Alguna vez y en tiempos no muy
antiguos, la ciudad de Lima tuvo fama de ser una ciudad muy bien iluminada. Se
decía de ella, incluso, que era una de las mejores iluminadas en el mundo. Y
hasta que era la mejor iluminada, lo cual bien pudo ser producto de nuestra
exageración. Pero con una base real: el sistema de alumbrado en Lima era
eficiente y ofrecía un grato espectáculo a los observadores que, llegando por
la vía aérea, la contemplaban por primera vez.
Y esto de ninguna manera fue
producto de la casualidad, aunque fuera una larga serie de casualidades la que
trajo a Pedro Boner al Perú Boner creó
el sistema hidroeléctrico que alimenta de luz a la capital y en 40 años de trabajo
realizó una intensa labor cuyo carácter es el de la previsión. Previsión de
crecimiento urbano, previsión de los nuevos servicios necesarios, previsión de cuanto
hubiera que prever para que, en efecto, a Lima no le faltara energía jamás.
Como decimos, Boner llegó al Perú
por pura casualidad, como quien equivoca el micro. El viaje lo llevaba
probablemente a otro lugar. No tenía compromisos y a ojos de la sensatez
tampoco futuro alguno entre nosotros. Pero se quedó enamorado de nuestra
geografía y de las abundantes posibilidades de trabajo que ella le ofrecía. Era
1926.
Treintiún años antes había nacido Boner en
Mainsfeld, Suiza, donde también estudio
ingeniería hidráulica, especialidad en la que prestó servicios a varios estados europeos. Notable curriculum profesional, que
le
valió ser contratado en 1928, por el Estado peruano.
Boner creo el sistema hidroeléctrico de Lima.
valió ser contratado en 1928, por el Estado peruano.
Boner creo el sistema hidroeléctrico de Lima.
ALDEHUELA
Cuando Lima era tan sólo una
oscura y confusa aldehuela, aquella que Francisco Pizarro fundó en el valle del
río hablador, calles y callejas se iluminaban, malamente, con los achones de
aceite que cada vecino colocaba en las puertas de su casa. Recién el Virrey Hurtado
de Mendoza vio la necesidad de establecer un sistema de alumbrado permanente y
municipal, el mismo que se organizó en base a lámparas de grasa colocadas en
las esquinas.
El alumbrado de gas se implantó
en los tiempos del gran Mariscal Ramón Castilla, en 1855 exactamente. Y fue
gracias al empuje del industrial Melchor Calderón, quien supo interpretar los
afanes modernizadores y a los proyectos de Castilla para la ciudad y para el
país entero. La historia de la electricidad en el Perú es todavía posterior y
está datada en 1884. En esta historia, tan joven por entonces, agregó su nombre
el suizo Pablo Boner, verdadero padre
del sistema hidroeléctrico nacional.
Boner concibió un sistema
interconectado de centrales de energía que proveyeran de luz a la capital,
aprovechando la fuerza de los ríos que confluyen, básicamente, sobre el Santa
Eulalia y sobre el Rímac. Para ello se le hizo necesario explorar, con tesón y
osadía, hasta el hallazgo de las lagunas o cochas apropiadas para el trabajo.
Boner intuía, ya en 1928, que el futuro crecimiento de Lima haría insuficientes
los sistemas energéticos y su preocupación permanente fue el de ampliar y
complementar sus propios logros en ese campo, que no fueron pocos.
MARCAPOMACOCHA
Así Boner encontró la laguna de
Marcapomacocha, a 4 mil 400 metros de altitud, y dio forma a la posibilidad,
entonces apenas utópica, de vaciar sus aguas hasta la vertiente contraria, pues
se encuentran ellas mirando al Atlántico. Esta es su obra fundamental, de
dimensiones tan extraordinarias que basta por sí sola para perfilar su genio y
su talento como hombre de industria y de futuro.
En un principio, muchas cosas
resultaron distintas de lo aprendido por Boner en los textos europeos. La
singular geografía peruana, las peculiaridades del difícil terreno, no son cosa
a descuidar. Pablo Boner estudió todos los factores previsibles e imaginó los
imprevisibles hasta idear las soluciones técnicas a cada problema que se le presentara.
Maquinaria creada por él es hoy la base de cualquier proyecto hidroenergético
que se pretenda construir en el Perú.
Y también a nivel personal se le presentaron
dificultades sin que por ello cejara en su empeño. En una de sus andanzas
serranas, Pablo Boner contrajo la terrible verruga, hallándose al mismo borde
la muerte. Este episodio de su vida lo emparenta con la larga serie de exploradores
que afrontaron todo género de riesgos en aras de la pasión por el Perú y lo marca
con el endeleble sello de los hijos predilectos de este suelo.
CENTRALES
Si la obra de drenar las aguas
hacia Lima parecía improbable en el papel, lo era mucho más en la realidad.
Bien vista, hubiera podido ser calificada de utopía, el sueño de un loco. O el
de un genio. Las cinco centrales que hoy brindan energía a Lima son prueba de
esto último y constituyen el verdadero retrato de Pablo Boner. Trabajando con
obreros indios (“son los mejores del mundo” dijo en una oportunidad), embistió
la mole andina a más de 5 mil metros sobre el mar, haciendo trepar los ríos.
El sistema de galerías y
conexiones fue tomando forma cabal con extremada lentitud, como un descomunal
hormiguero entre las cumbres andinas. Y, finalmente, este trabajo de hormiga se
vio coronado con el éxito cuando en fecha histórica, el 5 de Septiembre de
1962, los dos ramales del espléndido corredor se encontraron cara a cara.
Habían vencido a la piedra. Los
ingenieros Endo, del Japón, y Zas Fritz, de Suiza, se dieron calurosamente la
mano emocionados.
La victoria correspondía a Pablo
Boner. Su proyecto materializado al cabo en el sistema que conecta las
centrales de Carosio.Callahuanca, Marchini-Huampaní y Huinco-Matucana (que
lleva el nombre del constructor) nacían así para perennizar su memoria, para
cubrir de éxito su esfuerzo de tantos años y para brindar, como él había soñado,
un incomparable servicio a la ciudad de Lima (Jorge Donayre Belaúnde)
Mi querido gordo:
ResponderEliminarGracias al "Cumpa" los peruanos tenemos en la memoria a Pedro Boner, pero no lo suficientemente enaltecido como corresponde a un creador de la talla de otros ilustres peruanos como Santiago Antúnez de Mayolo, Charles Sutton, Ernest Malinowski, entre otros. Aún no tenemos el gobierno que al reivindicarlos cumpla con rescatar nuestra identidad nacional, porque esta hecha de la herencia legada por estos grandes pro hombres.
Felicitaciones, saludos.
Chiclayo
QUERIDO EDGARDO, UNA GRAN NOTA DE RESCATE, AL PERUANO JUAN ENDO, HIJO DE NISEIS, NACIDO EN CHIMBOTE. UN ABRAZO Y SALUDOS DE VICTOR ESCALANTE
ResponderEliminarEstimado Señor Noriega. Ha sido una gran alegría leer el nombre de mi padre, Juan Endo, en su estupendo texto referido a ese gran ingeniero que fue Pablo Boner. Siempre mi padre, Juan Hiroshi Endo Endo, lo recordaba con enorme respeto y admiración. Mi padre era hijo de migrantes Japoneses, gente humilde que vino a trabajar duro y forjarse una nueva vida en esta maravillosa parte del mundo. Formó familia con una hermosa mujer peruana. Siempre amó al Perú como su patria. Amaba la paz y el silencio de nuestras cordilleras y playas, el espíritu amable y la enorme capacidad de trabajo de nuestra gente andina. Si no me equivoco, Saz Fritz formó también familia en Lima. De hecho recuerdo, si el recuerdo es real y no un sueño bonito, que su hijo, hermosa coincidencia, estudió la secundaria del Colegio Claretiano (San Miguel, Lima) al igual que mis hermanos y yo.
ResponderEliminarLa nota que comenta Martin Endo la hizo el famoso periodista Jorge Donayre Belaunde ya fallecido y la incluyó en el libro de su autoría, "Ellos Tambien Hacieron el Perú" que publicó, hace varios años, la empresa minera Southern Perú de capitales norteamericanos en ese tiempo y no de mexicanos, como es ahora. Entonces obvio es que Donayre es quien nombró al señor Endo. El suscrito no se gana indulgencias ajenas, aunque cierto es que yo publique la semblanza correspondiente. Para no atentar contra la verdad, hago las aclaraciones correspondientes. Nos complace, eso sí, saber más de Juan Endo y por eso mismo damos a conocer la carta de su hijo.
ResponderEliminarFue un privilegio encontrarme con un artículo tan interesante, muy agradecido.
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