jueves, 26 de mayo de 2016

REYNOSO: DESAFIANTE Y NOTABLE ESCRITOR

La existencia  se le fue en sus 85 años totales y redondos. El cuerpo lo tenía  robusto y  tremendamente grueso. Imposible dejar de recordarlo. En vida, el pelo blanco y plateado, que lucía abundante por todo el cuello cabelludo, mostraba un evidente  signo de sabiduría controvertida  que, de una u otra forma, reflejaban su experiencia de Profesor de Lengua y Literatura,  desde muy joven. Al mismo tiempo esa figura, que ya no veremos más en la faz de la tierra, hacía evocar su pensamiento extremo de marxismo puro y para muchos equivocado. En concreto la desaparición de este hombre notable, ocurrida hace unos cuantos días, ha conmovido enteramente al mundo intelectual peruano. Pero la obra literaria que dejó ahí permanece incólume, notable y descollante. Un escritor, de la afamada generación del 50, con virtudes lindantes en el desafío social por completo y de tal pluma tan peculiar salieron  muchos libros de su autoría a través de una narrativa singular que al principio fue rechazada y, con el paso de los años, aceptada. No sólo eso, sino que valorada a plenitud y en  totalidad.
Algunos  escritores, como Arguedas y Vargas Llosa, ponderaron siempre a Oswaldo Reynoso Diaz porque encontraron calidad notable en la narrativa lograda. El gran mérito incorporar por primera vez, en el fulgurante  siglo XX y los años que van del XXI, el lenguaje de los jóvenes sin bridas y sin tapujos. Penetró en el modo de pensar de una parte de la sociedad de forma asombrosa. Coloreada prosa, de esas que destacan a plenitud con  belleza y contenido literario, de los que deslumbran para siempre.
Indiscutiblemente uno de los notables novelistas del Perú contemporáneo. Nació en Arequipa el 10 de Abril de 1931. Cursó sus estudios primarios y secundarios en los colegios de los hermanos cristianos de La Salle y  San Francisco de la blanca ciudad. Hijo de Luis Reynoso y  y Rosa Diaz, unos padres tan sensibles y pegados por completo a sus vástagos.

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Oswaldo Reynoso: polémico, controvertido, genial
PROFESOR
Los superiores los desarrolló en la Universidad Nacional de San Agustín y los concluyó en la Cantuta de Lima. Nombre con que se conoce al instituto superior educativo, Enrique Guzmán y Valle, donde se graduó como profesor y ejerció diversos  cargos como: Jefe del Departamento de Lengua, Director del Programa de Humanidades, de Proyección Social, Vicerector y Rector. Ahí, pues, ejerció el magisterio durante varias décadas. Al mismo tiempo que desarrolló una intensa labor literaria.
Reynoso se inició como poeta con el libro “Luzbel”, salido a luz en 1955. Sin embargo, conoció el éxito gracias a la prosa de ficción Su obra de cuentos, “Los Inocentes”, tuvo y tiene un peso fulgurante de vigencia total.
El mérito fue que logró penetrar en el modo de ser de muchos peruanos, mirar los hechos desde ese plano y por eso tiene un público permanente que se renueva constantemente, según la opinión de los críticos. 
PENURIAS
En la novela “En Octubre  No Hay Milagros” de 1965, el escritor describe las penurias de la clase media limeña durante un proceso de decadencia, en medio de las convicciones que, pese a estar profundamente arraigadas en el alma colectiva, se han desdibujado lentamente.
Dueño de una técnica literaria depurada, el autor dio muestras de su gran dominio verbal en el libro  “El Escarabajo y el Hombre” de 1970. Posteriormente, vivió, durante doce años, en  la China milenaria. Ahí escribió °En Busca de Aladino” (1993), relato breve de tema arabesco y”Los Eunucos Inmortales” (1995), novela que recupera sus vivencias en el Extremo Oriente.
Hace unos 50 años o más, los críticos, equivocadamente, le reprocharon el uso excesivo de la jerga y la incesante alusión a los temas sexuales que lo hacían, según ellos, caer en lo pornográfico. Su creación la catalogaban al nivel de la subliteratura.  Cuan equivocados estaban.
Lo que pasaba en realidad fue que la audacia de Reynoso no estaba preparada para el público de entonces.  Al respecto, el mismo autor dijo por aquella época: “Yo no soy  moralista. Ellos pretenden el mejoramiento individual del hombre. Yo he escrito sobre una sociedad en la que no existe el amor y en la que la sexualidad es una forma de evasión, una forma de olvido de sí mismo” En efecto, tales fenómenos efectivamente ocurren y entonces de todo ello se puede escribir. Más aún cuando se hace en ficción, con miras a mejorar la realidad.
Su novela, “En Octubre No hay Milagros”, generó un escándalo de proporciones y muchos lo acusaron de marxista rabioso.  Sus detractores y enemigos hasta quemaron el  libro durante la procesión del Cristo Moreno, de gran arraigo popular.
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Su caricatura fotográfica

¡QUE TAL MANERA!
Incluso de una manera arbitraria, abusiva y poco tolerante, le pidieron al Ministro de Educación  que le quitaran el título de profesor y le prohibieran el ingreso a cualquier aula de la República del Perú. Que tal fanatismo.
Por eso es que en la presentación de otro de sus libros, años después, el autor dijo sin ambages y directamente:”Me cago en los críticos del Perú y sin ninguna excepción”, lo que por supuesto generó más escándalo.
También se sostuvo, con ignorancia, que sus creaciones eran obscenas y que había que arrojarlas a la basura. Mucho tiempo  las obras que escribió eran publicadas por editoriales pequieñas y los jóvenes las leían a escondidas.
Hombre de personalidad pensante y agresiva. Homosexual declarado pero, como decía con convicción, “haciéndose respetar siempre”. Asistente consuetudinario a los cafés, restaurantes y sobre todo las cantinas para emprender tertulias interesantes. Libando licor  y, mostrando con ímpetu,  una bohemia empedernida. 
RAMADAS
No le gustaba salir en fotografías con los libros de su biblioteca y sentenciaba riéndose: “Eso es una gran huachafería. Como si entrevistaran a un general y se tomara una vista frente a sus tanques”.
Consideraba, y así lo declaró varias oportunidades, al Bar “El Sapo de Oro”, ubicado en Breña, entre las calles Orbegoso y Varela, como uno de sus lugares preferidos. Recordaba, con nostalgia, a las famosas ramadas que eran restaurantes grandes  con mesas y la gente se reunía para conversar y jugar sapo. Había una en cada barrio. Todo ello, por la modernidad desapareció.
Transformó a la Literatura en un arte de la consecución de la belleza con tres elementos diferenciados: la imagen, la palabra y la estructura. Decía que si en un texto llamado literario no hay un trabajo estético sobre uno de estos elementos debe tener cualquier nombre, pero-definitivamente-no es Literatura.
Fundó en 1964 el Grupo Narración. Egresó como profesor y comenzó a enseñar  en La Cantuta. En 1960, el Parlamento, dominado por el pradismo, dio una ley   que  rebajaba, a dicha universidad,  a un simple instituto dependiente del Ministerio de Educación.
Entonces hubo una protesta generalizada, encabezada por el profesor Walter Peñaloza y otros de ellos como: Washington Delgado, Javier Sologuren. Anibal Quijano, Luis Jaime Cisneros, José María Arguedas. Alejandro Romualdo Valle,  Juan Gonzalo Rose, y Eleodoro Vargas Vicuña.

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Uno de sus libros famosos

REBELDES
Los rebeldes, como Reynoso, tomaron La Cantuta, mientras que el Gobierno  dio una resolución cesando a los protestantes. El autor de “Los Inocentes” se fue, sin trabajo, a Venezuela. Allí lo contrataron como docente.
 Después de dos años, retornó a Lima. En el famoso Café  Palermo, ubicado en la Colmena cerca al Parque Universitario, redactó un manifiesto. Lo firmaron varios intelectuales. Así nació “Narración”, entidad cultural que sacó tres números de una revista  de este tipo.
En dicho medio publicaron por, primera vez, artículos intelectuales de la talla de Hildebrando Pérez, Juan Morillo, Eduardo Gonzáles  Viaña, Gregorio Martínez, Augusto Higa y José Watanabe que insertó  su primer cuento,  bajo el título de “Trapiche”. El núcleo duro del grupo literario estaba conformado por Reynoso, Miguel Gutiérrez y su esposa Vilma Aguilar.
Luego de la toma, por parte de los militares de La Cantuta en 1976, se fue a China y trabajó como profesor al mismo tiempo que corrector. Después de dos años, regresó y encontró que se preparaba una gran huelga contra el Gobierno dictatorial de Morales Bermúdez y uno de los pedidos era que se reabriera La Cantuta.

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Un artículo del poeta Rose sobre el escritor.

CABECILLAS
Lo sindicaron como uno de los cabecillas  y, una noche en el Café Palermo, lo tomaron preso. Lo llevaron al último piso de la Prefectura de Lima  a una celda grande, donde había una concentración de dirigentes.
En aquellas circunstancias, la hermana estaba preocupada y se enteró de que el escritor Mario Vargas Llosa, hoy Nobel de Literatura, estaba en Lima como representante del Penn Club mundial. Lo llamó por teléfono y le comunicó la situación
Vargas Llosa contestó: “Yo me voy a interesar de inmediato porque Oswaldo es un buen escritor y es mi amigo.” Entonces, el intelectual  se comunicó con el  Ministro del Interior, General Pedro Richter Prada, quien de inmediato ordenó su liberación.
Los que lo defendieron cuando salieron sus primeros libros calificados de obscenos fueron, además de Vargas Llosa y Arguedas, Washington Delgado, Javier  Sologuren y Sebastián Salazar Bondy.  Escribió lo que sintió y vio a su manera, desde los 15 años. No era muy pegado a la religión. Ni tampoco al catolicismo.
Lo que lo condujo a la ruptura del lenguaje fue la influencia del pensamiento de Nietzsche. El pensador hablaba del Dios Dionisio que encarnaba la orgía, el desenfreno. Este dios llegó a Grecia donde estaba Apolo que es el orden, la quietud. Los griegos quisieron encadenar a Dionisio. Por eso es que Aristóteles escribió “La Retórica” y “La República”, para poner orden y reglas.

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En distintas actividade y en plena tertulia

CONCEPCION
 Todo el arte, según el propio Reynoso, ha sido la lucha de Apolo contra Dionisio. Nietzsche habló de una  anarquía estética, de la destrucción de las formas. El escritor arequipeño le agregó, a eso, una orgía de sensaciones.
Rebelde por naturaleza y marxista por convicción. Explicaba su actitud porque sus padres nacieron en Tacna durante la dominación chilena y, después de una serie de peripecias, se encontraron en  Arequipa.
Ellos tenían costumbres chilenas y un grupo de arequipeños les empezaron a llamar “los chilenos”. En la rebelión del pueblo ocurrido en 1955, durante la dictadura de Odría, su  casa fue invadida por las fuerzas del orden y a su progenitor lo tomaron preso, acusándolo de espía. Esto lo afectó mucho. Y antes  de morir, le agarró la mano a su hijo y le dijo: “Oswaldito recuerda que yo me muero sin patria” Eso lo afectó al escritor de sobre manera y lo marcó para siempre
Nunca fue militante de un partido político porque, de acuerdo a su concepción, ello implicaba someterse a una línea, con  la que a veces no se coincidía. Para el autor, un partido de izquierda auténtico necesitaba que sus militantes sean muy disciplinados, muy responsables. Y eso, definitivamente, no iba con Reynoso. 
El  2013, la Casa de la Literatura Peruana lo condecoró “en reconocimiento a su destacada contribución a la literatura peruana en cuya narrativa coinciden diestramente la prosa refinada y la reivindicación del universo urbano popular. Autor  multifacético, figura indiscutible del arte de escribir con calidad. (Edgardo de Noriega)

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