sábado, 14 de agosto de 2010

PERRO DE PERROS

Fargo fue mi perro labrador grande y de tamaño excepcional. Negro comos pocos negros. Perro de perros. Animal de animales que vivió cerca de 13 años, alegrando mi casa.
Que nos acompañó excepcional y admirablemente, no hay duda. Con ladridos, con arañones, con fastidios, con su aliento, con sus olores. Con sus mimos. Con sus comprensiones.
En fin, con todo lo que puede hacer un ser vivo de este tipo sobre la tierra. Pero por si acaso era irracional, no obstante de que se comportaba perfecto en su mundo de limitaciones frente a los seres humanos. Sin embargo, él completaba todo. Fargo, que lástima ya no estás.

Murió y dejó una huella de vacío inmenso.Todos nos pusimos tristes. No había salida y lo tuvimos que mandar al espacio terrible del desaparecer. No se podía hacer otra cosa. Se nos entristeció la vida. Pero lo liberamos Eso es lo bueno, dentro de la melancolía.
Lo que tenia era cáncer. Un tumor en el lomo que crecía y crecía.  Por eso decidimos eliminarlo. Que duro. Sufrimientos, no le podíamos dar como final de sus días. Nunca se lo dimos. Felizmente se fue, sin ningún dolor. Lo extrañamos.
Hace muchos años cuando me moría en una clínica, el perro aullaba mañana, tarde y noche a raudales y era la admiración  para los que lo querían. Con la apreciación consabida y segura de que, definitivamente, se da cuenta que su amo está mal.
Por supuesto que con su persistencia de ruido agudo, el animal se convirtió en la desesperación del vecindario. Aunque tarde, mis disculpas a estas últimas respetables personas.
Cuando llegué nuevamente al hogar salvado de la vida, convaleciente de dos operaciones y extremaunción a cuestas, Fargo se puso en el suelo al lado de mi cama y nadie lo sacó de allí. Esa es la fidelidad, la férrea amistad con el hombre que tanto se pregona. Lo pudimos comprobar, orgullosamente.
Al lado nuestro años de años. El límite de su existencia y de su raza. Hasta que apareció, el último año, el flagelo del cáncer como los humanos. Quizá la equivocación es que nunca aceptamos que Fargo estaba viejito. Más de 90 años, si lo comparamos con los humanos.
Pero igualito en su forma de ser y moviendo la cola como signo de alegría, aunque lento. El tumor le pesaba y muchas veces caía al suelo, porque no podía caminar. Que martirio. Eso si, ni un quejido.
No había otra salida que ir donde el Veterinario y acabar con su vida. Una inyección para dormirlo y la otra para terminar con su existencia, provocándole un paro cardiaco. Que difícil. Pero se hizo. Lo necesitaba. Era el paso necesario hacia el descanso total.
La casa cambió. Todos lo hicimos. Pero lo que si me enaltece es que Fargo nunca dejó de ser cariñoso. Como en los tiempos normales de su existencia, tan protegida por nosotros.
Jamás fue agresivo. Nunca mordía. Siempre ladraba agudamente. Era engreidor y con muchas ganas recibía los mimos de sus patrones. En eso si era persistente como pocos. Lo mismo que con los juegos. Nunca estuvo triste.
Presumo que si algún ladrón entraba a la casa, Fargo allí si no ladraba. Sacaba lo mejor de él y jugaba con el facineroso. Aunque quizás, para no hacerle mala fama que no se merece, hubiese hecho algo. Lo intuyo, poniéndome positivo, porque era tan consecuente. En fin…
Aferrarse a la vida del animal. El que te da fidelidad.  El que siempre está a tu lado. Eso es lo que hicimos con Fargo. Era, realmente excepcional. Daba tanto calor, sin ser humano. Daba tanta compañía, sin hablar. Era un miembro más de la familia. Esto ultimo, lo principal de nuestra relación
Por allí quedaron algunos kilos de galletas que tragaba diariamente. Su plato de comer. vacío Las pelotas de jebe mordidas con las que jugaba. Eso nos hace recordarlo. Su figura persiste.
Fargo, definitivamente, era el mejor amigo del hombre. Por lo menos, de este hombre, aunque ya no está aquí. Yo se que me entiende lo que quiero decirle. Como pasaba cuando estaba vivo. Realmente entendía, aunque no me crean... (El dueño del perro)

8 comentarios:

  1. Los seres humanos que viven con los perros son buenos, de mucha mayor entrega, solidaridad, principios. No hay un animal igual. Son lo máximo. Sinceremamente,comprendemos el dolor del "dueño del perro" y lamentamos la muerte de Fargo. Alberto Echeandía

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  2. Comprendo al dueño del perro porque a mi me pasó lo mismo. Que casualidad también con un labrador y la misma enfermedad. Los perros son lo máximo (Kelly Lostaunau)

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  3. Que linda crónica. Se nota a las claras que al autor le gustan los perros. A mi tambien. Tengo un pastor alemán de manto negro. Se pasa, realmente.Winston Cavieses

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  4. Si te creemos. Los perros se comunican. Entienden. Tienen alma. Son los mas buenos del mundo. Heriberto Tejada.

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  5. Sólo queda decir gua...gua.
    Dejando la broma, lamentable cuando estos animales se enfermen y mueren. Dejan, efectivamente, a sus dueños muy tristes. Comprendo, por si acaso. Venancio Zapata

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  6. Que buen perro Fargo. El ya esta en el cielo.
    Azucena. Leandrin

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  7. Profesor: ¡Cuanto quiso a su perro! Lo imagino lo juguetón que era porque yo tengo un labrador. Seguro que le destrozó cosas y lo quería matar. Son tan juguetones estos canes. Pero con todo, amargones inclusive, se les quiere mucho. Raúl Pinto.

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  8. Que hermosa semblanza,Edgardo...hablas de ti a través de tu perrito! Ese AMOR incondicional de los canes por su dueño, es una de las experiencias más maravillosas que uno se va a llevar al Más Allá: es un PRIVILEGIO compartir ésos sentimientos con un animal!! Fargo retoza ahora en el Cielo de las mascotitas y, desde alí, te manda su LUZ!!!! cariños de Betsy R.

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