Convencido de que los espesos
bosques de las Ardenas constituían un baluarte “insuperable”, El Estado Mayor
General Francés se limitó a desplegar allí escasas fuerzas. Fue un error
catastrófico. En efecto, precisamente al sur de las Ardenas-en Sedán- fue donde
los alemanes efectuaron la ruptura decisiva. A través de esta brecha, en una
trepidante cabalgada, las unidades acorazadas alemanas se lanzaron hasta el
mar, aislando a ingleses y franceses que se habían dejado atraer hacia el norte
por la “muleta del torero”.
Como ya se ha visto en el
capitulo anterior, el definitivo plan de ataque alemán se basaba en un
formidable empuje, por parte e las fuerzas acorazadas, que debían romper el
frente del Mosa y luego, en un rápido avance hacia el Norte, llegar a las
costas del Canal de la Mancha.
Era un plan arriesgado que
inspiró siempre recelos al Alto Mando germánico. Y, en efecto, la escasa confianza
que el Estado Mayor Alemán tenía en el éxito de dicho plan lo revela la
circunstancia de que sus órdenes se referían solamente al establecimiento de
cabezas de puente en el Mosa, y no daban otras disposiciones para el caso de
que la rotura del frente llegase a producirse.
En el frente aliado, 33
divisiones inglesas y francesas (incluidas algunas de las mejores con que
contaba Francia) se enfrentaban con la “muleta del torero” (constituida por las
28 divisiones de Bock) y, según el Plan Dyle del General Gamelin, estaban
preparadas para entrar en territorio belga.
Tropas alemanas con prisioneros franceses.
Tropas alemanas con prisioneros franceses.
ENLACE
El importantísimo sector
comprendido entre Namur y el extremo septentrional de la línea Maginot se
hallaba defendido por el Ejército 9 de Corap y el 2 de Huntziger, que sumaban
tan sólo 12 divisiones formadas, en su mayoría por reservistas.
El punto de enlace entre los dos
ejércitos se encontraba exactamente en el valle de Sedán. La exigüidad de las
fuerzas que cubrían este tramo del Mosa obedecía al hecho de que el Estado
Mayor General francés seguía fiel a la idea tradicional de que las Ardenas eran
“insuperables”, a pesar de que ya en 1928 Liddell Hart y otros observadores
habían subrayado que se exageraba mucho a este respecto.
Tampoco se había resuelto bien el
problema de las reservas, unas 30 divisiones francesas estaban inútilmente
inmóviles en la línea Maginot, agregadas a las tropas normales de guarnición.
Dos de las tres divisiones acorazadas francesas habían sido asignadas a las
fuerzas que protegían Bélgica, al norte de Namur.
Por lo tanto sólo quedaban 10
divisiones de reserva para hacer frente a eventuales situaciones de emergencia.
Y al final del primer día de batalla la famosa “masa de maniobra francesa” de
la que después se oiría hablar tanto en varias ocasiones, no existía
prácticamente. La escena estaba perfectamente preparada para una tragedia.
Lucha y trincheras en la guerra.
Lucha y trincheras en la guerra.
AISLAMIENTO
Gamelin, Comandante en Jefe
del Ejército Francés, había sido durante
la Primera Guerra Mundial, Jefe de la Sección de Operaciones del Estado Mayor
del Mariscal Joffre. En 1940, en su puesto de mando, situado en el castillo de
Vincennes, actuaba en una atmósfera de aislamiento respecto de los sucesos de
cada día, semejante a la que había rodeado al gran >Joffre en Chantilly.
De Gaulle después de haber
visitado este puesto de mando de Gamelin, dijo que había tenido la impresión de
encontrarse en un “convento” y añadía: “En su torre de marfil de Vincennes, el
General Gamelin me pareció un sabio inventando verificar las
reacciones químicas de su estrategia en un laboratorio”.
Por su parte, Reynaud, Primer
Ministro, no tenía mucha confianza en Gamelin, de quien había dicho una vez que
habría podido ser “perfectamente un
prefecto o un obispo”, pero no el jefe de un ejército.
En una borrascosa sesión del
gobierno celebrada precisamente el día antes del ataque alemán, había intentado
destituirlo de su cargo por el ´poco airoso papel que desempeñó en la
desastrosa campaña de Noruega”
Gamelin tenía como sustituto al
General Georges, a quien, en su calidad de Comandante en Jefe del Frente
Nororiental, le correspondía también (en teoría) el mando efectivo y directo de
las actividades operativas en todo el arco del frente, desde Suiza hasta el
mar.
BILLOTTE
Pero las atribuciones de ambos
generales, mal definidas, tendían a sobreponerse, y a esto había que añadir,
además el hecho de que sus relaciones personales eran más bien difíciles. Entre
el General Georges y los diversos jefes de Ejércitos todavía había otro general
con su mando: Billotte, Comandante del Grupo de Ejércitos I. Gamelin no ejercía
ningún mando sobre la Aviación.
Por otra parte, su puesto de
mando no disponía de una estación de radio con la que pudiese estar en contacto
con los comandantes de las grandes unidades que dependían de él. De un jefe a
otro, la cadena del mando francés era tan complicada y poco eficiente que hacía
perder a los franceses el elemento que más necesitan: el tiempo.
Aparte este elemento de
vital importancia, las dos armas
decisivas del ataque alemán fueron el carro de combate y el avión. En el terreno
de las fuerzas acorazadas, la relación numérica como ya se ha dicho en otro
lugar, era favorable a los Aliados, pero su organización, estructuración y modo
de empleo eran totalmente inferiores.
Los carros de combate franceses
estaban subdivididos entre los mandos de Caballería y de Infantería, repartidos
entre unidades mayores, como ya lo habían estado en la Primera Guerra Mundial.
Fuego a discreción.
Fuego a discreción.
EFICACIA
En cambio, las fuerzas acorazadas alemanas
estaban concentradas en diez Panzerdivisionen, bien estrenadas y de comprobada
eficacia, cada una de las cuales tenía una fuerza comprendida entre los
220 y los 300 carros de combate contra
los 120 y 160 asignados respectivamente a la 1° y 2° Divisiones Acorazadas
Francesas. Por otra parte, sólo entonces, al principio de la guerra, comenzaron
los franceses a preparar las primeras minas contracarro.
Durante la “guerra extraña” la
propaganda francesa había aprovechado al máximo la afirmación propagada por las
tribulaciones de sus carros, de que los proyectiles contracarros del enemigo
rebotaban en la coraza de sus maquinas. Quizá fuera cierto, pero más cierto era
que los carros de combate alemanes eran muy superiores a los franceses en
velocidad y autonomía.
El ejército francés carecía,
además, de un elemento muy esencial, aunque no mensurable: la moral. Los
recuerdos de Verdún y del millón y medio de muertos de la Primera Guerra
Mundial pesaban gravemente sobre todos los soldados.
Cuando la madrugada del 10 de
Mayo, el Panzergruppe de Kleist cruzó la frontera en el Moza debió ofrecer un espectáculo
insólito: desde el aire parecería la más colosal obstrucción de tráfico
registrada en la historia. Una gigantesca masa de unidades acorazadas y de
vehículos de toda clase a lo largo de 150 kilómetros. Este era el sector que los
alemanes habían elegido para descargar su ataque decisivo, pero lo franceses ni siquiera se dieron cuenta
de ello, aunque habían advertencias
determinadas.
SORPRESA
Los alemanes atacaron de sorpresa
y los galos ni siquiera estaban al mando de sus unidades respectivas. Muchos
llegaron a su destino cuando sus unidades ya habían sido arrolladas. El General
Gamelin, realmente, no supo qué hacer.
En Alemania, informado de que los
aliados se habían dirigido inmediatamente
a la “muleta del torero, avanzando hacia Bélgica, Hitler escribió: “Casi
lloré de alegría: ¡habían caído en la trampa. Y en Paris, Reynaud dijo ansioso
a Paul Baudouin: “Ahora veremos qué clase de hombre es Gamelin”.
Los alemanes atravesaron las
fronteras luxemburguesa y belga. Mientras que los aliados se alinearon en el
Mosa, entre Namur y Giovet en posiciones defensivas bastante mal preparadas.
Cuatro divisiones y media de caballería contra las fuerzas acorazadas más
poderosas que el mundo había visto. Cuanto más avanzaba la campaña, con más
claridad se veía esta situación: los que
se enfrentaban en el campo de batalla no eran dos ejércitos distintos, sino dos
épocas distintas.
La caballería francesa entró en
contacto con el enemigo antes de lo previsto. Entonces se vio claramente que las
Ardenas no constituían el menor obstáculo para los vehículos con cadenas y, por
otra parte, se había hecho muy poco para completar los obstáculos naturales.
El avance del tanque en busqueda del enemigo
El avance del tanque en busqueda del enemigo
FRACASO
La tarde del 10 de Mayo, una
división de caballería ligera se lanzó contra la vanguardia de los Panzerkorps
de Guderian, pero fue claramente rechazada. Rommel avanzó firme disparando con
precisión. Los alemanes se desembarazaron
de la debilidad con mucha facilidad.
Las Ardenas quedaron. Alemania
ocupaba Bouillon y atravesaba la frontera francesa un poco más al norte de
Sedán. El fracaso francés era total. Cuando cayó la noche, los carros de
combate alemanes se asomaban a todo el tramo del Mosa comprendido entre Dinant
y Sedán: en la orilla opuesta del río ya no quedaba ni un solo soldado francés.
Sería el mismo Panzerkorps de
Guderian el que, tras haber conquistado Sedán, descargaría el golpe más duro.
LLegarln los Stuka e inmediatamente se lanzaron en picado con su característico
silbido y lanzaron sus bombas de 450 kg sobre las débiles casamatas y sobre la infantería
que inútilmente trataba de ponerse al abrigo acurrucándose en las trincheras e
incluso al descubierto.
Cerca de un millar de aviones cubría
el cielo en la más cerrada de las formaciones. El ruido era aterrador. Cada
soldado francés tenía impresión de que un avión iba a lanzarse precisamente
sobre su cabeza y que no podía en modo alguno fallar el blanco. En ningún sitio
le era posible ocultarse a su vista, en ningún lugar podía sentirse fuera del
alcance de aquella arma terrible.
ATERRORIZADOS
Los artilleros dejaron de hacer fuego
y se arrojaron a tierra, escribió un general francés. Los infantes
aterrorizados por el fragor de las granadas y por el silbido de los
bombarderos, se aplastaron en las trincheras. Ni siquiera habían llegado a
reaccionar instintivamente corriendo a las piezas antiaéreas. Su única
preocupación era agachar la cabeza todo lo posible. El terrible bombardeo duró
unas cinco horas.
Los alemanes habían estudiado
perfectamente los diversos tiempos de la operación. Las primeras lanchas
neumáticas alcanzaron la orilla opuesta. Los fusileros motoristas e infantes
saltaron a tierra e inmediatamente rodearon las casamatas más próximas donde
encontraron a los soldados franceses demasiado aturdidos para responder al fuego.
Los jóvenes alemanes de las
tropas de asalto se animaron en seguida ante la desmoralización que los Stuka
habían causado en las filas francesas. La artillería de este país estaba casi
paralizada por la incesante amenaza de los ataques. Los puestos de tiro
situados a lo largo del Mosa habían quedado reducidos.
Una oleada de fugitivos
aterrorizados-artilleros, infantes en automóviles de transporte o a pie, muchos
sin armas, arrastrando sus mochilas- llenó la carretera de Boulson. Y a partir
de entonces este había de ser un espectáculo habitual en Francia en el curso de
las semanas siguientes.
Preparando el ataque.
Preparando el ataque.
ROMMEL
La 1° Panzerdivision de Guderian
ocupaba ya las alturas de Marfée, habiendo arrollado de un solo golpe la línea
defensiva como la secundaria. Todavía más al norte se encontraba Rommel cuya 7°
Panzerdivisión que formaba parte del ataque secundario de Kleist había
alcanzado el Mosa un poco más debajo de Dinant.
Sin embargo, los intentos de
Rommel de atravesar el río fueron
enérgicamente contenidos por el tiro de la artillería pesada francesa y por el fuego
de las armas portátiles de las tropas
atrincheradas en la orilla izquierda.
Al parecer sólo gracias a la
decidida intervención personal de Rommel y a una increíble negligencia de la División 18 francesa, su
grupo consiguió atravesar el Mosa con 15 carros de combate.
No cabe duda de una acción
enérgica por parte de los franceses apoyada por fuerzas acorazadas, habría
conseguido rechazar a los alemanes, pero en toda la jornada no logró organizar
más de un contraataque y aún éste se describió como “nada más que una punzada”
efectuada por una patrulla de carros y algunos vehículos de combate armados de
ametralladoras
Los alemanes habían conseguido establecer
en la orilla izquierda del Mosa tres cabezas de puente de distinta
consistencia. Entonces comenzó la fase de consolidación y de concentración de
fuerzas para la operación de ruptura, que les permitiría irrumpir en la gran llanura
francesa que se extendía ante ellos. Era evidente que a los alemanes se les
ofrecían las mejores posibilidades en Sedán y que los franceses, en cambio,
corrían los mayores peligros.
FALLA
El primer esfuerzo de reacción
francés había fallado y con ello se desvaneció la última ocasión favorable para
rechazar a los alemanes. Guderian completó el
aniquilamiento de las Divisiones 55 y 71 y pasó a la otra orilla del
Mosa casi todos los vehículos de la Panzerdivision.
A continuación les dio la orden
de cambiar de dirección con todas las fuerzas disponibles, atravesar el canal
de las Ardenas y dirigirse hacia el Oeste para romper las defensas francesas.
Guderian efectuó una conversión para destrozar el ejército enemigo
Sin embargo, unos 200 bombarderos
aliados atacaron sin cesar el importantísimo puente flotante que Guderian hizo
tender en el Mosa. Pero la empresa fracasó, perdiendo además los aliados 85
aviones.
La ocasión favorable fue
desperdiciada por una organización que se empeñaba en actuar al lento ritmo de
la Primera Guerra Mundial. Las órdenes llegaron demasiado tarde y el
abastecimiento de carburante hizo perder mucho tiempo. Cuando, finalmente, la
división alcanzó las posiciones de partida, se revocaron las órdenes relativas
a un ataque concentrado sobre Sedán.
RETRASO
El día clave no se realizó ningún
contraataque en el sector de Sedán y Guderian pudo efectuar su maniobra sin
verse molestado. Un desastre parecido se produjo en Dinant frente a la débil
cabeza de puente de Rommel
El consiguiente retraso que se
produjo era precisamente lo que Rommel necesitaba para ultimar las operaciones
del paso del río: si, pues, también sus carros de combate atravesaron el Mosa,
permitiéndole alcanzar, antes de que se hiciera la noche, el centro de Onhaye,
La Luftwaffe dedicó toda su
atención a machacar al Ejército 9: el puesto de mando fue varias veces
alcanzado, las comunicaciones interrumpidas y la artillería paralizada a
consecuencia de las incursiones a baja altura de los aparatos que causaban
verdaderos estragos
El 15 de mayo fue el día en que
el grueso de las fuerzas acorazadas alemanas irrumpió hacia el interior de
Francia. Rommel decidió participar personalmente en la acción, uniéndose
al regimiento acorazado que encabezaba el ataque.
En Flavion tuvo lugar un duro
encuentro que según informes de la fuerza francesa costó a los alemanes unos
100 carros de combate. Pero lo cierto es que la división francesa fue diezmada.
El enemigo fue reducido al silencio por los carros alemanes. Nadie podía detener
el avance de Rommel.
A pesar de los terribles
bombardeos de la Luftwaffe, el Cuerpo del Ejército XLI de Corap había
conseguido, gracias a una heroica defensa, tener en jaque a Reinhardt durante
tres días. Pero como esta unidad francesa había sufrido pérdidas muy elevadas,
la maniobra se transformó en una fuga desordenada.
Un batallón nazi.
Un batallón nazi.
BRECHA
Los alemanes se recuperaron y los
carros de combate salieron de la bolsa pisando los talones de la retaguardia
francesa. Con esta ruptura del frente, los alemanes habían avanzado a sus
espaldas. Las defensas francesas tenían una brecha de más de 70 kilómetros.
Los hombres de Guderian reemprendieron
la marcha con renovado ímpetu- Ya eran conscientes de haber conseguido una
victoria completa, una verdadera ruptura del frente. A cada rato, los soldados
franceses se rendían.
Se había avanzado casi 90
kilómetros más allá de Sedán. Inesperadamente el alto mando alemán dio la orden
de detención. Enfurecido Guderian amenazó con presentar su dimisión, pero
consiguieron calmarlo.
¿Qué había sucedido en el
alto mando alemán? Al parecer hasta
Hitler había llegado a alarmarse ante el extraordinario éxito de las fuerzas
acorazadas. Temía que penetrando cada vez más profundamente en territorio francés,
cayeran en una trampa preparada por el enemigo. Por lo tanto, debía detenerse y
esperar que la infantería alcánzadoles pudiera consolidar las posiciones.
DESASTRE
El problema estaba en que
Hitler y el Alto Mando no habían sido informados de la
debilidad de los franceses. Guderian incluso había destrozado batallones
comandados por De Gaulle. Realmente el ejército francés estaba destruido. Churchill
llego a Paris y comprobó el desastre.
Mientras tanto Rommel avanzó otros 8 kilómetros abriendo brecha en el despliegue defensivo que
prolongaba por el Norte la Línea Maginot, haciendo prisioneros unos 10 mil
hombres y apoderándose de 100 carros de combate y todo ello por el precio de 35
muertos y 59 heridos
Guderian a quien se le había dado de nuevo libertad de acción
atravesó el canal respectivo, ocupando
San Quintín y Péronne. Por el Norte, Rommel llego a Cambrai..
El objetivo de los alemanes no era
dirigirse a Paris, sino llegar hasta el Canal de la Mancha para partir en dos el ejército aliado. Para tal objetivo,
ellos se dedicaron a reunir y reorganizar sus grandes unidades y grupos.
Las unidades acorazadas se
concentraron en el sector del Somme, para lo que más tarde se conoció como la famosa
“cita del 19 de Mayo”. La enorme masa de fuerzas acorazadas de Kleist se vio
aumentada después con el contingente, formado por otras dos Panzerdivisionen
destacadas, según planes previstos, del frente belga.
Listos para disparar.
Listos para disparar.
ACCION DECISIVA
Las unidades de vanguardia del
“corredor acorazados” que tenía ahora una longitud de 200 kilómetros estaban
preparadas para el avance final hasta el mar. Rommel, que había recibido el día
anterior la orden de detenerse, consiguió convencer para que le permitiesen
continuar el avance a fin de ocupar las importantísimas alturas de los
alrededores de Arrás. Y así alcanzó su objetivo.
Pero la acción decisiva de esta
jornada le correspondió tal vez justamente a Guderian, habiendo salido del
campamento situado sobre la línea Cambrai-Peronne, prosiguió su avance y ocupó
Amiens. Sus unidades siguieron después
el curso del Somme, dirigiéndose a Abbeville y llegaron a los suburbios de la
ciudad. Una hora después se llegó al Canal de la Mancha, exactamente en
Noyelles.
Acaban de infligir un golpe
mortal al ejército francés y su “corredor de acorzados” había partido las
tropas aliadas en dos. En el Cuartel General del OKW, el General Jodl escribió
en su diario: “El Führer está loco de
alegría. Parece tener la victoria y la paz ya al alcance de las manos
Guiderian, por su parte, anotó en
el frente: “La tarde de aquel día extraordinario no sabíamos en qué dirección debíamos continuar
nuestro avance. Ni el Panzergruppe dirigido por Kleist, había recibido
instrucciones respecto a una prosecución de la ofensiva. El Estado Mayor alemán
estaba como paralizado de admiración.
Luego añadió: “Parecía imposible que todo hubiera marchado tan bien. A pesar de
todo, aquel profano en asuntos militares, aquel alocado idealista de Hitler,
había tenido finalmente razón. Ahora, hasta el más leído comprendería lo que
quedaba por hacer: ante todo aniquilar el Cuerpo Expedicionario británico y el
Ejército 1 Francés, cercados en la bolsa situada al norte del “corredor de
acorazados”. Después conquistar el resto de Francia, un cuerpo ya inerte y casi
totalmente indefenso”. (Editado, resumido y condensado de la Revista
“Así fue la Segunda Guerra Mundial”).
Además de claro, clarísimo está(n) bueno(s) buenísimo(s) todos los comentarios
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