miércoles, 18 de febrero de 2015

PICASSO: LA PINTURA COMO NECESIDAD

Más de mil obras pictóricas como parte de su producción creativa singular y de calidad infinita. Llenas de genialidad que se propagaron por el mundo, dejando indiscutiblemente profunda huella  indeleble. Excepcional artista convertido, efectivamente, en un pintor de pintores. La pintura como necesidad, laborioso y prolífico. Mucha variedad y talento. Mucha vida. Amante de los toros, la gente sencilla y las mujeres hermosas. Esta última afición la cultivó enteramente, sin desmayo alguno. Era dotado de una extraordinaria capacidad de trabajo, enamorado de los barrios bohemios de París del sol del Mediterráneo, de la vida para lanzarla al lienzo de la belleza absoluta.
El artista tuvo infinidad de nombres larguísimos: Pablo, Diego, Jose Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispiniano de la Santisima Trinidad. Mientras que sus apellidos fueron Ruiz Picasso. Hasta que todos lo conocieron por su primer nombre y su segundo apelativo. Es decir, Pablo Picasso. Famoso desde la juventud. Completamente admirado y solicitado por los célebres y poderosos.  Esencialmente un español sencillo, saludable y generoso,
Nació el 25 de octubre de 1881, en el N° 36 de la plaza de la Merced de Málaga, como primogénito del matrimonio formado por el pintor vasco José Ruiz Blasco y la andaluza María Picasso López. El padre era profesor de dibujo en la Escuela Provincial de Artes y Oficios, conocida como  San Telmo.

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Picasso y sus manos geniales, creativas.
DIFICULTADES
La primera infancia de Pablo transcurrió entre las dificultades económicas de la familia y una estrecha relación entre progenitor-hijo, que ambos cultivaban con devoción. El niño era un escolar menos que discreto, bastante perezoso y muy distraído, pero con precoz facilidad para el dibujo, que  José estimulaba.
En 1891, la familia se trasladó a La Coruña, en cuyo Instituto da Guarda son requeridos los servicios del mayor como profesor. Pablo inicia sus ensayos pictóricos, y tres años más tarde su progenitor y primer maestro le cede sus propios pinceles y caballetes, admirado ante el talento de su hijo.
Ruiz Blasco obtuvo un puesto docente en la Escola d'Arts i Oficis de la Llotja de Barcelona. Por su parte, Pablo resolvió en un día los ejercicios de examen previstos para un mes. Así fue admitido en ese centro especializado. Con sólo quince años, instaló su primer taller en la calle de la Plata de la Ciudad Condal.
Obtuvo una mención honorífica en la gran exposición de Madrid por su obra “Ciencia y Caridad”, todavía de un realismo académico, en la que el padre sirvió de modelo para la figura de un médico. 

AMISTAD
La distinción lo estimuló a rendir oposición al curso adelantado en la Academia de San Fernando, mientras sus trabajos, influenciados por El Greco y Toulouse-Lautrec, obtuvieron nuevas medallas en Madrid y Málaga.

Picasso se instaló en el célebre Bateau-Lavoir, en el número 13 de la calle Ravignan (hoy plaza Hodeau), alojamiento variadamente compartido por artistas, entre otros el también español Juan Gris.

Allí trabó amistad con Braque y Apollinaire, y se enamoró de Fernanda Olivier. Durante tres años pintó y dibujó sin cesar, rendido a la influencia de Cézanne, mientras elaboró con Braque las líneas maestras del cubismo analítico, cuya gran obra experimental, Las Señoritas de Aviñón”, fue pintada por Picasso en 1907.
Pronto sobrevino el asombro y el escándalo ante un estilo deforme que rompió todos los cánones y ganó nuevos adeptos El audaz inventor expuso en Munich (1909) y en Nueva York (1911). Encontró una nueva compañera en Marcelle Humbert, y siempre seguido por Braque, se lanzó a inventar el cubismo sintético, que los acerca al borde de la abstracción.
En su extensa y tan variada obra, Picasso jamás llegaría a abandonar la figuración. Poco después, se mudó de Montmartre a Montparnasse, y se abrieron exposiciones suyas en Londres y Barcelona.


Una de sus impresionantes obras pictoricas.
TRAGEDIAS
Con la Primera Guerra Mundial, llegaron las tragedias: Braque y Apollinaire fueron movilizados, y Marcelle murió súbitamente ese otoño. Pablo abandonó prácticamente el cubismo, y buscó otros caminos artísticos.
Los encontró en 1917, cuando por intermedio de Jean Cocteau, conoció a Diáguilev. Le encargó los decorados del ballet Parade de Eric Satie. El fin de la guerra le trajo un nuevo amor, la bailarina Olga Clochlova, y también un nuevo dolor: la muerte de Apollinaire, a consecuencia de una grave herida en la cabeza. Se casó con Olga en 1918, y hasta 1925 trabajó en diversos ballets que dieron cauce a su evolución pictórica.
Un viejo retrato de su madre le valdrá el millonario premio “Carnegie” de 1930, que le permitió adquirir una suntuosa villa campestre en Boisgelup, y pasarse más de un año viajando por España. Por entonces volvió a la escultura y mantuvo un romance con Teresa Walter, del que nace su primera hija, Maya. La Clochlova inició un escandaloso juicio para conseguir el divorcio, que el juez se negó a conceder. Despechado, Picasso se enamoró de Dora Maar.

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El famoso Guernica.
GUERNICA
Al estallar la Guerra Civil Española, Picasso apoyó con firmeza al bando republicano, y aceptó simbólicamente la dirección del museo del Prado, mientras que pintó el “Guernica” en París.
Deprimido por el triunfo de los nacionales y la posterior ocupación de Francia por los nazis, pasó la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial trabajando en su refugio de Royan.
En 1898 realizó su primera muestra individual en Els Quatre Gats de Barcelona. En el otoño del año 1900 hizo una visita a París para ver la Exposición Universal. Allí vendió tres dibujos al marchante Petrus Mañach, quien le ofrece 150 francos mensuales por toda su obra de un año. Pablo era ya un artista profesional, y decidió firmar sólo con el apellido materno.
Coeditó en Madrid la efímera revista Arte Joven y viajó nuevamente a París, donde conoce a Max Jacob y comenzó lo que luego se llamó su «período azul». Expuso su primera muestra parisiense en la galería de Berthe Weill, y  decidió trasladarse, definitivamente, a la capital francesa.
En 1944, se afilió al Partido Comunista Francés y dio a conocer 77 nuevas obras en el Salón de Otoño. Después se entusiasmó por la litografía y por la joven y hermosa pintora Françoise Guillot, con la que convivió dos años. Así se inició  su etapa de Vallauris, en la que trabaja en sus magníficas cerámicas. Con Françoise tuvo dos hijos: Claude, nacido en 1947, y Paloma en 1949.



Otra de sus maravillas: las señoritas de Avignon
 Quedó fascinado por una misteriosa adolescente de delicado perfil y largos cabellos rubios llamada Sylvette que aceptó posar para él a cambio de uno de los retratos, a su elección. El trato se cumplió y su resultado produce algunas de las obras más conocidas y reproducidas del pintor, el famoso perfil de Sylvette en la butaca verde.
Si la fascinación por la etérea Sylvette había sido platónica, no tuvo el mismo cariz su atracción por Jacqueline Roqué, joven de extraordinaria belleza a la que tomó como compañera en 1957, un año antes de pintar el gigantesco mural para la UNESCO.
Fértil milagro del arte y de la vida, Picasso siguió creando, amando, trabajando y viviendo intensamente hasta morir el 8 de Abril de 1973, a los 91 años. Dejó tras de sí la mayor y más rica obra artística personal de nuestro siglo, y una fabulosa herencia que provocó agrias disputas hasta recaer en un ser de pacífico nombre: Paloma, su hija.

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