Comprobado completamente por la
historia. Entre el siglo XIX y más de las dos primeras décadas del XX se
convirtió, definitivamente, en un icono permanente de la rebeldía. Liberal por convicción y hasta formó un partido con ese nombre de cierta
significación en la vida nacional de un
Perú, por aquellas épocas, en constante emergencia y ebullición. Evidentemente, un personaje de agallas totales. Efectivo
luchador de esos que se dieron, con fuerza total, a ejercer sus convicciones
enteras por causas que creía justas y necesarias para el Perú de sus entrañas y
de sus más profundos afectos. Qué tal hombre. Sin exageración, el coraje en
persona.
Montonero, por valentía firme y decidida, que
ingresó a Lima por Santa Ana de Barrios Altos en las afueras de la capital
aliado a Piérola que lo hizo por Cocharcas
para capturar el poder y sacar al Presidente Andrés Avelino Cáceres, en
su etapa de entera impopularidad. Conspirador de aquellos que ponían
firmemente el pecho con miras a traer
abajo, a como de lugar, a sus contrincantes que, según su parecer, estaban en
la equivocación total.
Como simples ejemplos: lo hizo, convencido de
que tenía la razón, contra el héroe de la Guerra con Chile y se enfrentó, sin
titubear, desde el inicio hasta el final
a otro mandatario, Augusto B. Leguía, durante
su primer gobierno y los tres primeros años de su nefasto oncenio. Entre muchísimas otras oposiciones de fuerza,
de renombre y de consecuencias.
Augusto Durand (1870-1923)
Augusto Durand (1870-1923)
CAUDILLO
La insurgencia estaba en el alma y
en el cuerpo de Augusto Durand
Fernández Maldonado, un eminente caudillo seguido y apoyado muchas veces
por multitudes impresionantes de
peruanos que lo aclamaban, apoyándolo y que fue abogado de profesión. Conspirador
por naturaleza.
Además de dueño de varias
haciendas ubicadas en el centro del país. Dos de ellas en el rico y bello valle que circunda la
ciudad de Huánuco, su tierra natal, Andabamba y Vichaycoto. Los otros fundos, entre los cuales había uno de
nombre Éxito, en la inmensidad de la
ceja de selva de ese mismo departamento. La denominada montaña, como dicen los
huanuqueños.
Lo que si no está comprobado son
todas las ignominias y barbaridades que se dijeron en su contra por su
condición de agricultor y dueño de tierras.
Desde latifundista, explotador, abusivo y asesino. Hasta se sacó una novela en su contra con
nombre cambiado por dos letras. El
personaje principal del libro detractor era Morand, en vez de Durand, con un modo de
ser muy parecido a él. Pero
completamente distorsionado en sus
pensamientos y modo de vida.
La historia no ha dado ningún momento cabida a
tales barbaridades, obviamente, por ser una falsedad de falsedades.
Posible, exclusivamente, en la ficción. Nada más que allí y allí se
quedaron los infundios.
BASADRE
Incluso Jorge Basadre, el gran auscultador de nuestro
pasado, ni siquiera nombra cualquier
hecho de este tipo igual, parecido o semejante. Tan sólo habla en
unas líneas de lo que decían sus detractores, sin darle importancia
trascendental. Si nombra, relata y subraya, copiosamente y a cada rato en páginas de páginas, las hazañas del insigne político y sus
actos como líder de polendas, en
la época que le tocó vivir.
Lo cierto es que esta fue una
vida con infinidad de peligros constantes y teniendo de por medio intentos de
asesinato, la posibilidad y realidad de
ir preso injustamente a cada rato y, por supuesto, las deportaciones como medio cotidiano de existencia.
En una oportunidad, por esos líos exclusivamente
de rivalidades y discrepancias llevadas con extremada y criticable pasión, sus
enemigos decidieron acabar con su vida.
Lo iban a matar en la carretera de Huánuco rumbo a la montaña, la selva. Los sicarios, pagados por manos desconocidas,
prepararon la emboscada y la consigna era
disparar al jinete del caballo blanco.
Lo que ocurrió si fue inesperado
y completamente injusto. Los delincuentes escondidos a los extremos de esa vía,
aprovechando las quebradas y los recovecos del referido lugar, asesinaron a la
persona que apareció por allí. Pero no era Durand.
La víctima fue otro agricultor que se dirigía
a su fundo, llamado Jancao, de apellido Atard y de origen primigenio español.
La asonada en contra del líder liberal se llegó a descubrir con infinidad de
detalles.
En la hacienda Andabamba con su esposa y sus hermanos.
En la hacienda Andabamba con su esposa y sus hermanos.
ATENTADO
Tanto Atard como el montonero tenían corceles
blancos. Como el primero apareció por allí, lo confundieron con el segundo y,
desafortunadamente, perdió la vida. Esta versión pertenece y es contada por los
miembros de la familia Durand en sus distintas ramas.
Los intentos criminales
persistieron e incluso una vez, el 19 de Abril de 1919 en el sector conocido
como la Punta de la Esperanza en Huánuco, le dispararon hiriéndolo cerca del
estómago. Felizmente salvó de morir. La
recuperación no se dejó esperar. Pero el
balazo dejó huella y se dijo posteriormente que, por sus efectos, casi cuatro años después falleció. Aunque
también se habló de asesinato. Pero nunca se probó esto último
Según los rumores de la época y lo que se
aseguró en dicha ciudad es que en el
atentado actuó como autor intelectual un
oscuro y pícaro abogado que ejerció la profesión hasta los años 60, casi
siempre falsificando documentos. Le tenía una rivalidad y un odio inconcebible
al líder liberal.
En otra oportunidad, en versión
de sus parientes, la gendarmería del gobierno de turno abusivo allanó la casa
situada en Huánuco donde se decía estaba. Como en efecto era así. Sus familiares lo habían escondido en un baúl puesto en una de las habitaciones.
FUSILES
En ese lugar había otro igualito
lleno de copas y cristales muy finos.
Los custodios policiales incrustaron, a la mala, sus fusiles y bayonetas
en uno de los cofres, destrozando por completo el contenido de vidrio.
Al
otro, donde precisamente estaba el líder liberal, ni siquiera le
hicieron caso por esos azares del destino. No pudieron apresarlo y, felizmente,
ni siquiera lo tocaron con las armas. Si lo hubiesen hecho, muy probamente era
que el cantar de la muerte hubiese estado presente.
Otro hecho que ocurrió que demuestra la vida agitada del líder político liberal. La
orden fue dada con precisión por la gendarmería que escuchaba mandos directos del gobierno de turno: había que capturar de todas maneras al caudillo. Ello lo
obligó a salir, de un momento a otro y con prisa total, rumbo a esconderse en
un lugar donde no lo puedan encontrar.
Montó su brioso caballo blanco con rumbo
desconocido. Así llegó a la Oroya e ingresó al campamento
minero de la Cerro de Pasco Corporation de capitales norteamericanos. Por su posición
nacionalista, el era enemigo de los gringos.
No quedaba otra que esconderse
donde sea porque muy cerca estaban sus perseguidores. En esa situación dramática
y de urgencia, entró, sin pedir permiso a alguien, a esconderse en una de las casas de los
funcionarios, a quien no conocía y ni siquiera sabía quién era.
CAJA FUERTE
Lo que hizo, en esos momentos sobrecogedores,
fue meterse al interior de una caja fuerte que estaba en la vivienda del
desconocido que era de regular tamaño, sin por supuesto cerrar la puerta para
poder respirar.
Con el objeto de despistar, estaba vestido de
campesino con sombrero, poncho e incluso ojotas. Durand, en su vida de conspirador, era el especialista de los disfraces para pasar
desapercibido y superar las persecuciones.
Al rato llegó e ingresó el
residente de la vivienda, un servidor de la minera nacido en el Callao de
origen griego, Alfredo N. Mastrókalo
Pardo Figueroa, quien observó
que la puerta del armatoste de seguridad se movía.
Al acercarse, obviamente, cuando se vio frente
y cara a cara con el escondido se pegó el mayor
de los sustos. Lo interrogó de inmediato, entre sorprendido y temeroso.
Pero no halló una respuesta coherente.
Lo que más le llamó la atención
al dueño de casa es la vestimenta del hombre escondido y, por eso mismo, lo increpó y le dijo con seguridad:
“usted no es campesino ni tampoco indígena”. El color muy blanco de la
piel lo delataba al mismo tiempo que
lucía, en su mano izquierda, un finísimo
reloj de oro que, como ahora, no
es accesible a estos humildes peruanos. De ello, que lo delataba por completo,
Mastrókalo se había dado cuenta inmediatamente.
SE IDENTIFICA
Al verse en tales aprietos, el caudillo tomó el toro
por las astas y se identificó plenamente, con valentía evidente Le contó que estaba perseguido. Su
interlocutor de inmediato, jugándose hasta el puesto en dicha compañía y en
actitud de entera solidaridad, le dio posada durante varios días. Cuando pudo
salir sin correr peligro, el político lo hizo.
Pero antes se despidió de su protector dándole a conocer, efusivamente, su
agradecimiento e iniciando una amistad perdurable en el tiempo. Por eso es que, años después, el entonces minero de origen griego trabajó con él
mucho tiempo en sus negocios agrícolas.
Lo hizo hasta después que murió el líder
liberal, habiéndose casado antes con una de sus sobrinas carnales predilectas de nombre Amalia, la hija mayor de su hermano Gregorio Durand
Fernández Maldonado y una de las mujeres más dulces y bondadosas que ha pasado
por la faz de la tierra.
Amalia Durand con su hija Lita.
Esta versión que acabamos de contar también es
de la familia y la escribe, con cariño y afecto entero, el nieto mayor de Amalia y Alfredo. Merece explicarse que las
versiones relatadas las escuchamos de boca de ellos cuando aún eramos muy niños
y las recordamos perfectamente, no obstante el paso de los años. Más de medio siglo ha transcurrido, con la
sensación de un triz y velozmente, desde
aquel entonces. ¡Oh niñez y juventud, divino tesoro!
NACIMIENTO
Augusto Durand nació en la
hacienda Huancahupa ubicada a unos cuantos kilómetros de la ciudad de
Huánuco el 6 de Setiembre de 1870, hijo
de Gregorio Asisclo Durand Crespo y Castillo y de Amalia Fernández Maldonado
Ingunza. El apellido es de origen francés. Para ser
exactos, el primero de esta familia llegó al Perú, procedente de París, en la época borbónica y se radicó en dicha
ciudad de la serranía y ceja de selva peruana. Era el abuelo del montonero de
nombre, Jorge.
Los hermanos Durand Fernández Maldonado, descendientes del prócer
de la Independencia Juan José Crespo y Castillo, conformaban un núcleo
consanguíneo enteramente unido y
fraternal. Todos agricultores y dueños de tierras que las
heredaron y, en algunos casos, las adquirieron de forma enteramente normal y
sobre todo licita, sin ningún tipo de explotación de por medio en el desarrollo
de sus actividades agrícolas. Una familia de ética y moral con sólidos
principios cristianos.
Ellos, además de Augusto, fueron:
Jorge (1865-1918) que trabajó la hacienda Colpa de su propiedad, cercana a la
provincia de Ambo, contrajo matrimonio
con una dama muy bella, Rosa de la
Puente. Ellos procrearon los siguientes hijos: Jorge, Abner, Luz, Noemí,
Dina, Lucio, Rosa, Hilda y Eber.
El ingreso a Lima de Piérola, Durand y sus huestes.
El ingreso a Lima de Piérola, Durand y sus huestes.
HERMANOS
Asimismo Gregorio (1867-1925) que
se casó con la dama limeña Rebeca Arrieta Zuloaga y era el propietario de las
haciendas Huancachupa y Pitumama, ubicadas casi al final de la carretera de Lima
a Huánuco. Sus vástagos, además de Amalia, fueron: Rebeca, Grover, Sadí,
Ulises, Nelly, Olga y Violeta
Otro de los hermanos fue
Guillermo (1876-1932) casado con María “Maruja” Flores Gutiérrez de Quintanilla,
habiendo procreado cinco varones: Gregorio, Médico, Guillermo, muchos años
Director del Archivo Nacional, Ricardo, sacerdote jesuita y Arzobispo del Cusco
y del Callao, Luis, Periodista y Director del diario “El Pueblo de Arequipa y
José, famoso intelectual y experto en folklore peruano que llegó a ser Profesor
de Literatura Hispanoamericana en diferentes universidades extranjeras, como la norteamericana de
Berkeley.
La hacienda de Guillermo padre era Quiqacán,
ubicada también al finalizar la vía troncal que comunicaba la capital con la ciudad de los caballeros
del León. Este fundo lo vendió a la familia Thorne y se fue a vivir a España
También Juan (1873-1930) que
compartió las aficiones políticas de su hermano y fue un rudo y aguerrido
parlamentario que se casó con una dama chilena, sin tener descendencia con
ella. Si tuvo una hija llamada Imelda Durand Taboada y otra que no reconoció que después contrajo nupcias con
un señor Rosales. El menor de ellos fue Mario (1879-1929) que con su esposa Maximina
Arteta tuvo a sus hijos: Víctor, Luis, Nilo, Elena Marina y Julia. Fue padre, además de Mario y
Zoraida Durand Lázaro.
Juan Durand Fernández Maldonado
HACIENDAS
Por su parte, Augusto se casó con
una distinguida y hermosa señorita huanuqueña de carácter muy fuerte y dominante
que imponía, a como de lugar y a los que la rodeaban, sus decisiones e
intervenciones sean las que fueran en los
actos de su vida donde destacó con luz propia, llamada Emilia Dyer
Figueroa.
Las hijas
de ambos fueron: Aída, que formó hogar con el ingeniero cajamarquino Octavio
Bernal Alzamora, Iris que se unió matrimonialmente con el millonario y magnate
minero, Eulogio Fernardini Clotet.
El último de los vástagos resultó Augusto de nombre como su padre, nacido en
1908 y unido en matrimonio con Amelia Palacios Moreyra, que llegó a ser
Diputado por Huánuco en dos oportunidades: de 1939 a 1945 y de 1956 a 1962,
representando a las fuerzas que apoyaban al Presidente Manuel Prado Ugarteche.
Los esposos Durand Dyer tuvieron dos hijos más, Augusto y Haydeé Emilia, quienes
fallecieron a muy temprana edad
Las haciendas ubicadas en el
valle de su tierra natal, Andabamba y Vichaycoto cercanas a las de todos sus
hermanos , llamaban la atención por ser
de una efectiva hermosura arquitectónica, sobre todo la primera.
SUBTERRANEOS
Una casa muy bella rodeada de verdor por todos
los costados y en el gigantesco patio
una pileta antiquísima colonial al centro y al costado un zaguán que
cuando se abría se veía infinidad de plantaciones. En las de la montaña (ceja
de selva) se sembraba coca en grandes cantidades de hectáreas.
La gente decía que en los fundos, los cercanos
a Huánuco, se comunicaban por intermedio de subterráneos y que habían construido
infinidad de compartimentos secretos que servían para que Durand escape con
éxito cuando era perseguido, por efecto de sus actividades políticas de
conspiración tan habituales.
Muy joven el que sería líder
liberal viajó a Lima y, después de perder a sus padres, fue pupilo del maestro
José Jorge Loayza. Hizo sus estudios de secundaria en el plantel denominado Convictorio
Carolino que dirigía Pedro Manuel Rodríguez.
Ingresó a la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos en 1866 para cursar las materias de Jurisprudencia y
Ciencias Políticas. Al finalizar sus estudios presentó una tesis, para
graduarse de abogado como lo hizo, sobre el Derecho de Insurrección en 1890.
Conservamos copia de este valioso documento hecho de puño y letra por el autor.
Una letra inclinada hacia la derecha muy pero muy clara.
Guillermo Durand: dueño de Quicacán
TESIS
En la tesis se puede leer
conceptos acertados e incluso vigentes entre los que destacan el siguiente: “El hombre que nace bajo el imperio de
instituciones libres tiene el consuelo de respirar las brisas de la libertad, a
cuyo amparo da expansión a su inteligencia y a sus sentimientos”.
Claro es su pensamiento cuando
dice: “No podemos permitir que el pueblo esté bajo el peso de una injusta
tiranía; sobre todo, cuando el gobierno sustituyendo la voluntad nacional por la suya,
suprime las libertades públicas dando interpretación antojadiza a las leyes que
no las cumplen y convirtiendo así a un
pueblo de hombres libres en un pueblo de esclavos”.
Sostiene que “hay un derecho inalienable, imprescriptible y sagrado que asegura la
conservación de los derechos del hombre. Ese es el Derecho de Insurrección
recurso que, conforme a los principios de la justicia, pueden emplear los
ciudadanos para existir libremente por lo que sin hipérbole, puede llamárseles la válvula de seguridad de los derechos del hombre”.
Asimismo subraya que en casos de la vacancia presidencial o
abusos del poder por parte del primer mandatario, “los pueblos tienen el camino de la insurrección, como una manera
enteramente licita de actuar”.
VIAJE
Por ello mismo es que dice
respecto a la resistencia ésta debe “declararse
o establecerse como un derecho en igualdad de condiciones a los demás que garantizan los principios
constitucionales”, tras analizar cartas magnas de Inglaterra, Bélgica y
Austria.
“El combate por el derecho es la lucha por la existencia como condición
principal. El hombre necesita hacer lo mismo para sostener lo que cree. Nunca
la injusticia puede quedar impune porque
la justicia siempre tiene que ser salvada, incluso con la fuerza y, sin
duda, respetando las leyes. Las constituciones, por obligación, deben
garantizar el derecho de insurgencia y por eso abogo por una soberanía popular”,
dice la tesis de Durand.
Explicó ante sus profesores que
lo que propone de ninguna manera, es subversivo de todo orden y un ultraje a
las leyes. Por el contrario, la expresión de los mandatos de proporcionalidad y
justicia que todos los seres humanos anhelamos. “Que el poder nunca se traspase y se entregue a actos arbitrarios. No propugnamos
el abuso con el derecho. Separémolos. Autoridad que se extravía en sus
funciones, hay que sacarla por mandato preciso de la ley”.
Copia de la tesis de Durand que data de 1890.
Después de recibirse de abogado,
se dedicó en Huánuco a la agricultura y especialmente a la explotación
industrial de la coca. Hizo un viaje a Estados Unidos y Europa para
regresar al Perú en 1894.
A
partir de ese momento se inclinó por completo a la política y llegó a
conquistar gran popularidad entre las
masas ese año y en 1895. El paso siguiente que dio fue el sublevarse en su
tierra natal, apoyado por los peones de sus haciendas.
MONTONERAS
Improvisó un pequeño ejército de
montoneros y salió rumbo a Lima luego de
atacar Huánuco y poner en fuga a sus autoridades. Fue entonces cuando se
proclamó “jefe superior y político de
los departamentos del centro”. Luego atacó Cerro de Pasco y dispersó a sus
adversarios de Yanahuanca.
Cuenta Basadre que bajó a la costa y asaltó
Huacho, ocupando el puerto a viva fuerza y decidió la incorporación de todo el
centro de la república al bando coalicionista Civil-Demócrata encabezado
por Nicolás de Piérola. Pero antes
regresó a la sierra venciendo en Izcuchca a las fuerzas gobiernistas de
Cáceres. Avanzó hasta Ayacucho. Para, finalmente,
unirse en Cieneguiilla con las montoneras del Califa
A la cabeza de las tropas por él
organizadas, auxilió al que resultaría Presidente de la República otra vez, en
el asalto a Lima el 17 de Marzo de 1895. Sus partidarios repitieron
orgullosamente que sólo Felipe Santiago Salaverry logró en el Perú los éxitos
militares de Durand, antes de llegar a los 30 años.
GUERRA CIVIL
La guerra civil capitalina fue
sangrienta y violenta, contándose que se perdieron unas dos mil vidas y se
registraron la misma cantidad de heridos en los hospitales. Los cadáveres yacían
insepultos en las polvorientas calles de Lima, después de dos días de ardorosa
lucha.
En medio de este dramático panorama,
el Presidente Cáceres tuvo que renunciar
y entregó el poder a una Junta de Gobierno presidida por Manuel Candamo e
integrada por Luis Felipe Villarán, Ricardo Espinoza, Enrique Bustamante Salazar y Elías Malpartida, que convocó a
elecciones generales. Las ganó el único candidato, Piérola
Tal era la popularidad del joven
huanuqueño que fue incluido en las canciones populares que surgieron en la
guerra civil de 1895. Una de las coplas llevaba la música del vals de "La Reina
de España".
La letra era la siguiente:: "Si ese tuerto bandido muriera ( ataque
artero directo a Cáceres)/ y muriese también la melón (Malas vibras contra doña Antonia
Moreno de Cáceres)/ el Perú levantará la frente que le cubre ignominia y
baldón/Pero ven hay veras/ya verás/ ya verás y verás, prenda mía, el gobierno
de don Nicolás/ Viva Piérola, gritan los pueblos con Oré Seminario y Durand/ se
han unido el Civil y el Demócrata por la patria y por la libertad/ Pero ven etc.
Apareció una marinera, también
usada como resbalosa que decía: “Cuando
la Coalición entró por Cocharcas /iba a la cabeza el guapo Durand / Y don
Nicolás y don Nicolás /Avancen muchachos/ avancen nada más.
Triunfante la revolución
pierolista, lo eligieron Diputado por Lima en 1895 y presidió la cámara baja,
muy joven a a los 25 años. Los corrillos
políticos dijeron entonces que Piérola, con la elección a tan alto cargo de un
poder del estado, quería desgastarlo políticamente en vista de que se
perfilaba como un peligroso rival.
ROCES
No tardó en tener roces con Piérola y convertirse en su más tenaz opositor desde el parlamento.
Hasta llegó a pronunciar un virulento discurso en que, en síntesis el 27 de
Julio vísperas de Fiestas Patrias, dijo
lo siguiente: “Es preciso decir las
cosas alguna vez con claridad. Un plan legicida, salido de ese fétido fango de
Palacio de Gobierno, donde hoy, como nunca se combinan las tramas más inicuas
para el escarmiento de la ley, es la causa de lo que actualmente pasa".
Al salir de la sesión, el montonero y sus amigos fueron hostilizados por
una turba que los siguió hasta la Plaza de Armas ante la pasividad de la
policía. La lista por él encabezada para la junta directiva de su Cámara fue
derrotada por la de Carlos de Piérola, con una diferencia de 45 votos contra 37.
En su fino automóvil "Fiat" de la época: Alfredo Mastrókalo, su esposa Amalia y sus hijas Lita, Anita y Graciela . Foto de finales de 1929.
PARTIDO LIBERAL
Durand se separó del partido Demócrata
y en 1899 inició una revolución contra el Califa, en protesta por el apoyo que
éste dio a la candidatura presidencial del civilista Eduardo López de Romaña. Entonces organizó nuevamente montoneras. Pero
fue vencido en Huaraz, debiendo partir al exilio.
Luego de regresar al Perú, el
caudillo fundó el Partido Liberal el 5 de Octubre de 1902. La primera directiva
de esta nueva organización estaba presidida por el mismo e integrada, entre
otros, por Teodomiro Gadea, Germán
Leguía y Martínez, Orestes Ferro, Elías Malpartida, Wenceslao Valera y Ricardo L Flores.
Fue elegido, en 1904, nuevamente diputado
A los pocos años, ni siquiera
dudó un momento en organizar una nueva revolución en contra de Leguía al más
viejo estilo de los montoneros para evitar que sea candidato presidencial . Era
el año 1908.
Su plan abortó cuando un
maquinista del ferrocarril central, que por la fuerza conducía a los golpistas a
la sierra, aprovechó un alto para desenganchar la maquina y poner en aviso a las autoridades. Adicionalmente,
varios grupos de montoneros fueron derrotados en diferentes combates. El caudillo logró escapar y se escondió en sus haciendas de Huánuco.
Las elecciones siguieron su curso
y Leguía consiguió ser presidente, inaugurando su primer gobierno. Tras ocurrir
la intentona golpista en contra del mismo personaje, el 29 de Mayo de 1909 dirigida por
los Piérola, fue arbitrariamente involucrado en ella encarcelándolo durante dos
largos años. Luego consiguió su ansiada libertad, superando la injusticia con la que se actuó.
APOYO
A renglón seguido viajó a diversos países de América y Europa. A su retorno
volvió a ser elegido Diputado por Lima en 1912. Ese mismo año apoyó a Guillermo
Billinghurst que fue elegido Presidente del Perú.
Pero no tardó en oponerse al
mandatario que denominaron “Pan Grande” cuando quiso cerrar el Congreso. Indignado por completo apoyó el golpe de
estado que encabezó Benavides, ocurrido el
4 de Febrero de 1914. Por aquel entonces se perfilaba como candidato
presidencial, por su eminente arraigo
popular. Pero el Gobierno Militar lo involucró en una conspiración y lo
mandaron, otra vez, al destierro.
En 1915, nuevamente viviendo en
el país, compró el diario “La Prensa”, del cual se desempeñó como Director. A
través de este histórico medio escrito apoyó la candidatura de José
Pardo y Barreda, que tomó el poder por segunda vez entre 1915 y 1919. En
esta oportunidad, logró ser otra vez Diputado. Por aquella época, se
desempeñó como diplomático en Buenos Aires, Argentina, donde tuvo el cargo de
Ministro Plenipotenciario en ese país.
DE GUAYAQUIL A PAITA
Al producirse el golpe de estado
de Leguía contra Pardo, anunció su retiró de la política. En el intermedio, el gobierno le expropió su periódico y el fue mandado al exilio. Sin
embargo al poco tiempo, por enésima vez volvió a conspirar y organizar una revolución.
Según publicó en 1923 el diario
La Prensa, Augusto Durand, acompañado por Rómulo Guidino, salió furtivamente de
Guayaquil en una lancha en el curso del mes de marzo de aquel año. Arribó por
Zarumilla a Tumbes.
De allí emprendió una marcha a caballo para luego seguir hasta
Paita. Guidino le escribó a Carlos Seminario Arámburu en la que le pedía, desde
la ciudad de Amotape, que diera hospedaje al caudillo en Paita. Este último accedió a la solicitud
Durand le manifestó a Seminario
que había llegado con la intención de poner en práctica un plan revolucionario,
con la cooperación de algunos jefes de la Armada. Le explicó que dicho propósito
se evidenció, en Noviembre de 1922, cuando él vivía en Antofagasta.
Al trasladarse a Guayaquil, hubo
una pérdida e interceptación de cartas que lo dejó por algún tiempo
desorientado. Pero recibió comunicaciones indicándole que podía continuar sus proyectos
y se le avisó que la escuadra llegaría pronto a Paita y con ella una barca, a
cuyo bordo estaba uno de sus agentes.
El caudillo se entrevistó con
varias personalidades civiles que le ofrecieron su colaboración. Para luego no
hacerla efectiva. Entonces, mudó su refugio a casa de Alejandro García Cortez
por creerla más segura y mandó llamar al Comandante de Marina, Federico C. Taboada, para lo cual utilizó de
nuevo la amistad de Seminario.
BUSQUEDA
Concertó una entrevista con aquel
jefe pero luego fue, según parece, denunciado por el mismo. Seminario, García
Cortez, el Comandante Oscar Ordoñez y su hijo cayeron presos y comenzó la
búsqueda de Durand.
Según ” La Prensa”, el Prefecto, Coronel Agustín Zapatel que llegó de su sede de Piura, ordenó la clausura absoluta de
Paita y procedió a hacer registrar todas las casas. Manzana por manzana con
fuerzas de infantería, gendarmería y marina.
Hasta el 29 de Marzo, según el mismo diario, las
pesquisas resultaron infructuosas. Pero continuaron con creciente intensidad.
De pronto y de un momento a otro, un contramaestre del crucero Almirante Grau
distinguió en el techo de una casita, situada en los extramuros, una ancha grieta
que le llamó la atención porque allí se movían dos personas.
MUERTE
El militar
veía desde muy lejos con la ayuda de un largavista. Cuando penetró en la
vivienda encontró agazapados a Durand y
a Guidino. Ambos fueron conducidos a la Capitanía de Puerto, convertida en
despacho del Prefecto.
Durand llegó enfermo al local de
la Capitanía. Trasladado a bordo del Grau fue instalado en la cámara del
Comandante Pizarro. Por su parte, el Comandante del buque era Augusto Loayza. El médico César Valdéz lo
atendió. Es más, hubo una junta de
galenos. El citado profesional le inyectó aceite alcanforado y morfina.
El Grau zarpó de Paita el 27 de
Marzo, mientras que Durand continuó postrado con agudos dolores, calmados con
inyecciones frecuentemente aplicadas. Su estado fue agravándose hasta que, el
31 de de ese mes del año 1923, falleció a las 8.30 de la noche más o menos
El Grau entró en el Callao en la
tarde del 1° de Abril con el Pabellón Nacional a media asta. Inmediatamente
después de anclar el crucero subieron a bordo el representante del Gobierno
doctor Belisario Sosa Artola, los médicos legistas José M. Olivencia y Julio
Muñoz, el Juez Instructor y un escribano.
El cadáver fue desembarcado por
el muelle de guerra y trasladado a la morgue de Lima donde se efectuó su autopsia a cargo de los médicos Leónidas
Avendaño, Guillermo Fernández Dávila y otros.
Lo que diagnosticaron fue una hernia diafragmática, originada por el balazo de
1919.
Capillo de oración por su muerte.
PENA
Ello no convenció a la familia
Durand que estaba muy acongojada por la muerte de tan ilustre personaje. Desde Antofagasta
el 10 de Julio de 1923, Juan Durand, hermano del caudillo liberal, se dirigió
al Tribunal Correccional de Lima y pidió que se abra instrucción sobre el
asesinato de éste, con las circunstancias agravantes de alevosía, traición y sobre
seguro.
Recordó, para sustentar su
demanda, el homicidio frustrado de Punta de la Esperanza y los vínculos entre
sus autores y el partido leguiista, una serie de atentados, los daños y
depredaciones contra las propiedades de
la víctima, el secuestro de “La Prensa”, el envío a La Paz de mercenarios y la fumigación practicada en el barco
Urubamba porque se creía que estaba escondido allí y se pretendía hacerlo morir
asfixiado.
Sostuvo que su hermano estaba en
perfecto estado de salud al salir del Ecuador y que sufrió un cólico toxico,
por efectos de un envenenamiento: que en vez de someterlo a una intervención quirúrgica
inmediata, se optó por hacer zarpar la nave para el Callao.
Insinuó que el mal de Augusto
Durand habría empezado cuando se encontraba en el local que ocupaba el Prefecto
Zapatel en Paita, a consecuencia de algo
que almorzó o que se le hizo beber junto con el agua o soda para mitigar el
calor tropical de esa costa. En síntesis, refutó, por completo, el contenido de
la autopsia.
RESPUESTA
También en sentido acusatorio enviaron
comunicaciones la viuda, Emilia Dyer de Durand y sus hijos Aída, Iris y
Augusto. Estas actitudes tenían razones
muy explicables porque, evidentemente, había mucho dolor de por medio.
Cuando estaba preso, Carlos
Seminario y Arámburu, recibió una tarjeta de la viuda del político, suplicándole por lo más sagrado que
le dijera la verdad sobre los últimos días de su esposo. Su respuesta fue: “Con
toda la verdad que es posible en un caballero, le digo a usted que en la muerte
nadie fue culpable. Así estaba dispuesto por el destino. No hubo complicidad
absoluta en su desaparición”. Este testimonio trajo abajo la tesis del asesinato, no obstante de que la familia dudaba y sostenía ello.
Basadre,
en su Historia de la República del Perú, define a Durand como un hombre de espíritu combativo
infatigable de una energía y un valor innegables, con una fe pertinaz en su legendaria
aptitud para burlar persecuciones y prisiones. Pero tampoco se inclina a sostener lo del crimen.
Lo que si afirma es que el líder político se creyó obligado a cumplir
sus deberes cívicos de caudillo, actuando siempre de frente sin intermediarios
ni agentes “Fue al Ecuador, entró por la frontera del norte con el brío de un recluta,
afrontó el hambre, la sed y muchas penalidades hasta que cayó, casi
simultáneamente, en poder de sus
enemigos y de la muerte”
Las ideas y conceptos de tan distinguido
investigador, uno de los mas renombrados de todos los tiempos y por no decir el
mejor en asuntos de lo que pasó exactamente en el Perú del pasado tan interesante
y glorioso, confirman completamente que Durand, el famoso montonero, tuvo una
vida al lado de su pueblo. Sin tacha alguna. Vida decidida. Vida propia de
valientes para servir de ejemplo. (Edgardo
de Noriega)
Durand pertenece a una generacion de rebeldes y corajudos montoneros que se entregaron a la causa del Perú. A muy temprana edad fue abogado y con una tesis de insurgencia. La que cultivo toda su vida. Vida agitada y accidentada. Pero llevada con altura para ejemplo de las generaciones posteriores. Durand honra al Perú (Violeta Jaramillo)
ResponderEliminarSoy huanuqueño y Durand es la gloria de mi departamento. Un hombre valiente a carta cabal. Merece que la historia lo conozca mas. Este tipo de crónicas ayudan a eso y da gusto leerlas. Renan Trujillo
ResponderEliminarApreciado Sr. D. Edgardo de Noriega:
ResponderEliminarMuy interesante la semblanza de don Augusto Durand Fernández-Maldonado, que he leído con especial dedicación.
Mucho me gustaría establecer contacto directo con usted.
Atentamente,
Ricardo E. Mateo Durand
ricardomateo1945@yahoo.com
Sr, Edgardo de Noriega me parece muy interesante la semblanza a la familia Durand ya que no solo soy huanuqueña sino soy descendiente de Guillermo Durand mi bizabuela fue hija de Guillermo pero en otra esposa mi bizabuela se llamaba Aurora Durand Castillo quisiera saber de donde obtubo las fotos porque estan muy bonitas.
ResponderEliminarAtentamente,
Carla Lopez Ramirez
ariana.29.2015@gmail.com
Espero su pronta respuesta muy emocionada.
Si fuera tan amable Carla, escribame a la siguiente dirección electrónica: edgardodenoriega@speedy.com.pe
ResponderEliminarInteresante los datos de Edgardo de Noriega... se hace necesario investigar su vida como impulsor de la industria más representativa del fines del siglo XIX e inicios del XX
ResponderEliminarAmigo muy interesante y ilustrativo quiero enlazar con ud para contarle como se encuentra en estos instantes su hacienda de Vichaycoto andabamba yo soy de Vichaycoto y para contarle y al público que la hacienda estan desmantelandolo las tierras lo estan traficando y mas gracias
ResponderEliminarEstimado Sr. Huaranga: Me interesa el tema de sobremanera. Escríbame a este mismo blog que yo le responderé de inmediato. Me gustaría hacer un informe periodístico sobre el tema. Pero necesito infinidad de datos sobre el tema. Estoy seguro que me los puede dar. Más aún cuando es oriundo de la zona Anticipadamente, muchas gracias por su colaboración
ResponderEliminarSr. Huaranga: Mándame por aquí su correo electrónico que yo, inmediatamente, me pondré en contacto con usted para tratar lo que usted considere interesante y denunciable. Muchas gracias
ResponderEliminarinteresante historia de la familia Durand, fueron dueños de la mayor parte cultivable del valle del Huallaga. Ahora la Casa Hacienda Quicacán está en ruinas. Requiere reconstrucción. Los terrenos de cultivo en su mayoría han sido parcelados y dados a una cooperativa para que lo produzcan. En fin, es otra historia.
ResponderEliminarFelicitaciones al autor , muy Ilustrativo, Preciso , en sus comentarios .Por supuesto que compete a los parientes, ya que es un orgullo contaré con un Antepasado tan Tenaz y con Liderazgo absoluto. Esto es algo para decirles a los Peruanos Corruptos, como se Planifica , Organiza y se gesta un verdadera Oposicion Saludos y gracias. miguelcavalie@gmail.com
ResponderEliminarEstimao..que importante es saber que mi apellido es parte de la historia republicana..nombres Caceres.Leguia. soy de Profecion abogado e leio la constitucion 79 y logicamente l ultima..mucho me auerdo de Luis Bedoya Reyes asl que Admiro del derecho de Insurgencia..fue tesis ddel Dr.Durand. me importaria saber si mi persona tiene como tronco a este caudillo.
ResponderEliminarSoy Jorge Durand Vasquez Solis..mi padre Augusto Durand Hernandez..mi abuela era Rosa Hernandez Venell y abuelo el capitan Augusto joaquin Durand Bahomonde..mi correo tan_facil_es@hotmail.com
muy interesante la vida del Sr. Durand.
ResponderEliminarMi abuelo Martin Rincón se plegó a su causa y participo en uno de sus intentos de golpe a Leguia.
Me gustaría entablar comunicación con usted y ahondar más.
Atte.
Gustavo Cam Rincón
Sr. Cam: Para entablar comunicación, diríjase al siguiente correo electrónico: edgardodenoriega@outlook.com
ResponderEliminarYo soy tataranieta de Gregorio Durand, el era papá de mi bisabuelo, mi bisabuelo era Sadi Durand, es el abuelo materno de mi papá. Que lindas fotos, y bonitas sus historias.
ResponderEliminarCon respecto a este ultimo comentario. Yo he conocido a Sadí Durand Arrieta, tío abuelo mio y hermano de mi abuela materna, Amalia Durand de Mastrókalo. En consecuencia Fiorella Ramos, que ha escrito a este blog es pariente mía. De lo que explica, su padre es Ramos Durand. Evidentemente que la figura del gran Augusto Durand nos une mas por lo que fue y por lo que hizo por el desarrollo político del Perú
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