jueves, 31 de marzo de 2016

LE ENTREGA EL PODER AL CUÑADO

A pesar de constituir un representante genuino de los intereses del interior del país, el General Julio Argentino Roca en la Argentina cuenta durante su presidencia con el apoyo del partido Autonomista, localista por tradición y no tarda de ser combatido por el Partido Nacional, prácticamente el mitrismo, que desde el punto de vista doctrinario por decir así, tendría mucho más motivos para secundarlo en su obra de gobierno. Pero es que no hay que buscar inspiraciones doctrinarias de definida orientación en esta época de la política de ese país que se singulariza por una creciente gravitación de nacientes problemas económicos, en el manejo de los negocios públicos.
En efecto, la agricultura y la ganadería acusan índices de producción insospechados por la incorporación de todos los elementos creados por el progreso técnico para su explotación. Los negocios siguieron un volumen considerable y una ola de riqueza y bienestar envuelve al país que atrae considerables masas de inmigración.
El capitalismo internacional se siente atraído asimismo por promisorias inversiones y el país progresa a pasos agigantados impulsado por una administración a cuyo frente, el General Roca, bien puede ostentar el título de auténtico fundador del régimen como expresión de orden, trabajo y progreso.

Resultado de imagen para julio argentino roca
El General Julio Argentino Roca Presidente de Argentina
POSICION
La posición como tal tiene sus panegiristas en oposición a los que sostienen, lisa y llanamente que todo su mérito consiste en haber entregado el país al capitalismo extranjero. En suma, el General Roca que había asumido el poder tras la borrasca, cuando todavía no se habían extinguido los ecos de la revolución de 1880.
Logró dominar las pasiones políticas con esa sagacidad que más tarde le valdría el calificativo del “Zorro”, a despecho de la creciente oposición del mitrismo, consiguió llevar al país, durante 6 años, por el camino del trabajo y del orden. Promoviendo el progreso general con iniciativas de innegable trascendencia pública.
Sin embargo, para tipificar su régimen y atestiguar el espíritu ampliamente liberal que lo inspiraba, cabe decir que durante su gobierno, y a iniciativa del Miistro Wilde, se sanciona la ley que crea el Consejo Nacional de Educación y la reforma que hace laica la enseñanza primaria en las escuelas públicas.
Esta reforma provoca la reacción del clero y una enconada polémica con el Nuncio Apostólico que termina con el rompimiento de las relaciones diplomáticas con el Vaticano, que sólo más tarde se restablecerían. 
SUCESION
No tuvo, evidentemente, el General Roca, durante su primera presidencia, grandes motivos de inquietud política y, salvo dos intervenciones de carácter benigno, a Catamarca y Santiago del Estero, nada extraordinario ocurre digno del comentario de Buenos Aires, la gran aldea que por entonces se estaba enjoyando y embelleciendo como una moza bajo la paternal tutela de su gran intendente Torcuato de Alvear.
Como siempre, cuando se trata de encarar la sucesión presidencial se originan problemas políticos, aunque no de tan difícil solución como los que ha registrado hasta entonces la historia nacional.
El General Roca, cediendo a la presión de sus amigos porteños, parece inclinado a patrocinar la candidatura de su ministro, Bernardo de Irigoyen, pero éste, que abandona el gabinete para dedicarse a las tareas electorales, no tarda en convencerse que había sido víctima de un hábil juego y abandona la lucha.
La oposición hace surgir entonces el nombre del doctor Dardo Rocha de creciente prestigio como fundador de la provincia de la Plata, mientras que otros grupos dispersos del autonomismo, con el nombre de  Partidos Unidos, levantan la candidatura de Manuel Ocampo,


Miguel Juarez Celman, apodado "El Burro"

CANDIDATO
Pero el Presidente tiene su candidato que consulta los intereses de la Liga de Gobernadores de Miguel  Juárez Celman, “el marido de la hermana de su mujer”, como apostrofa Sarmiento. El doctor Juárez Celman, gobernador de Córdova, cuñado de Roca, y representante típico de la Liga de Gobernadores, lleva en el segundo término de la fórmula al doctor Carlos Pellegrini, viejo porteño y alsinista.
Son, allá por el 86, las cosas de la política criolla, que dirían años más tarde los socialistas, quienes  contaban ya como incipiente fermentario, con los primeros conflictos obreros producidos en el país, a raíz del naciente proceso de industrialización que produjo la importación de flamantes maquinas de Europa.
Juárez Celman no podía perder la elección. Y no la perdió. Sobre un total de 213 electores obtuvo 168, a pesar de la vehemente campaña opositora de Sarmiento contra la coalición de las oligarquías provinciales.
El cuñado de Roca, hombre fino de probada capacidad en el gobierno durante su administración en Córdova y de indudable inspiración patriótica, tuvo poca fortuna en su gobierno. Tomó la administración del Estado en plena  prosperidad.

Resultado de imagen para julio argentino roca
Roca en una actuacion pública

FIEBRE
Un historiador de la época dijo al respecto: “Aquel cuadro deslumbrante de riqueza, de vertiginosa actividad productora de esplendorosa vida, cegó al joven gobernante como cegó a todos: altos, bajos, propios y extraños. La fiebre no se limitó a la República, sino que se extendió por el mundo entero.
Por doquiera se oía hablar de la Argentina en los términos y con entusiasmo con que en tiempos del descubrimiento se hablaba del Perú o de El Dorado. Juárez Celman creyó que aquella orgía de oro no iba a tener término y se lanzó a grandes obras que debían cambiar el aspecto del país.
El puerto de Buenos Aires, el de La Plata, el de Rosario, las aguas corrientes, las cloacas, la Casa de Gobierno, el Departamento de Policía, el edificio de las aguas corrientes en la calle Córdova, la Avenida de Mayo y mil obras más, todas útiles, algunas de necesidad imperiosa, pero que  representaban la inversión de sumas fabulosas, fueron emprendidas con el buen de facilitar con ellas la marcha progresiva de la república, de engrandecerla y embellecerla. Todo esto con la tranquilidad de poder hacer frente a los desembolsos que exigían.
Esta transcripción es suficiente para hacer el diagnóstico: el doctor Juárez Celman no tardó en sentir las consecuencias de una inflación extraordinaria en virtud de las fuertes inversiones en obras públicas, que no constituyen valores reproductivos de la economía nacional.
Es lo que ocurre siempre: el espejismo de la prosperidad. Sigamos al historiador: “Se apoderó de todos, la fiebre del lujo y de la ostentación. Para sostener esa riqueza ficticia se exageró el crédito y se abusó de él hasta extremos increíbles.



El Palacio Presidencial de aquella época.

VALORIZACION
La valorización de las tierras se convirtió bien pronto en uno de los objetos de más escandalosa  especulación. Prosperidad hubo, que se vendió tres veces en un día y cada vez duplicó y triplicó su valor inicial.
Por lo demás, fue muy frecuente el caso de venderse tierras que no existían en ninguna parte, pero cuyos títulos pasaron por varias manos con los correspondientes aumentos y primas. El juego, en sus más variadas formas, se enseñoreó de la República y la bolsa se había convertido en un gran garito”.
El historiador nos lleva como se ve de la mano: inflación, especulación, corrupción, el tríptico fatal. Y fue fatal realmente para el doctor Juárez Celman, aquel hombre fino y culto a quien la malevolencia popular le había discernido un título que nada tenía de honorifico: “El Burro”.
Este mote fue la bandera de la reacción contra el gobierno, que vino de abajo hacia arriba para devolverlo en una atmósfera del desprestigio, que fue creciendo en intensidad hasta crear el clima propicio para los acontecimientos que no tardarían en sobrevenir: la Revolución de 1890, que abre  una nueva etapa en  la vida política argentina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario