sábado, 14 de septiembre de 2013

DESVENTURAS EN GRECIA

Reducido a simple espectador de las victorias militares alemanas, Mussolini empezó a sentir un agudo sentimiento de frustración. Llegó el momento en que convencido de poder lograr una rápida victoria, decidió lanzarse sobre Grecia. Pero la campaña resultó mucho más difícil de lo previsto.
La declaración de no beligerancia por parte de Italia provocó en Grecia un suspiro de alivio. Hitler había cedido la iniciativa a los Panzer en la lejana Polonia, y como el otro polo del Eje Berlín-Roma permanecía inactivo, la guerra estaba por el momento alejada del Mediterráneo. Este hecho era, desde luego, un motivo de tranquilidad, especialmente en un momento en que las relaciones italo-griegas estaban un poco tensas.
En realidad nunca habían sido unas relaciones sinceramente amistosas y, retrocediendo un poco en el tiempo se recordará que estos motivos de fricción se remontaban a la Primera Guerra Mundial.  Ya durante las conversaciones para el Pacto de Londres, las potencias convocadas habían prometido al mismo tiempo a Grecia e Italia la concesión de zonas de influencia-incluso a veces las mismas- en Asia  Menor. Pero, en los preliminares para la estipulación de los tratados de paz, Venizelos consiguió obtener amplias concesiones, todas en perjuicio de Italia.
Motivo de fricción fue también la ocupación del Dodecaneso, conquistado a Turquía, pero de población predominantemente griega.  Se reconocían los grandes progresos alcanzados en aquellas islas, cuyo nivel de vida había aumentado considerablemente, pero el sentimiento irrendentista estaba muy extendido y era muy fuerte, sobre todo cuando el ocupante se mostraba duro.

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Grecia penetró al máximo en Albania.

GOLPE GRAVE
Pero, después del reconocimiento de la legitimidad italiana por parte de las grandes potencias, Grecia sabía que no había nada que esperar en aquel sector. Obsérvese que estos mismos sentimientos los manifestaba, de un modo más mitigado Chipre, cuya situación étnica geográfica no era distinta de la de Rodas. Inglaterra había declarado a Chipre colonia de la Corona el 1° de mayo de 1925, para quitarle esperanzas a quien las tuviera.
La ocupación de Alemania fue un duro golpe grave. Italia se convirtió de pronto en un vecino odioso para todos los países circundantes. Se aceptaron con aparente gratitud las afirmaciones sobre la absoluta falta de propósitos agresivos hacia Grecia y se aceptaron también, y aún se solicitaron (como se desprende de los documentos de los archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores francés caídos en poder  de los alemanes) las “garantías” de Francia e Inglaterra dirigidas claramente contra Italia. Mussolini las consideró siempre como una afrenta y no las olvidó. 
TERRATENIENTES
Hay que añadir, además, que en los ambientes más elevados de Grecia suscitaba gran inquietud la influencia de los “notables” del sur de Albania, ricos terratenientes de la Ciamjuria, gozaban  sobre lo que burlonamente se llamaba gran ducado de Toscana. Este era el departamento del Ministerio de Asuntos Exteriores transformado después en Subsecretaría, que se ocupa de los asuntos albaneses y en que el ministro toscano Ciano había colocado a muchos funcionarios de su región. Tal vez la inquietud también era desproporcionada con las posibilidades reales de los mencionados notables. No cabe duda de que el gran condado de Toscana tuvo una importante intervención en los preliminares de la desventurada campaña contra Grecia.
Lo peor  sucedió durante el verano de 1939, cuando de improviso Grecia realizó una movilización parcial, concentrando tropas en la frontera albanesa. El pacto entre Moscú y Berlín estaba vigente. Había medidas contra Bulgaria.  El General Papagos, Jefe del Estado Mayor General, contradiciendo lo que el Presidente del Consejo, General Metaxas había dicho, reconoció que las medidas militares habían sido tomadas precisamente contra Italia. ¿Motivos? Grandes concentraciones de tropas italianas (en realidad tres divisiones) en las fronteras meridionales de Albania, discursos agresivos del General Guzzoni, comandante de las fuerzas italianas, canciones en la que se hablaba de conquistas en el Egeo, hasta Atenas y el Pireo.
Se trataba de motivos de escasa consistencia. Lo cierto era que los soldados italianos y griegos estaban concentrados en la frontera, demasiado cerca uno de otros, con el inmediato peligro de incidentes ya que como se ha dicho más de una vez, “a veces los fusiles se disparan solos”.
TRATADO
El 30 de Septiembre de 1939 vencería el tratado de amistad, conciliación y régimen jurídico firmado en Roma, el 23 de Septiembre de 1928, por Mussolini y Venizelos. Su renovación chocaba contra las repetidas referencias que contenía el pacto de la Sociedad de Naciones, de la que Italia se había retirado. Italia no podía por lo tanto, proceder a esa renovación en el sentido de una mera continuidad y se veía obligada a sustituir el acuerdo por otro instrumento diplomático. La solución, sin embargo, era difícil porque Grecia  no quería en modo alguno dejar de complacer a Inglaterra, su gran amiga y protectora.
El ministro plenipotenciario, Emanuele Grazzi, demostró la inconsistencia de tantos motivos de diferencia y se propuso eliminarlos. Justamente convencido de que la paz y el bienestar de las dos naciones aumentarían con ello. Grazzi obtuvo un éxito considerable al eliminar el obstáculo para la renovación del tratado: llego a Roma el 11 de Septiembre de 1939, recibió de Mussolini una memoria en la que subraya la intención de Italia de no emprender una iniciativa militar.  Para demostrar los buenos propósitos hacia Grecia ordenaría la retirada de las tropas a 20 kilómetros de la frontera albano-griega. Asimismo no excluía la posibilidad de renovar y establecer aquella política de entendimiento entre Italia y Grecia que había sido “ratificada  en
acuerdos de carácter diplomático”.


Tropas italianas

COMUNICADO
El resultado de la misión de Grazzi tuvo la apariencia de  un verdadero éxito y el 20 de Septiembre se publicó un comunicado cuya redacción requirió trabajosas adaptaciones porque en la primera edición, redactada por el Ministro de Asuntos Exteriores heleno, parecía que Metaxas, movido por un desinteresado amor a la paz, había accedido a urgentes peticiones italianas.
 En el texto definitivo seguía siendo oscura la paternidad de la iniciativa. No obstante se declaraba que Italia había sido la primera en tomar la decisión de retirar las tropas de la frontera. La suspensión de las medidas militares provocó un alivio general y pareció que hasta el Estado Mayor griego se había librado de una pesadilla.
La opinión pública, que ignoraba la realidad de los hechos y veía solo la apariencia, quedó bastante satisfecha de la marcha de los acontecimientos y se inició un periodo en el que las relaciones públicas alcanzaron aspectos de verdadera cordialidad, tal vez como nunca. A fines de Septiembre, Italia participó oficialmente en la feria internacional de Salónica. El gran pabellón fue visitado y admirado por un público numeroso y por las más altas autoridades, incluidos el rey, su hermano Pablo, príncipe heredero y su esposa.
En enero de 1940 se celebró una feria del libro italiano que testimonió el elevado nivel de la cultura italiana y la excelencia de las editoriales. Acudió a inaugurar la exposición el honorable Bottai, Ministro de Educación Nacional y hubo el acostumbrado corolario de recepciones, banquetes y brindis solemnes a la renovada amistad entre Atenas y Roma.
CONFERENCIAS
El Instituto Italiano de Cultura y el Comité Atenas-Roma, despertando de cierto letargo, organizaron conferencias, relaciones culturales y cursos de lengua italiana. No faltó la concesión de altas condecoraciones italianas a personalidades helenas, recibiendo el General Papagos el gran cordón de Caballero de la Gran  Cruz de la Corona de Italia.
Las relaciones habían llegado a ser tan amistosas que el General Papagos preguntó si Italia estaría dispuesta a vender alguna batería de las que “ciertamente el Ejército italiano estaba sustituyendo por material más moderno”. Los italianos respondieron que no podían complacer porque las guerras de Etiopía y de España habían absorbido todas las disponibilidades de material, hasta el punto de llegar a sentir su escasez. La respuesta podía parecer una excusa, en cuanto era peligroso proporcionar armas a un posible adversario, pero desgraciadamente correspondía a la realidad.
La entrada de Italia en la guerra prevista después de la acción alemana en Dinamarca y Noruega y de los brillantes éxitos de la campaña en Francia provocó una justificada alarma y las afirmaciones de Mussolini de que no quería arrastrar al conflicto a otros pueblos lindantes con Italia, incluida Grecia no convencieron mucho.

Mussolini  frustrado por la guerra greco-italiana.

NEUTRALIDAD
No obstante, el 11 de Junio de 1940, el General Papagos aseguró que su gobierno había apreciado mucho la declaración del Duce y que su país observaría la neutralidad y la defendería incluso con las armas, contra quien intentase violarla. Metaxas dio a Grazzi seguridades más precisas, con  evidente alusión a Francia e Inglaterra.
Pero que la atmósfera cambiaba y se enturbiaba cada día más se notó también en las relaciones personales con la sociedad griega, pues disminuían las invitaciones y recepciones y poco a poco se fue formando como una cortina de hielo.
No faltaron alfilerazos como ciertos artículos anti griegos que aparecieron en algunos periódicos. Incluso "La Stampa" publicó un despacho fechado en Atenas sin que su corresponsal supiera nada de ello. Comenzaban a producirse también algunos incidentes más o menos graves, como el vuelo de aviones italianos sobre territorio griego y se dirigieron acusaciones al Gobierno heleno en el sentido de que favorecía a Inglaterra. Aviones italianos bombardearon, afortunadamente sin ocasionar daños, un petrolero griego al norte de Creta y unos destructores que navegaban por aguas de Lepanto e incluso, en la bahía de Navarino, un isolote porque parece que fue confundido con un crucero inglés por su forma alargada y por la presencia de un par de árboles. Los griegos protestaron y los italianos negaron ser los causantes.
LO PEOR
Pero lo peor tenía aún que suceder. El 4 de Agosto, la prensa italiana dio amplio relieve al aniversario del golpe de estado de 1936, elogiando su finalidad y resultados, lo que podía interpretarse como un gesto amistoso, empero una semana después el diario albanés Tomori y la radio iniciaron una serie de violentos ataques a Grecia por el asesinato del patriota albanés Daut Dodga. Al mismo tiempo Ciano expresó al ministro griego en Roma su descontento por el entorpecimiento de las relaciones entre ambos países y se pidió la destitución del cónsul griego en Trieste, acusado de haberse pronunciado desfavorablemente respecto a Italia y a su Ejército.
El 15 de Agosto, el viejo crucero Helle fondeado en el puerto de la isla de Tinos, donde se celebraba la fiesta de la Asunción, fue hundido por el torpedo de un “submarino desconocido” y otros dos torpedos alcanzaron  el muelle (sólo después de la declaración de guerra el Gobierno griego publicó fotografías de los pedazos de torpedo encontrados, todos ellos con indicaciones italianas). El motivo del ataque fue un misterio que nunca se resolvió.
Dos días después, el 17 de Agosto, el Estado Mayor griego daba principio a la movilización y con buenas razones para ello. Sería menospreciar la sagacidad, la capacidad y la previsión del Estado Mayor griego si se creyera que el Ejército, después de las provocaciones italianas, fue atacado por sorpresa el 29 de Octubre de 1940, como la propaganda ha tratado de sostener para aumentar los méritos del soldado griego.

Los griegos desfilando durante la guerra.

MANDOS
El mismo General Papagos en su libro “Grecia en Guerra” presenta un poco vagamente la preparación griega, refiriendo de un modo exagerado las posibilidades de las tropas italianas en Albania.
El Ejército griego comprendía en tiempos de paz cinco Mandos de  Ejército (Atenas, Larisa, Salónica, Cavalla y Alexandrupoli), 14 divisiones de infantería y una de caballería. La mayor parte de las divisiones de infantería, todas ellas formadas por tres regimientos y la de caballería estaban situadas en el Norte de Grecia (Epiro, Macedonia, Tesalia y Tracia), la División estaba en el Atica, la 3 y 4 en el Peloponeso, la 13 en las Cicladas (Samos, Lesbos, Quíos, etc.) y la 5 en la isla de Creta.
Se movilizaron en total unas 15 divisiones de infantería y cuatro brigadas de la misma arma, susceptibles de graduales transformaciones. En total, Grecia había podido poner en pie de guerra, en el momento de la movilización, 15 divisiones de artillería de montaña, cuatro regimientos de artillería de cuerpo  y de ejército de medio calibre y un grupo (tres baterías) para la división 8. Asimismo cinco regimientos de artillería pesada, 20 grupos de reconocimientos de caballería, 10 batallones y 35 compañías de ametralladoras y de seguridad para el orden de retaguardia y para  defensa de las islas, seis batallones y 10 compañías de los sectores de cobertura.
MOVILIZACION
A primeros de junio fue llamada la mitad del reemplazo 1934 y el 29 de Julio se llamó al reemplazo 1933 para un mes de instrucción. La tarde del 17 de Agosto comenzaron las primeras medidas de una verdadera movilización con el llamamiento de algunos reservistas. El general Papagos había adoptado en las conversaciones un tono amistoso y cordial, lamentándose tan sólo de los insultos al honor militar griego lanzados por el diario "Tomori". Concluyó diciendo que el mismo día que sean retiradas las concentraciones de fuerzas italianas en el sur de Albania dará orden de suspender las medidas tomadas por Grecia.
Sin embargo, empuñaron las armas unos 200 mil hombres. Se reforzaron los lugares griegos considerados claves. La alarma por las intensiones agresivas de Italia era evidente con una política tortuosa llena de indecisiones y rectificaciones.
Mussolini quería prevenir a Alemania en los Balcanes atacando Yugoslavia, Grecia y, eventualmente también Turquía. Pero el General Guzzoni no disponía de más de cinco divisiones que para ello era muy poco. El Conde Ciano se presentó en Albania  y le recomendó al nuevo jefe italiano Geloso la intervención de Italia en la guerra, declarando que no se podía ir más allá en la amistad con Grecia, “verdadera base naval franco inglesa” y que por lo tanto era necesario atacarla.


Los británicos en Grecia

INDECISIONES
Las indecisiones de Italia prosiguieron. Geloso fue sustituido por el General Visconto Prasca. No funcionaban ni los enlaces. Ni las acciones. El 22 de Agosto Mussolini ordenó que se suspendiera, sin decir hasta cuando, todo preparativo de Guerra contra Grecia.
Los acontecimientos se precipitaron en el espacio de tres días. Mussolini, el 14 de Octubre, parecía decidido a la acción. Pero después se dejó convencer de que debía otra vez retrasarla ante las objeciones de Badoglio y Roatta, que exponían la necesidad de disponer de tres meses de tiempo para enviar tropas suficientes a Albania
Pero el dia 15, Il Duce convocó en el Palacio de Venecia una reunión en la que anunció  su decisión de fijar como fecha irrevocable el 26.  No obstante en el espacio de 36 horas, Mussolini cambió de opinión tres veces. Pero finalmente se decidió y después de haber concedido una prórroga de dos días, el 26 telegrafió a Badoglio diciéndole: “la fecha del 28 es irrevocable.
El texto del ultimátum llegó a Atenas la noche del 27 de Octubre, mientras se celebraba una fiesta en la delegación italiana en honor de personalidades políticas, militares y culturales griegas. En seguida se difundió una atmósfera helada entre la masa de los invitados y ya puede imaginarse la angustia del ministro Grazzi que se vio obligado a interrumpir la fiesta y despedir a sus huéspedes
La acusación a Grecia era  que no respetaba la neutralidad. Mussolini envió directamente a Visconti Prasca la orden de romper las hostilidades y la mañana del 28 Badoglio, Cavagnari, Pricolo y Graziani escucharon por radio Londres la noticia de que aquella madrugada Italia había declarado la guerra a Grecia.
ACCIONES
Las primeras acciones se realizaran a partir de las 6.30 de la mañana. Quería ocuparse Creta. Lo había pedido Hitler a Mussolini. En la mañana estaban en el frente las tropas de ambos países. Las hostilidades se iniciaron sobre unos 50 kilómetros de la frontera.  Por Macedonia todo estaba listo para el enfrentamiento. La superioridad numérica global estaba de favor de los griegos. Mientras que los italianos estaban prácticamente aislados. Densos bombardeos ocurrieron y después e lanzaban las unidades acorazadas y finalmente se enfrentaban las infanterías.
A lo italianos tanto por deficiencia de aviones como por las malas condiciones del tiempo, les faltó desde un principio el apoyo aéreo y los infantes que miraban el cielo solo veían surgir de las bajas nubes algún que otro avión griego que ametrallaba y bombardeaba con escasos resultados materiales, pero con demoledores efectos psicológicos.
Una columna de la División Ferrara, con algunos carros de combate, consiguió apoderarse del puente Perati antes de que fuera volado por los griegos, lo que fue aprovechado por otras columnas para avanzar.


Los alemanes con prisioneros griegos.

OBSTACULOS
 Pero los obstáculos en los caminos, otros puentes destruidos y la resistencia de algunos núcleos griegos retardaron la marcha y fraccionaron las columnas de ataques en numerosos escalones a los que La Centauro fue cediendo poco a poco gran parte de sus medios, hasta el punto de ser absorbida por la lucha no como una gran unidad, sino dividida en pequeñas unidades.
Desbordado el desfiladero de Devinaki, fuertemente defendido, el Cuerpo del Ejército tomó contacto, el día 31, con la línea defensiva enemiga Kalibaki- Kalamas. Pero por carecer  de la adecuada artillería, chocó contra las bien organizadas defensas adversarias. Sin necesidad de entrar en detalles puede afirmarse que las unidades italianas en vez de romperlas, se estrellaron contra ellas.
El mando supremo griego había podido seguir efectuando, sin el menor entorpecimiento, todos los movimientos para completar la concentración del Ejercito en las fronteras amenazadas. Pues de los 400 aviones italianos que en la reunión del Palacio Venecia se afirmó que podrían emplearse, solo se utilizaron unos 200. Y aún estos en acciones esporádicas, independientes de las operaciones y sin objetivos precisos. Sólo el 31 de Octubre se dio la noticia del bombardeo de importantes instalaciones y nudos de comunicaciones en el valle del Kalamas.
Precisamente aquel día se produjo un acontecimiento que hizo temer daños mayores: en el sector macedonio los griegos salieron de su pasividad defensiva y se lanzaron al ataque en dirección al curso alto del Devol y hacia el alto Vijose, a través del Pindos y sus boletines comenzaron a señalar diariamente la ocupación de numerosas localidades en el sector de Macedonia en el Pindos.

Palacio Venecia en Roma donde se decidió el ataque.

CONTRAOFENSIVA
La contraofensiva helena empezó a manifestarse cuando la ofensiva italiana apenas había tomado contacto con la posición principal de la resistencia adversaria. La presión sobre Corsiano la ejercieron, por lo menos, tres divisiones con los cuales colaboró su escasa aviación. A partir de entonces, la delicada situación italiana comenzó a ponerse de manifiesto.
El día 6, la División Julia recibió la orden de replegarse. Tuvo que abandonar los hospitales de campaña y combatiendo valerosamente consiguió romper el cerco que lo oprimía. En Corciano una potente fuerza griega tomó decididamente la iniciativa de las operaciones. Ya estaban empeñadas todas las fuerzas italianas en Albania. El boletín griego cantó la victoria. Los italianos retrocedieron de inmediato
Repercusiones más graves sobre el conflicto  tuvo aún la operación de Tarento durante la cual los Swordfish británicos pusieron fuera de combate los acorazados italianos Littorio, Duilio y Cavour. Aquella misma noche una división compuesta por los cruceros Orion, Sidney y Ayax y los destructores Nubian y Mohawk remontó las costas albanesas y hundió en el Canal de Otranto cuatro barcos mercantes. El efecto de estas acciones fue fatal para el aprovisionamiento italiano. 
RESISTENCIA
El ataque italiano fue detenido por la resistencia griega. Era  inminente la contraofensiva helena con todas sus consecuencias. El General Panagos seguro de haber detenido el ataque italiano en la bien preparada posición defensiva del Epiro y el Pindos, y después de haber ocupado algunas posiciones en la frontera macedónica, reunió sus fuerzas para pasar al contraataque sobre un despliegue italiano casi filiforme.
Los italianos no tenían tropas para obligar a Grecia que se rindiera. Así pues no se podía confiar más que en una crisis política interna en Grecia y tal vez en una intervención de Bulgaria. Mussolini descargó toda la culpa en los militares y quien pagó las consecuencias fue Visconti Prasca que, ciertamente, tenía su parte de responsabilidad por el fracaso, pero no toda la que se le atribuyó.
A primeros de noviembre el Ejército griego se lanzó a la contraofensiva. Abrió su camino hacia Koritza, envolvió el centro y cayó sobre el puente Perati. Luego continúo sobre Permet-Kelcyre-Tepelone, lo cual significó el aniquilamiento del Cuerpo Expedicionario Italiano.
El ejército griego se limitó a ejercer una presión exclusivamente frontal. El reglamento táctico de este país era una copia del francés. Cuando el enemigo se ponía a la defensiva, una adecuada base de fuego empleando artillería y morteros daba resultados para Grecia con una fuerza moral innegable.

La mula sirvió como transporte y abastecimiento en el conflicto.

PRESION
La presión griega prosiguió mientras comenzaban a llegar refuerzos desordenados de Italia. Querían taparse brechas. La noche del 4 de Diciembre Soddu, convencido de la derrota, sugirió que se buscase la solución de la vida diplomática. Un armisticio para solicitar la ayuda alemana. Ambas soluciones eran humillantes. Mussolini ordenó la resistencia a toda costa. Cambiaron de jefes militares. Llegó el General Cavalllero en vez de Soddu. Hay que reconocer que el primero supo afrontar la situación con calma y en poco tiempo consiguió emplear adecuadamente los refuerzos. Sin embargo, los italianos evacuaron varias ciudades.
La mañana del 9 de Diciembre el frente italiano se extendía en unos 160 kilómetros de amplitud en línea recta sobre la zona meridional de Albania: lago de Ocrida-Tomori-Kelcyre, Kurvelesh-Himare. Los combates continuaron violentamente. Los griegos seguían con fuerza pero cometían errores  Los italianos luchaban por traer refuerzos.
La conquista de Klisura estaba costando caro a los griegos. Los helenos no pudieron avanzar. La guerra entró en una fase de desgaste durante la cual los griegos perseveraron constantemente en dirección a Tepelene, con cierto éxito, aunque pagado sangrientamente. 
MUSSOLINI
El 9 de marzo, el General Gambarra intentó un sondeo con su Cuerpo de Ejército en el valle del Desnizza y Mussolini llego de Italia para asistir a la batalla. Pero la ineficiencia de los artilleros, la escasísima instrucción de los infantes y la valerosa defensa de los griegos indujeron al General Cavallero a indicar al Duce lo perjudicial que sería proseguir con una acción que ya no ofrecía ninguna garantía de éxito. La batalla tuvo que suspenderse y Mussolini regresó a Roma amargado.
Mientras tanto, la situación política internacional sufría en los Balcanes una transformación radical por haber cambiado de bando Yugoslavia y a causa de la consiguiente intervención alemana. El 14 de Abril, una columna de la Cagliari atacó y conquistó algunas posiciones, en el alto valle de Shushizza, capturando algunas decenas de prisioneros.
Fue el último hecho de armas de importancia. Los griegos desistían de la lucha. Al día siguiente se comprobó que ellos habían roto el contacto y se retiraban ordenadamente de todo el frente hacia sus fronteras. Una columna motorizada alemana había pasado desde Bulgaria al valle de Vardar en suelo griego y bajó a la Macedonia helénica, continuó enseguida hacia el noreste sobre Flórina y Metsovo, alcanzando por el sur los confines con Albania. Había dejado pasar las tropas griegas en retirada y ocupado todos los valles. Luego se dio la orden de que cesaran todas las operaciones. Lo que equivalía a detener los italianos, mientras se firmaba en Salónica la capitulación de Grecia. (Editado, resumido  y condensado de la Revista “Así fue la Segunda Guerra Mundial”)

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