miércoles, 13 de marzo de 2013

HITLER ATACA AL NORTE

Si después de la campaña de Polonia quedaba todavía alguna duda sobre la destructora eficacia de la maquinaria bélica alemana, muy pronto se disipó con nuevas hazañas llevadas a cabo en  Noruega y Dinamarca, dos países pacifistas y declaradamente neutrales. No habían hecho nada que justificase una agresión  Pero, en realidad, su posición geográfica era tal que forzosamente habían de despertar el interés de los dirigentes políticos, tanto del Eje como de los Aliados. Aunque tarde, el resto del mundo se convenció de que ningún país, así fuera inocente,  podría escapar al conflicto.
Dos fueron las razones que llevaron la guerra a Escandinavia: la primera, la posición geográfica de Noruega que, con sus extensas costas, constituía un factor estratégico muy importante del Mar del Norte, y la segunda, la existencia de las minas de hierro de Suecia.
Las Islas Británicas, situadas como un enorme dique en la desembocadura occidental del mar del Norte, cierran las puertas del Atlántico a los puertos alemanes, que se hallan en el rincón sudoriental de dicho mar. Una marina como la alemana, mucho más débil que la inglesa, podría atacar el delicado sistema de comunicaciones marítimas de Inglaterra siempre que sus barcos pudieran llegar al Atlántico. Pero sí salían de los puertos alemanes, para alcanzarlo sería preciso correr el riesgo de verse obligados a combatir y para ello estaban en franca inferioridad.
Fotografía
Soldados alemanes marchando por las calles de Oslo,

Durante la Primera Guerra Mundial, algunas unidades corsarias alemanas lograron éxitos espectaculares. No obstante, por no tener un puerto donde refugiarse, acabaron por verse cercadas y hundidas en tanto que la Flota de Alta Mar permaneció prácticamente inactiva durante los cuatro años de lucha. La guerra submarina fue, sin duda, más eficaz, pero los submarinos habían tenido que afrontar el paso por el estrecho de Dover, severamente vigilado o hacer el largo periplo de la islas Shertland.
Ya en 1929, el Vicealmirante Wegener, en su obra Die See Strategie des Weltkrieges (La Estrategia Marítima en la Guerra Mundial) afirmaba que Alemania hubiera debido resolver su problema ocupando algunas bases en Noruega. De esta manera se habría podido romper el bloqueo naval entre las islas Shetland y Noruega y sugería que "los frescos vientos del océano" habrían "barrido el espectro mortal del hambre". Y si bien el Almirante Raeder, Comandante en Jefe de la Marina Alemana, rechazaba decididamente esta teoría, el libro había suscitado gran interés entre sus más destacados oficiales.
HIERRO
En 1939, Alemania importó cerca de diez millones de toneladas de mineral de hierro de Suecia, de los cuales cerca de un millón procedía de Suecia central, mientras que los otros nueve llegaban de Gällivare, situado en las regiones extremas septentrionales.
Una red ferroviaria unía las minas de Gällivare con el puerto sueco de Luleaa, en el mar Báltico y con la ciudad de Narvik. Pero, tomando las oportunas medidas, también Luleaa podría hacer frente a la expedición de los nueve millones de toneladas durante los ocho meses en que permanecía abierto. Mientras Noruega se mantuviera neutral y los Aliados respetaran su actitud, las unidades de guerra y los buques corsarios alemanes podrían utilizar los canales de sus aguas jurisdiccionales para alcanzar las amplias extensiones del mar de Noruega y continuar luego la ruta hacia el Atlántico  al tiempo que los barcos que transportaban el mineral de hierro podrían ir y venir de Narvik, sin correr el riesgo de verse bloqueados.
Naturalmente, en Septiembre de 1939, Berlin, Oslo y Londres se daban perfectamente cuenta de todo ello. Sin embargo,desde su base de Scapa Flow, la Home Fleet inglesa parecía dominar todo el mar del Norte y Raeder, a su vez, sostenía que era más ventajosa para Alemania la neutralidad de Noruega que la directa posesión de bases en aquel país. Los noruegos, por su parte, creían que los alemanes no podrían invadir su territorio desafiando el poderío naval inglés y asimismo que los ingleses no intentarían llevar a cabo una ocupación. En Inglaterra todavía en  Marzo de 1940, cuando los alemanes ya estaban preparando la invasión, los Jefes del Estado Mayor seguían convencidos de que era prácticamente irrealizable una irrupción alemana en la costa occidental de Noruega,
CHURCHILL
Sin embargo, a los ojos de Churchill y de otras personalidades activas y belicosas, estaba claro que la guerra no se podía ganar con la inactividad. El 12 de Septiembre de 1939, Churchill firmó una orden del Almirantazgo que disponía el envío de buques al Báltico, pero este proyecto se fue aplazando. El 19 de Septiembre informó al Consejo de Ministros de la necesidad de interceptar el envío de minerales de hierro suecos desde los puertos de Noruega. El 29 del mismo mes propuso minar las aguas territoriales noruegas en caso de que se reemprendiese el tráfico de dicho mineral, interrumpido temporalmente al estallar la guerra. El Consejo de Ministros rehusó tomar estas medidas, que violarían la neutralidad noruega, pero Churchill no cesó de presionar en este sentido.

Vista de Rotterdam después del bombardeo alemán durante la campaña occidental en mayo de 1940. Rotterdam, Países Bajos, mayo de 1940.
Ciudad europea después del bombardeo germánico

En Berlín, cuando terminó la campaña de Polonia, Raeder y el Estado Mayor de la Marina discutieron la conducta adecuada contra Gran Bretaña y el problema de Escandinavia. Se consultó al Estado Mayor del Ejército y éste apoyo la tesis de Raeder, afirmando que no disponía de suficientes fuerzas de tierra para conquistar Noruega y mantener luego su dominio. Pero he aquí que, el  10 de Octubre de 1939, el propio Raeder transmitió a Hitler las informaciones que le había comunicado el Almirante Canaris, Jefe del Servicio Secreto ddel OKW, según los cuales los ingleses revelaban cierto interés respecto a Noruega. Aquel mismo día, Hitler cursó las órdenes para una ofensiva contra Occidente que había de producirse cuanto antes. En aquellos momentos todavía no estaba muy interesado por Noruega, con lo cual el asunto quedó en suspenso.
FINLANDIA
El 30 de Noviembre de 1939, Rusia atacó a Finlandia. Como ya se sabe, en la primera fase, y suscitando la admiración de todo el mundo. Finlandia consiguió contener a su potente agresor y aumentaron las presiones morales para una pronta intervención en su ayuda. Noruega y Suecia sentían una profunda simpatía por Finlandia, pero, temiendo la reacción alemana, no se atrevieron a ayudarla directamente.
Esperando que la unánime actitud de simpatía hacia los finlandeses pudiera transformarse en activa o al menos en pasiva colaboración por parte de Noruega y Suecia y subestimando la violencia y gravedad de la amenaza alemana sobre aquellos países, los Aliados proyectaron el envío de fuerzas a través  de Narvik y Luleaa, y al mismo tiempo mandar también fuerzas hacia Trondheim, a fin de proteger a Suecia central de un eventual ataque alemán. Pero en Enero de 1940 fue preciso abonar este plan ante la firme negativa de colaboración que opusieron Noruega y Suecia. En Marzo se replanteó este proyecto en una versión más débil e incierta: se trataba de comprobar las reacciones noruegas mediante un desembarco "experimental" en Narvik. Si esta jugada se aceptaba, los Aliados pensaban efectuar un avance hacia Luleaa y desembarcar algunas fuerzas en Trondheim, Bergen y Stavanger. El 13 de marzo, mientras el Consejo de Ministros británico dudaba todavía en tomar una decisión definitiva, llegó la noticia de que los finlandeses habían pedido la paz. Entonces, por orden de Chamberlain se dispersaron las fuerzas aliadas para evitar que Hitler, informado de estos planes, se valiera de ellos como pretexto para invadir Noruega.
También en Alemania existía un vago sentimiento de simpatía hacia Finlandia, pero Hitler, habiendo concertado su pacto con Stalin, prefería posponer el momento de rendir cuentas. Raeder le advirtió que los aliados podrían valerse del pretexto de ayudar a Finlandia para asegurarse el control de las expediciones del mineral de hierro sueco y fue entonces cuando presentó a Hitler al Mayor Vidkun Quisling. El encuentro tuvo lugar el 11 de Diciembre.
QUISLING
Quisling, cuyo nombre se convertiría muy pronto en sinónimo de traidor, era un hombre bien intencionado pero de temperamento inestable y que, por un breve periodo, había sido Ministro de Defensa en Noruega. Después dejándose llevar por el temor de la penetración y la agresión  comunista, dirigió sus simpatías hacia el nacional socialismo alemán. No obstante, antes de que Roeder le presentara a Hitler, no había conseguido inspirar el menor interés en Berlín.

Guarnición de ocupación alemana

En el curso de la conversación mantenida con el Fuhrer le dijo que los ingleses habían instigado al Gobierno noruego, pero que él, gracias al control que tenía sobre un partido nacional socialista local y con la ayuda de Alemania, podría conquistar el poder. Sus observaciones eran completamente infundadas y es probable que ni siquiera Hitler le creyese. Sin embargo, su aparición en Berlín produjo el efecto de atraer la atención de Alemania sobre Noruega. El 14 de Diciembre, el Fuhrer ordenó al OKW que hiciera un estudio preliminar del problema de la invasión, estudio, que al aumentar la tensión, se transformó en un plan de operaciones.
En Febrero de 1940 el Altmark, buque de abastecimiento del acorazado de bolsillo Graf Spee, hundido por su propio comandante en el Río de la Plata, navegaba por aguas territoriales noruegas rumbo a Alemania. A bordo llevaba un gran número de marinos ingleses prisioneros. en su calidad de barco auxiliar, había apelado a su derecho de no ser registrado cuando los noruegos lo detuvieron, primero a la altura de Trondheim y más tarde cerca de Bergen. tras algunos reparos, los noruegos le habían dejado seguir, pero el 16 de Febrero en las proximidades de Jösenfiord, en la costa meridional de Noruega, el buque alemán fue interceptado por el crucero inglés Arethusa, escoltado por la IV flotilla de destructores a órdenes del Comandante Vian.

Operation Weserübung.jpg
Vistas de la guerra en Noruega y Dinamarca

Dos pequeños barcos noruegos que lo escoltaban insistieron en el hecho de que, mientras el navío alemán se encontrará en aguas neutrales, los ingleses no debían interferir sus movimientos y de esta forma el Altmark pudo refugiarse en Jösenfiord.
EL ALTMARK
Pero tres horas mas tarde Vian siguiendo órdenes recibidas directamente de Churchill a través del Almirantazgo, se acerco al Altmark para abordarlo, después de haber propuesto a los noruegos la solución alternativa de escoltarlo de nuevo hasta Bergen para poder registrarlo. Mientras tanto, se había hecho de noche. Cuando el destructor Cossack, llevando a bordo a Vian, se acercó al barco enemigo, el Altmark, mucho mayor, trato de embestirlo de proa, pero encalló. Algunos marineros ingleses subieron a bordo del Altmark y,empuñando las pistolas, ocuparon el puente. Otros fueron a buscar a los prisioneros y se encontraron con la oposición de algunos centinelas alemanes, que dispararon contra ellos, pero después huyeron por la superficie helada. Murieron 8 alemanes, unos por disparos y otros ahogados y 299 prisioneros ingleses fueron liberados y trasladados al Cossack. Finalmente las unidades inglesas se alejaron, dejando al Altmark con el problema de zafarse del hielo, pero libre para continuar su ruta hacia Alemania.
En Gran Bretaña se celebró el hecho como una empresa bélica y se hizo famoso el grito lanzado a los prisioneros por los hombres que efectuaron el abordaje: "¡Llegó la marina inglesa!". En Noruega, tanto el gobierno como la opinión pública se enfurecieron y preocuparon por lo que consideraban una flagrante violación de su neutralidad. En Alemania suscitó un enorme clamor en la prensa y la radio. Hitler estaba furioso y, según sus más íntimos colaboradores,el incidente puso fin a su vacilación en cuanto a la invasión de Noruega.
El 19 de Febrero Hitler ordenó que se acelerase la preparación del Weserübung (Ejercicio Weser), denominación convencional de la invasión de Noruega. Dos días más tarde, un comandante del Cuerpo de Ejército, el General Falkenhorst y su estado mayor recibieron el encargo de ponerlo en práctica. Como los alemanes necesitaban aeropuertos próximos a Noruega y además querían asegurar las rutas de acceso a ésta, el destino de Dinamarca quedó sellado: Falkenhorst modificó los planes de manera que incluyesen también la ocupación de este país y la conquista de los aeródromos de Aalborg, situados en la extremidad septentrional de la península de Jutlandia. El Primero de Marzo Hitler dio las últimas órdenes para la invasión de los dos países, sin tener en cuenta para nada las objeciones formuladas por los Estados Mayores del Ejército y de la Marina e insistiendo en la necesidad de que se acelerasen enérgicamente todos los preparativos.



Ciclistas nazis en plena invasión

NORUEGA
Noruega, cuya extensión territorial es semejante a la de las Islas Británicas, tenía en 1940, una población de unos 3.5000.000 habitantes. Las líneas de comunicación terrestres si bien estaban siendo modernizadas, eran limitadas y casi todas las más importantes partían  en abanico desde Oslo. Las rutas marítimas más tradicionales se distribuían en forma  "circular", basándose en sus canales abiertos entre el hielo y en sus fiordos que penetraban muy adentro de la tierra firme. La mayor parte de la población se agrupaba en las ciudades costeras.
Los alemanes calculaban  apoderarse de Oslo, de las ciudades costeras y de Narvik. Los ataques se efectuarían en un principio por tropas transportadas en buques de guerra y por contingentes de paracaidistas que tomarían tierra en el Aeropuerto de Sola. Oslo se conquistaría mediante un ataque conjunto por mar y aire. Solo se dispararía si eran atacados. Si se registrara resistencia, el ataque se llevaría a cabo con la máxima energía. Los ataques los realizarían 10 mil hombres.
La ocupación de Dinamarca preveía que dos grupos de brigadas motorizadas forzaran la frontera danesa y se dirigieran hacia el norte. Los aeropuertos habrían sido ocupados previamente por una sección de paracaidistas y un batallón aerotransportado. Las islas serían tomadas y se controlarían los puentes. El objetivo seria Copenhague. Un acorazado forzaría el acceso al puerto y desembarcaría  un batallón de infantería. Mientras que, desde el aire, la Luftwaffe amenazaría la ciudad.
Los buques mercantes alemanes empezaron a dejar los puertos transportando tropas y aprovisionamientos. Lo mismo hicieron los buques de guerra. Era el 7 de Abril. Los ingleses habían tomado sus precauciones. Churchill logró convencer para que se minasen los canales de hielo en las aguas territoriales noruegas. Ellos  se agruparon en los puertos de su país hasta que hubiera claros signos de un ataque contra Noruega. Capaces de justificar su intervención.

Mapa de Noruega con los objetivos de ocupación

TEMPESTAD
En la noche del 7 al 8 de Abril estalló una tempestad que agitó las aguas noruegas hasta las primeras horas del día 9. Aquella noche los destructores alemanes con sus cargamentos y estructuras resultaron muy dañados. En la mañana uno de ellos descubrió un destructor desconocido, del cual antes de desaparecer le disparo dos cañonazos. Poco después otro destructor alemán, el Bernd von Arnim localizó la unidad desconocida que viró para perseguirlo. Se trataba del Glowworm, uno de los destructores ingleses de escolta. Comenzó el cañoneo en medio de la tempestad. Hasta que el navío alemán el Hipper abrió fuego y alcanzó al Glowworm que fue dañado. Muchos disparos y lanzamientos de cortinas de humo. Los ingleses embistieron a los alemanes. Se le arrancó cerca de 36 metros de la coraza lateral. Luego vino la explosión del buque alemán. El del contrincante desaparecía entre las aguas.Los ingleses celebraron el triunfo en Londres
El Vicealmirante sir Max Horton, comandante de los submarinos ingleses, y conocido por la habilidad con que intuía las intenciones de los alemanes, había ordenado por propia iniciativa, que todos los submarinos disponibles se situaran frente a los puertos alemanes para vigilar las rutas de Noruega. Estos submarinos vieron pasar ante sus periscopios muchos barcos de carga que se dirigían hacia el norte, pero como tenían la órden de torpedear solamente los buques de guerra o de aquellos mercantes que con toda evidencia transportaban tropas, se habían visto obligados a dejarlos pasar. Días más tarde, el submarino polaco Orzel torpedeó y hundió al buque Río de Janeiro.
Pronto se descubrió que los supervivientes que sumaban alrededor de un centenar y que fueron recogidos por algunos pesqueros noruegos, eran soldados alemanes que afirmaban haber sido emviados a Bergen para salvar la ciudad de la invasión de los ingleses.
MOVIMIENTOS
Este hecho confirmo los informes que ya se habían recibido en Londres y en Oslo, según los cuales, los alemanes estaban efectuando movimientos de tropas por tierra y por mar.
Pero la Home Flet había salido demasiado tarde de Scapa Flow. Cuando lo hizo las formaciones alemanas se encontraban ya bastante más al norte. A las 4 de la tarde del 8 de Abril, el Almirante Forbes, con dos acorazados y varios cruceros, se hallaba a unas 120 millas al sudoeste de la desembocadura del Trondheimsfiord, mientras otros cruceros ingleses habían llegado a 70 u 80 millas mas al sur, a la altura de Bergen. El Renown estaba a punto de encontrarse con los destructores que sembraban minas en los Vestfiords 500 millas al norte de la formación de Forbes, mientras que el crucero de batalla Repulse y el crucero Penelope, a los que el Almirante ordenó que se adelantaran basándose en los informes de localización del enemigo mandados por el Glowworm, se encontraban en una oposición intermedia entre Forbes y el Renown.
Por lo que respecta a los alemanes, el Grupo I se encontraba a unas 200 millas al nordeste de Forbes y el II a unas 100 millas, esperando entrar en el Trondheimsfiord. Aún más al Sur, el Grupo III, formado por los cruceros ligeros Köln  y Königsberg, seguidos por dos unidades auxiliares y algunos torpederos, estaba a punto de entrar en los fiordos que conducen a Bergen. El Grupo IV constituido por el crucero ligero Karlsruhe y los torpederos que se dirigían a Kristiansand. Y el Grupo V compuesto por los cruceros Blücker y Emdem, el acorazado de bolsillo  Lützow y otros medios ligeros de desembarco destinados a Oslo, navegaban a lo largo de la costa danesa y seguían la ruta hacia los puertos noruegos.

El ingreso de las tropas alemanas 

EL HIPPER

El 8 de Abril un hidroavión inglés descubrió al Hipper y señaló su posición. Pero como en aquel momento la unidad alemana tenía la proa hacia el oeste, Forbes, no dándose cuenta de que se dirigía a Noruega, viró hacia el noroeste y no consiguió interceptarlo. Mas tarde, a las 20 horas, después de haber recibido mas informaciones, Forbes comenzó a comprender cuáles eran las intenciones de los alemanes y cambió la ruta hacia el sur, ordenando al Repulse y al Penelope continuar hacia el norte y de encontrarse con el Renown. de esta forma, en las primera horas del 9 de Abril, cuando los buques alemanes estaban entrando en los fiordos y acercándose a las ciudades, la Home Fleet navegaba hacia el sur hacia una distancia de unas 60 millas de la costa, mientras mucho más al norte el Renown y sus destructores luchaban contra la tormenta.
El Gneisenau y el Scharnhorst, tras enviar sus destructores a los Vestfiords, se dirigieron a toda maquina hacia el noroeste y en las primeras horas de aquella mañana se encontraron con el Renown, que se lanzó en su persecución. El Gneisenau sufrió daños poco importantes antes de lograr escapar con el  Scharnhorst. Pero al retirarse  los dos navíos alemanes dejaron escapar una buena ocasión para hundir al crucero de batalla inglés, el cual si bien era mayor y disponía de una artillería, no tenía una coraza muy potente y además en aquel momento, se encontraba completamente aislado.


Crucero  se hunde frente a Oslo.

En las primeras horas del 9 de Abril, los diez destructores alemanes del Grupo I, que habían salido mal parados de la tormenta, remontaban de nuevo el Ofotfiord con dirección a Narvik frente al puerto vieron al buque de defensa costera Eidsvoll, un viejo navío de 40 años que le disparó un cañonazo de advertencia. El comodoro Bonte, que se encontraba a bordo del Wilheim Heidehamp con el General Dietl, hizo arriar una lancha y mandó un oficial a bordo del buque noruego para explicar al comandante del Eidsvoll que los alemanes venían como amigos para proteger a los noruegos contra los ingleses y le pidió que se inutilizasen las armas y los motores del buque. El comandante noruego se negó y mientras la lancha alemana regresaba a a su destructor empezó a apuntar sus cañones contra la de los alemanes. Pero algunos instantes después, tres torpedos alemanes hicieron añicos el barco noruego. De los 182 hombres de su tripulación, solo se salvaron ocho.
DESTRUCTORES
Otros tres destructores alemanes habían atravesado ya el fiordo para llegar a Bjerkvik en la orilla septentrional, donde las tropas que transportaban debían apoderarse del cercano depósito de armas. Bonte llevó consigo otros tres destructores al puerto de Narvik, pero apenas empezaron a desembocar los soldados abrió  fuego el Norge, un barco gemelo  del Eidsvoll. Si bien el puerto estaba lleno de buques mercantes y la temperatura glacial dificultaba la actividad de los marinos alemanes encargados de los tubos lanzatorpedos, pronto dos torpedos alcanzaron al Norge que zozobró y se hundió, salvándose la mitad de los tripulantes.
Dietl descendió a tierra inmediatamente y solicitó ver al comandante de la guarnición. Los soldados noruegos confusos y casi convencidos de que los extranjeros eran ingleses, no habían disparado. El Coronel Sundlo, comandante de la guarnición, comunicó a Dietl que estaba decidido a resistir y a abrir fuego al cabo de media hora. Pero cuando el general alemán le hizo ver la oportunidad de que tenía de evitar lo que, a su entender, sería un inútil y absurdo derramamiento de sangre, el anciano coronel perdió su aplomo y entregó el puerto a los alemanes. Más tarde Sundlo fue acusado de traición, pero después de la guerra un tribunal militar lo juzgó y lo absolvió de toda acusación. Dietl y Bongte aislados  con sus pocas fuerzas en las nieves del Norte y con insuficientes armas pesadas y municiones, tuvieron que prepararse para afrontar la superioridad de las fuerzas aliadas, que como ellos ya sabían no tardarían en llegar.

Jerarcas nazis en acto público tras la ocupación

ATAQUES
Mientras tanto, navegando al largo del Trondheim, el Hipper cambió algunos disparos con las baterías que defendían la estrecha desembocadura del fiordo y las rebasó seguido de sus destructores a una velocidad de 25 nudos. Poco después desembarcó sus tropas en la indefensa ciudad. En Bergen, las baterías costeras tardaron en abrir fuego y algunas de sus piezas se interrumpieron. No obstante antes de que los soldados alemanes desembarcaran y ocuparan la ciudad, lograron causar daños al Königsberg y al barco auxiliar Bremse. En Stavanger, el ataque de las tropas aerotransportadas que se produjo en el aeródromo de Sola, no encontró ninguna resistencia y la ciudad quedó en manos de los alemanes.
En Kristiansand, las bacterias lograron rechazar en principio los buques alemanes que se acercaban envueltos en la niebla, pero cuando estos volvieron al ataque, los confundieron con barcos franceses y los dejaron pasar. De este modo, los alemanes pudieron ocupar la ciudad.
Aquellos mismos días Dinamarca había caído casi sin combate y la aviación alemana empezó a operar sirviéndose de los aeródromos de Aalborg.
El Rey ordenó en Copenhague que cesase la resistencia y que el país se dispusiese con calma a sufrir el yugo alemán.

Armados y listos para atacar

Por una ironía del destino, fue precisamente del ataque vital contra Oslo, apoyado por mar y aire, el que estuvo más cerca del fracaso. En las primeras horas del alba del 9 de Abril, el nuevo crucero pesado alemán Blücher que llevaba a bordo al Vicealmirante Kumetz y al General Engelbrecht de la División de Infantería 160 con 1000 de sus hombres, fue hundido en los estrechos de Dröbak por los cañones y los torpedos de la fortaleza de Oscasborg. Los buques que lo seguían se vieron obligados a invertir su ruta y a volverse hacia  la desembocadura del fiordo. Por su parte, el convoy aéreo se encontró envuelto en la niebla: los aviones que transportaban a los paracaidistas volvieron atrás y a los que llevaban las tropas aerotransportadas se les ordenó volver a la base de Aalborg. No obstante una unidad aerotransportada, desobedeciendo las órdenes, aterrizó en Fornebu, el aeropuerto de Oslo y, a pesar de que algunos de sus aparatos fueron destruidos por la artillería antiaérea noruega, el resto de las tropas se apoderó del aeropuerto. Los aviones  enviados a la base de Aalborg, después de repostar en ella, volvieron a Oslo, mientras otros fueron desviados de Oslo a Stavanger. Por la tarde, las tropas alemanas aerotransportadas ya estaban de nuevo en condiciones de operar, según los planes preparados. El paso siguiente fue ocupar la ciudad (Tomado, editado, resumido y condensado de la Revista "Así Fue  al Segunda Guerra Mundial")

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