Así como hoy “El Comercio” da
páginas de modas, prestando servicio a la muy natural preocupación femenina por
trajes y adornos, lo hizo también en el pasado, ofreciendo a las bellas
lectoras de los tiempos idos, modelos y patrones especiales. En el N° 1243, correspondiente
al 3 de Agosto de 1843 en la sección Lima, hay un suelto que comienza así:
“Junto con el número de hoy se
reparte a nuestros abonados un pliego de papel que contiene el modelo de un
traje-monillo y pollera- cuyas diferentes piezas se indican por contornos
diferentemente punteados”.
Da una idea de la moda reinante
entonces esta descripción: ¡Las mangas delanteras del monillo y delantera de la
pollera, se componen en bandas transversales, iguales y alternativamente de
terciopelo y pasamanería, paro cuando se trate de un traje de invierno.
Entonces la pasamanería va sobre el fondo blanco de la camiseta. Cuando es
traje de verano, las bandas son de recortes doblados en plieguecitos”.
También daba “El Comercio”
modelos de boticintos. El diminutivo ratifica el concepto que siempre se ha
tenido sobre el pie de las limeñas. Añadiremos que una de las modistas de más
fama en esa época era Emilia Dubreuil, que tenía su establecimiento en la calle
Mercaderes. Con ella compartía la clientela la señora Chabrés, en el Portal de
Escribanos. Ambas eran francesas.
Modas antiguas
Modas antiguas
LA MODA
Un sombrero de negro de felpa de
seda superior y a la última moda se vendía en 1844 en tres pesos cuatro
reales. La moda de 1846 según una
crónica publicada en el N° 1995 era para las damas en traje de casa, el
peinador de cachemira azul celeste o de color rosa forrado con tafetán de
Italia, el cual se abría por encima de una falda guarnecida con cuatro hileras
de encaje, con abrazaderas de cachemira que impedían que la línea matutina
levantase los dos lados de la falda. Se llevaba, además, esclavina que podía
servir de capucha,
El traje de calle se componía de
un vestido abierto y subido con alamares de seda blanca: manteleta de
terciopelo guarnecida de franjas y sombrero de terciopelo alfilerado, rematado
por una pluma. Para etiqueta se usaban los damascos caros con tafetanes de
Italia y chales de encajes, los sombreros con plumas o arteres (flores) y los
zapatos de raso.
Un vistoso traje de la época.
Un vistoso traje de la época.
En el N° 8688 correspondiente al
17 de Julio de 1865, hay un aviso gracioso que da la idea del indumento de las
damas de esa época. Se advierte a las señoritas que quieran parecer “globos
ambulantes” que se venden crinolinas a dos reales las de 25 barbas y cuatro las
de 60.
En ese mismo año, los caballeros
usaban para las visitas el frac de paño oscuro. Largo de talle, con faldones
cortos y redondos, vueltas bastante grandes, la abertura de las mangaas muy
ancha, a fion de que puedan verse los dos botoncitos de diamantes u otras
piedras que sujetan los puños de la camisa.
Lo que demuestra, como se ve, que
los modernísimos gemelos no son tan modernos como parecen. El chaleco debía ser
largo, blanco y bordado, con frac negro y el pantalón ajustando caderas y
muslos caía en forma de campana sobre la indispensable bota de charol. (Páginas seleccionadas de las "Obras
Completas" que pertenecen como autor al consagrado escritor y político,
José Gálvez Barrenechea.)
Monillo: antigua designación del moderno brassiere, sujetador o sostén.
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