viernes, 17 de octubre de 2014

EL PRESBITERO MAESTRO: VERDADERA RELIQUIA

Una verdadera reliquia con más de 200 años de antigüedad que forma parte de los valiosos monumentos históricos de la gran Lima. Lo conforman  766 mausoleos, infinidad de nichos y cerca de 100 construcciones especiales y religiosas de la más refinada e imponente arquitectura perteneciente a los siglos XIX y XX que guardan los restos de aproximadamente unos  220 mil seres humanos- desde niños, jóvenes, adultos, ancianos de toda clase y condición- quienes formaron parte indiscutiblemente, de una u otra forma y en todas sus facetas, de la rica y admirada Historia del Perú.

El Cementerio Museo General Presbítero Matías Maestro, con toda seguridad,  es un testimonio viviente del pasado y presente de la república peruana. Lo peculiar es que el camposanto  alberga imponente a varios personajes históricos del país.
Dentro de este contexto, evidentemente, es singular el recinto erigido en honor de los héroes de la Guerra del Pacífico, cuyos restos descansan  eternamente allí.  Como gloria y homenaje permanente que  se merecen,  por su sacrificio incólume de eminente amor a la patria en la lucha contra el enemigo  chileno.
Lo inauguraron en 1808 en tiempos del Virrey Fernando de Abascal, bajo la dirección de Maestro: un religioso de profesión pero también arquitecto, escultor y pintor de origen vasco que  se convirtió en el impulsor del primer panteón de carácter civil  en esta parte de América  y está enclavado impecable en  Barrios Altos, sector de raigambre histórica y amante de la música criolla que pertenece al cercado de Lima. Antes de su existencia, la población era enterrada en los atrios, criptas y catacumbas  de las iglesias y los conventos.


Esta fue la capilla octogonal del panteón

COSTUMBRE
Tal era la costumbre de arraigado carácter religioso que costó mucho erradicarla, El cementerio, ubicada en las afueras del perímetro de la capital resultó una realidad, sobre todo por cuestiones de sanidad para beneficio de la propia ciudadanía. Sin embargo, la población enardecida se oponía tajantemente a su funcionamiento. Felizmente que el proyecto avanzó y fue una realidad incontrastable.
El camposanto,  de simetrria destacada, se levantó sobre un área de más de 20 hectáreas con avenidas, parques, capillas y pabellones. Todo tuvo un trazado impecable y un ordenadamente cabal en los interiores. Muchas puertas  están ubicadas una a una en el exterior, a lo largo de la calle donde está situado y por donde, precisamente, entran las personas que lo visitan diariamente.
La construcción es de eminente estilo neo-clásico. En este cementerio existió un oratorio de forma octogonal que, posteriormente, fue derruido y que, actualmente, se conoce a través de los grabados de la época.
ESCULTURAS
Su interior estuvo decorado con murales de José del Pozo, el pintor sevillano que llegó, con la  expedición de Malaspina, a tierras peruanas para afincarse definitivamente y se convirtió en colaborador de Maestro.
En este lugar hay obras escultóricas de mármol y otros elementos de valor realmente excepcional y de hermosura inigualable. Le pertenecen al artista español  Damián Campeny y los franceses Louis Ernet  Barrias, Enmile Robert y Antonin Mercie. Estos dos últimos trabajaron, con evidente calidad, la cripta de los héroes.
También se pueden observar el talento  en las decoraciones que acompañan a las tumbas  hechas por los italianos Giovanni Battista Cevasco, Pietro Costa y Rinaldi Rinaldo, reconocidos como talentos en el medio artístico de su época.
Lo mismo pasa con  los trabajos creados en el panteón por escultores peruanos de mediados del siglo XX. Como el monumento fúnebre a Sánchez Cerro de Romano Espinoza. Las obras de bronce de la tumba del Mariscal Oscar R, Benavides,  que le pertenecen a Luis Agurto. El mausuleo del  héroe de la guerra del Ecuador, Eloy G Ureta, creación impecable de Artemio  Ocaña. El angel de la sepultura de  Francisco Graña, Director del diario “La Prensa”, asesinado en 1947 que es trabajo de Aldo Rossi y el sepulcro del Pastor Fry, de Eduardo Gastelú,
Entre los ex presidentes enterrados en este camposanto, que está a la altura de cementerios famosos del mundo como el de Arlington de Estados Unidos, el parisino francés de Pére Lachaise o la Recoleta de la Argentina, figuran: José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, José Bernardo de Tagle , el Marques de Torre Tagle, José de la Mar.


La cripta de los héroes.
PERSONALIDADES
 Asimismo Agustín Gamarra, Felipe Santiago Salaverry, Ramón Castilla, Jose Rufino Echenique, José Balta, Miguel de San Román, Manuel Pardo y Lavalle, Mariano Ignacio Prado, Remigio Morales Bermúdez, Nicolás de Piérola, Manuel Candamo , Guillermo Billinghurst,  José Pardo y Barreda, Augusto B. Leguía y Manuel Prado Ugarteche.
Lo mismo pasa con los literatos poetas y pensadores tales como: Ricardo Palma, Abraham Valdelomar, José Santos Chocano que está enterrado como él quiso de pie, José Carlos Mariátegui y  Manuel González Prada.
Por su parte, un gran número de personalidades  descansan eternamente allí. El  historiador y maestro José de la Riva Agüero y Osma, el naturalista italiano Antonio Raimondi, el mártir de la medicina peruana Daniel Alcides Carrión,  el constructor de los ferrocarriles del Perú, el norteamericano Henry Meiggs, Micaela Villegas “La Perricholi,  Rosa Merino, la que cantó por primera vez el  Himno Nacional, el futbolista ídolo de Alianza Lima, Alejandro “”Manguera”  Villanueva.
DUENDES Y MITOS
Asimismo el barón Clemente de Althaus de profesión militar, el compositor criollo Felipe Pinglo, el guitarrista Carlos Hayre que fue casado con Alicia Maguiña, el filántropo trujillano Víctor Larco Herrera, la ex Alcaldesa de Lima, Anita Fernandini de Naranjo, el pintor Francisco Lazo y los políticos Luis A Flores de la Unión Revolucionaria fascista en tiempos del sanchecerrismo, el ex Vicepresidente de la República durante  el primer gobierno de Belaúnde, Edgardo Seoane Corrales, y el congresista Javier Diez Canseco Cisneros, fallecido el 2013, cuyos restos fueron cremados y depositados en  el mausoleo de su familia.
Hay un pabellón de los duendes donde están los restos de los bebés que la gente asegura que ellos se convierten en ellos por no estar bautizados. Hasta se afirma que, por las noches, muchas almas  del otro mundo salen a caminar.
No hay caso que las leyendas y mitos son propias de los cementeros en medio de rollos tremebundos cargados de miedo, fe y superstición que, indudablemente, forman parte del imaginario colectivo rico en hechos que se ignoran si son ciertos o falsos.
Por eso es que innumerables historias se cuentan sobre este camposanto. Como la del niño, Ricardito Espiell Barrionuevo, quien murió a los 7 años y que los creyentes inclusive lo califican  como un santo que hace milagros.


Uno de los mausoleos.
MILAGRO
Existe una versión en el sentido de que un día una mujer pasaba por su tumba y le pidió en oración por su alma que sanará a un familiar. Al llegar a su casa eso, precisamente, se dio. Con la sorpresa que su deseo había sido, por entero, cumplido. A partir de ese momento, ella  acudió al lugar constante y periódicamente para limpiar el sitio donde descansaban los restos del infante, dejando flores y cartas.
Actualmente y desde hace muchos años,  lo visitan  infinidad de personas que le colocan placas de agradecimiento por los favores divinos recibidos. Cuando  se recuerda  el cumpleaños respectivo, sus seguidores le llevan tortas, piñatas, dulces y juguetes que la dejan en el mismísimo panteón, como señal de agradecimiento total.
También tiene seguidores y creyentes de lo que denomina su santidad, María de la Cruz, una mujer enterrada ahí en 1810. Dicen que esta joven, que vivió en el barrio de San Juan de Dios, ha hecho infinidad de obras buenas sobrenaturales, a favor de mucha gente que la visita periódicamente. Le dejan flores y la veneran fervorosamente.
OSARIOS
En cuanto a la Cripta de los Héroes a donde se ingresa por la denominada puerta tres, allí hay  234 nichos repartidos en todo su contorno perteneciente a los defensores de los diferentes enfrentamientos bélicos entre peruanos y chilenos. En la parte central aparece imponente el sarcófago del Héroe de la Breña, Andrés Avelino Cáceres.
Asimismo se encuentran  cinco osarios que contienen los restos de los combatientes hallados en los campos de las batallas de Tarapacá, Angamos, Tacna, Arica, San Juan, Chorrillos, Miraflores, Huamachuco y San Pablo.
En el nivel inferior se encuentran enterrados los héroes: Elias Aguirre, Gregorio Albarracín, Aurelio García y García, Melitón Carbajal, Juan Fanning, Diego Ferré, Leoncio Prado, Isaac Recavarren, Pedro Ruiz Gallo, Belisario Suárez, Alfonso Ugarte, Ramón Vargas Machuca, Buenaventura Aguirre, Francisco Bolognesi, Miguel Grau, Camilo Carrillo y otros.
En el contorno del lugar hay 16 placas de mármol de los combates y batallas libradas durante la Guerra con Chile y, en cada una de ellas, los nombres de los guerreros más destacadas de  la fatal conflagración iniciada por la codicia  mapochina.
El predominio de la historia existe en este cementerio de eminente valor. En el camposanto ocurrieron acontecimientos que marcaron  época y escándalo. Como el protagonizado por el Amauta y  escritor José Carlos Mariátegui, entre otros intelectuales, la madrugada del domingo 4 de Noviembre de 1917, cuando la bailarina de origen ruso Norka Rouskaya bailo semidesnuda en la avenida principal entre velas y violines, la  Danza Fúnebre de Federico Chopín.
Todos terminaron presos acusados de profanación de las cenizas de la muerte. El caso llegó hasta el Parlamento donde se pidió un castigo ejemplar. Felizmente la serenidad y la inteligencia triunfaros en los fueros de la cultura y el arte, mientras que los protagonistas del escándalo fueron puestos en libertad (Ver semblanza de Mariátegui en los archivos de este blog, bajo el titulo “Autodidacta por Excelencia”, de fecha 15 de Abril del 2010).


Visión nocturna del panteón
INAUGURACION
La inauguración del panteón está marcada por una anécdota macabra. El primer entierro que iba a llevarse a cabo debió ser el del arzobispo español  Juan Domingo Gonzáles de la Reguera. Pero un día antes el pintor Francisco Acosta tuvo un accidente y murió en el propio cementerio.
El cadáver de este último debió ser depositado allí de inmediato. Pero las autoridades decidieron esconder el cuerpo hasta que se entierre al  Arzobispo. Una vez  realizado el primer sepelio ya se pudo dar cristiana sepultura a Acosta, según  la versión del  historiador José Bocanegra.
No hay duda sitio  singular lleno de ocurrencias tan interesantes y espeluznantes. Lugar religioso, de recuerdo que se convierte, a lo largo de los años en atractivo y famoso. Lo que lo hace  especial e incluso turísticos con cultura de  por medio, como expresión de la muerte y la continuidad de la vida. (E de N)


Una de las calles del camposanto.


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