Incluso antes de que el triunfo
inglés en Somalia fuese total, el General Cunningham decidió comenzar el avance
en Etiopía. Esta rapidez era importante por tres razones: la primera razón era
que no se sabía aún cuando se vería obligado a ceder parte de sus hombres, ni
cuántos, pues su presencia era absolutamente necesaria en Oriente Medio. La
segunda que, si bien el derrumbamiento de Somalia había debilitado parcialmente
a su adversario, si dejaba transcurrir demasiado tiempo le ofrecía la
posibilidad de reorganizarse y cobrar nuevos ímpetus. Y la tercera era que, a
fines de abril o comienzos de Mayo, en Etiopía comenzarían las grandes lluvias,
lo que haría prácticamente imposible cualquier movimiento.
Un anterior sondeo efectuado en
el confín meridional etíope, a través del espantoso desierto de lava de Chelbi,
había demostrado a los ingleses que el plan de una invasión desde el Sur era
irrealizable, puesto que presuponía como condición esencial del éxito, la
colaboración de las tribus etíopes, las cuales por el contrario, se habían
revelado netamente hostiles.
Los ingleses recogen armas capturadas a los italianos.
Los ingleses recogen armas capturadas a los italianos.
INTENTONA
Una segunda intentona, en plan de
experimento de penetrar en Etiopía desde Kenya sólo pudo emprenderse cuando la
caída de Chisimaio reveló la debilidad de los italianos. Este intento lo
realizaron dos brigadas sudafricanas, las cuales después de atravesar la
frontera al norte de Marsabit, treparon por los abruptos costados de los montes
dirigiéndose hacia Mega, ciudad etíope del interior, situada a 64 kilómetros de
la frontera y a 2,100 metros sobre el nivel del mar. Los sudafricanos la atacaron el 18 de Febrero, encontrando
escasa resistencia: tanto es así, que la guarnición se rindió al cabo de pocas
horas.
Solo entonces se llegó a la
decisión definitiva de una invasión de Etiopía meridional. Sin embargo, la
única carretera transitable que llevaba desde Mega hacia el Norte era tortuosa
y discurría en medio de montañas, en tanto que la inminente caída de
Mogadiscio, en Somalia, ofrecía la posibilidad de un recorrido bastante más
fácil. Por ello el peso de la acción no se centró en Mega, sino que las tropas
inglesas se lanzaron en persecución de los italianos que se retiraban de
Somalia.
MANIOBRA
El duque de Aosta, preocupado en
prevenir un probable avance de los sudafricanos, ordenó al General de Simone
que se estaba retirando desde Mogadiscio hacia Etiopía, que enviase una
división al suroeste de Negele, por la única carretera transitable que procedía
de Mega. Pero el resultado de esta maniobra fue la debilitación del grueso de
las fuerzas italianas en la dirección del avance británico desde Somalia.
La misión de perseguir a las
tropas del General de Simone se confió a la División 11 africana, del General
de División Wetherall, a la que se agregaron la 1° Agrupación de Brigada
sudafricana y la Brigada 22 de Africa Oriental. La División 11 comprendía,
además, la Brigada 23 nigeriana y algunos destacamentos sudafricanos de
artillería de campaña y pesada, pudiendo contar asimismo durante esta acción con un eficaz apoyo aéreo.
La carretera que lleva de
Mogadiscio a Jijiga, localidad hacia la que se estaban retirando los italianos,
transcurre a lo largo de 640 kilómetros a través de las llanuras somalíes,
cubiertas de rocas lávicas y de matas. Después, a unos 320 kilómetros más allá
de la frontera, en territorio etíope, alcanza los contrafuertes montañosos del
interior y asciende bruscamente hacia Jijiga, a más de 3,000 metros de altitud.
En todo su recorrido no se encontraban abastecimientos de ninguna clase, por lo
que era necesario llevarlo todo, incluso el agua.
ACOSO
La División 11 africana acosaba
la retirada tan de cerca que los italianos ni siquiera intentaron resistir
hasta haber sobrepasado la zona, que fue abandonada el 17 de Marzo.
A más de 30 kilómetros al oeste
de esta localidad, la carretera que lleva a Harrar, importante capital de la
región, atraviesa una estrecha garganta: el paso de Marda. Noventiseis
kilómetros más adelante, en dirección oeste, pasa a través de una nueva
estrangulación, del paso de Babile. Ambos pasos se prestaban magníficamente
para la defensa, por cuanto no permitían el envolvimiento y por ello los
eligieron los italianos para oponer una decidida resistencia.
El 21 de Marzo, a primeras horas
de la mañana, la artillería sudafricana realizó una potente preparación contra
las posiciones italianas del citado paso de Marda. Al mediodía, los nigerianos
avanzaron, deslizándose por un terreno descubierto y bajo un fuego intenso pero
poco preciso que, sin embargo, sirvió para retardar considerablemente el
avance. Ganaron terreno poco a poco y al caer la noche un destacamento había
alcanzado una posición dominante al lado derecho de la carretera, desde la cual
se podía dar el asalto a la cumbre. Este pequeño grupo recibió refuerzos
durante la noche, pues se pensaba expugnar la cima a la mañana siguiente. Pero
a las primeras luces del alba los atacantes se percataron de que las posiciones
estaban desguarnecidas. En efecto, durante la noche, los italianos se habían
retirado para poner resistencia en el paso de Babile.
DESPREVENIDOS
Inmediatamente se reemprendió la
persecución y al mediar la tarde ya habían recorrido 96 kilómetros. Una vez más la velocidad del
ataque halló a los italianos desprevenidos, pues las posiciones defensivas del paso de Babile
no se habían guarnecido todavía. Tras intensas acciones en la retaguardia, los
italianos se retiraron otros 16 kilómetros, hasta las orillas del Bisidimo.
Pero los nigerianos los volvieron a alcanzar antes de que pudieran haber
organizado la defensa. De nuevo se retiraron los italianos tras una acción
diversiva, con el fin de ganar tiempo. Harrar, a sólo 19 kilómetros de
distancia, estaba guarnecida por tres brigadas italianas, de modo que los
perseguidores esperaban encontrar allí una fuerte resistencia. Pero mientras
los nigerianos se encontraban aún en el río Bisidimo, los italianos no se sabe
por qué inexplicable motivo, declararon Harrar ciudad abierta.
A 80 kilómetros de dicha ciudad,
en dirección Noroeste, se encuentra Dire Daua, importante centro administrativo
donde residía una numerosa comunidad italiana. Las tropas italianas se hallaban
todavía a gran distancia de este punto cuando encontraron a un grupo de
italianos portadores de un mensaje urgente dirigido al General Wetherall,
pidiendo que acelerase la entrada de sus tropas en la ciudad, pues la guarnición
militar acababa de retirarse y bandas etíopes se habían lanzado contra la
población civil y se entregaban a las mayores violencias.
Los obuses cumplieron su labor bélica.
Los obuses cumplieron su labor bélica.
CARRETERAS
Las carreteras no estaban
entonces transitables para los vehículos y éste es uno de los aspectos más
sorprendentes de aquella campaña, porque los italianos las habían bloqueado o
destruido parcialmente. Pero un destacamento de tropas sudafricanas avanzó a
pie y llegó a Dire Daua, donde se trabó el único combate de toda la campaña que
se desarrolló en las calles de una ciudad. Los etíopes estaban bien armados y
los sudafricanos emplearon un día y una noche para poder dominarlos e instaurar
una apariencia de orden.
Tanto el Alto Mando inglés como
el italiano se impresionaron profundamente ante las atrocidades cometidas por
los etíopes y, en particular, por la violencia contra las mujeres. Hasta tal
punto que los sucesos de Dire Daua tuvieron una influencia definitiva en las
subsiguientes decisiones respecto al destino Addis Abeba.
Mientras tanto, la guarnición que
se había retirado de Dire Daua intentaba abrirse paso al Suroeste, a través de
caminos de montaña, dirigiéndose hacia el río Awash, que distaba 250 kilómetros
y estaba a medio camino de la capital. Abrigaban la esperanza de no ser
descubiertos, porque pensaban que las obstrucciones en las carreteras habrían
retardado considerablemente el avance británico. Sin embargo, la 1° Agrupación
de Brigada sudafricana que se encontraba entonces en vanguardia se lanzó hacia
adelante, a lo largo de la carretera y en trayecto de 160 kilómetros.
MONTAÑAS
Mientras que los italianos
estaban avanzando todavía trabajosamente a través de las montañas, ellos habían
llegado ya a las proximidades de Awash. Por su parte, la 22 Brigada británica
de Africa Oriental rebasó a la Agrupación sudafricana y alcanzó el río antes
que la guarnición italiana. Sin ninguna demora, remontó el curso y, bajo la
protección del tiro de la artillería, los hombres se afanaron por establecer
una pequeña cabeza de puente en la orilla opuesta. Bajo esta cortina
protectora, los ingenieros sudafricanos lograron improvisar un puente. Addis
Abeba se encontraba ya a sólo 240 kilómetros de distancia.
En aquel momento, el Duque de
Aosta decidió renunciar a la defensa de la capital. Profundamente abatido por
el desarrollo de los acontecimientos, abandonó
toda esperanza de derrotar a los invasores. Pero estaba resuelto, sin
embargo, a mantener legalmente la existencia del Imperio italiano de Africa
Oriental en espera de que la guerra se decidiese en otro lugar cualquiera.
Comunicó a Mussolini que su única esperanza para conseguirlo consistía en
resistir en una o más localidades inexpugnables, abandonando todos los secretos
expuestos. En su opinión, Addis Abeba era indefendible militarmente y, en
cualquier caso, el mantenimiento de la numerosa población civil redundaría en
perjuicio de la reserva de víveres de que se disponía.
Para aliviar su propia situación
y en bien de la población civil, lo más oportuno sería que ésta pasase lo más
pronto posible bajo la protección militar inglesa, sobre todo para evitar que
en Addis Abeba se repitiese lo que había ocurrido en Dire Daua. Por esta razón,
el Duque ordenó desembarazar de obstáculos la carretera y dispuso que se
dejasen en la ciudad víveres y un grupo de funcionarios civiles, a fin de que
los ocupantes pudiesen mantener con eficacia los servicios más urgentes.
DESCONOCIMIENTO
Las fuerzas inglesas situadas en
las orillas del río Awash no conocían aún la decisión tomada por el Virrey.
Pero recibieron informes de que los italianos, en lugar de retirarse hacia
Addis Abeba, se estaban dirigiendo hacia el Suroeste, hacia la inhóspita región
de Negele, lejos de su dirección de avance. Por ello, el Mando decidió renunciar
a la persecución. Lo importante eras entrar lo más pronto posible en la capital
y tomar las disposiciones definitivas para el traslado de los efectivos
asignados a Egipto, donde había urgente necesidad de refuerzos. Por ulteriores
informes, los ingleses supieron que la guarnición italiana había iniciado ya la
evacuación de la ciudad, dirigiéndose hacia el Norte.
El General Cunningham ignorando
las intenciones del duque de Aosta ordenó que los aviones lanzaran sobre Addis
Abeba un mensaje dirigido al Virrey y firmado por el General Wabell, que
expresaba el temor de que en la ciudad se repitiesen las atrocidades de Dire
Daua e invitaba al Duque a colaborar a fin de que se garantice la seguridad de
las mujeres y de los niños. El Duque de Aosta respondió asegurando que la
administración civil italiana de Addis Abena prestaría toda la colaboración
posible y que se dejarían cantidades de víveres suficientes, para las
necesidades más inmediatas.
Tropas italianas.
Tropas italianas.
ENLACE
En las primeras horas del 5 de
Abril, un enlace de la policía italiana se presentó a las vanguardias inglesas,
portando una llamada urgente para que entrasen sin dilación en Addis Abeba.
Toda la guarnición italiana se había retirado y los etíopes estaban conduciendo
salvajemente como había ocurrido en Dire Daua. Corrían peligro sobre todo las
mujeres y los niños. Por ello, a la mañana siguiente, una unidad mixta, formada
por contingentes de las tres brigadas que habían tomado parte en la
persecución, entró en la ciudad.
En ocho semanas, a partir del día
en que cruzaron la frontera entrando en la Somalia italiana. Los ingleses
habían recorrido 2,700 kilómetros por un terreno que, en algunos puntos, era el
más impracticable de Africa. No habían sostenido combates de envergadura, por
lo que sus pérdidas eran exiguas-sólo 501 hombres- y bastante inferiores a las
provocadas por el clima malsano y las dificultades naturales.
Los italianos perdieron gran
parte del armamento, bagajes y víveres, además de un gran número de
prisioneros. Pero en combates sus pérdidas fueron escasas.
Se había ocupado Addis Abeba,
pero en Africa quedaba todavía un ejército italiano muy eficaz. El Duque de
Aosta contaba con él para ulteriores empeños. Pero no se explicaba la renuncia
a misiones tan decisivas como la defensa de Somalia, de Etiopía sudoriental y
de Addis Abeba.
EL EMPERADOR
Mientras la ofensiva
desencadenada al Sur por el General Cunningham lograba tan espectaculares
resultados, en la zona noroccidental de Etiopía estaba ya en curso otra fase de
la campaña, independiente de la primera y conducida de forma muy distinta. En
ella participaba el Emperador Haile Selassie y la dirigía el General de División
William Platt, Comandante de las tropas de Sudán.
Esta campaña ofreció la ocasión a
un jefe de unidad, O.C. Wingate, de distinguirse en la dirección de operaciones
bélicas efectuadas con tropas irregulares. Estas tropas denominadas Gideon
Force, a pesar de su exiguo número con 50 oficiales y 800 soldados, mantuvieron
en constante lucha, con el apoyo esporádico de jefes de tribu y y de bandas
etíopes locales.
En Etiopía noroccidental existía
una fuerte rebelión latente y, a veces, incluso abierta. Selassie se trasladó
desde Londres a Jartum y uno de los encargos esenciales confiados a Sandford
era disponer una base en el interior del país en la que el emperador pudiera
establecerse
El Coronel Sandford entró en
Etiopía por el Sudán. En un mes, sus huestes recorrieron cerca de 300 pueblos y
lograron asegurarse la amistad de bastantes tribus. Haile Selassie inspiraba la
unidad. Por eso se decidió formar un contingente de soldados etíopes como ejército
personal de Selassie, compuesto por
unidades especiales, con oficiales y suboficiales ingleses y al mando del
comandante Wingate.
CONSEJERO
A fines de enero se juzgó que
Balaia ya estaba en condiciones para
hospedar al Emperador. El viaje de éste
clandestino duró dos largas semanas. Sandford fue designado su consejero personal. Las
unidades sudanesas y etíopes entraron a formar parte de la misión a la que se
le dio el nombre de Gideon Force.
La Gideon Force realizó contra
los italianos una serie de ataques diurnos y nocturnos que le causaron grandes
pérdidas. A principios de Marzo casi derrotó por completo a una brigada
italiana que se retiró a toda prisa, tras haber perdido más de 400 hombres
entre muertos y heridos, 2,000 prisioneros y algunos cañones.
El 14 de Marzo, el Emperador se estableció en la nueve sede de Burié. Pero
la situación se hizo peligrosa casi inmediatamente. Un poderoso jefe etíope
hostil al monarca, el ras Hailú se unió a los italianos en Debra Marcos con
miles de sus feroces guerreros. Ante tal situación, Wingate adoptó una
situación audaz: en lugar de poner a salvo al Emperador, prefirió enfrentarse
con el riesgo de una batalla.
Lucharon sin interrupción durante
diez noches seguidas. Los sudaneses desencadenaron una serie de ataques audaces
contra los italianos. Los abisinios del ras Hailú, no habituados a las
operaciones nocturnas y totalmente indisciplinados, juzgaron que este tipo de
guerra no estaba hecho para ellos y abandonaron el campo. El 4 de Abril, los italianos
suspendieron los combates y evacuaron Debra Marcos a donde se trasladó Haile
Selassie.
Facetas dde la guerra.
Facetas dde la guerra.
VIA CORTADA
La Gideon Force, dividida en
grupos pequeños, se disgregó y comenzó a operar en un vasto radio de acción. La
carretera desde el Lago Tana hacia el
Este fue cortada. Cundió el hostigamiento contra los italianos. Muchos se
rindieron. Le abrían el camino a Haile Selassie.
Una parte de la guarnición
italiana que se había retirado de Debra Marcos cruzó las montañas dirigiéndose
al Este. Una unidad de sudaneses y etíopes se lanzó en su persecución. Esta fue
una de las cazas más feroces y obstinadas que se desarrollaron en Africa Oriental. Los perseguidores agotaron los víveres, debieron racionar las
municiones, vieron sus uniformes reducidos a jirones. Pero no cejaron en atacar
sin tregua a las fuerzas en retirada que sufrían las asperezas del
intransitable terreno y el frío punzante de las altitudes. No obstante los
italianos lograron alcanzar Addis Derra. Allí resistieron hasta mediados de
mayo, en que la falta de víveres los obligó a emprender la retirada.
COMBATES
Por entonces Wingate asumió personalmente el mando de la
unidad perseguidora, consiguiendo el apoyo de algunas tribus del lugar. Casi
alcanzan al enemigo y le cortan la retirada. Ocurrieron tres jornadas de
combates desesperados con un peligroso contraataque italiano. Wingate informó
haber recibido la orden de trasladarse a otro lugar con sus tropas, de modo que
los italianos, si no se rendían quedarían a merced de los etíopes que se
estaban agrupando en la zona. Se trataba solo de una estratagema. Pero los
italianos sabían muy bien qué suerte correrían
sus 8 mil100 hombres si caían en manos de los etíopes. Por esta razón
decidieron rendirse
Esta fue la última acción de la
Gideon Force. En conjunto había hecho 15
mil 600 prisioneros y capturado una gran cantidad de armas, en una campaña que
había durado tres meses justos. La
ofensiva británica en Eritrea, en la que se libraron los más duros combates de
toda la campaña de Africa Oriental, tuvo al principio un objetivo limitado.
Según el punto de vista
británico, mientras Kassala permaneciera en manos de los italianos, cabía el
peligro de un avance enemigo en el Sudán. El General Wavell se vio obligado a
reforzar las tropas del General Platty que guarnecía esta región de la
frontera, en menoscabo del Oriente Medio.
Las fuerzas italianas en Eritrea
estaban compuestas por 17 mil hombres al mando del General Frusci bien
equipados con carros de combate ligeros y
artillería. Los ingleses atribuían mucha importancia a la reconquista de
Kassala, porque así privarían al enemigo de una eventual línea de avance en el
Sudán.
Mussolini y Hitler: dos extraviados.
Mussolini y Hitler: dos extraviados.
EVACUACION
Pero el General Frusci no tenía
la menor intención de intentar un avance. El Duque de Aosta esperaba una
ofensiva inglesa en Eritrea. Cuando se estaba preparando un ataque contra Kassala, el Virrey ordenó la
evacuación de la ciudad para efectuar un repliegue en condiciones más
favorables. Una vez más ocurrió que los ingleses recibieron el regalo de un
objetivo que estaban dispuestos a pagar muy caro.
En Cheru, poblado eritreo, una
brigada italiana intento detener a los ingleses mediante una acción de
retaguardia. Pero las tropas británicas cercaron el poblado, impidiendo así
cualquier repliegue al adversario y
aunque los italianos intentaron abrirse paso, el comandante y cerca de 900
hombres cayeron prisioneros.
En los montes durante tres días
con carros de combate se enfrentaron
británicos e italianos. Los italianos abandonaron el sitio dejando gran
cantidad de material bélico. El 3 de Febrero al despuntar el día, la Brigada de
Infantería 11 atacó tres cimas. La batalla con apoyo de un nutrido fuego de
artillería por ambas partes, duró cuatro días. Los hindúes alcanzaron el alto
de las tres cimas, pero fueron expulsados de dos de ellas por los enérgicos contraataques
de los italianos que combatían con tenacidad raramente vista en el desarrollo
de toda la campaña. Su comandante era el General Carnimeo, a las órdenes del
General Frusci.
ATAQUE
El 10 de Febrero, octavo día de
lucha, Beresford-Peirse desencadenó un nuevo ataque a derecha e izquierda,
cuyos objetivos eran los mismos de los
asaltos anteriores. La Brigada de Infantería 11 hindú se posesionó otra vez de
la cima Brigs Peak y de nuevo fue expulsada. Un segundo ataque dio el mismo
resultado. Y otro tanto ocurría en la lucha por la posesión de Acua Col. Pero
al final gran parte de la cadena de cumbres cayó en manos de la Brigada de
Infantería N°5 hindú, que con tal acción ganó la Victoria Cross. Poco después,
no obstante, fueron reconquistadas por los italianos en sus contraataques.
La agrupación de brigada de la
infantería hindú recibió la orden de dirigirse al Sur. La calma duró hasta
mediados de marzo cuando las Divisiones 4 y 5 hindúes estuvieron dispuestas. La
4 atacaría pro la izquierda, mientras la 5 debería ocupar Dologorodoc, a la
derecha para avanzar luego hasta Falestoh y Zeban. La 7 Agrupación atrajo la
atención de los italianos, a 12 kilómetros de Keren.
Precedida por un violento bombardeo
aéreo y el tiro de interdicción de ambas
divisiones, la Brigada de Infantería 11 inició la mañana del 15 de Marzo el
asalto a las cumbres, mientras que otra brigada atacaba Samanna. Todos los
objetivos se alcanzaron. Pero una vez más los italianos reconquistaron las
perdidas posiciones.
Soldados en plena acción durante los bombardeos.
Soldados en plena acción durante los bombardeos.
ASALTO
Con las primeras luces del alba,
el fuerte de Dologodorc fue asaltado, conquistado y mantenido a pesar de los
repetidos contraataques. La batalla continúo encarnizada durante todo el día.
Era el 16 de Marzo, sin que las tropas británicas lograsen avanzar. Pero
tampoco perdieron terreno.
Los italianos empezaban a vacilar
y los británicos pudieron ocupar algunas precarias posiciones, desde las cuales
sería posible defender la carretera en el punto interrumpido. La mañana del 27
de Marzo un escuadrón de carros de combate de infantería y 50 vehículos de
oruga se dirigieron hacia Keren, hundiendo con ello todo el frente italiano. El
General Frusci ordenó el repliegue porque ya no podía resistir. Este se desarrolló
de forma muy hábil, tanto que los únicos que no pudieron romper el contacto con
el enemigo fueron los defensores de Sanchill. Keren fue evacuada inmediatamente
y los carros de combate británico entraron en aquella misma mañana.
La batalla de Keren había durado
ocho semanas. Las fuerzas británicas tuvieron 536 muertos y 3 mil 299 heridos.
Mientras que los italianos sufrieron más de 3 mil bajas. El General Fusci se
retiró al sur hacia Etiopía. Los ingleses ocuparon Asmara, sin encontrar
resistencia. Su próximo objetivo fue Massaua, la base naval a 50 kilómetros de
Eritrea. Los italianos quisieron defenderla. Los aviones se enfrentaron. La
capitulación llegó y el Almirante Bonetti se rindió con 9 mil 600 hombres y 127
cañones. Massaua había caído.
Así se eliminó la amenaza contra
los territorios africanos orientales de Gran Bretaña y contra el Mar Rojo y, en
teoría, ya sería posible proceder a un rápido traslado de las tropas a Egipto.
Pero los medios de transporte marinos eran terriblemente escasos y no quedaba otro remedio que realizar la
operación por vía terrestre.
RENDICION
Pero las fuerzas italianas impedían
aún los movimientos a todas las tropas británicas en Etiopía. Por lo tanto era
indispensable liberar primero la carretera, que desde Addis Abeba conducía
hasta Asmara. Con este fin y previo al traslado a Egipto de los efectivos que
ya no eran necesarios en Eritrea, el resto compuesto en su mayor parte por la
División 5 hindú, se envió a Etiopía.
Una vez más lo que se iniciaba
como una simple operación de limpieza se transformó en una extraña batalla, que
terminó con la rendición del Duque de Aosta y de gran parte de las tropas que
le seguían. Fue una batalla que se libró
casi en el techo del mundo, en una región montañosa cuya altitud media oscilaba
entre los 300 y 3 mil 600 metros.
Las fuerzas que todavía resistían
habían sido divididas en dos grupos. Ambos para oponer una enconada resistencia. Por parte inglesa, la
operación que debería tener preferencia sobre cualquier cosa era la limpieza de
la carretera a lo largo de la cual se retiraría el duque de Aosta, operación
que se había confiado al General Platt.
Los italianos atacaron, pero los
sudafricanos lograron rechazarlos con grandes pérdidas. Tardaron tres días en
alcanzar lso objetivos desde los cuales, el 22 de Abril tras haberse unido a
ellos un grupo de guerrilleros etíopes, tronaron al asalto las posiciones
enemigas. Muchos italianos se rindieron sin combatir. La defensa se desmoronó
casi inmediatamente. Los sudafricanos que sólo perdieron nueve hombres y tuvieron
30 heridos, hicieron 8 mil prisioneros y capturaron armas, medios de transporte
y diverso material en grandes cantidades. El resto de las tropas italianas se
retiró. Los vencedores llegaron a Dessié cuando la ciudad ya había sido
evacuada.
CIMAS
Mientras continuaba el avance de
los sudafricanos, la División 5 hindú comenzó a descender de Eritrea, seguida
por una densa formación de abisinios al mando del Teniente Coronel Ranking de
la Defence Force sudaneasa y alcanzó las pendientes de Amba Alagi el 29 de
Abril.
El General Mayne envió un grupo
táctico por la ruta que atravesaba el paso Falagá, con el fin de distraer la
atención del adversario y preparar luego el ataque desde el Oeste. El avance
sobre las posiciones italianas comenzó el 3 de mayo, con tiempo lluvioso. No se
pudo expugnar las posiciones fortificadas que lo defendían y fue rechazado. Al
día siguiente, la Brigada de Infantería 29 hindú conquistó y logro mantener las
cimas más occidentales.
El Regimiento Worcestershire fue
detenido por el fuego intenso y preciso de las ametralladoras italianas. Entre
tanto, la Brigada de Infantería 29 hindú ocupo dos alturas periféricas
desguarnecidas. Con esta maniobra se engañó a los italianos y así se ocupó la
cima Gumsa.
Cuando la operación se hallaba en
este punto muerto, llegaron los
sudafricanos y los grupos armados
etíopes. Estos últimos se lanzaron contra la cumbre Twin Pyramids. La lucha fue
heroica y feroz. Al final los italianos fueron vencidos. El trato que los abisinios
reservaron a los prisioneros deprimió profundamente la moral de las tropas
italianas.
Todo está consumado.
Todo está consumado.
TRIANGLE
Los defensores de la cumbre vecina-Triangle-
lucharon hasta la muerte contra los etíopes. Cuando éstos se arrojaron contra
este pico fueron rechazados, en el curso de uno de los más violentos combates defensivos
italianos de toda la batalla.
Al día siguiente, 14 de Mayo, atacaron
lsu sudafricanos. Los italianos
resistieron durante toda la jornada. La caída del Triangle había
debilitado seriamente la posición de los italianos. Su resistencia se acababa.
Comenzó a discutirse los términos de la rendición.
Una de las cosas que se acordó es
que los ingleses concederían honores militares. Así el 19 de Mayo, el Duque de
Aosta y los 5 mil supervivientes del Amba Alagi depusieron las armas, mientras
una unidad del Ejército inglés les rendía honores.
La batalla de Amaba Alagi había
durado exactamente dos semanas. El número de prisioneros ascendía a poco menos
de 230 mil hombres. Quedaron todavía 80 mil italianos en armas, al mando del
General Gazzera y del General Nasi. Amadeo de Saboya, Duque de Aosta y Virrey
de Etiopía, pasó su prisión en Donyo Sabuk, cerca de Nairobi. Allí murió en una
clínica victima de tuberculosis el 3 de Marzo de 1942, a los 44 años.
La última fase de la campaña de
Africa Oriental se desarrollo en dos
operaciones separadas. La primera fue la ofensiva realizada por el General
Cunningham contra la provincia de Galla-Sidamo. La segunda llevada a cabo por
el General Platt contra las fuerzas del General Nasi. Se repitió entonces, por
última vez, la historia de la campaña de Africa Oriental: las fuerzas
británicas que habían permanecido en Etiopía eran demasiado exiguas para poder
empeñarse en una batalla decisiva, por lo que los ingleses intentaron
simplemente contener a los italianos en las remotas regiones a las que se
habían confinado.
LLUVIAS
Los obstáculos más duros en las
campañas bélicas fueron las torrenciales lluvias como sinónimo de pésimo tiempo
y el terreno tan sinuoso y complicado. No obstante, los combates continuaron..
En Scilolo se capturaron 4 mil italianos. Había incluso una guerra de
guerrillas. Los nigerianos realizaban grandes progresos en la ocupación de
ciudades. Un contingente belga apareció para ayudar a los ingleses. Era el fin.
El General Gilliaert aceptó la
rendición. De esta manera, el General Cunningham había concluido su misión en
Africa oriental. Antes se rindió honores militares a los derrotados. Habían 5
mil hombres del ejército regular y 2 mil etíopes irregulares.
Las últimas fuerzas italianas en
Africa era las del grupo del General Nasi que estaba establecido en una
fortaleza montañosa al norte del lago Tana con sus 40 mil hombres situados en
unas cumbres de 3 mil metros de altitud, en posiciones naturales casi
inexpugnables.
BANDAS
El puesto de mando de Nasi se
encontraba en Gondar. La única carretera transitable que allí conducía partía
de Asmara. Para llegar al valle, la
carretera serpenteaba a lo largo de una región casi enteramente rocosa,
superando desniveles de mil doscientos metros. Unos 5 mil italianos guarnecían
el paso. Pero había bandas etíopes
hostiles.
Un pueblo montañoso Debra Tabor era defendido por una fuerte
guarnición italiana al igual que
Culcaber. El problema de los italianos era que contaban con pocas reservas de
víveres y no podían recibir la menor ayuda de fuera. Le faltaba además el apoyo
de la aviación hasta tal punto que, cuando el tiempo lo permitía, sus
posiciones estaban totalmente expuestas a los ataques aéreos enemigos.
En Junio, la posición de Debra
Tabor sufrió un incesante y violentísimo martillamiento desde el aire, de tal
manera que las defensas se derrumbaron totalmente y la guarnición-mas de 5 mil
hombres- se rindió sin oponer ulterior resistencia.
A fines de setiembre, la Brigada
21 de la División 12 africana que permaneció durante toda la campaña en Kenya,
llegó frente al paso de Uolchefit y consiguió una victoria incruenta. No hubo
batalla porque la guarnición italiana había dado fin a las últimas reservas de víveres
y el 27 de Septiembre se vio obligada a rendirse por hambre.
Lugares completamente destruídos.
Lugares completamente destruídos.
CULCABER
A partir del 11 de Noviembre
comenzó otra batalla dirigida por el General Fowkes. Los ingleses se lanzaron
contra Culcaber. Pero la guarnición italiana-cuatro batallones atrincherados
tras alambradas, campos minados y refugios de hormigón armado-los sometió a un
mortífero fuego cruzado y la acción acabó en el fracaso más completo. Sin
embargo días después la zona cayó. Nada tenían que hacer los seguidores de
Mussolini.
Lo que vino a continuación, el
asalto final a Gondar. Alli estaban los abisinios mandados por oficiales y
suboficiales británicos, con vehículos acorazados. Había que escalar las
escarpadas paredes rocosas que conducían a uan serie de angostas sendas. Los
pertrechos podían llegar sólo a lomos de caballería.
El asalto decisivo comenzó el 27
de Noviembre con las primeras luces del
día, bajo la protección de una mortífera barrera de fuego. Se registró un
intenso fuego cruzado. El avance continuó. Hasta que se llegó a la cumbre de
una altura situada a unos 3 kilómetros de Gondar. Desde allí pudieron apoyar
con su fuego al resto de la brigada, mientras asaltaban otra altura al Sudoeste
que dominaba parte de la ciudad. Siguió un duro combate. Los italianos forzados
gradualmente a retroceder, acabaron cayendo en manos de los abisinios, quienes
se habían abierto paso inadvertidamente, rodeando la vertiente occidental de la
misma altura.
DERROTA
Todos los grupos etíopes
combatieron bien: al alba, después de un ataque nocturno, habían expugnado dos
alturas al sudeste de Gondar. Otros grupos alcanzaron las crestas al sur y al
suroeste de la ciudad. Los italianos estaban, pues, empeñados en todas partes.
Un escuadrón mecanizado aprovechó la ocasión para lanzarse por la carretera
indefensa y entró en Gondar, seguido poco después de los grupos etíopes.
Se enviaron inmediatamente refuerzos y a media
tarde se pidieron condiciones para la
rendición. Al día siguiente, los italianos sobrevivientes-22 mil hombres en
total- depusieron las armas. A diecisiete meses y diecisiete días de la
declaración de guerra por Mussolini, el Imperio italiano de Africa Oriental
había dejado de existir. (Tomado,
editado, condensado y resumido de la revista “Asi fue la Segunda Guerra
Mundial”)
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