viernes, 11 de septiembre de 2015

VARIOS

En 1841- no hay que reírse- había máquina para criar niños.  Así se ve en un aviso publicado en el N° 493 de “El Comercio” y dedicado a las madres de familia. Una maquina completa costaba diez pesos, lo que no era una bicoca en esos días y se componía de dos pezoneras, dos mamaderas y un frasquito de pezones.
La primera vez que se reunió el tribunal de los siete jueces que creó la  ley del  5 de Septiembre de 1831, fue el 14 de Marzo de 1842 (N° 835). Lo componían el doctor Francisco Pascual y Erazo, José Anglade, Julián Piñeyro y Juan Gualberto Menacho.
En el N° 1290 correspondiente al 29 de Setiembre de 1843, hay una interesante relación de los 176 abogados que componían el ilustre colegio de esa fecha.
Así como el famoso  José de los Baños de “El Comercio”, se dedica en ese establecimiento el arte quiropedístico, así en los baños tibios que había en el Portal de Escribanos, hubo un francés que se llamaba o se hacía llamar Caille que llegado a Lima en 1844, se dedicó como decía en sus anuncios: “al aseo y alivio de los pies”.
Tan madrugadores eran todos entonces, hasta los piquichones, que Musiú Caille cortaba callos y enderezaba uñas de siete a nueve de la mañana. En abril de de 1845 le salió un formidable rival en Mister H Kingt que mediante un elixir de su invención extraía, radicalmente, según él, los callos más dolorosos.

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La Lima antigua.

CANAL
Paraba en la fonda francesa de “La Bola de Oro” en Mercaderes y se anunció pomposamente a dos columnas de “El Comercio” del 24 de Abril de 1845(N° 1764) con un aviso ilustrado con un grabado en acero en el que aparece un elegante operador a los pies de una lánguida dama, a la que rodean con ámbito de asombro, un caballero, una señora de cofia, una señorita y dos graciosas infantinas.
En “El Comercio del 6 de Abril de 1844 (N° 1441) se comienza a publicar un artículo muy interesante sobre el Istmo de Panamá y la posibilidad de hacer en él un canal de comunicación entre los océanos Atlántico y Pacífico. El artículo concluyó de ser publicado en el N° 1442.
Un gran entierro fue, en ese año de 1844, el del comodoro Dallas, Jefe de la Escuadra norteamericana del Pacífico, que falleció en aguas del Callao el 4 de Julio de 1844, a bordo del Sabanah.
Cuarenta falúas acompañaron el féretro, mientras los barcos de las diferentes escuadras hacían salvas y las bandas de músicos de los buques tocaban sonatas fúnebres. El acompañamiento lo abría la tropa de la marina norteamericana, seguía la carroza, acompañado por el Almirante Du Petit Thouars, padre del que hoy tiene un monumento en Lima y otras altas personalidades. 
ESQUELAS
Iban después las marinerías francesas, inglesa, sarda, norteamericana, las oficialidades, las autoridades locales, los particulares y el cuerpo diplomático. Fue enterrado el cadáver en el Cementerio de Bellavista donde habría en el momento de la inhumación unas quinientas personas.
El hecho debió llamar la atención, porque en esa época no se  publicaban ni siquiera defunciones. Las invitaciones y los sepelios se hacían  por medio de esquelas. Después se comenzó a hacer la invitación a los entierros por medio del periódico, que hasta entonces se limitaba a escoger los artículos necrológicos que se le enviaban y a dar, cuando se trataba de la muerte de alguna persona distinguida, una breve nota anunciando el hecho. Salvo, naturalmente, los casos notorios del fallecimiento de  muy altas personalidades.
Llamó mucho la atención en 1845, en Lima, un cometa semejante al que se dejó ver en 1843. En el  N° 1672 del 4 de Enero de 1845 se dice que “la cola tenía como 8 grados de longitud y que pasaría “el punto de su perihelio hacia el fin del mes cuando se perderá de vista en los rayos del sol.
En 1845 había en el Ejército del Perú una gran cantidad de jefes y oficiales extranjeros, lo que prueba que hasta esa época los nacionalismos no estaban muy bien deslindados. El eco resonante de la guerra de la independencia subsistía y americanos y aún algunos españoles que habían abrazado la causa de la libertad se quedaron en el Perú incorporados a la milicia nacional.


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Otra de la misma época y al fondo la torre de una iglesia.
RECELO
Pero ya en esa época comenzaba a sentirse el recelo por tal situación. En el número 1817, correspondiente al 30 de Junio  de 1845, hay una detallada relación de todos los extranjeros que figuraban en el escalafón militar.
Dos grandes mariscales- el canario Blas Cerdeña y el argentino Mariano Necochea- seis generales de división, seis de brigada, 24 coroneles, 18 tenientes coroneles, 14 sargentos mayores, 28 capitanes, 17 tenientes, un capitán de fragata, uno de corbeta y  un teniente primero, que representaban, según reza el artículo que extractamos, un gravamen de 238,340 pesos anuales en el presupuesto de la república.
Era tal la fastuosidad con que solían vivir antaño  algunos grandes señorones de provincia, y tan grande era la profusión de servidores que se permitían tener, que algunos viajaban con una comparsa enorme verdaderamente. En una lista de pasajeros del bergante nacional “Mercedes” procedente de Huanchaco y Huacho figura el Coronel José Velezmoro, diputado al Congreso, con el acompañamiento de nueve criados.
En la sección Lima del N° 1977 del 12 de Enero de 1846 hay un artículo sobre Baltazar Guisado natural de Lima que había fallecido a la edad de 115 años y diez meses en Noviembre de 1845. Allí se dice que Guisado había sido hijo de un teniente coronel español y de una cacica nombrada Huáscar Inca.
VERSOS
Guisado había conducido del Callao a la Península en calidad de sargento de guarnición a los jesuitas expulsados en la época de Amat.  Había sido testigo de acontecimientos tan notables como el terremoto de 1746. Guisado, hasta muy poco antes de su muerte, servía en la cárcel pública como mayordomo o dependiente.
En 1846 un tal Martín Lara anunció una ascensión aerostática para lo que solicitaba una suscripción por los ingentes gastos que demandaba y remataba su anuncio con unos versos que terminan así: Si la química me es conocida/Si las leyes del viento he alcanzado/ Muy dichosa será mi partida/ Y mi vuelta también pueblo amado…
En la época colonial las murallas de Lima fueron consideradas por diversas reales órdenes como fortalezas o castillos, debiendo ser tenidas y respetadas por tales. Pero en l época republicana, no obstante la vigencia de muchas disposiciones del régimen antiguo, muchos de los baluartes y bastiones  fueron irreverentemente tratados.
En 1846, la Intendencia de Policía de Lima dispuso que continuaran en toda su eficacia las arcaicas pragmáticas y se publicó un aviso previniendo que  quien fuese sorprendido haciendo daños a las murallas sería preso y “sometido a juicio como ladrón de intereses fiscales”.
En 1846 todos los relojes públicos se arreglaban por el de la Catedral y este por el péndulo de la relojería de Enrique Grand  Jean. Es de advertirse que en esa  época si habían diferencias notables entre unos y otros, se aplicaban multas a los omisos al cumplimiento de la obligación de cuidar que se diese la hora como era debido.

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Casona del siglo XIX
BALLENAS

En 1846 los gremios de artesanos obedecían a las organizaciones que de antiguo habían recibido y elegían por libre sufragio sus maestros mayores y alcaldes. Las elecciones se hacían en la Intendencia de Policía. Entre los gremios de la época había además de los representativos de artes y oficios, que aún subsisten, algunos que ya, por razón del progreso,  no podrían ser, como los balancineros, los capacheros, los enrejadores, los de coches de postas.
Ocurrió un interesante suceso en el Callao. A la 1.30 p.m. dos ballenas se paseaban arriba y abajo-con mucha diversión de todos. Tomás Jump, dueño de la goleta Callao, dispuso dos botes con sus respectivos arpones para cazar a los voluminosos visitantes de nuestro apacible puerto. El público siguió con excitación creciente la batalla que terminó con el triunfo de Mr. Jump que logró apropiarse de un cetáceo que fue valorizado en la considerable suma de 800 pesos.
Debió ser grande la afición al ajedrez e aquel año de 1846 porque “El Comercio” publica a partir del N° 2170 una serie de problemas de ese interesante juego. En el N° 2172 “El Comercio” acepta la invitación que le hizo “El Correo Peruano” para jugar una partida completa. Ambos periódicos, además, se proponían problemas.
AJEDREZ
La partida del desafío comenzó el 19 de Setiembre jugando El Comercio con las blancas y “El Correo  Peruano con las negras. El primero de los diarios propuso el gambito del alfil del rey que no aceptó el contrincante. El Correo Peruano se retiró del campo y surgió uno, que ocultándose bajo el seudónimo de “Philidor” siguió la partida. Con intervalos aparecen las jugadas durante lo que resta del año 1846. En la jugada N° 52 se definió la situación y en el N° 2333 del 6 de Abril de 1847, “Philidor” se dio por vencido.
En 1846 la calle del General La Fuente se llamaba todavía de Montes Así se ve en el aviso de un pianista que componía y templaba pianos (N° 2070).
Avisito muy revelador de la afición a divertirse de nuestros bisabuelos es, sin duda, el que registra “El Comercio” del 23 de Junio de 1848 (N° 2696). Se trataba de un rancho en la Pampa de Amancaes donde se servían aves asadas, fiambres, toda clase de licores y se advertía que había  dos salones: uno para las señoritas y gente decente y otro para toda clase de personas.
El Prefecto de Lima a nombre del supremo gobierno, el 4 de Junio e  2848, comisionó a Manuel Falcón y a Pedro Maury para la formación de un reglamento de zapadores. bomberos. El General Castilla había hecho venir las bombas de Europa y se pensó-con razón- en la necesidad de organizar un cuerpo de bomberos y reglamentarlo.
Los comisionados cumplieron el encargo y presentaron un proyecto de reglamento. Los interesados en la historia bomberil tienen aquí el derrotero para conocer íntegramente la cuestión. Uno de los artículos decía: “El día siguiente de un incendio se sacaran las bombas y las mangueras para que se sequen…
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Ajedrez desde los periódicos.

EMBLEMA
El 9 de Julio de 1848 se izó por primera vez en Lima la bandera tricolor italiana. El Cónsul General de Cerdeña, José Canevaro, anunció que ese día se elevaría el nuevo emblema. Un grupo de más de 400 italianos acompañados de una excelente música se presentaron frente a la casa consular.
Hubo discursos, vivas a Italia unida, a Carlos Alberto y a Pío IX, banquete, función teatral en la que se representó  “Lucrecia” y se cantó el himno de Pío IX. Un gracioso incidente se registró en el Callao. No había barco alguno de guerra de nacionalidad sarda y la banca mercante “Due Sorelle” se encargó de arriar la bandera del rey de Cerdeña y de izar la de la Unión Italiana, para lo que se consiguió que el buque americano “Xilon” le proporcionase 4 cañones con lo que hizo la salva de 21 cañonazos que alarmó al contralmirante inglés que estaba en la bahía, al punto de enviar a dos oficiales a inquirir el motivo del cañoneo.
Acontecimiento sensacional en el año de 1848 fue la llegada del vapor de guerra Rimac. José Arnaldo Márquez publicó unos versos que comenzaban así: Noble esperanza de la patria mía/ Hiende las olas del inmenso mar…”
MINAS
En 1848 y 1849 una de las grandes preocupaciones era la de las ingentes riquezas de las minas de California. En El Comercio se hace notar que hay no poca inmigración a ese prometedor lugar. Un aviso salió  bajo el título de “Quema, Quema en el que “una señorita de 15 a 17 años, buena educación, dote crecida y gracioso palmito, desea establecerse con el primer joven que se presente”.
En “El Comercio” del 15 de Octubre de 1853 (N° 4265) hay una carta fechada en Iquique el 3 de Octubre del mismo año, en la que se habla de la nueva riqueza descubierta en Tarapacá con el bórax de soda y cal encontrada en las pampas de Tamarugal.
Hasta no hace mucho había cierta culto malsano, en Lima, por menudas y tristes anormalidades de la naturaleza. Frecuentemente se lee en los antiguos diarios los anuncios de la exhibición de fenómenos y, sin duda por ese culto, llegaron a alcanzar famas los cándidos de remate, los tontos de capirote.
Tanto es así que en la lista de la suerte en las que se publicaba que cada cual daba al suertero como señal. Verbigracia como dicen los textos escolares: “La Virgen del Carmen me la de para salvar a mi hija, para hacer un viaje, no pocas veces alguien puso “para ver el fenómeno”.

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La Virgen del Carmen.

DINEROS
Pero lo curioso del caso es que el anuncio de crónica que nos sirve para esta ligera disquisición tiene otra particularidad y es la de contarnos, que en 1864 se llamaba todavía dineros a los reales. En la Sección Crónicas de la Capital de “El Comercio” hay un suelto anunciando que se exhibe un fenómeno en la calle de Jesús Nazareno. Se trataba de una mujer sin brazos y sin piernas. El suelto termina así: “Cuando no sea más que por favorecer a esa pobre mujer, se debe visitarla. La entrada a la sala de la exhibición vale dos dineros”.
En el N° 2724 del 29 de Junio está la descripción de la llegada del barco. El 27 el General Castilla, vestido de gran uniforme, se embarcó en la goleta francesa “Brillante” y trasbordose luego al bergantín peruano “Gamarra”, que se dio a la vela para dar el encuentro al primer vapor de guerra que tuvo el Perú.
La descripción es pintoresca: “Es pisada la cubierta por S E… Sigue el buque entonces su marcha, y violento como una bala de cañón se lanza sobre el muelle, se acerca, se precipita, parece que va a estrellarse…
La población toda del Callao apiñada allí, queda helada de espanto pero dócil el buque como el caballo peruano de mejor boca, revuelve rápidamente, presenta un largo costado y bordea coquetonamente toda la curva del muelle…una triple salva de Viva el Rímac se desprende de todos los labios.
NAUFRAGIO
“El Comercio” del 8 de Mayo de 1854 (N° 4429) publica todos los emocionados detalles del naufragio de “La Mercedes” en Casma en el que perecieron 731 personas y entre ellas dando ejemplo de heroico estoicismo, el comandante Juan Noel, a quien el Gobierno de Echenique consideró como muerto en acción de guerra. Allí se cuenta el diálogo entre el General Allende y Noel.
-¿Y usted comandante?
-Yo, general, salvaré mi buque o pereceré con los que no alcancen a librarse.
En el vapor Chile con destino a Paita y  Panamá se embarcaron el 14 de Abril de 1864 los marinos de la escuadra peruana, Capitán de Fragata Domingo Valle Riestra, Teniente Primero José Carreño, Teniente Primero Benito Huertas y los guardiamarinos Saavedra, Sanz y Faura.
Iban a Estados Unidos. Según un irónico remitido publicado en el N° 8049 todos ellos “pertenecían a la lúcida escuadra que dentro de poco tendríamos en el Perú para hacer competencia a los orgullosos ingleses, franceses y norteamericanos.
El 20 de Febrero de 1865, los marinos de la escuadra española vinieron del Callao, visitaron la ciudad, fueron al teatro y en una palabra, despertaron la curiosidad del público.

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en el naufragio murieron 731 personas

CUBA
“El Comercio” del 31 de Mayo de 1869(N° 10,176) da cuenta del meeting realizado el  30 a favor de la independencia de Cuba. Presidió el acto Francisco José Mariátegui, que tenía a su derecha al enviado cubano, señor Valiente.
Mariátegui pidió que se declarara que la causa de Cuba era “una causa nacional”. Pronunciaron discursos Valiente, el Coronel  Bolognesi, que propuso que se formase una columna de voluntarios que fuera parte en el ejército  cubano.
El General Buendía encabezó después la manifestación que fue hasta  Desamparados y pidió la presencia del Presidente Balta, quien dijo, entre otras cosas, que el gobierno haría en la cuestión cubana cuanto fuere digno de la república.
La reunión fue en el teatro. La comisión de universitarios que se dirigió pidiendo la cooperación de todos los estudiantes de la república, estaba compuesta por Agustín Zapatel, Pedro B. Quintana y Juan Ureta. (Páginas seleccionadas de las "Obras Completas" que pertenecen como autor al consagrado escritor y político, José Gálvez Barrenechea.)

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