domingo, 21 de septiembre de 2014

CLARO....CLARISIMO

Hasta que por fin el candidato al sillón edil, Luis Castañeda Lossio, saltó a la palestra. De mudo consuetudinario pasó a  hablar hasta por los codos e incluso últimamente se atrevió a presidir  una movilización popular por las calles de Lima, en protesta por el rechazo a su postulación emitido por el Jurado Electoral correspondiente.
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En el acto en sí, con portátil de por medio, se mostró de cuerpo entero: a las claras se nota que cojea constantemente, viéndosele varias veces agotado y cansado, tras la caminata por las arterias céntricas capitalinas.  ¡Oh juventud, divino tesoro, que pronto te vas y ya no volverás! Los casi 70 años que tiene encima pesan. Como pesan.
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El hecho  refleja, evidentemente,  tanto la falta de  físico como la  mínima resistencia por el desperfecto  de una de sus extremidades inferiores causado por el accidente automovilístico que sufrió hace muchos años, Cual irresponsable piloto, y en completo estado etílico, el coche que manejaba a excesiva velocidad,  se estrelló contra  un poste.
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 Habían pasado  casi 30 minutos o más en que el protagonista de esta historia se creía corredor de autos al estilo de los legendarios Arnaldo Alvarado y Federico ” Pitty” Block y protagonizaba  por las calles, temeraria e irresponsablemente por el tráfico vehicular existente, lo que  se denominan los famosos “piques” de automóviles. Ayer y hoy una barbaridad de la peor especie. Ay estos niños bien que se portan mal…
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Sin embargo, tal situación de agotamiento no es lo más importante, aunque si demostrativa de que el candidato no está en su mejor momento. Lo obvio, comprobado y trascendente es que al líder de Solidaridad Nacional  le falta mucho para ser un verdadero y auténtico conductor de multitudes.
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Lo demostró definitivamente  en el mitin de protesta que presidió sin, precisamente, destacar con calidad. ni menos con estrategia que de efectivos frutos. Estuvo gritón, completamente desenfrenado y nada ecuánime. Sin ninguna característica de líder, efectivamente.

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Lo que ocurre es que carece definitivamente de habilidad política para convertirse en un caudillo populista que tanto espacio, para bien o para mal, tiene en el país. Sus peroratas, discursos y protestas flojas y completamente mediocres. No es, precisamente, un orador de polendas que conquiste al pueblo. Por ejemplo al estilo Belaunde y el propio Alan García, políticos de estirpe consistentes.
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 El ex  alcalde capitalino, con nervios e inseguridades a flor de piel,  habló sandeces. Incluso se perdió  en sus propias palabras. Medio desbocado en sus expresiones, poco versátil y enteramente difuso, apelando a cada rato y en forma pueril en buscar, a como de lugar, la victimización para captar, de una vez por todas, las simpatías del vecindario limeño. A recibir clases de líder y conductor político. Ojalá aprenda porque nunca es tarde para ello.
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La protesta solidaria, definitivamente, se volvió incierta entre el fraude denunciado inexistente y la búsqueda desesperada de presionar  a las autoridades para que cambien su decisión. Sin tolerancia alguna y con actitudes inadmisibles.
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Cabe remarcar que la acusación que se le hace y  que originó la tacha es poco consistente y eso el candidato, por falta de experiencia y mediocridad, ni siquiera  lo aprovechó para llevar y llenar agua constante para los molinos del triunfo y de su conveniencia.
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En efecto, Castañeda estudió en la Universidad Católica durante siete años, uno tras otro y sin repeticiones: dos  de Letras y otros cinco en la Facultad de Derecho, entre 1963 y 1969, donde se graduó de Bachiller, con la presentación de una tesis por escrito que fue aprobada por un jurado de maestros de primera línea de ese centro superior de estudios.
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Mucho tiempo después, en 1983, se graduó de abogado en la San Martin, tras sustentar ante un jurado un expediente civil y otro penal. Lo uno y lo otro completamente cierto e impecable. Aquí lo único que se nota, si se quiere ser explícitos, es que se demoró mucho  en cumplir ambos requisitos. Lo  comprueba el paso de los años. 
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Nada más. Pero ello ni es delito. Ni es, por ende, ilícito. Ni menos, obviamente, fraudulento. Tan sólo  la patente  de la despreocupación y si se quiere ociosidad de graduarse  de inmediato. Le costó  largo tiempo, como el peruano oprimido, ser profesional a este buen señor que ahora está metido en política. Dicho sea de paso, ejerció muy poco efectivamente la profesión.
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Si fue funcionario dorado del Banco Industrial  como Gerente Administrativo y trabajo con Eduardo Orrego Villacorta, el Alcalde de Lima populista como él en los años 80 y antes Ministro de Belaúnde, con quien se asegura que, posteriormente, se portó muy mal cuando le pidió la  mano de ayuda al correligionario y amigo, que, precisamente, lo  impulso en las lides políticas como nadie. Nunca se la dio. Inconsecuencia total de la que se habla cuando se hace historia…
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Volviendo a su caso actual, también se puede decir que el graduando optó por lo más fácil. Recibirse de abogado en la San Martin y no en la Católica. En la primera y en aquellos tiempos de 1983, era mucho más sencillo, simple y fácil hacerlo. Aquí se cumplió la ley del menor esfuerzo y el buen Lucho lo consiguió. Muy vivo y pendenciero el muchachón. Sus amigos, por estas características tan peculiares, le dicen “el maldito”.
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Tan qué sabía ello, que su graduación en la San Martín, la escondió por completo y casi a nadie de su entorno, conformado inclusive por sus  familiares, amigos y allegados, se lo contó. El secreto era guardado bajo siete llaves. Cuidaba, sin duda, su prestigio.
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En el fondo y muchos de sus allegados lo comentan, el  hombre que es autoritario y de muy mal genio, quería simular ante su entorno social y de parientes como un profesional entero de la Universidad Católica tan prestigiada por encima, evidentemente, que la San Martín.
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 Una cosa es la Católica y otra ésta última. Ello ocurría en el pasado cuando precisamente se desarrollaron los hechos, mucho  más que hoy. Cabe precisar que, en la actualidad, el centro superior  donde se graduó ha progresado notablemente con el paso de los años. 

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 Evidentemente,  el esconder el  hecho en sí no es rechazable. Ni tampoco sustento de algo reprobable. Menos razón de que mintió por completo y que cometió una falta tremenda que traiga como consecuencia su exclusión en el proceso electoral edil. Si una falta de entereza para aceptar la realidad producto de la decisión propia. Cosa completamente distinta.
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 Entonces  se puede decir, sin dudas ni tapujos, que las autoridades electorales en su fallo se equivocaron por completo. No debieron perder el tiempo en asuntos que no tienen importancia real y agitar el cotarro político de la forma que lo han hecho. Por todo lo expuesto, celebramos que la instancia superior y definitiva haya revocado la salida definitiva del candidato,
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 Cierto es que Castañeda estudió en la Católica. Cierto es que es bachiller en Derecho de la Católica. Cierto es que se graduó en la San Martin. Cierto es que es abogado. Entonces para qué cacarear tanto.
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También es cierto que en la hoja de los organismos electorales el espacio, para llenar una situación estudiantil y de graduando como la que tiene el candidato solidario, es completamente reducido y,  por tal razón, imposible de mostrar de lo que, precisamente, lo están acusando. Este hecho salva de la picota al ex Alcalde de Lima.
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Comunicore sí queda latente como mala fama, a pesar de la exculpación judicial. Radiografía exacta, radiografía que se merece Castañeda Lossio.  Por sus actos lo conoceréis perfectamente y en una de esas lo tenemos, de todas maneras, como Alcalde de Lima.
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La aprobación que muestran las encuestas es alta y al parecer imbatible. No obstante, de que está bajando. Ojalá que no sea el comienzo del fin, dicen sus detractores. Las urnas tienen la palabra definitiva. Y ello ocurrirá dentro de poco. Menos de un mes. Allí veremos qué es lo que, efectivamente,  pasa.
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Hasta que renunció, sorpresivamente, el Ministro de Economía, Luis Miguel Castilla. Era el más antiguo del gabinete. En líneas generales, lo hizo bien y fue un conductor de una política económica acertada que ahora tiene magras cifras económicas y hay un bache especifico de desaceleración que hay que corregir de inmediato. 
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Nadie puede negar que le dio confianza a la inversión y fue uno de los que impuso la hoja de ruta que reemplazó a la gran transformación que hubiese sido, a no dudarlo,  un factor eminente de fracaso con  expropiaciones y nacionalizaciones propias de países como la Argentina de Kirchner y Cristina Fernandez o la Venezuela de los dictadores Chávez y Maduro. Ello, felizmente, se dejó de lado.
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 El problema está que, políticamente,  Castilla si que fallo varias veces. He allí su gran debilidad y pasivo. No hay que olvidar que tuvo una actuación de lo más cínica y poco seria cuando, prácticamente, lo mando a la picota al Premier César Villanueva, negando que se había tratado el tema del salario mínimo a nivel de Consejo Ministros y aliándose por completo con la Primera Dama metida en asuntos que no lo concernían. Aquí si demostró deslealtad con su jefe y conveniencia desenfrenada con Nadine Heredia.
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Todo hace suponer que  la política económica gubernamental irá por el mismo camino del éxito, superados los escollos presentados.. El modelo continuará y eso es lo acertado. Por algo su sucesor es el  que fue su Jefe del Gabinete de Asesores en el Ministerio de Economía, Alonso Segura, quien debutó ante la prensa asegurando que a fin de año se le pagará a los fonavistas. ¿De dónde saldrá la plata? Cuidado, cuidado. Las medidas populistas no son de buen augurio.
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Lo que se especula mucho es sobre la razón de la salida de Castilla. Nadie cree como causa del alejamiento las razones familiares aducidas. Muchos sostienen que lo aniquiló lo de las AFPS, donde al parecer se quiere imponer un monopolio. El gobierno está en la obligación de aclarar este tema, si quiere ser transparente.
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También se asegura que lo afectó la “Ley Coca Cola”. Esta empresa dejó de pagar más de 8 millones de dólares a Serpar, para el desarrollo de sus actividades como mantener los parques zonales.
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La firmaa de la transnacional del mismo nombre y los Lindley, en lugar de esa suma, sólo abonó cerca de 500 mil dólares. Una diferencia abismal de más de 8 millones de dólares.  En este caso pareciera ser que se registró un lobby, con la anuencia de las autoridades gubernamentales. 
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Y dentro de estas andanzas, la Premier Ana Jara le solicitó a Castilla retroceder con Coca  Cola y éste se  negó. Entonces, el puesto le costó. En fin, tantas aseveraciones que hacen al ex Ministro  un hombre enigmático y misterioso.  ¿A dónde irá a trabajar? Muchos aseguran que un organismo internacional- el BID, el Banco Mundial o el FMI-, lo tendrá, muy pronto, entre sus filas. (Noé)

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