lunes, 13 de julio de 2020

NAZARET

Vivimos horas tan singulares que ha bastado una línea de periódico para levantar un vuelo de imágenes. “El Ejército inglés en Nazaret” Adivinamos las casas de piedra en cuya puerta festoneada de viña una mujer morena y con ajorcas, mira el asombro de los jinetes rubios. Divisamos los montes sacros, el Carmelo y el Tabor, erizados de ligera artillería de montaña. Vamos a ver el vivaque junto a la fuente de María. Y escuchamos el tumulto de los bridones que han turbado la paz de los pesebres,
Porque Nazaret es hoy día lo que fue siempre: una risueña ciudad de promisión de la pétrea y calcinada Judea. Ya, a mediados del siglo XIX observaba Renán que no ha ocurrido allí mudanza alguna. Las viñas y las higueras del evangelio continúan ofreciendo dulzura y parábolas
Con el cántaro al hombro, nuevas Marías de labios rojos como la carne del higo esperan, esperan rescatadas y temblando, la sorpresa de un divino mensaje. Aquí a la fuente, a esta plácida lavandería, puede venir el mensajero a todas horas. Quizá es aquel que bebe regaladamente. Acaso con el blando y callado revolar del mochuelo, el anunciador pasa en la noche.
Imagino que no es posible confundir al angel Gabriel con los finos remeros de Oxford que acaban de instalar su campamento. ¡Cómo explicar, sin embargo, estas lánguidas mujeres de Palestina, que llevan tales guerreros el evangelio en el bolsillo! ¡Como decirles que algunos de estos hombres vestidos de kaki, son también nazarenos sin melena!

NAZARETH - LA CUNA DEL CRISTIANISMO - YouTube
Nazaret en la actualidad.

QUEDAN…
Pero de nada ha servido repartir la Biblia gratuitamente. Su letra sólo puede entrar con sangre, como decían los viejos profesores de escuela. Y el mismo suave maestro cogió alguna vez el látigo.
En las espaldas de los mercaderes ha restellado el castigo y el templo está en desorden y el mundo ha perdido su dulzura remota. Ya no se puede nacer delicadamente en un establo de hadas porque nadie vendría a rescaldar, con su fraternal aliento, la flaqueza que nace. Los hombres ya no pueden rodear las cunas y nuestro “hermano inferior”, el asno, se fue con todos los sanchos. Si el angel Gabriel se atreviera a bajar al valle ameno, una descarga cerrada acogería al intruso aviador.
Pero quedan todavía Nazarets y Belenes en el mundo. Junto a la no man’s land árida y fúnebre como la triste Judea, hay siempre ciudades de ilusión. Los caminos de guerra que he visto en tierra francesa se parecen a veces, extraordinariamente, a los “nacimientos” de mi infancia. Por lodazales y riscos sube también una extraña humanidad de rostro moreno y de turbante.
Gaspar, Melchor y Baltazar entonan, en la sombra, obscuras canciones plañideras. Pero ilumina los semblantes el resplandor de aquellos espejos diminutos que imitaban estrellas y lagunas a en los ingenuos “nacimientos”, porque todos sabemos que allí arriba, con dolor y con sangre acaba de nacer humildemente una nueva era. (Editado, resumido y condensado del libro “Obras Escogidas de Ventura García Calderón”, destacado intelectual peruano que, con sus estudios, rescata los orígenes culturales de este país. Nació por un azar patriótico en Paris, retornó al Perú donde estudió. Posteriormente volvió a Francia en 1905 salvo cortos intervalos por aquí, Rio de Janeiro y Bruselas hasta 1959 en que murió, siempre habitante de la ciudad luz)

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