Cien años de vida intensa tuvo
llena de sabiduría que lamentablemente se acaba de apagar, luego de dedicarse
por entero al estudio profundo de la Historia del Perú. Como pocas personas y
con una rigurosidad de precisión admirable. No obstante ser autodidacta, ella
aportó con creces a través de investigaciones concienzudas, en áreas poco
trabajadas por los especialistas, contribuyendo decididamente al riguroso y
necesario estudio de nuestro pasado floreciente. Amante imperecedera del mundo andino que lo
estudió a plenitud y, por eso mismo, le encantaba que le dijeran: “Maria de los Andes”. Investigadora infatigable del Inca Pachacutec y de
las ciudades precolombinas de la costa peruana con rumbosos y aguerridos curacas,
costumbres incomparables y sucesiones de por siglos de siglos. Los cultos de aquella remotísima época. Las
féminas de esos tiempos tran lejanos. Las ideologías religiosas y políticas.
Todos estos fueron sus temas preferidos, auscultados y repasados a plenitud
total y plasmados en sesudos libros. Una mujer de constancias. Una mujer que
acaba de morir, el 6 de Marzo del año en curso, y que, de todas maneras, por
ese invalorable trabajo que hizo a lo largo de su existencia, vale un Perú
Maria Rostworowsky Tóvar de Diez Canseco, Marita para sus
familiares y amigos, era de padre polaco y de madre puneña. El primero se
llamaba Jan Jacek Rostworowsky de completa estirpe aristocrática y la segunda
Rita Ana Tóvar del Valle. Nieta de Agustín Tovar, Senador y Ministro de Estado
del Perú. La historiadora nació, en el bucólico balneario de Barranco al lado
del mar, el 8 de Agosto de 1915.
Maria Rostworowsky: el dominio de la historia a plenitud.
Maria Rostworowsky: el dominio de la historia a plenitud.
COMO ERA SU PADRE
“Mi padre era un hombre sumamente
culto que hablaba ocho idiomas. Agricultor, pero creo que no le interesaba
mucho esta actividad. Lo que le gustaba era la poesía. Escribía poemas que
nunca se publicaron por la guerra. Un hombre muy curioso, muy inquieto”, dijo
en una entrevista que le concedió a Nelson Manrique.
También dio a conocer, en esa
oportunidad, lo siguiente: “Jan Jacek
salió de Polonia porque quería cambiar de ambiente. Estuvo de Ingeniero
Agrónomo en Haití y allí lo atacó un tremendo paludismo. A principios de siglo,
le dieron tanta quinina que perdió el oído. Luego regresó a Suiza donde siguió
un tratamiento y lo recuperó. Después, ya en París, no sabía qué hacer. Era
amigo de los Darcourt que estaban por
retornar a lares peruanos. Le preguntaron: ¿Por qué no se viene con nosotros?
Dijo bueno y se vino. Le encanto el Perú”
Pequeña, a los cinco años de edad, viajó con su
familia a Europa. Entonces, ella vivió
en Polonia, Francia, Inglaterra y Bélgica. En estos dos últimos países, estudió
la secundaria. Hacia 1935 regresó al Perú y se fue a vivir en una hermosa hacienda que compró su progenitor en el rico
y bello valle de Huánuco. Marita fue una hábil poliglota que por las travesías
realizadas hablaba perfectamente, además del castellano, varios idiomas como:
el francés, el inglés y el polaco.
PORRAS
Su interés por el pasado peruano lo
alentó, de forma completa, el prestigiado
historiador, Raúl Porras Barrenechea, quien la aceptó como alumna libre de sus cursos
como “Fuentes Históricas” entre otros, en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos
Sus investigaciones iníciales se
concretaron en su primera obra “Pachacutec
Inca Yupanqui”, donde demostró el rol fundamental que había cumplido este peruano del pasado en la
expansión del Tahuantinsuyo. Posteriormente, se centró en la organización
social de los grupos étnicos de la costa central, durante el periodo anterior a
la llegada de los españoles y los primeros años del dominio colonial.
Salió de su pluma otro gran libro
con la biografía de Francisca Pizarro, la hija del conquistador español y de Inés
Huaylas Yupanqui, cuyo padre fue el Inca Huayna Capac. Una de sus
contribuciones ha sido explicar y aclarar, con lujo de detalles, la
historiografía clásica del antiguo Perú que presentaba una visión demasiado
perfecta, coherente y leal de la historia de los Incas, deducida de esquemas
europeos que no siempre correspondían a la realidad.
A lo largo de su impecable
carrera, ocupó importantes cargos relacionados a su labor intelectual. Agregada Cultural de la Embajada del Perú en
España, entre 1964 y 1968. Directora del Museo Nacional de Historia, de 1975 a
1980. Desde este último año, investigadora principal del Instituto de Estudios
Peruanos (IEP), que ella misma ayudó a fundar en 1964.
Uno de sus famosos libros.
Uno de sus famosos libros.
MATRIMONIOS
Otro de sus maestros el
antropólogo norteamericano John Murra, quien la introdujo en los campos de la Etnohistoria.
También tuvo contacto con los profesores Julio C. Tello, considerado el padre
de la Arqueología peruana, el lingüista Luis Jaime Cisneros y el antropólogo Luis E. Valcarcel.
Muy joven se casó con el conde
Zymund Broel-Plater con quien tuvo a su única hija Krystina Broer-Plater Rostworowsky. Después de divorciarse, en
segundas nupcias, contrajo matrimonio con el empresario peruano, Alejandro Diez
Canseco Coronel Zegarra. Este último tuvo una gran influencia en forjar la
vocación histórica de su esposa.
Luego de la súbita muerte de su consorte
de un momento a otro por un ataque cerebral, María se trasladó al leprosorio de
San Pablo, ubicado en el departamento de Loreto y allí trabajó como misionera. Llegó
a ese lugar tan lejano, navegando varios días por el Río Amazonas.
Su libro “Historia del Tahuantisuyo” es el volumen de ciencias sociales más
vendido en toda la historia peruana. Otra de las producciones de su creación
resultó “Pachacamac y el Señor de los
Milagros: Una Trayectoria Milenaria”, un estudio profundo de la permanencia
y cristianización de los cultos precolombinos.
OBRA MAYOR
En 1979 la nombraron miembro de
número de la Academia Nacional de la
Historia, de la que fue además Vicepresidenta. Perteneció a la entidad similar
de España y a la del mismo nombre en la Argentina. La Sociedad Geográfica de
Lima la incorporó en sus filas y presidió la Asociación Peruana de
Etnohistoria.
Trabajo en el diario “Correo” cuando ese periódico
era dirigido por el abogado y periodista, Roberto Ramírez del Villar, alto
dirigente del Partido Popular Cristiano. En 1983 publicó lo que ella
consideraba su “obra mayor”, “Estructuras
Andinas del Poder: Ideología Religiosa y Política”.
Le gustó siempre la historia.
Desde cuanto estaba en el colegio en Bélgica. En aquel entonces, le interesó,
por entero, el medio evo. La familia
paterna, todos intelectuales en Polonia.
Sus tios Karol Humberto dramaturgo, Miguel abogado internacionalista uno
de los primeros del Tribunal de La Haya, Juan sacerdote jesuita y gran orador,
Alberto Senador por Varsovia y uno de los que hicieron la Constitución polaca
después de la guerra, Antonio, fundador de la Universidad Católica de Berlín.
La materna estuvo afincada en el
Perú desde el Siglo XVII. Su abuelo Tóvar hablaba quechua y aymara. Uno de los
primeros peruanos que fueron a investigar cuestiones agrícolas a Estados
Unidos. El explotaba la tierra, con muchas haciendas de su propiedad en Puno.
EN HUANUCO
Sus padres se conocieron en suelo
peruano y aquí mismo se enamoraron y se
casaron. Marita fue concebida en Puno. “Pienso que para mí eso es muy
importante porque creo que de ahí viene ese profundo sentimiento andino que
tengo”, declaró en una oportunidad.
Su matrimonio polaco fracasó
cuando ella estaba en cinta y en un proceso de desadaptación con el propio país
Tras nacer su hija se fue a vivir con su padre al Cuzco, ciudad que la
deslumbro con su aire, su clima. La revelación del otro Perú. Era el año 1936.
Posteriormente, paso tres años en
Huánuco, viviendo en una hacienda en la mejor de las alegrías y los gustos. Ahí tenía
un caballo y se dedicaba a ´practicar la equitación, recorriendo infinidad de
pueblos. La reconciliación total con su patria.
Pasado un tiempo se casó con Alejandro Diez Canseco y él la ayudó a
comprender las costumbres nativas. Por eso es que en las páginas de su libro, “La Historia del Tawantisuyo”, se lo agradece expresamente.
Viajó mucho con su esposo, quien
la siguió estimulando para que investigara porque se daba cuenta de que su
mujer tenía enormes inquietudes por el
Perú. Las ideas salían a borbotones y había que encauzarlas. Leyó el
libro de Markham que habla mucho sobre Pachacutec y decidió investigarlo a
profundidad.
La premiaron y distinguieron en el Congreso de la República.
La premiaron y distinguieron en el Congreso de la República.
SALUD
A fines de los años 40 se
pasó de archivo en archivo. No obstante
de que la salud le aquejaba sus quehaceres. Incluso, en una oportunidad, la
atacó el paludismo y, en la cama enferma, leía y fichaba libros.
Conoció a Porras en el balneario
de Ancón. Al maestro le causó admiración que ella joven leyese al historiador
Riva Agüero. Conversaron y Marita le
contó su inquietud de escribir sobre Pachacutec. El intelectual le
prometió ayudarla y así lo hizo durante mucho tiempo.
Le enseño desde lo preliminar:
cómo fichar, como investigar, los puntos básicos de un historiador, la
veracidad de lo que uno dice, citar
siempre exacto. Después comenzó a recomendarle la bibliografía adecuada. Porras
comenzó a ir a su casa muy seguido. La labor de escribir de la alumna duró más o menos de 7
a 9 años.
Las tertulias continuaron a cada
rato. Porras caminaba por la sala de su casa con el chaleco abierto,
conversando con sus discípulos. Marita, que era muy buena cocinera, preparaba
comida francesa que a todos les gustaba cuando la comían. Hasta que quedó listo el primer libro
y se lo dio a su maestro para que lo leyera. Le gustó. Era, justamente, el año
1951.
Participó en el Congreso
Internacional de Peruanistas, organizado por la Universidad de San Marcos. A
sugerencia de Porras, en el evento intelectual presentó una ponencia sobre las
sucesiones incas porque el especialista la consideró original.
PREMIO
Su libro sobre el Inca Pachacutec
debió recibir el premio Garcilaso de la
Vega que
otorgaba entonces la Casa de la Cultura. Pero se lo quitaron por una situación curiosa.
Le dieron la distinción a otro que no valía por razones de conveniencia
política y judicial. La injusticia de injusticias, que incluso fue denunciada
en los periódicos de la época. Muchos años después, el Congreso de la República la condecoró con bombos y platillos.
La imposibilidad de ir al Cusco a
vivir permanentemente conforme quería y anhelaba por sus obligaciones
familiares de esposa, madre e hija, le hizo cambiar de horizontes en sus
estudios. No podía estudiar el ande. Entonces se dedicó, de lleno, a la costa
porque era el lugar donde vivía.
Así trabajó a profundidad lo de
los curacas y las sucesiones durante dos años. Collique fue su palabra mágica y
salió toda una investigación de gran valor. Estudió las líneas de Nazca donde
propuso una hipótesis diferente a la de Maria Reiche, la descubridora de este
monumento histórico.
No creía en el calendario de las líneas y se
inclinaba por la hipótesis de que los dibujos provenían de cuestiones enteramente mágico-religiosas. Sostenía que los
antiguos peruanos eran animistas con el mar, la tierra, el viento. Estos
elementos constituían las claves fijas para desentreñar el origen de lo que hay
en la provincia iqueña.
Escribiendo a plenitud
Escribiendo a plenitud
RAYAS
Para explicar
el porque de las rayas, la investigadora sostuvo que los costeños de aquella época vivían en
el siglo III. No creía que ellos se interesasen realmente en un calendario tan
complicado, que ni siquiera lo entendían.
Rostworowsky señalaba que el calendario de estos antiguos peruanos era lunar y recordaba
que, según un documento de 1558, los cusqueños no adoraban al sol sino a las
huacas. Por eso mismo, le hacía pensar que allí no había un calendario. Que más
bien era algo mágico religioso. Con el pasar de los años, la historiadora se
interesó por las islas del litoral y los recursos hidráulicos. Sin ellos no se
podía vivir en la costa.
El gran
artista del indigenismo, Jose Sabogal, le pintó un cuadro que se lo regaló y
hasta el final lo conservó, como expresión de su figura tan definida en actitudes
enteramente humanas. “Yo no se lo pedí, el me pintó porque quiso”, decía cuando
enseñaba la valiosa obra. Amiga del novelista José María Arguedas.
La vida
matrimonial con Diez-Canseco, no obstante que la apoyaba en sus actividades
intelectuales, fue algo tormentosa porque el tenia peculiaridades muy exigentes
y era un celoso empedernido.
Casi no la dejaba salir de casa y mucho tiempo
permanecía aislada. Sin embargo, lo quiso y amo permanentemente. A tal punto que cuando se murió quedó impactada al
máximo y no pudo investigar, ni menos escribir, durante más de 6 años.
La vida por ganarse el pan la llevó a los
negocios y, en esta actividad, le fue muy mal económicamente. Ella heredó una
ladrillera que tuvo que dirigir. Un esfuerzo grande, de riesgo y de decisiones financieras, que la
llevaron al fracaso. A partir de ese momento, ladrillo era una mala palabra
para la investigadora.
Cuando se
desempeño como Agregado Cultural en España, hizo mucho y se preocupó
constantemente por la situación de los estudiantes peruanos. No obstante que le
recomendaron que no meterse con ellos por los graves problemas en su contra
que acarrearía. No hizo caso y prosiguió con su labor.
Lo primero
que efectuó fue un censo y escribió cartas a todos los cónsules para ver cuántos
compatriotas había, en cada sitio de Europa. Eran 3 mil. Es decir, un
significativo número. Los ayudó en los trámites
para obtener sus títulos.
A veces se demoraban años para dárselos. Ella
se los conseguía en 8 días. También se acercaba a sus familiares y trataba de mejorar la forma en que vivían.
A cada rato, visitaba sus viviendas. Veía y resolvía sus necesidades del día a día.
Madrina de matrimonio de infinidad de muchachos y también de los hijos de
éstos.
Una de sus caricaturas.
Una de sus caricaturas.
DIRECTORA
Estuvo de
Directora del Museo Nacional de Historia, dependencia del Instituto Nacional de Cultura dirigido, en
aquella época, por Martha Hildebrandt, que la llamó a trabajar con ella. Ahí
estuvo 5 años. No le gusto el trabajo porque no pudo hacer cambios y reformas
que la institución requería. Le cortaron toda iniciativa. Entonces, la
historiadora se dedicó a investigar y producto de su intenso trabajo, salió el
libro sobre “Los Señoríos Indígenas de
Lima y Canta”, que se publicó después.
Rostworowsky
consideraba su obra mayor a “Poder:
Ideología Religiosa y Política”. La que la hizo pensar más para interpretar la
documentación que le llegó a las manos, con oscuridades permanentes, las mismas que tuvieron
que convertirse en luces de explicación y entendimiento.
Consideró
que a Francisca Pizarro se le quiso hacer, de todas maneras y a como de lugar, española. Desde su padre Francisco el conquistador, hasta
sus otros parientes paternos. La
separaron de su madre con premeditación, alevosía y ventaja. Su tia Ines Muñoz,
cuñada de su progenitor, fue la que se hizo cargo de ella.
En un
ejercicio intelectual sin precedentes, comparó la infancia de Francisca con la
de Garcilaso de la Vega. La madre de
Francisca fue rechazada a temprana edad.
El padre es quien la educa, el que le habla de España. Seguramente, ellos
comentan todas las hazañas de la Conquista y es enviada a España. Allí se casa
dos veces.
Estudio a plenitud al Señor de los Milagros.
Estudio a plenitud al Señor de los Milagros.
GARCILASO
Garcilaso,
al revés, tiene la madre cusqueña que con todo cariño lo educa. Hay una
diferencia enorme de cómo se desarrollan sus vidas después. La etapa materna es
muy importante y los marca a los dos. Garcilaso, que acá se siento español y en
España indio, emprendió un retorno a su progenitora, los tíos y antepasados. Por su parte, Francisca nunca le
expresó cariño a su madre. Incluso cuando le deja,lo que tiene, en su testamento. Nada más.
Consideró
que el rito del Señor de los Milagros surge espontáneamente en el país, como un
movimiento popular compacto y gigantesco. La Iglesia no ha hecho al Cristo moreno. Lo crea la unión indígena y
negra. Por eso subsiste y subsistirá, en vista de que proviene de las profundas
raíces étnicas nuestras.
Enemiga del
feminismo y su movimiento reivindicativo porque, según afirmaba, nunca había
querido ser hombre y estuvo siempre contenta de ser mujer Para ella, las
feministas añoran ser del sexo opuestos. Nunca concibió la vida sin investigar históricamente. Tan bien lo hizo que ella es ahora un hito importante y crucial de la Historia del Perú (Noé)
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