La turbulenta época que siguió al
año 1835. Las luchas entre Salaverry y Santa Cruz que terminaron tan
trágicamente para el gallardo y audaz militar peruano. La subsecuente formación
del partido nacionalista que a todo trance combatía la Confederación, crearon
una situación difícil y caótica para la administración pública que no permitió
que las medidas preconizadas por Salaverry para la planificación de un Estanco
plasmaran en la realidad.
Vencido Santa Cruz en Yungay y
elevado a la suprema magistratura Gamarra, se convocó, como se sabe, a una
Constituyente para que organizara el país y en 1830 en Huancayo se dictó una
Carta Magna.
En el tomo tercero e “El
Peruano”, bajo el N° 14 pueden encontrar los curiosos el Decreto que dio la
Convención de Huancayo, con el objeto de garantizar la amortización de la deuda
interior y extranjera.
Por el artículo 1° se autorizó al
Ejecutivo para que planifique el Estanco de tabacos, naipes, pólvora y brea, ya
sea con fondos del Estado o por contrata con especuladores peruanos. Por el
artículo 2° se dispuso que la utilidad se aplicaría exclusivamente la
amortización de las deudas interior y extranjera, distribuyéndose por mitad en
una y otra.
Por aquella ley se creó una caja
de arbitrios que unida con el Tribunal del Consulado debía administrar los
fondos. Se dispuso también que la dotación de los empleados debería ser
proporcionada de modo que nunca costase al Estado más de cuatro por ciento en
relación con los ingresos.
Facciones irreconciliables entre Santa Cruz y Salaverry.
Facciones irreconciliables entre Santa Cruz y Salaverry.
AMBICIONES
Dicha ley se promulgó por Gamarra
el 28 de Noviembre de 1839 en Huancayo, siendo Ministro de Hacienda el General
Castilla. La titulada caja de arbitrios fue reglamentada el 31 de Julio de
1840.
Como había ocurrido con tantas
otras, esta ley no fue derogada, pero no llegó a tener efecto. Ni el Estado
planificó el Estanco, ni empresa alguna llegó a solicitar la concesión,
aprovechando de la opción que daba la ley. El reglamento de comercio de 1840
establece los derechos fijos o específicos del tabaco en rama, en polvo o
labrado en cigarros, lo que demuestra que la situación en realidad no se
modificó.
El gobierno de Gamarra que
parecía que iba a llevar al país por sendas de organización, después de las
turbulencias y agitaciones que desde la Independencia lo habían sacudido, tuvo
la más trágica y ruidosa caída con la desgraciada campaña sobre Bolivia que
terminó con el desastre de Ingavi, tras del cual, la anarquía militar se
enseñoreo en el país, con leves intentos de organización que no pudieron
asentarse, como el del decorativo directorio de Vivanco, hasta el primer
gobierno de Castilla en que pareció evidentemente calmarse un tanto la
desordenada balumba de las ambiciones.
ORGANIZACION
El primer gobierno de Castilla
que tuvo el tino de rodearse de hombres bien preparados fue de organización.
Díganlo: elk primer presupuesto que tuvo la Repúiblica, los primeros barcos a
vapor de la armada nacional, los primeros ferrocarriles y¡cosa ciertamente
admirable! La primera vez que se terminaba un periodo presidencial sin que
hubiese la situación de continuidad de un alzamiento.
En aquella época se plantearon
muchos problemas económicos y no pocas empresas se formaron. Pero en cuanto al
tabaco la situación quedó idéntica porque no había Estanco y una tolerancia
relativa presidía el tráfico de ese producto. La industria de los cigarros
continuaba siendo muy pequeña y la importación de tabacos extranjeros, muy especialmente
el de La Habana bastaba para satisfacer el consumo.
Después de la revolución liberal
contra Echenique, de las que tan buen partido sacó para el General Castilla, la
Convención reunida el 55 planteó las bases de una nueva Constitución que
significó un ensayo liberal que se creyó excesivo pero que en realidad, salvó
alguna que otra exaltación romántica, es de los esfuerzos organizadores mas
doctrinario y serios que hayamos realizado.
El segundo periodo de Castilla no
innovó en cuanto al tabaco y la industria continuó su vida lánguida, como lo
demuestra el hecho de que en 1858 sólo
había en Lima 151 talleres de cigarrerías con 225 laboreros, según aparece en
la Estadística de Fuentes.
MONOPOLIOS
La Constituyente que dictó la
Constitución liberal suprimió los monopolios consonando así con la de 1823 que
prohibió toda clase de estancos. Fue esa Constitución del 56 la que suprimió la
contribución personal, supresión que
muchos atribuyen a Castilla porque se realizó en su época, pero cuyo
mantenimiento defendió por los órganos oficiales y oficiosos del periodismo de
entonces y por la actitud de su ministro que fue a la Constituyente a oponerse
a dicha supresión.
Al quedar ese tributo, la
provincia de Jaén, que según ley de octubre de 1839, lo pagaba en tabaco,
quedó, como el resto de la República libre de tributación. El dato es curioso
porque revela cuánta era la importancia de la industria tabacalera en esa
provincia.
No cambió la situación del tabaco
en cuanto a las rentas públicas hasta el acontecimiento trascendental y
tremendo de nuestra vida republicana: la Guerra con Chile. El guano, el
salitre, la consolidación, las concesiones de las nuevas empresas, fueron las
preocupaciones de los financistas.
Los reglamentos de comercio
diversos que hemos consultado revelan que se continuaba por el sistema de
imponer un impuesto al tabaco como a cualquier otro artículo por tratarse de
una industria libre.
CORBATONES
Las gentes principales
continuaban fumando cigarrillos de La Habana y la clase media y el pueblo se
contentaba con los corbatones de factura manual y deficiente, pero que muy
recargados de tabaco y baratísimos satisfacían las aspiraciones de los fumadores
de estos tiempos.
Aún venía algún rapé en polvo
como lo revelan los datos aduaneros y aún se daban el lujo ciertos elegantes de
usar las enjoyadas cajitas. Uno de los más famosos tomadores de tabaco en polvo
fue el General La Puerta que tuvo una bellísima colección de cajas para rapé, a
las que solía poner nombres y las que dejaba en las casas que visitaba, manía
que llegó a ser proverbial en Lima, pues era sabido que cada vez que visitaba
el General se dejaba seguro alguna caja en la casa visitada. Particularidad
verdaderamente curiosa en la que el
General ponía nombres a sus cajitas. Tuvo una muy famosa a la que llamaba
“Cleopatra”.
En 1875, según aparece del
Almanaque del Comercio que editó Holtig, había en Lima muchas cigarrerías.
Entre las que fueron famosas las de Aaron, Sueyras, que perduró hasta después
de la guerra, Cohen Bresani, Arce, Ramírez, Vergata, Joseph Feeymann.
Pero una de las fábricas más
importantes, sin duda, fue la que implantaron Ponchoy y Compañía que se
anunciaba con gran pompa. La fábrica, que muchas personas que todavía fuman en
Lima alcanzaron, estaba en la calle del Espíritu Santo y daba trabajo a buen
número de cigarreros. Tenía dos sucursales en Bodegones en la Cigarrería de
Maury y en Plateros.
ARTICULO
De muy poco tiempo antes de la
guerra debe ser el artículo que Ricardo Palma dedicó a las glorias del cigarro. Allí hace un elogio del tabaco en la
forma de una charla con quien el llama “El
Leónidas de los Termopilas limeñas”
Leónidas Ballén muy distinguida
persona y médico culto abrió un establecimiento en la esquina de Mercaderes y
Plateros donde hoy está la Casa Welsch, en el que se conseguían las mejores regalías, vegueros, cabañas y aún
los chorrillanos, flor de Lima o chalacos, marcas que por la traza de los nombres barruntamos que fueron obra y gracia
de cigarreros nacionales
En ese artículo que está en el
tomo V de las tradiciones, donde Palma toca el asunto de las mujeres fumadoras
y les dedica el siguiente secreto por el que las famosas panquitas o foloches
como también se les llamaba parece que eran las preferidas por las damas.
Burla y escarnio de los hombres
sea/eternamente el ángel hechicero/que fuma como fuma un granadero/y echa más
humo que una chimenea./Quede ese vicio tal para la fea/que no tiene noviazgo en
candelero/y que con el cigarro y el faldero/su doncellez impávida pasea/Esto no
es sostener que no me incite/el contemplar, golpeando una panquita,/ a una
muchacha de gentil palmito/ y poderla
decir: Si usted permite/que le pida limosna señorita/cuando acabe…regálame
el puchito…
TRADICION
En el mismo tomo hay una
tradición referente a la Guerra con Chile, en la que resplandece la belleza de
un estoicismo elegante. Refiere Palma que el 7 de Junio de 1880 un capitán
García después de haber hecho estallar una mina, se encontró rodeado por un grupo de 30 chilenos mandados por el
Teniente Luján que recibió la orden de que el Capitán García y los 4 valientes
soldados que lo acompañaban fueran fusilados inmediatamente en la falda del
morro
El oficial encargado de la orden
“que tenía aspecto de buen muchacho” fue solicitado por García para que le
permitiese fumar. Accedió el chileno y el peruano que iba a morir le ofreció un
pitillo que fue aceptado.
Camino a la muerte iba el peruano
y de pronto, dijo a Luján: “así como así, siendo el último que he de fumar, hago a usted heredero de los 12 o 15
que aún quedan en la cajetilla y fúmelos en mi nombre”
Dice don Ricardo que el chileno
se sintió conmovido y aceptó el legado. Llegaban ya a la siniestra falda cuando
una contra orden del Coronel, que reflexionó sobre la ferocidad de su
disposición, detuvo a la fúnebre comitiva.
Trabajadores en plena cosecha.
Trabajadores en plena cosecha.
LUJAN
Luján comunicó a García con evidente
satisfacción que ya no tenía que fusilarlo y García le contestó con amable
imperturbabilidad: “Entonces mi amigo, se queda usted sin herencia. Devuélvame
mi cajetilla de cigarros”. Para un hombre en campaña y más aún un prisionero,
aquello de quedarse sin los cigarrillos de la marca preferida, debe ser cosa
muy seria.
La gran calamidad de la guerra,
suceso dorsal de nuestra vida independiente, dolorosa y sangrante laguna que
detiene el curso de nuestra evolución y aquieta el movimiento del progreso haciéndonos
retroceder, pasó dañándonos material y moralmente hasta la raíz misma de nuestra vida y de nuestra alma.
Triste convalecencia en medio de
la anemia fiscal y de la pobreza privada la de este país detenido y recortado
por la mano imperiosa de un destino
fatal. Después de la paz duramente impuesta, la guerra civil inevitable.
Luego la esperanza en un resurgimiento que, inevitablemente, también
tenía que tardar muchísimo. Ilusiones falsas en los que una terrible inexperiencia no supo sacar su ugo en
el escarmiento por la imprevisión en que ilusos y ciegos habíamos vivido.
El primer gobierno de Cáceres, a
quien rodearon muchos de los más lúcidos sobrevivientes de la catástrofe
nacional, se ocupó en mejorar la vid fiscal y un fugaz
desslumbramiento hizo crecer a todos en la posibilidad retoñadora.
LEY
El 25 de Octubre de 1886 se dio
una ley sobre el tabaco, la misma que promulgada el 4 de Noviembre, estableció
un impuesto al consumo además de los derechos de importación. En las páginas 43
y 118 de la Colección de Leyes de Aranda esta ley dispuso que el cobro se adjudicase por remate
público,
También se aumentó en un 50% los derechos de importación. Esta ley debería
entrar en vigencia el 1° de Enero de 1893. El objeto fue arbitrar recursos para
el pago de las anualidades del contrato cancelatorio de la deuda externa. Pero
por otra ley se exceptuó de tal gravamen a los tabacos de Chanchamayo y Vítor
Ya en esa época el malestar del país era terrible. Una
difícil posición política puso al partido de Cáceres en camino de daño. El
descontento fue creciendo cuando el General Morales Bermúdez murió y el General
Borgoño asumió el mando y convocó a elecciones, eliminando el derecho del
doctor Solar.
La rebelión ya latente estalló
trayendo con el régimen de 1895 la posibilidad efectiva de una renovación que hoy todos reconocen como punto
final de la convalecencia nacional después de la Guerra con Chile.
Fabrica comercializadora de tabaco.
Fabrica comercializadora de tabaco.
MODIFICACIONES
Fueron modificadas las leyes del
4 de Noviembre de 1886 y del 18 de Noviembre de 1892, se aumentaron los
impuestos del consumo y la renta fiscal por concepto del tabaco. Estas son las
épocas de las marcas famosas de las figuritas, de las adivinanzas, de las
calcomanías que tanto encantaron a los chicos de esos tiempos.
Nuevas fábricas ya más importantes
se forman. El Sol de Oro introduce el grabado finísimo y reparte a sus
favorecedores las imágenes de los personajes epónimos de nuestra historia. Los
chiquillos tienen para hacer una menuda galería. Grau, Bolognesi, Cáceres,
Palacios, Rodríguez, Carbajal, Gálvez, Ugarte, Ferré y tantos otros formaban la
sección heroica
Nicolás de Piérola, José Jorge
Loayza, García Calderón, Monseñor Tovar, Francisco Rosas, Luis Carranza,
Ricardo Palma, González Prada eran la variada representación civil y
eclesiástica del país. Los escolares coleccionistas cambiaban un héroe por un
canónigo, un canónigo por un presidente, un almirante por un banquero, pero con
eso preguntaban nombres, lugares, episodios y burla burlando iban
familiarizándose con la historia
nacional.
A partir de 12895 en que las
marcas nacionales más famosas eran las de Garibaldi, Almirante Grau, La Lidia,
el Chino, el Bicolor del Perú y en que las cigarrerías de Roldán, Oliva,
Abrahamson eran las más conocidas, la industria del tabaco comienza a crecer
como en sus mejores tiempos.
FABRICAS
Duany establece una fábrica de tabacos,
los hermanos Gutiérrez otra, surgen Arboccó, Roldán y la competencia hace nacer
y morir marcas con una vertiginosidad extraordinaria. Es de esos días la
anécdota del negro ocurrente yc guaragüero que ante la frecuencia con que
aparecían como nombres de cigarrillos de papel “El negro bueno”, “El negro
malo” y otros “negros” por ese estilo, se amostaza y amenazante anuncia que va
a poner su fábrica y a sacar su marca “el blanco de mierda.
A pesar de que ya había maquinas
picadoras y cortadoras, la industria era esencialmente manual. Los torcederos
hacían esos corbatones que añadían al fumador de esos días la voluptuosidad un
poco infantil pero efectiva de liar el cigarrillo, operación que formaba
parte de la fruición fumística.
El mataperro sobre todo, aprendía
mil formas pintorescas, entre las que el cartucho era una de las más difíciles
y socorridas porque llevaba consigo la imposibilidad casi automática de ceder
el sargento o puchito que los muchachos pobres pedían al compañero afortunado, que
por un centavo chico había conseguido tres corbatones, los que, bien liados,
dejaban todavía un remanente que podía guardarse para hacer un cigarrillo un
poco flaco, pero no por eso menos sabroso, en el bolsillo tabaquero que, desde
que se usaba pantalón largo, el sastrecito del barrio ponía en la americana o
para emplear el término precisamente criollo, en el saquito más o menos
rabicortón que la moda del tiempo imponía.
Una planta de procesamiento
Una planta de procesamiento
EVOCACION
Es de estos últimos días, no tan lontanos, pero me traen una
romántica fragancia de evocación, el versecillo claudicante, de sabor entre popular e infantil en el que se
jactaban de saber tragarse el humo y devolverlo-golpear como hasta hoy se dice-
los fumadores noveles
Aquel versecillo que se decía
después de aspirar una oscura y espesa humada, para devolverla en un halito
blanquecino y tenue al terminar de declamarlo: Me fui al bosque, corte leña/
con la leña hice carbón/y para mí mas seña/ traigo el humo en el corazón.
Y ¡zas! Se devolvía parte de la
profunda humada en oes levísimas que perezosamente se mecían en el aire, con lo
que el golpe estaba dado y el muchacho se sentía más hombre como si un humo
caliente de coraje y varonía le abombara el pecho.
En 1900, poco más o menos, la
Fabrica de Roldán y Compañía que
acreditó extraordinariamente las marcas “El Perú”, Garibaldi” y la “Mascota”
introduce verdadera máquina, la que trae ciertas molestias porque los
cigarreros protestan de que se les escamotee un medio de vida. Comienza el
tiempo de los cigarrillos engargolados y las maquinas que si mal no recordamos
se llamaba Bonzac dan un impulso enorme a la industria.
El producto final empaquetado
El producto final empaquetado
NUEVA ERA
Por fin, en 1904 se dio la Ley
del Estanco que está en la colección de leyes de Ricardo Ríos correspondiente
a ese año en la página 66, así como el
Decreto Supremo Reglamentario del 25 de Febrero del mismo año.
En 1910 se aplica la ley y
comienza la era del Estanco que ha producido al Fisco sumas considerables de
dinero. Se expropian las fábricas de
Roldan y Compañía, de “La Mutua”, se abonan las existencias de tabacos extranjeros que estaban en poder de Welsch, Méndez y otros. También se implantan
definitivamente el sistema que hoy nos rige.
Y así volanderamente entre pitada
y pitada, nos hemos atrevido a atravesar con humos de historiadores, desde los
días del palillo que usaban los caciques de la Española, pasando por el rapé,
por el limpión y la panquita, hasta estos del habano y del inglÉs, del turco,
del egipcio y del paisano en que hombres y mujeres están tan fachendosos que
golpean y echan humo a todas horas. Final. (Páginas seleccionadas de las "Obras Completas" que
pertenecen como autor al consagrado escritor y político, José Gálvez
Barrenechea.)
La fábrica de cigarrillos que producía los más agradables cigarrillos en Lima era la Fábrica de cigarrillos Arboccó Hermanos & Cía, ya que quedama ubicada en el Jr. Trujillo 148 cruzando el Puente de piedra y los tableros de tabaco se secaban al aire y humedecían con la brisa del Río Rímac, y su expropiación diera origen al Estanco del Tabaco en el Perú, ubicado en el inmueble de la fábrica hasta su caída por malas administraciones produciendo solamente los cigarrillos Inca y Nacional Presidente, hasta terminar siendo ENATA que estuvo ubicado en el km 7.5 carretera central, Ate. Se nota cómo se expropió 7 fábricas de cigarrillos que daban trabajo y generaban riqueza, en manos privadas, a pasar a un Estanco del Tabaco que generó desempleo y pérdida de valor para trabajadores e ingresos al fisco. La historia se repitió con las Haciendas , las Pesqueras, Moraveco, la minería, etc.
ResponderEliminarExcelente historia del proceso y la importancia histórica del tabaco en el Perú
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