martes, 5 de enero de 2016

RECUERDOS DE UN GRAN BANQUETE

Plácenos hoy evocar un gran banquete, o convite, como se decía antiguamente, realizado el año 1867 en esta ciudad de Lima y por la circunstancia de no haber tenido par, a la vez que por su trascendencia, de carácter internacional, bien merece ser recordada, trayendo la vida de nuestra actualidad periodística, nombres casi olvidados, figuras ilustres que el tiempo ha ido desdibujando, como con un deformador y cruel esfumino y, con ellas, costumbres desaparecidas. Triste y hasta mezquina cosa es recordar, cuando sólo un dolorido sentimiento de nostalgia renueva las lontanas visiones. Pero bello y fecundo es hacerlo cuando con el amor al pasado, se afirman y vigorizan el amor a la patria y la ilusión bendita de su mejor porvenir.
Decíamos que queremos evocar un suntuoso banquete y a ello vamos. Corría el año 1867 y fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores un experimentado diplomático, vivo ejemplo de elegancia nativa y de fina cultura: don José Antonio Barrenechea que había ejercido altos cargos en el Ecuador,  Bélgica y en España.
El Cuerpo Diplomático y Consular residente en Lima le ofrecieron con tal motivo un fastuoso festín en muestra de la satisfacción con que las naciones amigas del Perú habían recibido el nombramiento de Barrenechea y la estimación en que le tenían como funcionario cuanto cumplido caballero.
¿Pero quién era este señor Barrenechea?  Fue uno de nuestros más distinguidos hombres públicos y uno de los diplomáticos de más vasta cultura que ha tenido el  Perú. Alto, de bello rostro, con unas bien cuidadas patillas blondas, pálido, fama tuvo de ser lo que los franceses llaman un Bel Ami.

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Barrenechea: un experimentado diplomático

MATRIMONIOS
Casado en primeras nupcias con Amalia de la Fuente y Subirat, enviudó en Europa y el año 1869 contrajo nuevamente matrimonio con Juana Raygada y Oyarzábal. Era hijo del Coronel argentino José Antonio Barrenechea Dorrego, por quien venía a estar emparentado con el célebre prócer del Plata Manuel Dorrego y por la línea materna era nieto del militar español Camilo Morales Ugalde y bisnieto del Oidor Manuel García de la Plata, casado con Benita Orbaneja y Lallemand, descendientes de Roberto Segundo Rey de Escocia.
Una de las hermanas de su abuela fue la primera esposa del Marqués de Torre Tagle y de las demás, una fue casada con José Ezeta y Zevallos y la otra con Antonio Jaramillo, mayorazgo de esta capital.
Su aristocracia era fruto pues de una larga selección genealógica. La propia casa que habitó siempre hasta su muerte en 1880, en la calle de Guadalupe era herencia del Oidor Plata que falleció de más de 90 años en Lima, ya crecidita la República, siendo vocal honorario de la Corte Suprema, distinción que le otorgó el cultísimo y decorativo Vivanco. 
ELEGANTE
Vivió Manuel García de la Plata en una de sus casas de la calle Fano y según cuenta la leyenda tenía muy cerca de 90 años cuando impresionó con unos retóricos versos en el abanico-en sus tiempos no había álbumes- a la señora  Beatriz Aramburú de Dorca.
Barrenechea que fue alumno distinguido de San Carlos, estuvo algún tiempo en Europa, de donde volvió a la muerte de su primera esposa, una de las hijas del Gran Mariscal La Fuente, y fue una especie de árbitro de la elegancia.
Cuenta el doctor Eduardo Sánchez Concha que en el gran banquete que se dio en Lima con motivo de la inauguración del Puente Balta, y al que concurrió aquel gran ministerio que organizó Pedro Gálvez con Luciano Cisneros, Francisco Balta, Francisco García Calderón, a quien después reemplazó Nicolás de Piérola y José Antonio Barrenechea, todos estaban pendientes de éste para ver como comía los espárragos, que en aquella ocasión se pusieron por vez primera en Lima en una mesa de convite.
Barrenechea fue no sólo diplomático y hombre de estado, sino también de negocios. Fue Gerente de la Paternal y forma la empresa que se llamó Salitrera Barrenechea, que fracasó por la guerra y hasta después de ésta, pudo ser uno de los muy pocos que conservó el lujo de gastar coche. Declinó su estrella, después de haber ocupado las más altas posiciones y murió de Oficial Mayor de Relaciones Exteriores.

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La recepción fue en el Hotel Maury

CONCURRENCIA
Tal era el personaje. Evoquemos ahora el banquete. Se efectuó en la casa de los señores Hut Grunig y Cía., domicilio del señor Westphal, Cónsul de Austria y Hungría, y fueron invitados y concurrieron los ministros de estado, el Presidente del Congreso que era García Calderón y el de la Comisión Diplomática, los presidentes de las cortes, los dos fiscales, el Presidente del Tribunal Mayor de Cuentas, el gran Mariscal La Fuente, los coroneles Ugarteche y Barrenechea, el Inspector General del Ejército, los prefectos y todo el cuerpo diplomático y consular.
Una comisión compuesta por Lesseps, hermano del célebre ingeniero que dio su nombre al canal que abre la ruta de la India y por Müller, Ministro de Francia el primero, Cónsul de Bélgica el segundo, trajo a Barrenechea en su carruaje al local.
El lugar destinado al Ministro estaba marcado con una gran tarjeta de oro, con una alegoría de la guerra y esta leyenda: “Convite dado a S E el Sr. D. José Antonio Barrenechea por los Cuerpos Diplomáticos y Consular del Perú: 24 de Septiembre de 1867, día de Nuestra Señora de las Mercedes y completaban el adorno del grabado el árbol de la quina, la llama, el cuerno de la abundancia y las islas de Chincha. 
DURACION
Durante el banquete se hizo lujo de cortesía, franqueza y cordialidad. La fiesta duró desde las 6 de   la tarde hasta la una de la mañana. Siete horas. Un banquete romano. Algunos platos del menú que se sirvieron en aquella ocasión: Tortue Printanier Colbert, Croquettes de Volailles, Brouches aux huitres, Turbot sauce hollandaise, Noix de veau a champignons, Didne roti, Salade, Budin, etc.
Lo más interesante del convite fue la profusión de brindis. Los discursos de los oferentes fueron en general sobrios, mesurados de corte elegante, sin mucha pompa retórica, pero representante hubo que usó la palabra tres veces y en las disertaciones se tocaron todos los puntos, pues hasta del libre cambio se habló.
A los postres, Juan de la Cruz Benavente, Decano del Cuerpo Diplomático, puso de relieve las cualidades del agasajado. Abogó por la paz, la  prosperidad y la gloria común. Barrenechea agradecía diciendo: la atención de vosotros nace de la amista que nunca desaparecerá”
El General Howey, Representante de los Estados Unidos, pidió que se le permitiera brindar por los poderes legislativo y judicial del Perú. “Como los estados civilizados, dijo, los poderes políticos están divididos en Legislativo, Ejecutivo y Judicial y cada uno debe ser independiente de los otros” porque sin ello no hay progreso y libertad”
Luego añadió: “Es inútil que los legisladores se ocupen de dictar leyes sabias, es inútil que el Presidente se esfuerce por satisfacer las aspiraciones del pueblo, si las fuentes de la justicia no son puras. Al pobre, sin amigos ni sostén debe hacérsele justicia, aunque sea con la oposición de un presidente, dictador, rey o soberano. La justicia como la salvación debe ser sin dinero y sin precio”.

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Esta era la Lima de 1867.

CORDIALIDAD
Otras palabras del  norteamericano fueron las siguientes: “Donde esto sucede el fuerte no puede maltratar al débil ni el rico esclavizar al pobre, sino que todo derecho tiene su sanción y todo agravio su recuperación. Ojalá que el Poder Judicial del Perú tenga siempre el alto y distinguido honor de mantener firme la balanza de la justicia sin que puedan agitarla ni la autoridad política, ni las pasiones, ni el interés. Que la Justicia sea administrada imparcialmente”
El Ministro de Chile que lo era entonces, Marcial Martinez, habló de la misión de los ministros de estado y terminó elegantemente: “Si el talento, la ilustración y la abnegación son las cualidades yo os convido a libar una copa por el Perú.
Es de advertir que el año 1867 existía una gran cordialidad entre los Gobiernos de Lima y de la Moneda al punto que en aquel año y mes, el día l8 se había dado un sonoro abrazo al representante chileno, habiendo hecho uso de la palabra nada menos que el Intendente  de Lima, de apellido Andraca. 
RESPUESTAS
A la alusión elogiosa de Martinez respondió Pedro José Saavedra. El liberal Saavedra compañero de los Gálvez, de Rivas, Ulloa, Casós, etc. Le rogó que transmitiese a los miembros del  gabinete de su país la simpatía y el respeto de los actuales ministros de estado del Perú.
Hay que advertir que a la alusión del General Howey contestaron García Calderón por el Congreso y el doctor Cossío por el Poder Judicial. Elogiaron a Barrenechea y al Gobierno del Perú el  Ministro de Inglaterra, Jerningham, el mismo que contrajo matrimonio en Lima con una de las señoritas Elmore, hermana de los doctores  Alberto y Juan Federico y del Ingeniero Teodoro,
Lo mismo hicieron el representante de Italia Garroni, el Decano del Cuerpo Consular, Witt. El representante de Francia Lesseps pronunció estas palabras: “brindo por nuestro Canciller, brindo por el doctor ilustrado, por el diplomático de carrera, por el hombre que habla nuestro idioma y comprende nuestras ideas, por el hombre de carácter puro, de modales tan elegantes y diplomático, verdadero caballero, por el amigo de todos nosotros.

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La Cancillería de Torre Tagle

Jerningham, en otro momento de la reunión  tuvo frases elogiosas para el Mariscal La Fuente presente en el acto. Lo calificó como una de las glorias del Perú. El militar se puso de pie y con sencillez recordó a los ejércitos y armadas del mundo civilizado.
A la una de la mañana terminó el agasajo y la misma comisión acompañó a esa hora desde Santo Domingo hasta Guadalupe a Barrenechea. Al  día siguiente los diarios dieron la noticia detallada y comentada de la importancia de esta fiesta. El suculento banquete fue preparado por el Hotel Maury. (Páginas seleccionadas de las "Obras Completas" que pertenecen como autor al consagrado escritor y político, José Gálvez Barrenechea.

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