudillado por Nicolás de Piérola y organizó montoneras en el sur andino durante la revolución de 1895 contra el Presidente Andres Avelino Cáceres.
 Desde niño heredó grandes propiedades de su padre. Entre ellas la hacienda Bellavista en el río Apurímac. Años después fue propietario asociado de la hacienda La Estrella, donde implantó el uso moderno de las maquinarias y el método tecnificado de la producción. Formó la hacienda Marcahuasi en el distritito de Mollepata, Cusco.

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David Samanez Ocampo pacificó por un tiempo al país.


DIPUTADO
Triunfante la revolución  Civil-Demócrata,  el distinguido personaje resultó elegido Diputado por la provincia de Antabamba ante el Congreso de la República, cargo que ejerció entre 1895 y 1896. Luego se apartó de la vida política, retirándose a vivir en su hacienda familiar de Marcahuasi
Reapareció en 1909 en la vida pública, encabezando contra el primer gobierno de Leguía, un levantamiento de montoneros que se extendió desde Apurímac hasta las provincias de Lucanas y Parinacochas, en el departamento de Ayacucho, y hasta las de Anta y Paruro en el Cusco.
Sin embargo, lo derrotaron en Tablachaca por las tropas gobiernistas al mando del Coronel Arístides de Cárdenas, quien ocupo con sus tropas Abancay. El rebelde tuvo que huir hacia Bolivia y así evitó ser apresado.
El historiador, periodista y abogado Enrique Chirinos Soto comenta estos sucesos históricos de la siguiente manera:  “Habrían de ser las últimas montoneras del recuerdo del pasado peruano. Ya no se podía combatir con la paisanería el Ejército que Piérola reorganizó y que sucesivos gobiernos fortalecieron. En adelante, el Ejército haría las revoluciones blancos que se llamaron golpes de estado”.
APOYO
Samanez Ocampo  apoyó al gobierno de Guillermo Billinghurst en 1914. Durante el segundo gobierno de Pardo se desempeñó como Senador por Apurímac, cargo legislativo que ocupó desde 1917 hasta 1923 bajo el segundo gobierno de Leguía. Pertenecía entonces a la segunda facción del Partido Demócrata dirigido por Isaías de Piérola, hijo del Califa.
Fue uno de los principales opositores del reeleccionismo de Leguía por lo que fue apresado y confinado en la Isla de San Lorenzo para luego ser desterrado fuera del país. Regresó tras el golpe militar de Sánchez Cerro y retornó a sus actividades agrícolas.
A partir de 1930, el Perú vivió un periodo de crisis económica y desorden político grave.  A tal punto que se sucedieron seis presidentes de la república en el corto lapso de siete meses. La serie se inicio con el derrocamiento de Leguía y continuo con el pronunciamiento que el 20 de Febrero de 1931 efectuó la guarnición de Arequipa contra  la Junta de Gobierno presidida por Sánchez Cerro en sus intentos de convocar a una asamblea constituyente.
Los insurrectos de Arequipa proclamaron al viejo montonero Samanez  Ocampo como Presidente de una Junta nacional de Gobierno que debería conducir al país en su retorno a la normalidad. Sánchez Cerro se vkio obligado a entregar el poder que fue asumido por el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Leoncio Elías, quien pocos días después dejo el mando en manos del Comandante Gustavo Jiménez.
PRESIDENTE
Algunos días después y luego de una serie de contramarchas de los allegados a Sánchez Cerro, Samanez llegó a Lima y, con unánime aceptación, se hizo cargo de la magistratura de la nación, encabezando la Junta Nacional de Gobierno organizada en la capital con la representación de todas las regiones.
Samanez Ocampo tenía 65 años  al momento de asumir el cargo y aunque su gobierno duró sólo nueve meses mereció el reconocimiento general. Su mayor contribución fue la dación de un nuevo Estatuto Electoral preparado por una comisión especial en la que participaron jóvenes personalidades como César Antonio Ugarte, Alberto Arca Parró, José Antonio Encinas, Luis E. Valcárcel, Jorge Basadre y Luis Alberto Sánchez.
 Esta comisión sesionó en  el local de la Biblioteca de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y tras culminar su labor presento al Gobierno un anteproyecto de Estatuto Electoral con algunas pequeñas  enmiendas  que fue oficializado por Decreto Ley N° 7177 del 26 de Mayo de 1931.


 
Sanchez Cerro dirigiéndose al pueblo de Arequiipa.

NOVEDADES
La novedades de la nueva ley electoral fueron las siguientes: la confección de un moderno padrón electoral centralizado para evitar, a como de lugar, los vicios, fraudes y triquiñuelas. El escrutinio no se haría en la mesa de sufragio sino en el Jurado Electoral, a fin de evitar las tomas de mesas por obra de turbas armadas que favorecían a determinados candidatos.  El establecimiento del voto secreto en una cámara de sufragio y la imposición de una sanción para los omisos al voto.
En merito de la ley aprobada, quedaron exceptuados de votar los sacerdotes, los militares, los varones menores de 21y las mujeres de todas las edades y los analfabetos. Los partidarios de Leguía, por la corrupción que protagonizaron, fueron prohibidos de ser candidatos. Como poder supremo fue erigido el Jurado Nacional de Elecciones, independiente del Poder Ejecutivo.
El Gobierno de Samanez Ocampo también creó el Banco Central de Reserva, promulgo una nueva ley de quiebras y estableció un fondo pro desocupados para intentar socorrer a los más necesitados. En medio de sucesivas intentonas golpistas y serios conflictos laborales,, se realizó un censo capitalino que arrojó 375 mil habitantes en Lima y 69 mil 800 en el puerto del Callao.


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Muy joven Haya de la Torre, casi al medio, en una reunión en Vitarte.
ELECCIONES
Convocadas las elecciones para el 11 de octubre de 1931, a los comicios se presentaron Ljuis Miguel Sánchez Cerro por la Union Revolucionaria, Víctor Raúl Haya de la Torre por el Apra, Arturo Osores Cabrera por la Coalición Nacional y José María de la Jara y Ureta de la Unión Nacional.
El triunfo fue para Sánchez Cerro y el segundo lugar para Haya de la Torre. El Partido ]Aprista rechazó estos resultados aduciendo fraude que nunca se pudo probar y comenzó a realizar protestas a nivel nacional. El Presidente  Samanez OPcampo se mantuvo firme en el respeto a la voluntad popular y el 8 de Diciembre de 1931 entregó el poder al ganador de las elecciones.
Terminada  la misión que le encomendaron, el apurimeño volvió a retirarse de la actividad política. Esta vez en forma definitiva para dedicarse a la agricultura hasta que ocurrió su muerte. Cuando fue necesario aporto al país y cumplió, con transparencia lo que se le encomendó que era precisamente lo que quería el pueblo peruano. Vale la pena recordarlo.(Noé)

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