Hay quienes aseguran con
precisión que en la casa del delincuente Oscar López Meneses, resguardada
indebidamente por la policía durante largo tiempo, había una moderna y efectiva central telefónica que espiaba a políticos y
periodistas. La pregunta cae por madura: ¿A
órdenes de quién?
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Muchos dicen que a favor del propio gobierno
de Humala. Lo afirman, cierto es,
como tan sólo un comentario y nada más
que eso. Sin pruebas al canto para creerlo efectivamente. Pero si con muchas
especulaciones que podrían llevar a encontrar la verdad que, dicho sea de paso,
nadie la sabe.
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Ahora bien, si se convierte la premisa en cierta y real sí que sería,
definitivamente, el colmo de los colmos.
Tal eventualidad convertiría al caso
en suigeneris y evidentemente detestable, donde
nadie cree en nadie. Nada más y nada menos que el montesinismo al lado del humalismo.
Aquí nadie se salva y todo gira en medio de la corruptela generalizada.
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Los que sostienen la probable unión
recuerdan que algo ocurrió en el levantamiento de Locumba entre los protagonistas Antauro
y Ollanta Humala con el mismísimo Vladimiro Montesinos. De acuerdo a esta hipótesis, hace muchos años
se habrían registrado los vasos comunicantes entre ellos. Este es otro asunto
que nunca se aclaró. Ya es tiempo que se haga. La ciudadanía lo exige.
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Uno de los dos supuestos que
habrían unido al Presidente con Montesinos
es el siguiente: el “Doc” llamó telefónicamente al cuartel de Locumba, el mismo
día de la insurrección. Que coincidencia
y mucha casualidad.
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El otro está encuadrado dentro
del contexto que se habrían registrado visitas al siniestro delincuente que fue
asesor y socio de Fujimori, de
parte del Asesor Presidencial, Luis Roy
Gates, en la Base Naval del Callao.
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En qué y para qué se habrían puesto de acuerdo
ambos personajes, nadie lo sabe. Creer que Montesinos. salió de la cárcel a la
casa de su operador, sí que nos parece una fábula. Sin embargo, tal
posibilidad se comenta como un hecho cierto y consumado.
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La situación presentada con López Meneses, en medio de un escándalo
sin precedentes, es propia precisamente de sistemas de inteligencia y
contrainteligencia tan común en los sectores militares y castrenses.
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De donde, cabalmente, salió Ollanta Humala acostumbrado por la
profesión uniformada que escogió, desde muy joven, a estos avatares donde todo vale y el cinismo desenfrenado es una virtud.
Tal es la escala de valores controvertida imperante por esos lares.
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Como consecuencia de la crisis
donde se ha visto que las costumbres ilegítimas de los años 1990 al 2000 siguen vigentes, ocurrió la salida del asesor presidencial, el
Coronel Adrián Villafuerte, cuya
personalidad enigmática y misteriosa dio lugar a tantas dudas y comentarios adversos
para el propio Gobierno que lo impuso, a como de lugar, desde que se instauró el 2011.
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Hombres como este tipo no merecen estar en el poder. Ya lo demostró
Vladimiro Montesinos Torres que se
convirtió, a lo largo de una década, en un maligno cleptómano capaz de cometer infinidad
de delitos y perjudicar por completo al país.
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Villafuerte no es Montesinos. Pero si tienen parecidos y
semejanzas. Nadie lo puede negar. Ambos son de la misma profesión militar que,
dicho sea de paso, nos merece el mayor de los respetos por lo que hace y representa evidentemente en
la defensa de la patria. Eso no está en discusión y aquí no hay ningún atisbo
de antimilitarismo.
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El problema está en la constante maligna de estos individuos que si rechazamos y está comprobada que es ruin
y dañina por sus cuatro costados. Tal posición deliberada de permanecer en el
poder ocultamente, dando muy poco la cara, es definitivamente criticable por
completo. Sobre todo por las consecuencias que de por sí acarrean.
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No sólo eso sino que con muchos
tentáculos en lugares habidos y por haber. Lo mejor para el Perú es que Villafuerte se vaya lejos, muy lejos de
este gobierno y eso hay que comprobarlo. No vaya a ser que le den otro puestito
por allí.
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Dicen que Ollanta
es capaz de ello y de mucho más. Como
ejemplo le sacan en cara que ya es su anterior Premier, Juan Jiménez Mayor, el Embajador del Perú ante la OEA. Que se
sepa el que fue asesor de seguridad de
este gobierno no ha estado mezclado en asuntos específicos de robo de dinero. Allí
marca la diferencia con su émulo.
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Sin embargo, lo vulnerable del
personaje controvertido es haber sido edecán de uno los más pícaros ministros
que tuvo el fujimorato como fue el General César
Saucedo Sánchez. Lo que prueba a las claras que estuvo, pues, en las mismísimas
entrañas del entorno de Montesinos.
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Como asesor de Humala “El Acido”, apelativo de Villafuerte, dispuso a su regalado gusto de retiros o ascensos de los
oficiales de las Fuerzas Armadas. Influyó en la designación de altos
funcionarios. Tomó decisiones a espaldas de los ministros. Y desarrolló
constantemente actividades desconocidas, sin ser fiscalizado por nadie. Claro
que si tiene semejanzas con el Doc. Para
muestra, tan sólo estos botones.
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Nadie duda de que en los hechos tuviera
responsabilidad política el último Ministro del Interior, Wilfredo Pedraza Sierra. El desarrollo de los acontecimientos tan siniestros dio lugar a su salida del
gabinete ministerial. Humala,
efectivamente, ya no podía mantenerlo en el poder. El titular de dicha cartera estaba
quemado por completo.
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A Pedraza le han lanzado ataques a diestra y siniestra. Qué no le han
dicho. Desde incapaz hasta corrupto. Ni lo uno
ni lo otro es cierto y producto exclusivo de la efervescencia del momento
vivido y la confrontación de ideas persistente. Pongamos las cosas en su
lugar, si efectivamente queremos ser justos.
·
Para ello partamos del hecho
comprobado, a lo largo de los últimos años, que la cartera del Interior es una de las más complicadas del aparato del
Estado. Casi una especie de isla blindada, donde la corrupción policial
campea por todos los lados.
·
Hasta se podría decir que ningún
ministro salió triunfante en la gestión. Allí cayeron duchos políticos del Apra
como Luis Alva Castro y Mercedes Cabanillas. Caso peculiar para
muchos sería Fernando Rospigliosi que
durante el toledismo desempeñó el cargo en dos oportunidades, aunque con el
“arequipazo” de por medio que lo sepultó en una oportunidad.
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Pedraza, entonces, no ha sido la excepción. Sin embargo, vale la pena
subrayar, ahora cuando ya no está en el poder y nada se le puede pedir a manera de favor, de que se trata de
un eminente abogado con profundos conocimientos de Derecho Penal y
Penitenciario. No podemos pensar, ni
pruebas hay al respecto, de que este metido en los juegos corruptos y en cosas
que inflijan la ley. Sus
antecedentes son otros y muy sólidos.
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Egresado de las aulas de la
Universidad Católica, no es la primera vez que el hombre de leyes ha servido al
Estado y al propio país de forma intachable. Como lo hizo en la Defensoría del
Pueblo en tiempos de Jorge Santistevan
y el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), cuya jefatura la desempeñó con
acierto en dos oportunidades. Del árbol caído siempre se hace leña.
Nosotros queremos ser la excepción con Pedraza, hombre honesto y cabal.
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Los entendidos señalan que durante su gestión se avanzó en el
ordenamiento del sector, establecimiento de planes, reestructuración salarial y equipamiento policial. Lo
cierto es que se registraron intenciones democráticas.
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Sin embargo, Pedraza se entrampó por completo en lo que se refiere a la seguridad ciudadana
y no pudo avanzar por la existencia de ciertos poderes denominados corruptos.
Lamentable porque buenas intenciones habían y a raudales.
·
Los intereses ilegítimos le pusieron
al indeseable López Meneses,
en una actuación a la que él asistió. De
lo que evidentemente estaba al margen. Lo aniquiló, precisamente, no saber
de los hechos indebidos como este tramado por el mismísimo montesinismo en
sus entrañas más oscuras, del cual Pedraza nada tuvo que ver. Muchas veces justos caen por pecadores.
·
Lo que sí es un acierto del
Gobierno es el nombramiento de un jurista y hombre cabal como es Walter Albán en el cargo de Ministro del Interior, si lo juzgamos por
su hoja de vida impecable y sus aciertos cuando desempeño diferentes cargos en
el aparato el Estado.
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Por ejemplo como segundo de Santistevan y al renunciar éste
encargado de la Defensoría del Pueblo. Su último puesto hasta que fue llamado
por Humala, Embajador del Perú ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
·
La duda está si Albán,
cuya capacidad comprobada nadie puede poner en tela de juicio, tenga condiciones de triunfar en la cartera tan difícil que le han
encomendado. Eso sí, los deseos de éxito se lo merece. Que así sea. El Perú
se lo agradecerá.
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Un asiduo lector de esta columna
nos hace recordar el pasado familiar del actual Ministro de Justicia, Daniel Figallo. El abogado es hijo de
otro letrado de triste recordación en las épocas lejanas y oprobiosas de la
dictadura infame de Velasco, allá por
los años de 1968 y 1975. Cuando reinaba, a capa y espada, el militarote
autoritario del oprobioso septenato.
·
Se trata de Guillermo Figallo Adrianzén, artífice y forjador de la nefasta
reforma agraria que hizo tanto daño al país. Tal equivocada medida casi acaba,
sin exageración, con la explotación de la agricultura y la tierra, donde se
cometió una de las mayores injusticias registradas a lo largo de la historia
nacional.
·
So pretexto
de buscar justicia y acabar con los privilegios de los dueños de
haciendas y fundos a quienes la tierra
les daba toda clase de poderes desde los
económicos hasta otros de diversa índole, lo que se hizo es expoliar de
forma infame, demagógica e
irresponsable, jugando indebidamente con las diferencias de este tipo
existentes en el país.
·
Lo evidente y real es que a los propietarios se les quitó lo que legítimamente
les pertenecía y, a muchísimos de ellos, los dejaron prácticamente en la calle
con las evidentes consecuencias que ello acarrea. Desde el sufrimiento
constante, el cambio de estatus económico y social y hasta la pérdida de vidas
por la situación que se les presentó a los damnificados, de un momento a otro.
·
Al caer los fundos en manos del estado a través
de diferentes organizaciones como cooperativas y otras entidades improvisadas
desde el punto de vista técnico, el
negocio de la tierra y los cultivos cayeron por los suelos. En el campo
reinó el desastre total por infinidad de tiempo. Epocas, realmente, nefastas y
vergonzosas.
·
Cierto es que si había una injusta distribución de la propiedad del
agro en si, desde las épocas de la Colonia
que merecía ser revisada y transformada. Los abusos y barbaridades de
determinados latifundistas a lo largo y
ancho del país, eran una realidad.
·
En efecto, el campesinado había sido expoliado y explotado y eso si que era
necesario terminarlo. Pero con la famosa
medida, su situación empeoró totalmente. Muchísimo más que en las épocas del
patrón. La famosa reforma nada arregló. Si que causó desolación. El resultado
fue deplorable, triste y contradictorio. Infinitamente peor que en las épocas
donde reinaba la propiedad privada.
·
Lo que ocurrió sencillamente es que el remedio fue peor que la enfermedad y
el velascato arrasó con todo para acabar con el mayor de los fracasos en las
actividades de este tipo. La crisis dejada en el agro hasta ahora la sentimos y
eso si hay que tenerlo presente para que nuestros gobernantes nunca más cometan
errores de este tipo.
·
El cibernauta que nos sigue
periódicamente tiene un particular punto de vista que, desafortunadamente,
nosotros no compartimos. Le atribuye al Ministro Figallo venalidad en el trato que se da al ex Presidente Fujimori, preso con condena de 25 años
en la cárcel privilegiada de la Diroes.
·
Aquí si somos implacables y muy
claros. El ex dictador que hasta su nacionalidad verdadera la ha negado, y por eso no se sabe si es peruano o japonés
de nacimiento, ha sido castigado por asesino y violador de derechos humanos,
tras un juicio impecable, donde se respeto por entero el debido proceso. Con Fujimori no se ha cometido ninguna
injusticia. El está privado de la libertad por lo que delinquió y hasta ahora tiene cuentas
pendientes con la justicia.
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El lector nos cuenta, por otro lado,
que en la ciudad de Trujillo que acaba de visitar se está forjando la
conformación de un partido político que impulsará la candidatura presidencial
para el 2016 del Coronel (PNP) Elidio Espinoza Quispe, de quien se
asegura ser el forjador de la disminución
de la delincuencia en ese departamento.
·
Como ciudadano tiene derecho. Nadie se lo puedo quitar. No obstante
de que Espinoza en sus métodos calificados
de violentos y aplicaciones muy singulares donde no imperaba la ecuanimidad ni
menos la proporcionalidad en contra de los que perseguía, el custodio del orden parece ser que no era
muy santo que digamos.
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Sin
embargo, hay muchos que lo admiran. Como es el caso de nuestro seguidor, a
quien estimamos por completo. Respetamos incluso sus ideas y, por eso mismo,
las exponemos en esta columna.
·
El actual líder de las
izquierdas, Salomón Lerner Ghitis, es
una persona cargada de novedades y
contradicciones. Empresario, hombre de fortuna y creyente
de sistemas obsoletos como el chavismo venezolano autoritario y estatista. Lo pregona y lo sostiene en cuanto fórum y
actuación pública que asiste.
·
Obviamente que sus problemas de negocios nunca los aborda y los esconde.
Ni menos está a la par ni acorde con lo
pregonado en su supuesta posición progresista y de cambio radical de las
estructuras. Allí sí que es conservador a ultranza y, lo peor, poco serio
·
Así es como lo consideran y lo
juzgan por su actuación en uno de los negocios más fuertes que tiene relacionado
con helicópteros donde es temido y
criticado por sus actitudes de abuso y
de picardía, buscando sacarle la vuelta como sea a sus competidores. Incluso se asegura
que puede arrasar con lo bueno y con lo malo que encuentre al frente.
·
Que tal señor este que pregona igualdades y justicia social. Cuando
en sus otras actividades es completamente distinto. Consecuencia, consecuencia
es lo que falta en este país. A propósito, Lerner
tiene influencia política desde las épocas de Velasco, régimen durante el cual
ocupó altos cargos.
·
No le faltó poder con García
en su primer gobierno. Actuó medrando de
igual en forma en el fujimorato. Lo hizo
con Toledo, otra vez con Alan del 2006 al 2011 y fue el primer
premier de Humala. Casi siempre con la teta del Estado que no le gusta soltarla. Una especie de doctor
Jekill y Mr. Hyde. Que tal convenido.
(Noé)
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