lunes, 28 de abril de 2014

GABO VIVE CON LA IMAGINACION MAGICA

Cuando de este mundo se va para nunca más volver  y definitivamente el autor de la imaginación mágica, rutilante y original que sobrepasó fronteras y se hizo genuinamente universal ya no está, hay un hecho que se registra automáticamente y de todas maneras. En efecto, su producción literaria que es lo más valioso que dejó, admirada y magnifica en cuanto a cualidades del  intenso escribir con entera brillantez, queda incólume por siempre y para siempre. Por todos los siglos de los siglos. Con comienzo, pero  sin final de desaparición. Una realidad plena. Nunca acaba. La vigencia es su característica primordial. Allí estará incólume, a vista y paciencia de los lectores. Entera, concreta  y cumpliendo su rol vital de entretener a los  lectores de aquí, de allá y de más allá, de muchísimas partes del orbe ilustrado. En la redondez gigantesca del mundo de las letras que está de duelo.  Eso sí que no puede irse. Ni tampoco ocultarse. Lo primero, la vida, desafortunadamente acaba. Lo segundo, la obra, queda para la posteridad  y para todos  los tiempos.
Tal mecanismo de compensación total es  lo que precisamente ha pasado, de forma  inmediata, con el lamentable fallecimiento ocurrido últimamente de Gabriel García Márquez, el famoso Gabo.  Una figura indiscutible de la Literatura universal  nacido, precisamente, en estas tierras latinoamericanas ubicadas en la impregnante, colorida y caribeña,  Aracataca, Colombia. Sus novelas, cuentos, relatos y otros escritos, incluyendo los de carácter periodístico,  transcendieron de forma contundente para bien de la humanidad.
Lo que vivió, sobre todo en su infancia allá en los pequeños pueblos de Colombia de belleza  y diversidad inigualable, García Márquez lo escribió en su genial obra literaria dentro de una concepción enteramente  mítica e insuperable. Con paralelismos que, indiscutiblemente, hay que recordar porque son singulares y admirables.


Gabriel García Márquez.

PARECIDOS
Veamos, como ejemplo, uno de ellos.  Su abuelo real se parecía mucho al personaje principal irreal de “Cien Años de Soledad”, su obra fundamental, José Arcadio Buendía.  Ambos fundadores de ciudades insuperables.
En dicho volumen se nos cuenta que José Arcadio Buendía abandonó su pueblo al verse continuamente hostigado por el fantasma de Prudencio Aguilar al que se vio obligado a matar por un problema de honor. Con 21 compañeros que lo acompañaban,  este hombre apesumbrado cruzó la cordillera y fundó Macondo impecable reluciente. La famosa ciudad de la referida pieza literaria.
La fundación de Aracataca ubicada en la costa del Atlántico colombiano, tal como Nicolás Márquez se la contaba  a su nieto Gabo, era muy parecida. También su abuelo mató de muy joven  a un hombre y cuando no pudo soportar la amenaza contra él, se fue lejos con su familia y fundó un pueblo. 
BUENDIA
Nicolás Márquez era un sobreviviente de las guerras civiles colombianas y como el fundador de Macondo tenía una gran cantidad de hijos de la guerra. Todos de edades parecidas que se alojaban en su casa cuando estaban en la ciudad y la abuela Tranquilina los recibía como propios.
Evidentemente, el abuelo es el modelo del Coronel Aureliano Buendía que en la novela promovió 32 guerras y las perdió todas. Tuvo 17 hijos varones de 17 mujeres distintas, quienes fueron exterminados en una noche. Escapó a 14 atentados,  a 73 emboscadas y a un pelotón de fusilamiento.
Más ejemplos esclarecedores. Ursula Iguarán, de “Cien Años de Soledad”, se inspira en la verdadera abuela del autor que no sólo presta su apellido  sino que al igual que el personaje murió ciega y loca. El familiar directo del escritor, que existió en este mundo, se llamó Tranquilina Iguarán.
La inmensa y  asombrosa casa de los abuelos verdaderos la encontramos nuevamente en las sólidas y tristes mansiones de su mundo narrativo: las viviendas de la Mama Grande, de los Asis, los Nasar e indudablemente de los Buendía.
García Márquez nació un domingo 6 de Marzo de 1927 cuando una torrencial lluvia caía incesantemente, mojando a raudales la tierra y las bananeras de la zona de Aracataca.  A  lo largo de su fecunda vida se convirtió en novelista, cuentista, guionista y periodista. De los mejores, indiscutiblemente. Tan es así que en 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. Propietario de residencias entre otras ciudades de París, Bogotá y Cartagena.
MEXICO
 Pero donde prefirió vivir, la mayor parte del tiempo, es en la de Ciudad de México donde precisamente ha muerto, el 17 de Abril del 2014, a la edad de 87 años. Unos días antes estuvo en un hospital internado, durante una semana, a raíz de una infección pulmonar y de las vías urinarias. Alguien dijo sin confirmar que sufría una recurrencia del cáncer que lo afecto años atrás. Lo cierto es que la crisis de sus dolencias sobre todo por los años a cuestas se lo llevó, para siempre, de este mundo.
Sus padres fueron: Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez Iguarán. Cuando ellos se enamoraron,  el padre de ésta última se opuso tajante a la relación porque al novio lo consideraba inadecuado para su hija por ser “telegrafista, miembro del Partido Conservador y un mujeriego  confeso y comprobado”
Con la intención de separarlos, Luisa fue enviada fuera de la ciudad. Pero Gabriel Eligio la ubicó y siguió cortejándola con serenatas de violín, poemas de amor, innumerables cartas y frecuentes mensajes telegráficos.


La mas famosa de sus obras.

ESTUDIOS
Finalmente la familia capituló y la pareja se casó el 11 de Junio de 1926 en Santa Marta. La historia de este romance inspiraría mas tarde a su hijo Gabriel, el libro “El Amor en los Tiempos del Colera”.  Otra vez la realidad se junto con la ficción.
Poco después del nacimiento de Gabriel,  su padre se convirtió en Farmacéutico y en enero de 1929 se mudó con Luisa a Barranquilla, dejando a su hijo en Aracataca al cuidado de sus abuelos maternos.
En 1936, tras vivir con sus padres en Sucre donde Gabriel Eligio administraba una botica, lo envían a estudiar el bachillerato en diferentes internados ubicados en Barranquilla y Zipaquirá. De este último lugar, el joven guardó oscuros recuerdos. 
Por eso él mismo dice: “Era una ciudad fría con techos de teja desgastada y el colegio un gran internado donde vivíamos más de 200 niños. Los sábados y domingos había salida pero yo no me movía del edificio porque no quería enfrentarme con la tristeza y el frío del pueblo. Durante esos años, pasé la totalidad de las horas libres leyendo libros de Julio Verne y Emilio Salgari.”. Años decisivos, eso sí, para su futura vocación de escritor.
En 1947, García Márquez se instaló en Bogotá y se puso a estudiar Derecho. Sus impresiones de la capital colombiana también son negativas. “Lo que más destaca aquí son los cachacos que siempre andan de negro parados con paraguas y bigotes. La ciudad es gris, yerta y asfixiante, sinónimo de aprehensión y tristeza”. 
Nunca llegó a graduarse de abogado aunque en Cartagena, ciudad a la que se trasladó su familia, también estudió esta profesión. Allí se hizo amigo del poeta Alvaro Mutis. “La carrera que estudiaba me aburría a morir”, declaró en una oportunidad. 
INFLUENCIAS
Lo más importante de este periodo es el encuentro con personas que tuvieron mucha influencia en su vida como Camilo Torres que posteriormente se convirtió en el cura guerrillero y murió trágicamente y con Plinio Apuleyo Mendoza, periodista y escritor, desde entonces uno de sus amigos íntimos. 
Otra circunstancia importante es que en Bogotá  escribió, en el diario "El Espectador",  sus primeras  obras que son diez cuentos que, posteriormente, los consideró como parte de su edad de piedra. Los rechazó por completo. 
Garcia Márquez participó, como muchos otros estudiantes, en las manifestaciones surgidas a raíz del “Bogotazo” y el asesinato en 1948 de Jorge Eliécer Gaitán, político progresista aspirante a la presidencia de la república. 
ESCRITOR
La desaparición de este líder desencadenó una larga y escalofriante oleada de violencia, casi 300 mil muertos entre 1948 y 1962, hecho que tendrá su reflejo en el contenido de la literatura del escritor hasta el punto de que la narrativa colombiana de estas décadas ha sido denominada como “la etapa de la violencia”. 
Garcia Márquez abandonó los estudios de Derecho cuando decidió instalarse en Barranquilla y orientar su vida al Periodismo y la Literatura. Por lo que empezó a trabajar como columnista en el diario “El Heraldo”. Se instaló en un cuartucho ínfimo de un bloque de cuatro pisos llamado “El Rascacielos”. Allí empezó a escribir su primera novela, “La Hojarasca”. 
Sus autores predilectos eran: Kafka, Joyce, Faulkner y Hemingway. En esta ciudad conoce a Mercedes Barcha, quien más tarde se convirtió en su esposa y compañera de toda la vida. Era la hija de un boticario: alta, bonita con pelo marrón hasta los hombros, nieta de un inmigrante egipcio con ojos castaños grandes y penetrantes, según la descripción del propio autor. Con ella tuvo dos hijos: Rodrigo de profesión cineasta y Gonzalo, actualmente diseñador gráfico en México. 
En 1954, retornó a Bogotá y volvió a trabajar en “El Espectador” como reportero y crítico de cine. No abandonará nunca el periodismo, y más tarde, se convierte en colaborador habitual de periódicos de Venezuela, México, España y Estados Unidos. 
Fue a Europa por primera como corresponsal del periódico colombiano y vivió allí durante cuatro años. Cubrió como periodista la enfermedad del Papa Pio XII. A poco de llegar a Francia recibió la noticia de que “El Espectador” fue clausurado. Le mandaron el pasaje de regreso. Pero él decidió quedarse en el viejo mundo para dedicarse a ser escritor. 


Con su amigo Fidel Castro.

PENURIAS 
Afrontó grandes penalidades económicas y trabajaba, según  palabras de Vargas Llosa, “con verdadera furia a diario, desde que oscurecía hasta el amanecer”. Escribió “La Mala Hora” que salió a luz en 1961 y “El Coronel No tiene Quien Le Escriba”, quizás uno de sus mejores novelas.
Con Plinio Apuleyo Mendoza viajó a los países comunistas. Entre ellos: Alemania Oriental, Checoslovaquia,  Polonia y la Unión Soviética, aprovechando la oportunidad para escribir diez reportajes. El más célebre lo tituló "90 días en la Cortina de Hierro". 
 En 1958 retornó a América y se instaló en Venezuela, donde trabajó para la revista “Momentos”. Fue testigo del derrocamiento del dictador Marco Pérez Jiménez, con bombardeos aéreos y asaltos al Palacio Presidencial de Miraflores.  
Lo vivido resultó como obsesión para escribir una novela de dictadores y tiranos, acompañado de lo que pudo notar del poder supremo del Papa Pio XII en Roma y el fanatismo del culto a Stalin que palpó en Moscú. Diecisiete años después se hizo realidad ese proyecto en la quinta de sus novelas: “El Otoño del Patriarca” (1975).


 
Caricatura precisa.

EN LA HABANA
Su actividad periodística prosiguió muy intensa. Pero en ningún momento abandonó sus intentos literarios. Es así como redacta todos los cuentos de  “Los Funerales de la Mama Grande”, que aparece en librerías en 1961. 
Tras el triunfo de la revolución cubana, el intelectual vivió en La Habana seis meses trabajando para Prensa Latina, la agencia de noticias de ese país que dirigió el periodista argentino amigo del Che Guevara, Jorge Ricardo Massetti. Fue creada por el gobierno revolucionario para contrarrestar la propaganda contra Cuba. 
Creó la sede de Prensa Latina en Bogotá y trabajo allí y en diferentes países, con destacados intelectuales como el argentino Roberto Walsh, el uruguayo Juan Carlos Onetti y su paisano Apuleyo Mendoza.  Se desempeño como corresponsal en Nueva York hasta que renunció cuando cayó Massetti, por el poder y la decisión de los sectores más burocráticos y sectarios de la revolución cubana. 
Garcia Márquez se estableció en México y probó suerte con el cine, editando además dos revistas de gran tiraje: una para señoras, “La Familia”; y otra de policiales y crímenes, de nombre “Sucesos”. Su primer guión cinematográfico  se llamó “El Gallo de Oro”, escrito en colaboración con Carlos Fuentes. 
Lo mismo hizo con la adaptación de Pedro Paramo. Otros trabajos de este tipo son: “Tiempo para Morir” de Arturo Ripstein, “HO” también con Ripstein, “Patsi mi Amor” y una adaptación de su cuento, “En este pueblo no hay ladrones”. 
Hay un periodo en que Gabo no escribe absolutamente nada. Consecuencia de un íntimo sentimiento de fracaso, respecto a la obra literaria que había hecho hasta ese momento. Eran los años de 1961 a 1965.


Muy joven con su esposa Mercedes Barcha.

OBRA CUMBRE 
Escapó de tal tortura intelectual sacando la que es su más célebre obra: “Cien años de Soledad” que apareció en 1967 con una técnica y un procedimiento de escribir realmente excepcionales. Concluyo la creación en 18 meses. 
La idea para concretar tan famosa novela se le vino de un momento a otro, mientras conducía su automóvil por la carretera de México a Acapulco. Inesperadamente, paró el carro y le dijo a Mercedes su esposa: ¡“Encontré el tono. Voy a narrar la historia con la misma cara de palo con que mi abuelo me contaba sus historias fantásticas, partiendo de aquella tarde en que el niño es llevado por su padre a conocer el hielo!” 
BARCELONA 
Decidió  encerrarse a escribir su novela de Macondo y los Buendía. Logró reunir 5 mil dólares, dándoselos a  su mujer y subrayándole: “Mientras tarde en este trabajo, ocúpate tú de todo y no me molestes bajo ningún efecto”. 
La labor creativa finalizó en año y medio. Mercedes lo recibió  con una deuda de más de 10 mil dólares. Para enviar el manuscrito a la Editorial Sudamericana de Buenos Aires, Argentina, se empeñaron los objetos de cierto valor que tenían. Entre ellos: una batidora, un secador de pelo y la estufa. 
“Cien Años de Soledad” apareció con un éxito fulminante. En muy pocos días se agotó la primera edición y en tres años se vendieron más de medio millón de ejemplares. A partir de ese momento. por el respaldo económico recibido, Gabo pudo dedicarse por completo a escribir. 
De 1968 a 1974 vivió en Barcelona y un año después es una realidad “El Otoño del Patriarca” escrita con la técnica del monólogo múltiple. Es decir, voces diferentes que cuentan, desde varias perspectivas, la misma historia. “Mi libro más experimental y es el que más me interesa como aventura poética. El que me ha hecho enteramente feliz”, dijo Gabo. 
Posteriormente escribió algunos cuentos y un guión de cine, a partir de un episodio sacado de “Cien Años de Soledad” que finalmente se convirtió en una novela breve: “La increíble y triste historia de la cándida Eréndida y de su abuela desalmada” (1972). 
Hay  decisiones de carácter político de García Márquez que unos  la aceptan y otros la critican mucho. Su acercamiento incondicional con Fidel Castro, el octogenario dictador de la revolución cubana. Con los sandinistas nicaragüenses y con el que fue Presidente tiránico y controversial, Hugo Chávez Frías, de Venezuela. 
Sacó a luz “Crónica de una muerte anunciada”, novelando otra vez hechos reales acaecidos en Sucre durante su juventud y asumiendo, por primera vez, el papel de narrador. Con esta obra contrarió a su madre que le había pedido que no escribiera  con tantos parientes de protagonistas.


Cuando visitó Lima con Jose Miguel Oviedo y Mario Vargas Llosa

ACUSACION
En pleno lanzamiento de esta obra, el Gobierno de Colombia lo acusó de financiar al grupo guerrillero M19. Entonces pidió asilo a México y abandonó Bogotá en medio de un gran escándalo. Al poco tiempo le concedieron el Premio Nobel. 
En la ceremonia de tan alta distinción, Gabo vistió una guayabera caribeña blanca y llevó en la mano una rosa amarilla que es el símbolo de Colombia y su amuleto personal. Eligió como tema musical el Intermezzo Interrotto de Bela Bartok. 
En su discurso formuló un deseo: “el de una nueva y arrasadora utopía de vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan, por fin y para siempre, una segunda oportunidad sobre la tierra”. 
CINE 
Con parte del dinero que ganó con el Nobel decidió fundar un diario en Colombia con periodistas menores de 30 años, para que adquieran el oficio como se debe. Un medio de comunicación para exaltar, fundamentalmente, los valores del hombre sin banderas. En homenaje a Borges decidió llamar al periódico “El Otro”, aludiendo con ello a su “otra” vocación y personalidad. 
Llamó para el proyecto periodístico a dos intelectuales famosos como son: el novelista argentino Tomas Eloy Martínez y el Director de El Diario de Caracas, Rodolfo Terragno. El plan, sin embargo, murió antes de nacer, como dice Garcia Márquez, asfixiado por la Literatura. 
Cuando ya todo estaba listo para la aparición de “El Otro”, Gabo les dijo a sus amigos: “Instálense en Bogotá y empiecen el trabajo. Yo tengo que encerrarme a escribir la novela sobre los viejos”. Esa era su necesidad primordial. Sus compañeros, obviamente, se negaron. El proyecto se fue de frente al tacho. 
Pero la Literatura ganó una joya de joyas con la famosa novela, “El amor en los tiempos del cólera”, la historia de Florentino Ariza y Fermina Daza en la que recrea el difícil noviazgo de sus padres.


Foto reciente con la cantante peruana Tania Libertad.
PERIODISMO 
Gabo promovió la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y fundó la Escuela de Cine de Los Baños en Cuba. Allí García Márquez dirigió un taller de guión, donde diez jóvenes inventan conjuntamente una historia. 
A los mejores alumnos se los llevó a México donde trabajaron en otro taller de guiones y realizaron labores para la televisión como parte de los beneficios, además de conseguir fondos de financiamiento recepcionados por la Fundación y la Escuela. 
En 1989 escribió “El General en su Laberinto”, una nueva novela histórica donde cuenta el camino a la muerte de Simón Bolivar a los 47 años por el río Magdalena. El origen de esta novela es una frase de su manual escolar de historia que guardaba en su memoria: “Al cabo de un largo y penoso viaje por el río Magdalena, murió en Santa Marta  abandonado por sus amigos”.
 También sacó a luz “Doce cuentos peregrinos”,  basado en hechos periodísticos pero  redimidos de su condición mortal por la astucia de la poesía. Otra de sus novelas es, “Del amor y otros demonios”, ambientada en Cartagena de Indias del siglo XVIII que cuenta los amores imposibles entre un cura de 30 años y una marquesita de doce, a la que debía exorcizar. 
Luchó muchos años  contra un cáncer linfático y siguió desarrollando proyectos como el taller denominado Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con el apoyo de Tomás Eloy Martínez. 
Se trata de una escuela donde a través de seminarios, cursos y conferencias se convoca a estudiantes de periodismo de todo el mundo, a fin de profundizar sobre temas que las universidades de la especialidad y las redacciones de los periódicos omiten. 


Frase célebre.

En 1996 publicó “Noticia de un secuestro” sobre las andanzas de la banda de narcotraficantes encabezada por Pablo Escobar. En este libro trabajó durante tres años. A fines de 1995, cuando acabó de concluirlo, leyó  un insólito comunicado en la prensa de su país: Los secuestradores ofrecen la libertad de Juan Carlos Gaviria, hermano del Presidente, si Garcia Márquez asume la Presidencia. 
La respuesta del escritor fue  contundente: “Nadie puede esperar que asuma la irresponsabilidad de ser el peor Presidente de la República. Liberen a Gaviria, quítense las máscaras y salgan a promover sus ideas de renovación al amparo del orden constitucional”. Allí quedó la cosa. Esta es, en síntesis y resumen, la vida de un hombre celebre que acaba de morir, dejando intransferible huella. (Edgardo de Noriega)

1 comentario:

  1. Este hombre llamado Gabriel García Márquez es genial e inigualable. Lo primero por su calidad al escribir y lo segundo por lo vivido tan intensamente. Aquí está muy bien descrito con una calidad precisa. Felicitaciones al autor. Magnífica semblanza. Hombres como este honran al mundo de la Literatura. (Abel Flores)

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