lunes, 1 de febrero de 2016

VOTA LA MUJER

La ley que acordaba el voto femenino constituyó una verdadera revolución en las prácticas cívicas argentinas. Muchos años habían luchado las féminas para obtener sus derechos, por equipararse al hombre en sus contiendas políticas, por tener el derecho de elegir y ser elegida.
Lucha estéril durante largo tiempo, logró su objetivo en 1947. El 9 de Septiembre del citado año se promulga la ley y de inmediato comenzaron las engorrosas tareas del empadronamiento, -cuando las padrones estuvieron terminados, el país tuvo su primera sorpresa derivada del nuevo dispositivo: había bastantes mujeres, más que hombres.
En la capital, el padrón femenino superaba en 62,246 votantes al masculino. Eran mayoría, pero ¿Cómo iban a votar?  Y llegó el momento de la prueba. Fue el 11 de Noviembre de 1951. A la mujer le tocó sufragar por primera vez en la elección presidencial.
Pero se elegían también representantes a ambas cámaras legislativas y en la lista había buena cantidad de nombres femeninos, pues contrariamente a lo que había ocurrido hasta entonces en jornadas electorales, las calles de Buenos Aires y de todo el país, se llenaron de mujeres.
Esta vez si podía decirse que la elección tenía verdadero color. La policromía del atuendo femenino se imponía en las aceras de las calles donde funcionaban los comicios. Las filas de espera fueron más grandes que nunca y más bullangueras.

Manifestación femenina en Buenos Aires

RASGOS
No eran esas colas masculinas a las que estábamos acostumbrados con hombres huraños, mudos. En las filas femeninas que formaban mujeres de todas las edades se hablaba de todo: de política y del acto electoral que se estaba cumpliendo. Estaban allí todas las clases sociales y representadas todas las profesiones. Junto a la modesta obrera, la rentista, la millonaria o la religiosa. Porque también las monjas votaron ese día.
Los rasgos dominantes de la elección del día 11 de Noviembre de 1951 estuvieron, pues, a cargo de la mujer argentina que, utilizando por primera vez, su libreta cívica, lo hizo con la naturalidad propia de quien cumple una misión habitual.
No podía ser de otra manera, por cuanto si en el diario trajinar y en las obligaciones cotidianas las mujeres marchaban codo a codo con los hombres, justo era que tuvieran idéntica influencia cuando se trataba de elegir a los gobernantes.
La mujer demostró que estaba preparada para ejercer sus derechos cívicos y lo demostró el orden de las mesas reservadas a las mujeres que fue perfecto, así como las dificultades mínimas. Como si la mujer hubiera votado siempre, demostró hasta donde había sido injusta su omisión cuando se trataba de la elección de poderes públicos.
Todas las ciudadanas cumplieron admirablemente su deber, tanto las votantes como las que debieron ejercer funciones de presidente de mesa o de fiscal.

El voto femenino en la Argentina
Las argentinas ejercen sus derechos por primera vez.

TRIUNFO
La jornada fue el triunfo definitivo de la mujer equiparada ya al hombre tanto en sus obligaciones como en sus derechos. Por primera vez iban al Congreso Nacional representantes femeninos. En  ambas cámaras y de todas partes del país, porque también las provincias y aún los territorios, al elegir delegados, nos enviaron legisladora que pusieron una nota nueva en las sesiones de ambas ramas legislativas.
Como consecuencia de la primera elección en que participó la mujer, 29 representantes del sexo femenino ocuparon bancas en el Congreso. Seis en la Cámara de Senadores y 23 en la de Diputados. La mujer había logrado uno de los derechos a que en justicia se hiciera acreedora.

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