Y de pronto aparecieron, de un
momento a otro, para acusar con infinidad de pruebas al ex Presidente Ollanta
Humala Tasso. Los audios que estuvieron guardados en la Fiscalía durante seis
largos años-no se sabe porque- son pruebas contundentes y evidentemente afectan al
político tan zarandeado y atacado. Sus actos de vida del pasado lo podrían convertir en un detestable violador de
derechos humanos. Incluso, según se dice y denuncia, en un supuesto asesino y un delincuente de la peor especie por lo ocurrido en
Madre Mía.
Lo que se muestra en esas
grabaciones son conversaciones del propio ex mandatario, con sus allegados sobre
la presunta compra de un testigo con la finalidad de absolver al líder
nacionalista del proceso que se le seguía por una serie de delitos de lesa humanidad
ocurridos mientras dirigía la base militar de dicho nombre, ubicada en la
región San Martín.
Los hechos registrados
explicarían lo que muchos
investigadores, defensores de la legalidad y enemigos de la corrupción
denunciaron en su momento, hace ya un buen tiempo: el extraño cambio de sentido
de los testimonios que inculpaban a Humala durante el proceso judicial con un
objetivo persistente, beneficiarlo por completo y taparle sus supuestas
fechorías.
De manera poco sorpresiva, la revelación del contenido
de estos elementos, que se convirtieron en espadas acusadoras, motivó una airada
respuesta del ex jefe de estado. Sin embargo, en lugar de dar explicaciones
verosímiles, el líder que fue seguidor del dictador venezolano Cháez y del
deshonesto Lula del Brasil, ensayó una estrategia defensiva basada en
distracciones o argumentos tangenciales. Lo que es peor, el político recurrió
constantemente a evasivas.
Humala declaró a la prensa y nadie le creyó
Humala declaró a la prensa y nadie le creyó
RECONOCIMIENTO
No pudo evadir su responsabilidad
y tuvo que reconocer su voz. No le quedaba otra frente a las evidencias. Si
dijo que las grabaciones se habían
efectuado de manera ilícita por orden de su antecesor, el ex mandatario aprista Alan García Pérez.
“Ester señor ha estado de
Presidente de la República y ha permitido por acción u omisión, que se haya realizado
este acto escandaloso que afecta a la democracia”, dijo Humala. Luego añadió
con referencia a Alan: “Si esta persona no se daba el trabajo de meterse a
temas de “narcoindultos” con ese detalle, cómo no se va a dar cuenta de que
estaban chuponeándome”.
Evidentemente que el alegato fue
manchado por el propio Humala con la política cotidiana. Pero sus
argumentos-eso es lo más importante- son completamente falsos. Tal como lo ha
precisado el Fiscal de la Nación, Pablo Sánchez Velarde, las interceptaciones
telefónicas fueron licitas y dispuestas por un juez en el marco de una
investigación que se hacía sobre el cabecilla senderista “Artemio” y sus nexos
con la ex congresista nacionalista y dirigente cocalera, Nancy Obregón.
Pero lo peor del ex mandatario era
que tergiversaba las cosas en su defensa y se victimizaba. En efecto, eso pasó cuando sostuvo y denunció que el Ministerio Público estaría intentando forzar una conexión entre
él y el tema del terrorismo. Lo que dijo exactamente fue: “Estarían tratando de
encausarnos por el tema de terrorismo, cuando yo he sido el que capturó
justamente a Artemio”.
CORTINAS DE HUMO
Lo cierto y preciso es que, en
ningún momento, se le ha imputado al político algún tipo de responsabilidad o
vinculación con elementos subversivos. Así se defiende Humala para
distraer lo que efectivamente pasa. En
pocas palabras, hace cortinas de humo.
Cuando se le preguntó sobre el contenido
de los audios y lo que estos podrían revelar en torno a su responsabilidad,
tanto en el asunto de la presunta compra de testigos como en los crímenes de
Madre Mía, Ollanta se limitó a señalar que dichas investigaciones ya habían
concluido. “Pasaron hace 7 años. Ya fueron investigados, entraron a un proceso
judicial y fue archivado. Hoy día tiene la categoría definitoria de cosa
juzgada”
El Militar joven cuando estuvo en Madre Mía.
El Militar joven cuando estuvo en Madre Mía.
El hecho concreto es que,
tratándose de potenciales crímenes de lesa humanidad y teniendo en cuenta los argumentos
de diferentes juristas aunque el proceso que investigó dichos
sucesos estuviera viciado por la compra de testigos, al ex presidente no lo blinda jurídicamente
frente a la posibilidad de una reapertura de la investigación que sí es posible hacerla.
Parece ser que la señora Nadine Heredia de Humala
delinquió y por eso la investigan. Allí están las agendas reveladoras. Ahora está acompañada, en la responsabilidad y supuesta corrupción, por su esposo "Cosito", el mismísimo irresponsable que le
permitió ejercer el poder cuando estuvo al mando de la nación, desde Palacio
de Gobierno.
Mientras tanto, las interrogantes de las
autoridades judiciales y de la propia
opinión pública se convierten en
vigentes y pendientes . Los Humala no pueden esconder sus cochinadas que si se juzgan serían flagrantes delitos. He
allí la disyuntiva. He allí la limpieza necesaria del país.
En este caso de Ollanta, la
reapertura de la investigación es una necesidad vital. Que no se espere tanto y
que se actúe de inmediato. Ya es tiempo. Lo que si hay que respetar, a como de
lugar, el debido proceso que todo ciudadano posee. En este caso, tanto Ollanta como Nadine, Nada más, pero tampoco nada menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario