martes, 28 de junio de 2016

EXAMINADORES DE AFICION

Así como hay el maestrito, hay el examinador de afición, que acude por gusto a todos los exámenes de colegios de señoritas y es una especie de astro de orbita fija que aparece invariablemente de chaqué y guantes, en los últimos meses del año en los salones de los colegios. Este es más listo, menos ingenuo y, aunque sea vagamente, lleva oculta alguna intención. Fino y astuto es especialista en saludos en galanterías, en actitudes académicas para la señorita directora y el gentil cuerpo de profesores.
Haya o no jurado ad hoc, el examinador de afición busca y encuentra los colegios que se prestan a su juego, estudia la distribución de su tiempo y se presenta invariable y sonriente. Con varios días de anticipación ha preparado algunos tópicos, decidido a absolverlos el mismo.
Ha leído cuatro o cinco originalidades de un personaje histórico, ha aprendido con paciencia algún problema y con tal bagaje, su soltura de lengua y el aire jacarandoso, se presenta al templo augusto de la ciencia, donde resplandece, como estrella de primera magnitud, la señorita directora.
Los exámenes son verdaderamente deliciosos. Tras de una gran mesa, la señorita directora ocupa el sitial de honor que en ocasiones cede a algún señorón que ha ido a honrar tan humilde morada.
Cuan largo es el estrado se llena con los señores examinadores, que miran con aire distraído la profusión de cuadros, labores, mapas, dibujos, antimacasares, relojeras, zapatillas, escudos peruanos, retratos de Grau y Bolognesi, entrelazados con rama de laurel y demás inevitables adornos del gran salón de actuaciones.
Lima Antigua
La Lima antigua y la de hoy

ALUMNAS
Las alumnas todas vestidos de limpio, con grandes lazos. Tímidas y como avergonzadas las mayorcitas. Jubilosas y desenvueltas las menores, murmuran en bancas simétricas alineadas. Sobre la mesa, sujeto con un lazo bicolor, descansa el terrible programa.
La Directora con voz meliflua, llama a las examinadas y comienza el largo rosario de preguntas. Pasa el  programa de mano en mano. Primero examinan los examinadores ad hoc, hasta que llega el turno al examinador de afición, quien comienza por cruzar la pierna y balancearla, lo que es de mal agüero para la examinada.
Entonces comienzan las torturas, las preguntas se refieren al programa, pero son difíciles. El joven examinador es generoso y auxilia a la alumna, la directora  se empava, hay un revuelo de comentarios en la sala donde las alumnas cuchichean, mientras el examinador pontificalmente diserta, con finura y conciencia sobre el punto.
La muchacha se destronca asistiendo con la cabeza y entonces el examinador quiere lucirla, del golpe teatral y le pregunta cosas fáciles. La chiquilla respira, la directora se hincha de satisfacción y en la vida vaga un run run orgulloso, vencedor y satisfecho.
REPARTICION DE PREMIOS
El gran día del examinador es la repartición de premios.  Todo no es para él sino la preparación de este día. Lleva un gran discurso, laboriosamente improvisado y se prepara a gozar y divertirse, porque espera el baile después de este acto, que para ser de las buenos requiere alumnas ya talluditas, muchos números en el programa, muchos invitados y muchos curiosos  en la puerta de la calle y atisbando en las ventanas.
A ellas acude  también un tipo que más alla del pedagogo legítimo y del examinador de afición, se acoraza en su egoísmo y solo tiene interés por las reparticiones de premios a las que va sonando en alguna conquista, medio huachafoso, medio huachafero.
Una vez que ha llegado el presidente del jurado, que están ya sentados los invitados, pasan la directora y sus amigos del saloncito de espera, ornamentado con trabajos de las alumnas, lo cual es una gracia, para emplear frase de la propia maestrita, el gran salón enguirnaldado y se da comienzo a la imponente ceremonia.
La señorita directora no cede aquel día su sitial a nadie y desde el centro, muy emperifollada, con voz clarificada cuidadosamente, da lectura a su memoria, documento fatigoso en que hace recuerdo de sus esfuerzos y saca a relucir estadísticas, números, nombres, notas, clasificaciones, todo con la majestad de una consagración ritual.

Resultado de imagen para Maestros de la Lima antigua
Muy antiguo colegio de la Lima que se fue...

AGRADECIMIENTO
Concluida la memoria y acallada la indispensable salva de aplausos, el Señor Presidente del Jurado, profundamente emocionado, agradece en nombre de la patria los desvelos de la señorita directora. Aquí salen a porrillo soles, estrellas, faros, naves del Estado, columnas de la sociedad, rayos de luz, tinieblas de ignorancia y demás brillantísimas frases que son encanto del orador público.
Terminados los números formales, no falta algún discurso espontáneo de uno de los examinadores aficionados, que no han podido menos que emocionarse: “ante el grandioso espectáculo que a su vista se ofrece, como una esperanza de ventura para la Patria, abierta a todos los vientos del generoso espíritu educativo”.
El orador manotea, se exalta, alguien cree sinceramente que ha enloquecido, las chicas lo miran azoradas y por fin a la mitad de su discurso el público se decide a darle la ovación final, que no tiene más remedio que agradecer, profundamente emocionado también, desplomándose sobre el asiento.
JOTAS
Luego comienza la parte de los monólogos, diálogos, cuadros vivos, sainetes, rascaderas de violín, chapaleos en el piano y otras manifestaciones literarias y musicales. Vuelven a oírse por milésima vez las fábulas de los conejos. Flor de un día aduerme suavemente a los concurrentes y dos chiquillos sin sal bailan como unas zetas la más descampanante de las jotas, pero todo esto encanta a los concurrentes que se divierten la mar.
Naturalmente en los intermedios han pasado a la sala unos mozos con grandes azafates con dulces y galletitas y conchitas de helados todo lo que produce un movimiento desaforado en la multitud que,  pegada a las ventanas con sofocación terrible, mira ansiosamente el paso  venturoso de esta procesión de cosas agradables .
Concluida esta parte del programa, los jóvenes invitados, los examinadores y los pedagogos arreglan la sala, acomodan ruidosamente los asientos para despejar el  campo. La directora sonríe satisfecha y cambia la decoración, se da comienzo al baile en medio de una alegría desbordada y bulliciosa.
Algunas alumnas se quedan con sus padres que las recompensan así por los premios obtenidos. El baile se hace general y animado. Las parejas cruzan sus caprichosos giros y comienzan a nacer idilios, que luego, en barrios apartados, crecen y se anudan a la vera de las clásicas ventanas de reja o bajo los balcones obsoletos, pues no es extraño que la alumna junto a dos o tres bandas, cuatro medallas  y diez cartones, gane una declaración de amor.

Resultado de imagen para Maestros de la Lima antigua
Fachada de un colegio de la época.

ROMANTICO
El pedagogo de afición es un mortal inflamable, romántico y decorativo.  La alumna que ha visto crecer y desarrollar, llega en muchos casos a despertar en el corazón del maestro una de sus pasiones que no ha podido disimular en las notas preferenciales.
También en las preguntas fáciles, en las campañas para que se le otorgue tal o cual premio y la chica se ha ido engriendo, ha sentido una superioridad enorgullecedora, sobre sus compañeras y ha ocultado su  fruición el día felicísimo en que el maestro se ha rendido a sus plantas en una noche calurosa de baile y de premios, en la más ardiente de las declaraciones amorosas.
Muchos casos se dan de pedagogos que fueron hasta  la parroquia por una chica que le dijo “malo” unas cuantas veces y son de ver las coqueterías de muchas discípulas ante el tenoriesco mirar de examinadores  aficionados, que se incendian con la chiquilla talludita y despierta que les mira, pidiendo misericordia  desde la silla tremenda del examen.
Y  sin embargo de haber escrito este capítulo en presente, ya casi todo pertenece al pasado. Algo queda, pero e va arrastrando irremediablemente por el progreso. Los nuevos métodos, la intervención racional  y controladora del Ministerio de Instrucción, la mayor vigilancia, están acabando con estos aspectos pintorescos, tan limeños, tan nuestros.
¿Algo se ganará en la educación? Así lo deseamos, pero al desearlo intensa, fervorosamente, nos place, avaros de tesoros antiguos, quedarnos con el recuerdo y conservarlo aquí, hasta que lo actual se haga poético también para los del mañana. (Páginas seleccionadas de las "Obras Completas" que pertenecen como autor al consagrado escritor y político, José Gálvez Barrenechea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario