Luchador infatigable del Perú
tanto en el Combate del 2 de Mayo contra los españoles colonialistas como
durante la Guerra del Pacífico, en que nos enfrentamos a los chilenos invasores. Tal fue su mérito que lo hizo
pasar de frente a la Historia como un ser humano integro, valiente y decidido a
todo por defender la patria atacada por la desenfrenada ambición, en ambos
casos. Aunque por lo de Chile recibió ciertas críticas, de parte de algunos
sectores del país. Pero lo cierto es que
nadie es perfecto y su actuación se desarrolló de forma positiva, en líneas
generales, siendo más sus aciertos que sus equivocaciones, cuando fue Presidente Provisorio de la Nación en esas
épocas difíciles y de controversia, sucediendo
a Francisco Garcia Calderón Landa que fue apresado y sacado, abusivamente,
fuera del territorio nacional.
Lizardo Montero Flores, nacido en Ayabaca Piura el 27 de Mayo de
1832, se convirtió en uno de los cuatro ases de la Marina de Guerra junto con
Grau, Manuel Ferreyros y Aurelio Garcia y Garcia. Alcalde de Lima durante un
breve periodo en 1879. Hombre culto y amable que gustaba de la vida social. No
fue ajeno a la política y resultó uno de los fundadores del Partido Civil,
agrupación que comando el insigne Manuel Pardo y Lavalle.
Viajó a España en 1858 para
retornar en 1862 y secundar la revolución de Mariano Ignacio Prado, quien lo
nombró Comandante General de la Escuadra. En tal condición intervino en el enfrentamiento del Callao de 1866. Después de
ello, se desempeñó como Senador por Piura en más de una oportunidad: de 1872 a
1876 y de 1878 a 1879.
Contribuyó a develar la
revolución de Nicolás de Piérola en contra de Pardo, desarrollada en el sur del
país. En 1875 postuló a la Presidencia del Perú, pero perdió las elecciones
frente a Mariano Ignacio Prado que asumió el poder al año siguiente.
Lizardo Montero: héroe nacional
Lizardo Montero: héroe nacional
JEFE DEL SUR
Lo designaron como Jefe Militar
de los departamentos del sur con sede en Tacna al estallar la Guerra con Chile,
Allí, vale subrayarlo, no recibió por parte del Gobierno peruano la ayuda
necesaria que le permitiese defender las tropas a plenitud.
Tras la derrota, el ejército aliado
peruano-boliviano en la Batalla del Alto de la Alianza ocurrida en 1880, pasó a
Lima para intervenir en la defensa de la capital. Así fue como luchó
decididamente en las batallas de San Juan y Miraflores desarrolladas el año
1881, en plena invasión abusiva.
Con el cargo de jefe militar de
los departamentos del norte, se trasladó a Huaraz y ostentando el puesto de
Vicepresidente de la República se hizo
cargo del Poder Ejecutivo cuando el presidente provisorio, Francisco García
Calderón Landa, fue apresado y confinado en Chile.
Estableció la sede del Congreso
de la República en la ciudad de Arequipa y tras la firma del Tratado de Paz en
Ancón por parte del General Miguel Iglesias en 1883, abandonó el país y se
dirigió a Bolivia y Argentina. Siete
años después retorno al suelo patria y, tras la etapa de parlamentario, se
retiró a la vida privada en 1895.
EN LA MARINA
Nació en Ayabaca, Piura, el 27 de
Mayo de 1831. Hijo de José Casimiro Montero del Aguila y de Gregoria Flores
Izaga. Inició estudios en la Universidad de Quito en Ecuador. Sus familiares lo
trasladaron a Lima y en 1851 ingresó como guardiamarina a la Escuela Naval del Perú.
Con el grado de Alférez de
Fragata paso a formar parte de la goleta denominada “Mercedes” que naufragó
frente a Casma, pereciendo heroicamente su comandante Juan Noel y Lastra, quien
se negó a abandonar su nave hasta que estuviera a salvo toda su tripulación.
Paso a comandar la Fragata “Apurímac” a bordo de
la cual secundó las incursiones revolucionarias que, Manuel Ignacio de Vivanco,
efectuó a lo largo del litoral en 1857 y participó en los combates de Arica y
Callao, durante esa guerra civil.
Cuando se le confió el mando del
bergantín Lerzundi, secundó la revolución acaudillada por Prado en contra de
Juan Antonio Pezet. Luego vino el Combate del 2 de mayo donde situó las
unidades peruanas entre las naves españolas y la población del Callao. Así,
firmemente, impidió la destrucción del puerto, en tanto que puso a los
atacantes bajo los fuegos de las baterías costeras.
Montero se unió a otros marinos
peruanos para protestar contra la
decisión de contratar a John Tucker como Director de la Armada peruana, en un
plan de ataque contra las posesiones españolas en Filipinas. Por eso, fue
sometido a juicio para ser finalmente declarado, por las autoridades
competentes, inocente.
Los 4 ases: Grau, Montero, García y Ferreyros
Los 4 ases: Grau, Montero, García y Ferreyros
PRESIDENTE
Durante la Guerra con Chile,
Prado le dio el mando de las baterías de Arica y después lo nombró Jefe Político
Militar del Sur. Grau pensaba que debería ser el Comandante General de la
Escuadra. Ello, evidentemente, no ocurrió por razones políticas. Le
correspondía por su capacidad militar.
Luego de lo que ocurrió con
Garcia Calderón, la sede de su gobierno provisorio estuvo en Cajamarca. Luego
en Huaraz y finalmente en Arequipa,
donde instaló el Congreso de la República que funcionó del 28 de Abril
al 20 de Julio de 1883.
En el poder, continuó las
negociaciones de paz con el gobierno chileno, pero sin acceder a concesiones
territoriales. Al mismo tiempo, trabajó intensamente para proseguir la guerra
junto a Bolivia luego de adquirir armamento en
Estados Unidos y Europa que, con gran esfuerzo, llegó a puertos
argentinos, desde donde fue llevado a Bolivia y a Puno. Brindó importante ayuda
a la resistencia dirigida por Cáceres, reforzando el Ejército de la Breña hasta
en tres oportunidades
Una serie de infortunios y
desencuentros hizo posible que Arequipa fuese tomada por los chilenos, mientras
Montero y su ejército se replegaron hacia Puno. Ni el Comandante ni el pueblo
mistiano pecaron de cobardía.
Vicepresidente en tiempos de García Calderón
Vicepresidente en tiempos de García Calderón
MUERTE
Tal hecho de carácter histórico
fue comprobado por un experto en la materia: Daniel Parodi Revoredo en su libro
“la Laguna de los Villanos. Bolivia, Arequipa y Lizardo Montero en la Guerra
del Pacífico (1881-1883). Se trató de una intensa y bien planeada investigación
en archivos peruanos y bolivianos con conclusiones de sólido respaldo documental.
Montero si se preocupó de de adquirir
elementos bélicos y logró su cometido. Contrariamente a versiones reiteradamente
difundidas sin fundamento.
Durante los años siguientes, el
país vivió una época de anarquía con Miguel Iglesias detentando el poder en el
norte del país. Mientras que Cáceres dominaba la sierra central. Montero salió
del país, tras la firma del Tratado de Ancón en 1883.
Posteriormente retornó a suelo
peruano. En los años postreros de su vida se desempeñó como Vocal del Consejo
Supremo de Guerra y Marina. Tenía 73 años de edad, cuando lo sorprendió la
muerte, el 5 de Febrero de 1905.
Mucho se ha discutido sobre la
actuación del pueblo de Arequipa al final de la guerra del Pacifico. Hasta se
ha dicho que se registro sumisión ante
el enemigo. Pero eso no es cierto y ha sido probado históricamente que se
trataba de una falsedad.
DESMENTIDO
En efecto, el historiador Juan
Guillermo Carpio, en distintas oportunidades, ha desmentido tal versión. Los
mistianos lucharon a capa y espada contra el enemigo cuando los chilenos permanecieron
300 en la ciudad protagonizando abusos
de marca mayor. A la Iglesia de San Agustín la convirtieron en caballeriza. Las
de Sachaca y Tiabaya fueron cuarteles.
Cierto es que la Ciudad Blanca en
1883 era tierra de nadie. Había caos y desorden en las calles. El Alcalde Diego
Butrón fue asesinado por una turba de pobladores. La autoridad apoyaba la
corriente de ceder territorio a Chile a cambio de la paz. Por eso lo mataron
Sin embargo, dos días antes, el
Ministro arequipeño, Mariano Nicolás Valcárcel, firmó una carta en la que se
comunicó el acuerdo entre autoridades militares y de gobierno que residían en
la ciudad. Ellos hicieron, de todas maneras, resistencia al invasor.
LO que hubo en Arequipa no fue cobardía
sino desconcierto confusión y falta de un plan para defenderla, señaló el ex
diputado e historiador Javier de Belaunde Ruiz de Somocurcio, en un reportaje
de octubre de 1883 hecho por la revista Caretas
Según Carpio Muñoz, luego de que
el Ejército chileno ocupó Lima en 1881, buscó sin éxito un tratado de paz que
consagrase sus ambiciones territoriales. Es decir apropiarse de Tarapacá, Arica
y Tacna.
Luchador infatigable en la Guerra del Pacífico.
Luchador infatigable en la Guerra del Pacífico.
VICEPRESIDENTE
Entonces se propició una Junta de
Notables que, el 22 de Febrero de 1881, eligió al jurista arequipeño Francisco
Garcia Calderón Landa como Presidente del Perú. El mandatario no favoreció los
planes chilenos y por eso lo deportaron
Garcia Calderón designó a Montero
como Vicepresidente. Este al reemplazarlo estableció su gobierno en Arequipa,
ungida como capital del Perú debido a su posición geográfica estratégica.
Montero ingresó junto a otros militares a la ciudad sureña, el jueves 31 de
Agosto de 1882.
Ese mismo día el general
cajamarquino, Miguel Iglesias que era el Jefe Militar del Norte, se rebeló
contra Montero. Su acto conocido como el Grito de Montán planeó el
reconocimiento de la derrota de la guerra y la firma de la paz con cesión de
territorio.
El hecho fue condenado por varios
pueblos incluido el de Arequipa que se negaron a aceptar la mutilación de la
patria. Montero vivió 14 meses en la ciudad blanca. En ese lapso, la población
se organizó para mantener a las tropas militares.
Entonces, Arequipa jugó un papel fundamental
heroico y participó de forma activa en la campaña del sur con varios batallones de jóvenes y
mantuvo el gobierno de Montero, según lo ha podido comprobar la historia.
Para algunas corrientes
históricos como la que representa Carpio, Montero se equivocó cuando el
ejército enemigo decidió tomar la ciudad blanca. Las tácticas de defensa fueron
desconcertantes como ordenar el retiro de las tropas asentadas en Moquegua, lo
que permitió el avance de los chilenos hacia territorio mistiano.
PRUEBAS
Dos pruebas concretas que Arequipa
se mantuvo rebelde a la ocupación de Chile son los episodios de Quequeña y
Cayma. El primero ocurrió, el 24 de Noviembre de 1883, cuando el sargento Francisco
Agustín Román y dos soldados, Juan Fernández y
Francisco Valdebenito, intentaron abusar de una pobladora de ese lugar.
Los pobladores, que vivían allí,
mataron a dos de los desalmados y el tercero huyo con vida. El hecho, evidentemente
y por razones que se explican por sí solas, tuvo represalias y concluyó con el
fusilamiento de de seis pobladores arequipeños.
Otro hecho involucra a los
mártires de La Higuera: Angel, y Pio Talavera, Mariano Huanqui y Mariano Huamán,
asesinados por soldados chilenos al resistirse por completo al robo de de sus
animales y sus ganancias. El incidente ocurrió en Cayma.
La población arequipeña vivió con
rabia los días de la ocupación. Por eso es un error decir que hubo sumisión, según lo ha comprobado la
historia. Arequipa ofreció héroes, durante la guerra, de la talla de Manuel Ugarte y Moscoso, Isaac Recabarren,
Clodomiro Montero, Sebastián Luna, Carlos Llosa, Juan Antonio Portugal, Mariano
Bustamante y Manuel Jesus Osorio.
HEROE
Nadie puede negarle, asimismo, la
condición de héroe a Montero que se la jugó por el Perú, a pesar de cualquier
error que se le pueda atribuir. La guerra la afrontó con honor y puso el pecho,
tanto en Arequipa como en otros lugares del país.
El solo hecho de concretarlo, de
por sí, implica el reconocimiento y la consagración a su actuación. Por cierto
la equivocación que sostienen algunos no se puede borrar los innumerables
aciertos que tuvo, según la versión de varios historiadores. Vale. (EdeN)
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