Esteban
Pavletich Trujillo, nacido en Huánuco el 13 de Mayo de
1906, escribió infinidad de libros con
un estilo apropiado y muy detallista. Casi siempre inclinado hacia el
indigenismo y las costumbres de la sierra central del Perú que, dicho sea de
paso, las retrató de cuerpo entero.
Haber vivido allí, haber crecido y ser natural
de estas tierras ricas en paisajes, de gigantescos cultivos, de contrastante
riqueza y miseria al mismo tiempo, cuyos campesinos vivieron en la explotación
permanente, lo marcó para siempre en su producción literaria.
Neruda y Pavletich en Machupicchu.
Neruda y Pavletich en Machupicchu.
INDIGENISTA
Inclusive, muchos de los criticos
y entendidos en estas lides, lo comparan por sus obras, que evidentemente
tienen sitial propio, con insignes escritores que practicaron a la perfección
el indigenismo. Como Ciro Alegría y José María Arguedas. Alli está Pavletich al
lado de ellos, sin ninguna exageración. Con el mismo valor intelectual.
Una de sus novelas, “No se Suicidan los Muertos”, ganó en
1959 el Premio Nacional de Novela. Esta es la historia desgarrante de un terrateniente, dueño de varias haciendas
tanto en la sierra como en la selva de Huánuco llamado Anibal Morand, quien comete infinidad de tropelías. Desde explotación
a los campesinos que trabajaban en sus
tierras, hasta cruentos asesinatos de la peor especie.
Mucho se dijo y se comentó,
aunque no se comprobó fehacientemente, que el principal protagonista de esta
obra laureada fue el famoso lider liberal Augusto Durand: abogado, politico y
montonero dueño en Huánuco de las
haciendas Andabamba, Vichaycoto y Éxito. Este último fundo ubicado en la inmensidad de la selva. Lo que los huanuqueños
llaman “la montaña”.
Tales comparaciones ocurrieron porque habia
mucha similitud en lo que narraba Pavletich con la vida de ese hacendado.
Incluso entre Morand, el personaje
de la novela y Durand, a quien lo
sindicarían como el denunciado, hay dos letras de diferencia.
No obstante de que, jamás, a
Durand se le comprobó cualquier acto delictual o ser explotador. Menos
criminal. Si se dijo que fue asesinado por la dictadura de Leguia. Pero tampoco,
eso enteramente rechazable, tuvo pruebas.
Tan sólo supuestas acusaciones públicas de
parte de su hermano Juan Durand, compañero de sus avatares políticos y también
valiente parlamentario. De lo cual da cuenta Basadre en “La Historia de la
República del Perú”. Ni una sola linea, por supuesto, de lo que denuncia
Pavletich.
La historia, pues, recuerda a Augusto Durand como un rudo y
decidido politico, amante de las montoneras y las rebeliones que ingresó con Piérola
por Cocharcas en 1895, enfrentando al militarismo de Cáceres en el poder y
Presidente de la Cámara de Diputados, a los 25 años. Entre muchas otras
hazañas.
Augusto Durand.
LOS VAGOS
Augusto Durand.
LOS VAGOS
Pavletich
fue alumno del Seminario San Teodoro y del Colegio Nacional de Minería (hoy
Leoncio Prado) en su tierra natal. Realizó sus estudios superiores, en Lima, en
la Universidad Católica y en San Marcos.
Hijo de un inmigrante yugoslavo Esteban
Pavletich Stiglich y la dama huanuqueña, Josefa Melida Trujillo Vega.
Cuando
se desempeñaba como Secretario del Exterior de la Federación de Estudiantes del Perú (FEP), fue deportado
del país a Centroamérica. La drástica medida la tomó el Gobierno, luego de
prepararse un paro general contra la Ley de Vagancia.
Ese
dispositivo lo promulgó el Presidente Leguia con el principal objetivo de
reprimir, en tal condición de simples vagos, a los opositores y dirigentes
políticos. Además de sindicales. Cayó detenido
en esa oportunidad con Luis Bustamante,
Presidente de la FEP. Corria el año 1925.
En
junio, ambos dirigentes salieron al destierro. Los enviaron a Panamá donde
participaron en uno de los movimientos sociales más recios que se haya
registrado en América, el famoso paro inquilinario.
El
movimiento de rechazo fue tan grande que el Presidente panameño, Eduardo Chiari, abandonó Palacio de Gobierno y se
refugió en el Hotel Tivoli, ubicado en la exclusiva y lujosa zona
norteamericana.
Una infatigable lucha popular donde las tropas
norteamericanas acamparon en los parques y, para colmo de contradicciones,
muchos de los miembros de la Guardia Nacional de ese país se unieron a los
rebeldes. El descontento era general.
En
esos días de convulsión, a Bustamante lo deportaron de Panamá a Cuba y a
Pavletich, del mismo país hacia Guatemala. En esta última nación
centroamericana, el escritor se dedicó a actividades políticas en contra de la
United Fruit, empresa transnacional estaunidense. Por lo que lo sacaron, otra
vez a la fuerza, de ese territorio. Llegando a los pocos dias a México.
En
la tierra de Madero y Zapata, el escritor intervino en un mitin contra Estados
Unidos, teniendo como tribunas a los balcones de la propia embajada de ese
pais. Luego vino una implacable persecusión, en contra de los organizadores
entre los que estaba el fundador del Partido Comunista cubano, Julio Antonio
Mella, quien fue asesinado a los 26 años de edad.
Pavletich
huyó a Cuba, juntándose allí con otros revolucionarios como Juan Marinello y el
que posteriormente fue Canciller de Fidel Castro, Raúl Roa. Además de varios
grupos de intelectuales que trabajaban en la Universidad Popular “José Marti”. Por
esos tiempos fue Secretario de Redacción de la Revista “America Libre”, cuya
dirección estaba a cargo de Rubén Martí Villena.
LA CARTA
Desde el extranjero, el escritor siempre se
comunicaba por cartas con sus camaradas, los dirigentes sindicales de Lima. A
uno de ellos al trabajador gráfico, Manuel Serpa, le envió una misiva donde le
hablaba de la necesidad de infiltrarse en el Ejército.
Para
colmo de males, los documentos cayeron en manos de la policía y el hecho en sí
fue dado a conocer por la Revista “Mundial”. La reacción no se dejó esperar y
resultó una de las víctimas, José Carlos Mariátegui, a quien apresaron y le
clausuraron la publicación que dirigia: “Amauta”.
La
situación del intelectual en Cuba no era segura ni nada que se le parezca. Ahí
gobernaba el tirano Gerardo Machado, quien por presión del propio gobierno del
Perú, al mando de Leguia, lo mandó preso a él y a Bustamante.
La redada
desatada incluyó a decenas de personas. Entre ellas: a Alejo Carpentier
cuando todavia no era novelista. La detención del escritor peruano duró tres
meses y luego fue expulsado a México. Era el año 1928.
Pavletich al medio. A la derecha, Pablo Neruda.
Pavletich al medio. A la derecha, Pablo Neruda.
CON SANDINO
Sandino
se habia levantado en Nicaragua y Pavletich consideró consecuente incorporarse
a las huestes revolucionarias. Por eso mismo viajó a ese país poniéndose en
contacto, antes y en Honduras, con el poeta Froilán Turcios que era el
representante del sandinismo y editaba
la revista “Riel”, de franco apoyo a los rebeldes.
El
viaje lo hizo con pasaporte falso e incluso caminando a pie por las montañas de Honduras y gran parte de
Nicaragua, con la ayuda de los guías que reportaban a los revolucionarios. Todo
esto ocurrió los días de Semana Santa de 1928.
Hasta
que llegó a donde estaba ubicada la primera columna sandinista, comandada por
el coronel Gregorio Colina, quien lo llevó donde Sandino. Un dia antes, el
peruano habia cumplido los 22 años de edad. El general nicaraguense estaba
rodeado de su estado mayor. Todos sentados en el suelo. Su ejército, en su
mayoría, estaba conformado por campesinos y mineros.
Pavletich
quedó mirando fijamente y con mucho interés a Sandino, quien no demostraba ni
daba la impresión del carácter que tenía. Menos del valor y la tenacidad que
poseía.
Era
un hombre pequeño de raza mestiza tirando a blanco, que se peinaba el pelo con
raya al medio. Ojillos vivaces. Nariz prominente y ancha en las bases. La boca
de los labios muy finos
No
alcanzaba ni siquiera el metro sesenta de estatura. Calzaba unas botas de
minero. Llevaba pantalón de montar, camisa kaki y de su cintura colgaba una
pistola 44, cuya funda estaba amarrada a una pierna para que no le molestara al
caminar.
Por
aquel entonces, un combate se desató
entre las huestes sandinistas contra los norteamericanos, comandadas por el
jefe de su estado mayor, el general guatematelco Isidro Ruano, en la ciudad de
Bocay, cerca de la frontera con Honduras. El final de este sandinista fue
trágico: lo capturaron, le amarraron el cuerpo con cadenas y lo fusilaron.
Pavletich,
en calidad de secretario de Sandino, estuvo en México cuando el lider
nicarguense visitó ese pais. Le daba al peruano toda clase de apoyo para su
trabajo e incluso le pedía que, en los actos públicos, hablase en nombre de él,
conforme lo hizo varias veces.
Para el intelectual, el jefe de la guerrilla
nicaraguense no era comunista. Aunque tenía una gran inclinación hacia la
izquierda. Su propósito exclusivo consistía en mantener un frente único amplio.
Augusto César Sandino.
Augusto César Sandino.
NERUDA
El
jerarca rebelde nicaraguense fue ametrallado y asesinado en el aeropuerto de Managua. Lo mismo ocurrió
con su hermano Sócrates y dos de sus generales, Francisco Estrada y Juan Pablo
Urmanzor. Sus cadáveres desaparecieron para siempre. La orden la dio Anastasio
Somoza, quien era el Jefe de la Guardia Nacional. En tiempos del Presidente
liberal, Federico Sacasa.
En 1930, el escritor retornó al país. Había militado un tiempo en el Apra. Pero alli no
cuajó. Nuevamente fue deportado rumbo a Guayaquil. Con pericia y destreza,
jugándose el todo por el todo, logró fugar en Huacho del barco que lo conducía.
Sin embargo, a los pocos dias, las fuerzas del orden lo detuvieron otra vez y
lo internaron en la isla de prisión de “El Frontón", ubicada en el Callao.
Muy amigo se hizo del gran poeta Pablo Neruda,
a quien, posteriormente, acompañó al Cusco. Los dos visitaron las ruinas de
Macchu Picchu. Ese viaje le sirvió al vate mapochino para escribir el famoso
poema de recuerdo a dicho lugar historico del Perú.
Fue
director del Diario Oficial "El Peruano". Años más tarde, le
amputaron ambas piernas por problemas circulatorios aparecidos, de un momento a
otro, cuando iba a viajar a Cuba como miembro del jurado de los premios
literarios de la Casa de las Américas.
Vivió,
a partir de ese momento, retirado en su casa ubicada en la calle Comandante
Jiménez del distrito de Magdalena del Mar, postrado en cama, acompañado de su
esposa Lucia Silva de nacionalidad colombiana y sus descendientes. Entre ellos: Iván
y Sergio Pavletich. El primero, hace unos años, falleció.
Era
su tercer matrimonio. Antes se habia casado, en primeras nupcias, con la
huanuqueña Dina Blengeri. Con quien tuvo dos hijos: Aldo y José. El segundo compromiso fue con una dama de procedencia rusa.
Murió
en Lima el 8 de febrero de 1981, a los 74 años. Intelectualmente, incursionó, además,
en la poesía, la historia, el folklore,
la crítica literaria, el análisis político, con una pluma suelta que demostraba
a las claras un amplio nivel cultural. Pese a sus excesos de índole
doctrinario.
Ahora
bien, la vida politica tan agitada del intelectual no interfirió en nada para
su produccion literaria. Variada y prolífica. En 1927, aparecieron los poemas
revolucionarios y, tres años después, una afiatada biografia novelada del héroe
de Huamachuco, paisano del autor, cuyo titulo fue: “Leoncio Prado, Una vida al Servicio de la Libertad”.
Tapa del libro sobre el héroe huanuqueño.
Tapa del libro sobre el héroe huanuqueño.
Este
libro, con prólogo del famoso poeta y
político José Gálvez, fue todo un suceso editorial. Para el connotado escritor,
Enrique López Albujar, impulsor del indigenismo como corriente literaria en el
país, el mérito de la obra es haber humanizado en tal forma al héroe que
incluso se dio a conocer, por primera vez, muchos asuntos enteramente inéditos
de su vida. El talento del autor fue puesto al servicio de la historia.
La
crítica literaria celebró, con comentarios favorables, la aparición de otra de
sus novelas denominada “Estraño Caso de
Amor”, libro que salió a luz con un
corte enteramente psicológico donde se narran los amores llenos de
pasión, contradicciones e incluso de morbosidad, de una rara pareja de
ascendencia europea.
La relación terminó trágicamente y aquí el escritor se
luce en los recursos de carácter técnico que utiliza, con una claridad
impresionante. Sobre todo, un dominio de
las interioridades de las personas cuando tienen problemas de indole terapéutico.
Por
otro lado, lo que si nunca consiguió
Pavletich es llegar al Congreso de la Republica como parlamentario. No obstante
de que tenía cualidades para ocupar tal cargo y que lo tentó repetidas veces,
como candidato a diputado por Huánuco.
CONTRADICCION
Apareció inclusive y contradictoriamente en
listas del conservadurimo mientras él era un eminente hombre de la izquierda
peruana, como fue en 1956 que acompañó a la candidatura oficialista de Hernando
de Lavalle, la misma que era apoyada, por nada más y nada menos, que por el
gobierno dictatorial del General Odría. Sus enemigos y detractores, lo llamaron
inclusive el candidato “repetitivo y crónico”. Por no haber ganado ninguna
elección.
En
lo que si fue persistente y triunfador fue en su obra literaria porque, durante
todas las épocas de su vida, escribió copiosamente. Aparecieron, con éxito
editorial, 398 versos distribuidos en poemas de extensión variable. Asimismo,
el cuento Tres Relatos en 1959 y La Revelación de Kotosh en 1964.
Entre
sus ensayos, en los que demostraba conocimiento
y profundidad, figuraron: El Mensaje de
México (1934), Autopsia de Huánuco
(1937), Emiliano Zapata, Precursor del
Agrarismo Americano (1959), Bolivar
Periodista (1960) “Un tal Gabriel Aguilar”,
quien es el prócer huanuqueño de la Independencia nacional (1959).
Además,
“La Picaresca y la Ascética en la
Conquista de América”, el cuento, “La
Verruga” y “La Antología de los Negritos” (1973), en autoría con Javier Pulgar
Vidal y Nicolás Vizcaya, de corte folklórico sobre esta antigua danza de alegoría
a la libertad y la emancipación que se baila por las calles de su pueblo natal
en Pascua y Año Nuevo y la celebración de los Reyes Magos, el 6 de enero.
Los
protagonistas salen con vistosas máscaras irradiando alegria. Allí están los negritos que de esclavos han roto sus
cadenas y ahora son libres con máscaras de cuero, elegantemente vestidos con
trajes de bordados. Incluso con hilos de oro y plata, cintas de cristal y en
los hombros, portando charreteras doradas.
Mientras
que los corochanos, miembros de la
nobleza española, de tongo, camisa blanca y corbata. Luciendo un terno peculiar
de saco largo cortado por atrás a la mitad, quienes hacen sonar sus matracas en
una mano y en la otra llevan el látigo con el que asustan, sobre todo, a los
niños. Mientras que la banda de musicos interpreta infinidad de canciones.
Aparecen el turco y la dama, representando a
los propietarios de las haciendas y El Abanderado, personaje importantísimo
sale a la vista, como signo de la libertad. Todos ellos visitan los templos y
nacimientos de las casas, donde le rinden homenaje bailando al niño Jesús que ha nacido recién. Este acto se conoce como la adoración. Los dueños de
las viviendas, en recompensa, les invitan huarapo, aguadiente (shacta) y un
plato de locro de gallina.
Los negritos de Huánuco: danza típica.
Los negritos de Huánuco: danza típica.
Hay,
pues, una constante de Pavletich que merece destacarse. Su persistente
inclinación a escribir sobre Huánuco, a quien tanto quiso y por el que se dio enteramente.
Pero con sus posiciones, incluso fue más allá y rompió fronteras nacionales e
internacionales.
De
lo uno se le admira porque efectivamente se convirtió en un excelso escritor.
Pero de lo otro, su posición política, muchos la respetan democráticamente. Sin
compartir lo que él llamaba insistentemente sus ideales puros y acertados. Otros, que no dejan de ser
significativos, lo rechazan por completo. Pero lo rescatable es que esta es una
vida que valió. Una vida que, para bien o para mal, dejó profunda huella. (Noé)
Me parece impecable esta semblanza de un escritor que para la gran mayoría es poco conocido. No obstante, su valía y capacidad. En Huánuco mismo su tierra natal, como la mía, ni siquiera difunden su obra o le rinden homenaje. En la tierra de los Caballeros del León, debería haber una calle con su nombre. Esto es un pedido directo que hago a la Municipal Provincial.Javier Mercado
ResponderEliminarEsteban Pavletich, definitivamente fue una figura de las letras peruanos. Pero también muchos años ejerció la labor del periodismo. Como se dice aquí en la nota fue Director del diario El Peruano. Cuando ejerció ese cargo escribió sobre Bolívar Periodista. Una crónica de investigación profunda que da a conocer a las claras la inclinación del Libertador a esta profesión. Marco Pajuelo
ResponderEliminarPavletich fue del grupo de ese connotado periodista que fue Francisco "Paco" Igartua y de la Directora de Caretas Doris Gibson. El primero lo nombra varias veces en sus memorias donde destaca su capacidad creativa. Una vida interesante. en lo político se jugó por entero. En la Literatura tuvo lugar y nombre propio.Que bien que se le recuerde Gerardo Armas
ResponderEliminarSoy huanuqueña y obviamente esta nota me ha gustado. No solo por Pavletich sino por leer sobre una de las danzas tan antiguas y peculiares de la zona. La de los Negritos. Realmente me hizo acordar mi infancia. Las navidades cuando era niño. Que lindos son los negritos. Su música, su adoración. Me ha enternecido plenamente. Herminia Jara.
ResponderEliminar¿Que hacia un hombre de izquierda en las listas de la derecha. Lavalle, en 1956, era eso. Más aún como se dice en esta crónica, aliado a la dictadura de Odria. la que representaba a los exportadores y los sectores recalcitrantes. Error grande del escritor. El pueblo debió darse cuenta y por eso no salio elegido diputado. Juan Véliz
ResponderEliminarLa pluma de Pavletich es ágil, punzante y directa para la denuncia. Pero también se inclina por la historia. Lo hizo con Leoncio Prado logrando una biografía completa del héroe. Pero en lo que no puedo estar de acuerdo en sus concepciones políticas. Allí si que se equivoco por completo. Fernando Calderón
ResponderEliminarSiempre es lindo encontrar notas sobre mi abuelo! Saludos, Ericka
ResponderEliminarEstoy en Canada y tengo una firma de Esteban Pavletich muy linda que siempre la leo para levantarme el espiritu. Fue hermano de parte de madre del hermano de mi mama , Andres Pavletich Ingunza de Huanuco. estudie con su tercera esposa en la Universidad de IG de la Vega, ella era mayor y yo una quinceñera. Linda dama de colombia. Que hermosos recuerdos, A los dos besos dulces desde la tierra al cielo. ManuelaRamirezNeyra.
ResponderEliminarHola. ¿Andres Pavletich fue escenografo en Lima en la decada de 1930? Ver mi FB El Apuntador: Teatro Popular en Lima 1890-1945. Gracias. Gustavo
EliminarPor lo que se narra obviamente se trata de un aventurero de las letras y oportunista de la politica.Se dice que escribio sobre Leoncio Prado a pedido del Presidente Manuel Prado a fin de ensalzar a la familia y contrarrestrar la negra historia de su padre Mariano Ignacio Prado calificado como traidor por haberse fugado en plena guerra y haberse enriquecido con las Joyas que donaron damas peruanas para comprar armas y mantener en plena guerra negocios con los Chilenos, comprando propiedades alli,etc. etc. Como compensacion por dicho trabajo Pavletich fue nombrado Director del Diario El Peruano y sus hijos favorecidos con contratos de obras publicas.
ResponderEliminarEn su novela " no se suicidan los muertos", cometio una garrafal falla narrativa : transcribe un diario como base de la historia,donde hay una verborrea con el mismo estilo suyo,como si el mismo que narra la historia fuera el que escribio "el diario", el cual tiene otro error garrafal: un diario de una persona que vive como prisionero no podria nunca escribirse floridamente, tendria que haberse escrito casi sinteticamente, como escribia por ejemplo el Che Guevara.
El juzgamiento a Pavletich hecho por Osmal, definitivamente, es muy pero muy duro. Pareciera que la semblanza hecha por el suscrito habría sido mal interpretada. Llegar a tales extremos de apreciación nos parece, por donde se le mire, injusto. El escritor tuvo un lugar preponderante en la Literatura peruana que merece destacarse. Políticamente fue de izquierda definida. Ello no lo negaba, ni tampoco lo escondía. Más allá de los defectos que cometió por efectos de su ideología. Si nos ponemos en el punto medio de la crítica que podamos hacerle, encontramos, de nuestra parte, que más son los aportes que sus imperfecciones. Afirmar contundentemente que “ se vendió al Presidente Prado” podría ser una temeridad. Muy difícil de probarlo fehacientemente. Lo importante y primordial es que la vida de Leoncio Prado que escribió es impecable, según la opinión de los críticos literarios. El cibernauta le ha encontrado errores a su relato “No se Suicidan los Muertos”. Bueno nosotros también, empezando por su personaje principal, Anibal Morand. Pero nadie puede negar que ganó el Premio Nacional de Novela con esta misma obra. Hombre con virtudes y defectos, buen escritor y político de ideas marxistas. Eso es lo que fue, resumidamente, Pavletich. Que valió, claro que valió.
ResponderEliminarLamentablemente E. Pavletich está quedando paulatinamente en el estigma del olvido. Hoy en su ciudad natal, solo queda de él la denominación de un puente que necesita ser reconstruido y que se erige sobre el río Huallaga, aquello único que se mueve en la ciudad y que denunció en su ensayo "Autopsia de Huánuco". Este es un buen artículo que intenta rescatarlo.
ResponderEliminar¿Estuvo casado con una señora colombiana?
ResponderEliminarSi efectivamente fue casado con Lucia Silva, de nacionalidad colombiana, en terceras nupcias. Conforme lo acreditamos en esta semblanza del famoso escritor huanuqueño
ResponderEliminarMe ha fascinado leer de mucho tiempo un articulo que data de hace tiempo pero al releerlo me trae en un viaje de reversa, una increíble narracion que permite fijar posiciones geograficas, hazañas, abecodtas y biografías cortas pero que me recuerdan que poco conocemos de nuestros pernajes huanuqueños... es fascinante ñ, gracias al articulo y a los acertados e interesantes comentarios que leí.
ResponderEliminarComo periodista ¿Cuál fue el cargo más alto que ocupó? ¿En qué diario y qué gobierno? cual seria la respuesta...
ResponderEliminar¿Se sabe de qué murió E. Pavletich?
ResponderEliminarRespondo a las preguntas de los lectores. Pavletich estuvo muy mal de salud en los últimos años de su vida. a tal punto que por problemas serios de circulación y del corazón le cortaron las piernas. De una complicación de este tipo dejo de existir, dejando una huella característica de calidad en la Literatura peruana. Con respecto a su actuación como periodista y contestando la interrogante que se nos hace, el distinguido intelectual fue Directorio del diario oficial "El Peruano", en tiempos del segundo gobierno de Prado
ResponderEliminarEn mi ultimo comentario dice equivocadamente Directorio. Debe decir, el distinguido intelectual fue Director del diario oficial "El Peruano", en tiempos del segundo gobierno de Prado
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