Hasta que por fin el candidato al
sillón edil, Luis Castañeda Lossio,
saltó a la palestra. De mudo
consuetudinario pasó a hablar hasta por
los codos e incluso últimamente se atrevió a presidir una movilización popular por
las calles de Lima, en protesta por el rechazo a su postulación emitido por el
Jurado Electoral correspondiente.
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En el acto en sí, con portátil de
por medio, se mostró de cuerpo entero: a las claras se nota que cojea
constantemente, viéndosele varias veces agotado y cansado, tras la caminata por
las arterias céntricas capitalinas. ¡Oh juventud, divino tesoro, que pronto te
vas y ya no volverás! Los casi 70 años que tiene encima pesan. Como pesan.
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El hecho refleja, evidentemente, tanto la
falta de físico como la mínima resistencia por el
desperfecto de una de sus extremidades
inferiores causado por el accidente automovilístico que sufrió hace muchos años,
Cual irresponsable piloto, y en completo estado etílico, el coche que manejaba
a excesiva velocidad, se estrelló
contra un poste.
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Habían pasado
casi 30 minutos o más en que el protagonista de esta historia se creía
corredor de autos al estilo de los legendarios Arnaldo Alvarado y Federico
” Pitty” Block y protagonizaba por
las calles, temeraria e irresponsablemente por el tráfico vehicular existente,
lo que se denominan los famosos “piques”
de automóviles. Ayer y hoy una barbaridad
de la peor especie. Ay estos niños bien que se portan mal…
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Sin embargo, tal situación de
agotamiento no es lo más importante, aunque si demostrativa de que el candidato
no está en su mejor momento. Lo obvio, comprobado y trascendente es que al
líder de Solidaridad Nacional le falta mucho para ser un verdadero y
auténtico conductor de multitudes.
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Lo demostró definitivamente en el mitin de protesta que presidió sin,
precisamente, destacar con calidad. ni menos con estrategia que de efectivos
frutos. Estuvo gritón, completamente
desenfrenado y nada ecuánime. Sin ninguna característica de líder,
efectivamente.
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Lo que ocurre es que carece definitivamente de habilidad
política para convertirse en un caudillo populista que tanto espacio, para
bien o para mal, tiene en el país. Sus peroratas, discursos y protestas flojas
y completamente mediocres. No es, precisamente, un orador de polendas que conquiste
al pueblo. Por ejemplo al estilo Belaunde
y el propio Alan García, políticos
de estirpe consistentes.
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El ex
alcalde capitalino, con nervios e inseguridades a flor de piel, habló sandeces. Incluso se perdió en sus propias palabras. Medio desbocado en
sus expresiones, poco versátil y enteramente difuso, apelando a cada rato y en
forma pueril en buscar, a como de lugar, la victimización para captar, de una
vez por todas, las simpatías del vecindario limeño. A recibir clases de líder y conductor político. Ojalá aprenda porque
nunca es tarde para ello.
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La protesta solidaria,
definitivamente, se volvió incierta entre el fraude denunciado inexistente y la
búsqueda desesperada de presionar a las
autoridades para que cambien su decisión. Sin
tolerancia alguna y con actitudes inadmisibles.
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Cabe remarcar que la acusación que se le hace y que originó la tacha es poco consistente y
eso el candidato, por falta de experiencia y mediocridad, ni siquiera lo aprovechó para llevar y llenar agua
constante para los molinos del triunfo y de su conveniencia.
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En efecto, Castañeda estudió en la Universidad Católica durante siete años, uno
tras otro y sin repeticiones: dos de
Letras y otros cinco en la Facultad de Derecho, entre 1963 y 1969, donde se graduó
de Bachiller, con la presentación de una tesis por escrito que fue aprobada por
un jurado de maestros de primera línea de ese centro superior de estudios.
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Mucho tiempo después, en 1983, se
graduó de abogado en la San Martin, tras sustentar ante un jurado un expediente
civil y otro penal. Lo uno y lo otro
completamente cierto e impecable. Aquí lo único que se nota, si se quiere
ser explícitos, es que se demoró
mucho en cumplir ambos requisitos.
Lo comprueba el paso de los años.
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Nada más. Pero ello ni es delito. Ni es, por ende, ilícito. Ni menos,
obviamente, fraudulento. Tan sólo la
patente de la despreocupación y si se
quiere ociosidad de graduarse de inmediato.
Le costó largo tiempo, como el peruano
oprimido, ser profesional a este buen señor que ahora está metido en política.
Dicho sea de paso, ejerció muy poco efectivamente la profesión.
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Si fue funcionario dorado del
Banco Industrial como Gerente Administrativo
y trabajo con Eduardo Orrego Villacorta,
el Alcalde de Lima populista como él en los años 80 y antes Ministro de
Belaúnde, con quien se asegura que, posteriormente, se portó muy mal cuando le
pidió la mano de ayuda al
correligionario y amigo, que, precisamente, lo
impulso en las lides políticas como nadie. Nunca se la dio. Inconsecuencia total de la que se habla cuando se hace historia…
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Volviendo a su caso actual, también
se puede decir que el graduando optó por lo más fácil. Recibirse de abogado en
la San Martin y no en la Católica. En la primera y en aquellos tiempos de 1983,
era mucho más sencillo, simple y fácil hacerlo. Aquí se cumplió la ley del
menor esfuerzo y el buen Lucho lo consiguió. Muy vivo y pendenciero el muchachón. Sus amigos, por estas
características tan peculiares, le dicen “el maldito”.
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Tan qué sabía ello, que su
graduación en la San Martín, la escondió
por completo y casi a nadie de su entorno, conformado inclusive por sus familiares, amigos y allegados, se lo contó. El
secreto era guardado bajo siete llaves. Cuidaba, sin duda, su prestigio.
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En el fondo y muchos de sus
allegados lo comentan, el hombre que es
autoritario y de muy mal genio, quería simular ante su entorno social y de
parientes como un profesional entero de
la Universidad Católica tan prestigiada por encima, evidentemente, que la San
Martín.
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Una
cosa es la Católica y otra ésta última. Ello ocurría en el pasado cuando
precisamente se desarrollaron los hechos, mucho
más que hoy. Cabe precisar que, en la actualidad, el centro
superior donde se graduó ha progresado
notablemente con el paso de los años.
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Evidentemente,
el esconder el hecho en sí no es rechazable.
Ni tampoco sustento de algo reprobable. Menos razón de que mintió por completo
y que cometió una falta tremenda que traiga como consecuencia su exclusión en
el proceso electoral edil. Si una falta
de entereza para aceptar la realidad producto de la decisión propia. Cosa
completamente distinta.
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Entonces
se puede decir, sin dudas ni tapujos, que las autoridades electorales en su fallo se equivocaron por completo.
No debieron perder el tiempo en asuntos que no tienen importancia real y agitar
el cotarro político de la forma que lo han hecho. Por todo lo expuesto, celebramos que la instancia superior y definitiva haya revocado la salida definitiva del candidato,
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Cierto es que Castañeda estudió en la Católica. Cierto es que es bachiller en
Derecho de la Católica. Cierto es que se graduó en la San Martin. Cierto es que
es abogado. Entonces para qué cacarear
tanto.
·
También es cierto que en la hoja
de los organismos electorales el espacio,
para llenar una situación estudiantil y de graduando como la que tiene el
candidato solidario, es completamente reducido y, por tal razón, imposible de mostrar de lo que, precisamente, lo están acusando. Este hecho salva de la picota al ex Alcalde de
Lima.
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Comunicore sí queda latente como
mala fama, a pesar de la exculpación judicial. Radiografía exacta, radiografía
que se merece Castañeda Lossio. Por sus actos lo conoceréis perfectamente y
en una de esas lo tenemos, de todas maneras, como Alcalde de Lima.
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La aprobación que muestran las
encuestas es alta y al parecer imbatible. No obstante, de que está bajando. Ojalá que no sea el comienzo del fin,
dicen sus detractores. Las urnas tienen la palabra definitiva. Y ello ocurrirá
dentro de poco. Menos de un mes. Allí veremos qué es lo que, efectivamente, pasa.
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Hasta que renunció, sorpresivamente, el Ministro de Economía, Luis Miguel Castilla. Era el más
antiguo del gabinete. En líneas generales, lo hizo bien y fue un conductor de
una política económica acertada que ahora tiene magras cifras económicas y hay
un bache especifico de desaceleración que hay que corregir de inmediato.
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·
Nadie puede negar que le dio
confianza a la inversión y fue uno de los que impuso la hoja de ruta que
reemplazó a la gran transformación que hubiese sido, a no dudarlo, un factor eminente de fracaso con expropiaciones y nacionalizaciones propias de países como la
Argentina de Kirchner y Cristina
Fernandez o la Venezuela de los dictadores Chávez y Maduro. Ello, felizmente, se dejó de lado.
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El problema está que, políticamente, Castilla si que
fallo varias veces. He allí su gran
debilidad y pasivo. No hay que olvidar que tuvo una actuación de lo más cínica
y poco seria cuando, prácticamente, lo mando a la picota al Premier César Villanueva, negando que se había
tratado el tema del salario mínimo a nivel de Consejo Ministros y aliándose por
completo con la Primera Dama metida en asuntos que no lo concernían. Aquí si
demostró deslealtad con su jefe y conveniencia desenfrenada con Nadine Heredia.
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Todo hace suponer que la política económica gubernamental irá por
el mismo camino del éxito, superados los escollos presentados.. El modelo continuará y eso es lo acertado.
Por algo su sucesor es el que fue su Jefe
del Gabinete de Asesores en el Ministerio de Economía, Alonso Segura, quien debutó ante la prensa asegurando que a fin de
año se le pagará a los fonavistas. ¿De dónde saldrá la plata? Cuidado, cuidado.
Las medidas populistas no son de buen augurio.
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Lo que se especula mucho es sobre
la razón de la salida de Castilla. Nadie cree como causa del alejamiento las
razones familiares aducidas. Muchos sostienen que lo aniquiló lo de las AFPS, donde al parecer se quiere imponer un
monopolio. El gobierno está en la obligación de aclarar este tema, si quiere
ser transparente.
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También se asegura que lo afectó la “Ley Coca Cola”. Esta empresa dejó de pagar más de 8 millones de dólares a Serpar, para el desarrollo de sus
actividades como mantener los parques zonales.
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La firmaa de la transnacional del mismo nombre y
los Lindley, en lugar de esa suma, sólo
abonó cerca de 500 mil dólares. Una
diferencia abismal de más de 8 millones de dólares. En este caso pareciera ser que se registró un
lobby, con la anuencia de las autoridades gubernamentales.
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Y dentro de estas andanzas, la
Premier Ana Jara le solicitó a Castilla retroceder con Coca Cola y éste se negó. Entonces, el puesto le costó. En fin, tantas aseveraciones que hacen al ex Ministro
un hombre enigmático y misterioso.
¿A dónde irá a trabajar? Muchos aseguran que un organismo internacional- el BID, el Banco Mundial o el FMI-, lo
tendrá, muy pronto, entre sus filas. (Noé)
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