viernes, 17 de octubre de 2014

EL DERRUMBAMIENTO DE FRANCIA


A la ofensiva que permitió a las fuerzas acorazadas alemanas superar las Ardenas y llegar hasta las costas del Canal de la Mancha, siguió lo que muchos franceses consideraron una deserción de su aliado británico a través de Dunkerque. No hay que sorprenderse, pues, de que el invasor encontrara una resistencia esporádica e ineficaz cuando inició su penetración en las regiones meridionales. Fueron muchas las explicaciones y las excusas que se dieron para justificar la derrota, pero un historiador francés de reconocida fama, autor de este análisis objetivo de los hechos, Adolph Goutard, ni siquiera intenta desmentir esta irrefutable conclusión: las causas del derrumbamiento estaban en el mismo país y tuvieron un peso igual a la valía del adversario.

Después de la batalla de Dunkerque, el General Weygand asumió, el 19 de Mayo de 1940, el mando de las fuerzas aliadas, haciendo entonces el primer balance de la situación. El ejército francés había quedado terriblemente quebrantado, no sólo por las pérdidas sufridas en los combates, sino también por la captura de centenares de miles de prisioneros en los sectores del Mosa y del Norte, por la evacuación de más de 100 mil hombres en la zona de Dunkerque.
Las pérdidas ascendían a 24 divisiones de infantería, además de las tres divisiones mecanizadas ligeras,  dos divisiones de caballería ligera y una  división acorazada. De la misma manera habíamos perdido el valioso apoyo de las divisiones inglesas.
Para la defensa del frente, que se extendía a lo largo de unos 362 kilómetros, desde la costa a la línea Maginot, disponíamos de 41 divisiones de infantería, constituidas en tiempos de paz y llamadas “tipo A”, algunas de las cuales habían sufrido ya graves pérdidas.



Los alemanas y al fondo la torre de Eifel
DEFENSAS
Tres divisiones de caballería ligera, con sólo 36 autoblindados de los 112 que constituían su plantilla, y tres divisiones acorazadas desde las que, en total, no quedaban más de 40 carros de combate de los 200 que contaban al principio.
Para defender la línea Maginot, desde el Mosa hasta las montañas del Jura, disponíamos únicamente de 17 divisiones y de las tropas que guarnecían los fuertes. Mientras tanto, en la retaguardia, se estaban reorganizando los restos de los ejércitos belga y del Mosa, articulados en siete divisiones de infantería ligera que debían estar dispuestas, según los planes  el 15 de Junio.
El General Weygand calculaba que para esta fecha nuestras fuerzas ascenderían a 60 divisiones contra las 130 alemanas, diez de las cuales eran acorazadas. Pero ¿nos concedería el enemigo el tiempo necesario para ponerlas en dispositivo de guerra para el 15 de Junio?
Fuera como fuera, considerando la enorme inferioridad numérica y las deficiencias de nuestro armamento y equipo, la batalla estaba perdida de antemano.
SOLUCIONES
“Después de Dunkerque-escribió con razón, el General  Gamelin-, ya no estábamos en situación de defender el frente desde el Somme al Aisne con las pocas fuerzas que nos quedaban. No cabían más que dos soluciones: pedir el armisticio o retirarnos a los territorios de Ultramar.
Solamente la segunda era honrosa para Francia pero no se podía perder el tiempo. Sería necesario constituir cabezas de puente para cubrir nuestros puertos y comenzar inmediatamente la  evacuación. La supervivencia de Francia dependía de su imperio colonial y de Inglaterra”.
Para llevar a cabo este plan se imponía entablar una batalla defensiva en el frente Somme-Aisne. Esta batalla seguida del repliegue de las fuerzas concedería el mes de tiempo que necesitábamos para transportar nuestras tropas a Africa del Norte, al  otro lado de la gran trinchera del Mediterráneo.
Pero el General Weygand no tomó en consideración esta posibilidad. El 24 de Mayo dijo a Baudouin,  Ministro de la Guerra: “Las 50 divisiones que nos quedan constituirán tan sólo un dique de arena que una vez roto, impediría tanto una retirada ordenada como la constitución de una línea defensiva, aunque ésta se hubiese preparado de antemano” Y concluyó con estas palabras: “El Ejército debe resistir en las posiciones Somme-Aisne, y si esta resistencia se rompe, habrá que luchar hasta el final únicamente para defender el honor”.



Hitler y Mussolini contra Francia.
DIALOGO
 El 25 de Mayo, en el curso de una reunión del Consejo de Guerra, inició el diálogo presentando un plan que no ofrecía ninguna perspectiva de éxito. “Reducir el frente estableciendo una línea que vaya de la costa al Loira, dejando así descubierta el ala derecha y abandonando la línea Maginot, o también constituir un nuevo frente que comprenda la línea Maginot y deje fuera París”. Esto significaba tratar de contener la inundación erigiendo un dique a la derecha o a la izquierda.
El General  Weygand, después de abandonar por su propia iniciativa rechazó también la de un pliegue del frente desde la línea Sena-Marne, “porque la falta de reservas impediría una retirada ordenada” y volvió a adoptar la primitiva fórmula al día siguiente: “Hay que mantener la línea defensiva actual. Podría resquebrajarse. En tal condición, sus restos actuaron de diques. Todas las unidades del Ejército deberán combatir hasta el final para defender el honor.
Pero ¿qué ocurriría si llegaba a producirse una rendición parcial considerando la eventualidad de que todos combatieran hasta morir? El 26 de mayo, el general dijo a Baudouin; “Si somos derrotados me tocará  a mí la terrible misión de enfrentarme con los alemanes, como sucedió en Rethondes hace 22 años, pero esta vez los papeles habrán cambiado”. (En efecto, en 1918, al firmarse el armisticio de Rethondes, en un vagón de ferrocarril, había estado presente Weygand)
PREGUNTA
A todo eso ¿cuáles eran los planes de Hitler? Después de Dunkerque, ¿atacarían los alemanes Inglaterra protegidos por un “corredor de seguridad” formado por la Luftwaffe, las minas y los submarinos o concentrarían sus esfuerzos para aniquilar el ejército francés? Sin duda alguna, Hitler que deseaba un acuerdo con Inglaterra preferiría discutir ante todo a Francia que constituía la “cabeza de puente” continental de Gran Bretaña, para inducir después a Inglaterra a aliarse con él. En efecto el 29 de Mayo informó a los mandos de los Grupos de Ejército de su decisión de “reunir inmediatamente las fuerzas acorazadas para una acción en el Sur, a fin de ajustar cuentas con el  Ejército francés”.
Siguiendo estas instrucciones, las Panzerdivisionen se retiraron de Flandes y Bock tras haber confiado a su Ejército 18 la misión de concluir el asunto de Dunkerque, trasladó los Ejércitos 4,6 y 9 al Somme, para extender el frente del Grupo de Ejércitos de Rundstedt (Ejércitos 2,12 y 16) ya situado en el Aisne y el Ailette. Las diez Panzerdivisionen fueron reorganizadas en cinco Panzerkorps, tres de los cuales se asignaron a Bock y dos a Rundstedt.
Bajo el mando de Bock, el XV Panzerkorps de Hoth tomó posiciones en el Somme inferior ente la costa y Amiens, hacia el bajo Sena. Los otros dos Panzerkorps, el XIV y el XVI, ocuparon el curso medio del Somme y se pusieron en marcha desde las cabezas de puente de Amiens y Péronne, en dirección a París.
MEDIDAS
En una segunda fase el Panzergruppe de Guderian cruzó el Aisne y avanzó en dirección a Chälons y Langres, hacia la frontera suiza, para llegar a la retaguardia de la línea Maginot y de los Ejércitos situados al Este.
Por su parte, Weygand había tomado las siguientes medidas:
·         A la izquierda, el Grupo de Ejércitos III debía bloquear los caminos que llevaba hacia el bajo Sena y París con el Ejército 10 wen el sector del bajo Somme.

·         En el centro el Ejercito 4 bloquearía la ruta que conducía a Langres, mientras el Ejército 2 permanecería al sur de Sedán.

·         A la derecha, el Grupo de Ejércitos II tenía la misión de defender l línea Maginot y el el Rhin con sus tres Ejércitos el 3, el 5 y el 8.
La línea Maginot estaba bien defendida, pero nuestro frente en dirección Norte entre el Mosa y el mar, era bastante débil. Esta debilidad se acentuaba gradualmente hacia el Oeste. En el Frente del Aisne habíamos tenido tiempo de reorganizarnos. La densidad de las tropas francesaas había quedó bastante reducida: la distribución era de una división para una longitud aproximada de 11-15 kilómetros de frente.



La guerra a plenitud
INSTRUCCIONES
El General Weygand dio instrucciones para que se dirigiese un conjunto de organizaciones defensivas denominadas erizos, diseminados por pueblos y bosques dotadas de cañones de 75 mm. Emplazados como contracarros.
Los erizos podrían defenderse durante cierto tiempo aunque se les cercara o rebasara. Este sistema  representó el único recurso para dar a unas exiguas pero valerosas unidades la posibilidad de defenderse con honor antes de ser arrolladas.
De Gaulle había propuesto al General Weygand formar con estas fuerzas dos grupos de contraataque para atacar a los acorazados alemanes que avanzaban interrumpiendo e parte los enlaces y entorpeciendo sus movimientos.
Pero en la madrugada del 5 de Junio, la Luftwafffe descargó un violento ataque en el frente y retaguardia del Grupo de Ejércitos III francés. Mientras tanto Hitler anunciaba por radio a todo el mundo: ¡Hoy comienza la segunda gran ofensiva apoyada por medios nuevos y excepcionales”- Weygand pedía a los franceses resistir. “El destino de la nación y el futuro de nuestros hijos dependen de vuestra determinación”.
Los franceses resistían en los erizos valerosamente y sus cañones causaban estragos en los carros de combate alemanes. No se advertí ningún indicio de abatimiento. A las 13 horas, el General Besson envió al General Georges un informe optimista ya que, aunque los alemanes habían conseguido abir una brecha, los erizos continuaban resistiendo.
PUNTO CRUCIAL
Los Panzerkorps no conseguían avanzar. Había una duda en Weygand: ¿la intervención de las reservas sería una ayuda eficaz para destruir las fuerzas acorazadas que habían penetrada en las líneas francesas? Este era el punto crucial de toda la batalla. Se trataba, efectivamente, de un problema vital
En la mañana del 7 de Junjio, Rommel que mandaba la 7° Panzerdivision, asimilando las experiencias de los dos díasanteriores, decidió evitar los “erizos” y avanzó en terreno abierto. Así logró alcanzar, al terminar eldía, Forges-les Eaux, a unos 60 kilómetros al sur de Somme. ¡Se encontraba así a unos 40 kilómetros de Ruán, junto al Sena!
Un contraataque efectuado por una fuerza reunida apresuradamente y compuesta por los restos de una división acorazada, teres divisiones dwe caballería ligera y una división de infntería,al mando del General Petiet, no obtuvo ningún resultado. Mientras que al oeste de Forges-les Eaux la Divisiónde Infantería 51 británica y el Cuerpo de Ejército IX quedaron aislados del resto del Ejército 10.



Bombardeo preciso
ROMMEL
Los carros de combate alemanes habían llegado a Forges les Eaux. Así se había perdido la batalla del Somme. Entonces Rommel avanzó hacia Elbeuf y nuestro Ejército 10 le permitió ensanchar la brecha porque las tropas aisladas a la izquierda se retiraron hacia el Havre, mientras el grueso de las fuerzas se replegaba a Pontoine.
Nuestro Ejército 6 se retiró al Marne, al este de la Ferté. Entonces se reconstruyó el Grupo de Ejércitos III en el sector del Sena inferior, en la posición avanzada de París y el Marne. El 8 de Junio Rommel quiso realizar una incursión contra los puentes de Elbeuf. Tras un avance nocturno, sus carros de combate llegaron en la madrugada del 9 de Junio, a las puertas de la ciudad, pero los franceses acababan de volar los puentes. No obstante Rommel consiguió llegar al Sena.
Los alemanes pudieron lanzar directamente al ataque sus carros de combate. En cambio en el Aisne, la infantería alemana tuvo que abrir brecha a fin de permitir un paso, por ello, el 9 de Junio a las 5 de la mañana, la infantería del Ejército 12 alemán atacó las posiciones del Ejército 4 francés, entre Neufchätel y Attigny.
Los erizos franceses habían sido rebasados y las unidades acorazadas alemanas atravesaban el Retourne. Se produjo un duro encuentro de fuerzas acorazadas, en el que nuestros carros de combate “B”-los más potentes que existían entonces- infligieron graves pérdidas a los alemanes. No obstante el contraataque fue ineficaz.
SIN ESPERANZAS
La 2° Panzerdivision apareció en los suburbios de Rems, rechazando al Ejército 6 francés hacia el Marne. Desgraciadamente las unidades que lograron alcanzar el nuevo frente Marne- Montagne de Reims Argonne estaban exhaustas y muy reducidas numéricamente. Esto señaló el fin de la resistencia organizada.
El mismo 10 de Junio los alemanes atravesaban el Sena inferior al oeste de París, mientras que desde Ourcq avanzaban en dirección al Marne. Así, pues, París estaba amenazada por una maniobra de cerco en tenaza. Más tarde a las l7.00 llegó la noticia de que Italia entraría en la guerra a medianoche. Mussolini había decidido apuñalar por la espalda a la “hermana latina”.
Ya no quedaba ninguna esperanza de poder defender París. Se abandonó la capital a su suerte y el Ejército francés recibió la orden de retirarse sin una estrategia  precisa. Se conducía inevitablemente a la rendición más completa, fuese cual fuese el nombre que se le diera. Había que disponer la retirada de todo el Ejército. Y esta fue la solución que adoptó el General Weygand.




Caminan los derrotados.
REUNION
A las 19 horas del 11 de Junio se celebró, en el castillo de Muguet, una reunión del Consejo Supremo de Briare. Esta reunión se hizo famosa. En ella participaron el Mariscal Petain y los Generales Weygand y De Gaulle por parte de Francia y Churchill, Eden y los Generales Ismay y Spears por Inglaterra. Weygand describió la situación en tonos más bien sombríos y declaró: “la última línea defensiva ha sido quebrantada y se han agotado las reservas. Nada podrá evitar la invasión de toda Francia.
Los alemanes no atacaron la posición avanzada de París pero por el Oeste atravesaron el Sena inferior con numerosas fuerzas. Alli si atacaron con rapidez fulminante. Decididamente la batalla de Francia estaba perdida. El armisticio se venía.
Las tropas francesas abandonaron París. El 14 de Junio los alemanes entraron en la ciudad donde permanecieron cuatro años. Y el mismo 14 de Junio el Mando Supremo alemán ordenó la persecución de los restos del Ejército francés. El mando supremo se retiro a Vichy.
La presión de las fuerzas alemanas fue aplastante. Ya no existía rastro de defensa coordinada, exceptuando el sector del Loira. Desde este momento  sólo se pensó poner fin a la lucha, Había caído el gabinete Reynaud que fue sustituido por el Gobierno Petain, cuya primera medida fue pedir el Armisticio.
MENSAJE
El día 17, el Mariscal transmitió un mensaje radiofónico al pueblo francés en el que decía: “Con profunda tristeza os anuncio que tenemos que cesar de combatir. Pero el mismo 17 de Junio, Hitler en una orden especial del día declaró: “La ocupación de Cherburgo y Brest representaba una cuestión de honor para el Ejército alemán”. Al día siguiente, las divisiones acorazadas ocuparon sin dificultad Cherburgo y Brest.
El 19, entre Tours y Saumur, los alemanes acabaron con la última resistencia en el río, a pesar de la heroica defensa de los cadetes de la Escuela de Caballería de Saumur                 que aquel día escribieron una página gloriosa en la historia de Francia.
Desde el 10 de Junio Francia estaba en guerra con Italia, y otra batalla, la franco-italiana, se estaba desarrollando en el frente sudoriental, donde el ejército alpino francés a pesar de la exigüidad de sus fuerzas, añadía un digno capitulo a nuestra historia.
¿Cómo es posible que Francia cayera tan rápidamente? Por estar insuficientemente armados, mal distribuidos estratégicamente y mandados por jefes que no tenían confianza  en la victoria desde un principio. La derrota vino desde el primer momento. No olvidemos que Weygand insistía únicamente en “combatir hasta el final por honor”, y pedir después el armisticio.
CONDICIONES
La crisis política francesa continuó. El Presidente de la República firmó el documento de nombramiento de los nuevos ministros, los cuales se reunieron inmediatamente. La sesión del Consejo duró diez minutos. A Baudouin, nuevo Ministro de Relaciones Exteriores, se le encargó pedir a los alemanes e italianos, a través de Madrid y del Vaticano, respectivamente, las condiciones del armisticio.
¿Cuál sería la reacción de Hitler frente a esta petición? El día 17, después de haberla recibido, el Führer dio nuevas instrucciones y dijo que era necesario separar totalmente a Francia de Inglaterra.
 Para conseguirlo, se tenía que presentar condiciones que pudieran ser aceptadas. Como el Gobierno Petain parecía bien dispuesto en este sentido, se le debía ofrecer puente de plata.  De no proceder así se corría el riesgo de que el Gobierno francés se refugiase en el norte de Africa con la  Escuadra y parte de la Aviación y que  continuase la guerra desde allí. Esta solución reforzaría la posición de Inglaterra y desplazaría la guerra hacia el mar Mediterráneo.


Armamento nazi.
DIRECTIVAS
Hitler especificó después sus directivas:
1.       El Gobierno francés debe sobrevivir como potencia soberana. Sólo de este modo podemos estar completamente seguros de que el Imperio colonial francés no pasara a Inglaterra.

2.       Por este motivo no es aconsejable la ocupación total de la Francia metropolitana. El Gobierno francés debe conservar su propia esfera de soberanía.

3.       El Ejército francés se dirigirá a la zona libre, donde será desmovilizado. En la zona libre se permitirá el mantenimiento de algunas unidades que tendrán la misión de cuidar del orden público. La Escuadra debe ser neutralizada. Por ningún motivo reclamaremos su entrega, ya que en tal caso se retiraría a Ultramar o a Inglaterra.

4.       Las cuestiones territoriales deben resolverse con el tratado de paz y no ahora.

5.        Por el momento no se formularán demandas referentes al Imperio colonial, ya que eso provocaría la anexión de las colonias por parte de Inglaterra. Además en caso de una negativa, no estamos por el momento en condiciones de lograr una satisfacción por la fuerza.
La mañana del 19 de Junio, el Gobierno alemán se dispuso a dar a conocer las cláusulas para el cese de hostilidades y pidió los nombres de los plenipotenciarios. A las 10 de la mañana del 20 de Junio, Baudouin envió la lista a Lequerica comunicando que la delegación la presidiría el General Huntziger, acompañado del Embajador Leon Noel.  La misión partió de Burdeos.
A las 15.30, del día 21 de Junio, la delegación francesa fue invitada  subir al mismo vagón en que se había firmado el armisticio de 1918 y en el cual esperaba ahora Hitler, rodeado por las máximas jerarquías del Tercer Reich. Después de la lectura del preámbulo, el Führer saludó con el brazo extendido y salió. El doctor Schmidt, intérprete de Hitler la refiere así:


Rommel

ARMISTICIO
“El General Huntziger comenzó diciendo que no estaba al corriente de los términos de paz porque la delegación alemana se había negado a discutir el tema. Simplemente, le habían entregado un convenio de armisticio compuesto por 24 artículos que de ningún modo podían sufrir modificación alguna.
A las 18.45 por orden recibida telefónicamente del General Weygand, Huntiziger firmó el convenio, pero como este sólo sería efectivo después de la conclusión del armisticio con Italia, el día 23 nuestra delegación tuvo que partir para Roma donde fue recibida por el Mariscal Badoglio, quien e mostro conciliador y cortés en el curso de las conversaciones.
El documento se firmó la tarde del 24 de Junio a las 19.10. Las hostilidades cesaron a las 1.35 del día 25 de Junio.
El error principal consistió en la seguridad que tenían nuestros jefes supremos de que la victoria rápida de Alemania era un hecho establecido a priori. Así pues, según estos principios, ¿qué o quién podía impedir a Hitler manejar Europa a su gusto? ¿No sería mejor inducirle a formular inmediatamente las condiciones de paz antes de que también derrotase a Inglaterra su último enemigo? Porque, en tal caso, arrebato por la euforia de la victoria total, seguramente impondría condiciones más gravosas.
Por lo tanto no se trataba de una traición a Francia ni a la causa aliada. La traición se reducía a una serie de errores de cálculo de los que el Presidente Lebrun dio uan definición clarividente: “Se cometieron dos equivocaciones: la primera fue considerar inminente la victoria alemana. La segunda, la certeza del Mariscal Petain de que su prestigio personal bastaría para proteger y defender al país”. (Editado, resumido y condensado de la Revista “Así fue la Segunda Guerra Mundial”)

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