La existencia se le fue en sus 85 años totales y redondos. El cuerpo lo tenía robusto y tremendamente grueso. Imposible dejar de recordarlo. En vida, el pelo blanco y plateado, que lucía abundante por todo el cuello cabelludo, mostraba un evidente signo de sabiduría controvertida que, de una u otra forma, reflejaban su experiencia de Profesor de Lengua y
Literatura, desde muy joven. Al mismo tiempo esa figura, que ya no veremos más en la faz de la tierra, hacía evocar su pensamiento extremo de marxismo puro y
para muchos equivocado. En concreto la desaparición de este hombre notable, ocurrida hace unos cuantos días, ha conmovido enteramente al mundo intelectual peruano. Pero la obra literaria que dejó ahí permanece incólume,
notable y descollante. Un escritor, de la afamada generación del 50, con virtudes
lindantes en el desafío social por completo y de tal pluma tan peculiar salieron muchos libros de su autoría a través de una
narrativa singular que al principio fue rechazada y, con el paso de los años,
aceptada. No sólo eso, sino
que valorada a plenitud y en totalidad.
Algunos escritores, como Arguedas y Vargas Llosa, ponderaron
siempre a Oswaldo Reynoso Diaz porque
encontraron calidad notable en la narrativa lograda. El gran mérito incorporar por primera vez, en el fulgurante siglo XX y los años que van del XXI,
el lenguaje de los jóvenes sin bridas y sin tapujos. Penetró en el modo de
pensar de una parte de la sociedad de forma asombrosa. Coloreada prosa, de esas que
destacan a plenitud con belleza y
contenido literario, de los que deslumbran para siempre.
Indiscutiblemente uno de los
notables novelistas del Perú contemporáneo. Nació en Arequipa el 10 de Abril de
1931. Cursó sus estudios primarios y secundarios en los colegios de los
hermanos cristianos de La Salle y San
Francisco de la blanca ciudad. Hijo de Luis Reynoso y y Rosa Diaz, unos padres tan sensibles y
pegados por completo a sus vástagos.
Oswaldo Reynoso: polémico, controvertido, genial
Oswaldo Reynoso: polémico, controvertido, genial
PROFESOR
Los superiores los desarrolló en
la Universidad Nacional de San Agustín y los concluyó en la Cantuta de Lima.
Nombre con que se conoce al instituto superior educativo, Enrique Guzmán y
Valle, donde se graduó como profesor y ejerció diversos cargos como: Jefe del Departamento de Lengua,
Director del Programa de Humanidades, de Proyección Social, Vicerector y
Rector. Ahí, pues, ejerció el magisterio durante varias décadas. Al mismo tiempo
que desarrolló una intensa labor literaria.
Reynoso se inició como poeta con
el libro “Luzbel”, salido a luz en
1955. Sin embargo, conoció el éxito gracias a la prosa de ficción Su obra de
cuentos, “Los Inocentes”, tuvo y
tiene un peso fulgurante de vigencia total.
El mérito fue que logró penetrar
en el modo de ser de muchos peruanos, mirar los hechos desde ese plano y por
eso tiene un público permanente que se renueva constantemente, según la opinión
de los críticos.
PENURIAS
En la novela “En Octubre No Hay Milagros” de
1965, el escritor describe las penurias de la clase media limeña durante un
proceso de decadencia, en medio de las convicciones que, pese a estar profundamente
arraigadas en el alma colectiva, se han desdibujado lentamente.
Dueño de una técnica literaria
depurada, el autor dio muestras de su gran dominio verbal en el libro “El
Escarabajo y el Hombre” de 1970. Posteriormente, vivió, durante doce años,
en la China milenaria. Ahí escribió °En Busca de Aladino” (1993), relato
breve de tema arabesco y”Los Eunucos
Inmortales” (1995), novela que recupera sus vivencias en el Extremo
Oriente.
Hace unos 50 años o más, los críticos,
equivocadamente, le reprocharon el uso excesivo de la jerga y la incesante
alusión a los temas sexuales que lo hacían, según ellos, caer en lo
pornográfico. Su creación la catalogaban al nivel de la subliteratura. Cuan equivocados estaban.
Lo que pasaba en realidad fue que
la audacia de Reynoso no estaba preparada para el público de entonces. Al respecto, el mismo autor dijo por aquella
época: “Yo no soy moralista. Ellos pretenden el mejoramiento
individual del hombre. Yo he escrito sobre una sociedad en la que no existe el
amor y en la que la sexualidad es una forma de evasión, una forma de olvido de sí
mismo” En efecto, tales fenómenos efectivamente ocurren y entonces de todo
ello se puede escribir. Más aún cuando se hace en ficción, con miras a mejorar
la realidad.
Su novela, “En Octubre No hay Milagros”, generó un escándalo de proporciones y
muchos lo acusaron de marxista rabioso. Sus detractores y enemigos hasta quemaron
el libro durante la procesión del Cristo
Moreno, de gran arraigo popular.
Su caricatura fotográfica
Su caricatura fotográfica
¡QUE TAL MANERA!
Incluso de una manera arbitraria,
abusiva y poco tolerante, le pidieron al Ministro de Educación que le quitaran el título de profesor y le
prohibieran el ingreso a cualquier aula de la República del Perú. Que tal
fanatismo.
Por eso es que en la presentación
de otro de sus libros, años después, el autor dijo sin ambages y directamente:”Me cago en los críticos del Perú y sin
ninguna excepción”, lo que por supuesto generó más escándalo.
También se sostuvo, con
ignorancia, que sus creaciones eran obscenas y que había que arrojarlas a la
basura. Mucho tiempo las obras que
escribió eran publicadas por editoriales pequieñas y los jóvenes las leían a
escondidas.
Hombre de personalidad pensante y
agresiva. Homosexual declarado pero, como decía con convicción, “haciéndose respetar siempre”.
Asistente consuetudinario a los cafés, restaurantes y sobre todo las cantinas
para emprender tertulias interesantes. Libando licor y, mostrando con ímpetu, una bohemia empedernida.
RAMADAS
No le gustaba salir en
fotografías con los libros de su biblioteca y sentenciaba riéndose: “Eso es una gran huachafería. Como si
entrevistaran a un general y se tomara una vista frente a sus tanques”.
Consideraba, y así lo declaró
varias oportunidades, al Bar “El Sapo de Oro”, ubicado en Breña, entre las
calles Orbegoso y Varela, como uno de sus lugares preferidos. Recordaba, con
nostalgia, a las famosas ramadas que eran restaurantes grandes con mesas y la gente se reunía para conversar
y jugar sapo. Había una en cada barrio. Todo ello, por la modernidad
desapareció.
Transformó a la Literatura en un
arte de la consecución de la belleza con tres elementos diferenciados: la
imagen, la palabra y la estructura. Decía que si en un texto llamado literario
no hay un trabajo estético sobre uno de estos elementos debe tener cualquier
nombre, pero-definitivamente-no es Literatura.
Fundó en 1964 el Grupo Narración.
Egresó como profesor y comenzó a enseñar
en La Cantuta. En 1960, el Parlamento, dominado por el pradismo, dio una
ley que
rebajaba, a dicha universidad, a
un simple instituto dependiente del Ministerio de Educación.
Entonces hubo una protesta generalizada,
encabezada por el profesor Walter Peñaloza y otros de ellos como: Washington
Delgado, Javier Sologuren. Anibal Quijano, Luis Jaime Cisneros, José María
Arguedas. Alejandro Romualdo Valle, Juan
Gonzalo Rose, y Eleodoro Vargas Vicuña.
Uno de sus libros famosos
Uno de sus libros famosos
REBELDES
Los rebeldes, como Reynoso,
tomaron La Cantuta, mientras que el Gobierno
dio una resolución cesando a los protestantes. El autor de “Los
Inocentes” se fue, sin trabajo, a Venezuela. Allí lo contrataron como docente.
Después de dos años, retornó a Lima. En el
famoso Café Palermo, ubicado en la
Colmena cerca al Parque Universitario, redactó un manifiesto. Lo firmaron varios
intelectuales. Así nació “Narración”, entidad cultural que sacó tres números de
una revista de este tipo.
En dicho medio publicaron por,
primera vez, artículos intelectuales de la talla de Hildebrando Pérez, Juan
Morillo, Eduardo Gonzáles Viaña,
Gregorio Martínez, Augusto Higa y José Watanabe que insertó su primer cuento, bajo el título de “Trapiche”. El núcleo duro
del grupo literario estaba conformado por Reynoso, Miguel Gutiérrez y su esposa
Vilma Aguilar.
Luego de la toma, por parte de
los militares de La Cantuta en 1976, se fue a China y trabajó como profesor al
mismo tiempo que corrector. Después de dos años, regresó y encontró que se
preparaba una gran huelga contra el Gobierno dictatorial de Morales Bermúdez y
uno de los pedidos era que se reabriera La Cantuta.
Un artículo del poeta Rose sobre el escritor.
Un artículo del poeta Rose sobre el escritor.
CABECILLAS
Lo sindicaron como uno de los
cabecillas y, una noche en el Café
Palermo, lo tomaron preso. Lo llevaron al último piso de la Prefectura de
Lima a una celda grande, donde había una
concentración de dirigentes.
En aquellas circunstancias, la
hermana estaba preocupada y se enteró de que el escritor Mario Vargas Llosa,
hoy Nobel de Literatura, estaba en Lima como representante del Penn Club
mundial. Lo llamó por teléfono y le comunicó la situación
Vargas Llosa contestó: “Yo me voy a interesar de inmediato porque
Oswaldo es un buen escritor y es mi amigo.” Entonces, el intelectual se comunicó con el Ministro del Interior, General Pedro Richter
Prada, quien de inmediato ordenó su liberación.
Los que lo defendieron cuando
salieron sus primeros libros calificados de obscenos fueron, además de Vargas
Llosa y Arguedas, Washington Delgado, Javier Sologuren y Sebastián Salazar Bondy. Escribió lo que sintió y vio a su manera,
desde los 15 años. No era muy pegado a la religión. Ni tampoco al catolicismo.
Lo que lo condujo a la ruptura
del lenguaje fue la influencia del pensamiento de Nietzsche. El pensador
hablaba del Dios Dionisio que encarnaba la orgía, el desenfreno. Este dios
llegó a Grecia donde estaba Apolo que es el orden, la quietud. Los griegos
quisieron encadenar a Dionisio. Por eso es que Aristóteles escribió “La Retórica”
y “La República”, para poner orden y reglas.
En distintas actividade y en plena tertulia
En distintas actividade y en plena tertulia
CONCEPCION
Todo el arte, según el propio Reynoso, ha sido
la lucha de Apolo contra Dionisio. Nietzsche habló de una anarquía estética, de la destrucción de las
formas. El escritor arequipeño le agregó, a eso, una orgía de sensaciones.
Rebelde por naturaleza y marxista
por convicción. Explicaba su actitud porque sus padres nacieron en Tacna
durante la dominación chilena y, después de una serie de peripecias, se
encontraron en Arequipa.
Ellos tenían costumbres chilenas
y un grupo de arequipeños les empezaron a llamar “los chilenos”. En la rebelión
del pueblo ocurrido en 1955, durante la dictadura de Odría, su casa fue invadida por las fuerzas del orden y
a su progenitor lo tomaron preso, acusándolo de espía. Esto lo afectó mucho. Y
antes de morir, le agarró la mano a su
hijo y le dijo: “Oswaldito recuerda que yo me muero sin patria” Eso lo afectó
al escritor de sobre manera y lo marcó para siempre
Nunca fue militante de un partido
político porque, de acuerdo a su concepción, ello implicaba someterse a una
línea, con la que a veces no se
coincidía. Para el autor, un partido de izquierda auténtico necesitaba que sus
militantes sean muy disciplinados, muy responsables. Y eso, definitivamente, no
iba con Reynoso.
El 2013, la Casa de la Literatura Peruana lo
condecoró “en reconocimiento a su destacada contribución a la literatura
peruana en cuya narrativa coinciden diestramente la prosa refinada y la reivindicación
del universo urbano popular. Autor multifacético,
figura indiscutible del arte de escribir con calidad. (Edgardo de Noriega)
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