domingo, 26 de octubre de 2014

EL RETRATO DE LA CONSECUENCIA

Fue el Presidente de la República del Perú, por un breve periodo de ocho  meses  entre marzo a noviembre de 1881, en los momentos  quizás más dramáticos de su historia. Cuando precisamente sufríamos,  incólumes, los tremendos estragos  de los embates de la Guerra con Chile y en plena invasión de los enemigos del sur que hacían barbaridades tras barbaridades. Llenas de  repetidos abusos injustos en nuestro territorio. Sin darse cuenta que vulneraban tanto la soberanía como la libertad, cuando éstos son derechos inalienables e irrenunciables. La sede de su gobierno estuvo ubicada en  el pueblo  limeño de la Magdalena, hoy Pueblo Libre, desde donde demostró valentía a prueba de balas. Un pundonor sin precedentes de decencia y de proporcionalidad. Pero, sobre todo, un convencimiento inconmensurable para defender los intereses legítimos de la patria agredida como nunca. Con alevosía, premeditación y ventaja. Definitivamente, el hombre integro resultó ser, constantemente,  el retrato eminente de la consecuencia.
Sin embargo, el invasor indolente y prepotente jamás entendió  a Francisco García Calderón Landa, a pesar de ser  uno de nuestros  mejores juristas, políticos y diplomáticos.  A tal punto que lo apresaron y lo confinaron en lares chilenos, con el objetivo ambicioso de obligarlo a aceptar las condiciones de un tratado de paz con la correspondiente  cesión territorial.
Un hecho que, dicho sea de paso, jamás aceptó. El hecho real es que nos quitaron, a la mala, lo que nos pertenecía en jurisdicciones como Tacna Arica y Tarapacá. También otras pertenencias más peruanas que el cebiche posteriormente, en el colmo del abuso y el atropello. Sin la intervención directa de este ilustre señor.  Ni menos con su firma.



Francisco Garcia Calderon Landa: notable, integro y valiente

FIGURA NOTABLE
Era una figura notable del foro y la jurisprudencia nacional. Autor del célebre “Diccionario de la Legislación  Peruana”, un análisis  pormenorizado de cada figura legal, apoyándose en la doctrina de los juristas y en la legislación vigente de aquella época.. Ministro de Hacienda al año siguiente. Decano del Colegio de Abogados de Lima. Diputado y Senador por Arequipa en repetidas oportunidades.
Hijo del notable juez arequipeño Eduardo García Calderón Crespo y de Ventura Martínez Landa Guerola.  Estudió en el Colegio Nacional de la Independencia Americana. Los superiores los hizo en la Universidad Nacional de San Agustín de la blanca ciudad,  donde se graduó de abogado. Había nacido en Arequipa,  el 2 de Abril de 1834.
Ejerció la docencia como profesor de Filosofía y Matemáticas del plantel escolar al que perteneció y regentando las cátedras de Derecho Civil, Natural, Canónico e Internacional en la casa agustiniana. En San Marcos se doctoró con una tesis sobre “La Frenología en sus relaciones con la Medicina, las Leyes y  la Educación”. 
PARLAMENTARIO
Cuando se traslado a residir en Lima, ejerció el cargo de Oficial de la Dirección General de Hacienda y de allí pasó a la Dirección de Administración. Posteriormente se dedicó a ejercer su profesión independientemente, convirtiéndose en uno de los prominentes miembros del foro capitalino.
Lo eligieron Diputado por Arequipa y llegó a ser Presidente de la Asamblea Constituyente de 1867.  Ministro de Hacienda del Gobierno de Balta, conjuntamente con Pedro Gálvez Egúzquiza (Gobierno, hoy Interior), José Antonio Barrenechea (Relaciones Exteriores) y  Luciano Benjamín Cisneros (Justicia).
Su gestión ministerial duró poco, de agosto a diciembre de 1868, teniendo que renunciar ante la grave crisis hacendaria y dar pase al entonces joven Nicolás de Piérola que se haría celebre por negociar el contrato Dreyfus, el mismo que eliminó los consignatarios en la venta del guano al extranjero.
 Enfático en solicitarle la renuncia a Mariano Ignacio Prado, ante los avances de la revolución  que estalló contra su gobierno en Arequipa y Chiclayo. No había nada que hacer y el Presidente había perdido, por completo, la popularidad. Tenía toda la razón.

Francisco García Calderón Rey
Franciso García Calderón Rey nació en Chile.

PRESIDENTE
Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Lima. Senador por Arequipa de 1875 a 1879. Director y Presidente del Banco de la Providencia y Gerente de otro, el  Hipotecarlo. Vicepresidente de la Compañía de Obras Públicas y Fomento del Perú formada por el empresario estadunidense, Henry Meiggs.
 El abogado tuvo un papel importante en las conversaciones con el Presidente Manuel Pardo que sirvieron para pagar las construcciones de los ferrocarriles, en distintas partes del país. Fundador de la Compañía a Salitrera del Perú.
Tras la ocupación chilena en Lima, el dictador Piérola se retiró a  Ayacucho. Con la intención de reorganizar las tropas y proseguir la guerra. Paralelamente en Lima, los vecinos notables se reunieron, el 12 de de marzo de 1881,  eligiendo a García Calderón como Presidente Provisional de la República.
Estableció su gobierno y convocó la reunión de un Congreso Extraordinario instalado en Chorrillos en el local de la Escuela de Clases, único edificio que se salvó  de la espantosa destrucción que sufrió ese balneario. El Congreso sesionó del 10 de Junio al 23 de Agosto. El Senado presidido por Francisco de Paula Muñoz y, por su parte, la Cámara de Diputados al mando de César Canevaro Valega.


La familia en pleno: padres e hijos.
NO A LA MUTILACION
García Calderón trató de unificar el país, nombrando como Primer Vicepresidente  al  Almirante Lizardo Montero y como Segundo  al General Andrés Avelino Cáceres. Los chilenos, que no aceptaban  Piérola como autoridad,  si reconocieron al jurista arequipeño como jefe del gobierno, a fin de poder conseguir el fin de la guerra. El Cálifa,  al poco tiempo, renunció a la magistratura de la nación.
Con la potestad otorgada por el Congreso de Chorrillos, inició las negociaciones de paz con Chile. Una de las condiciones chilenas para el termino del conflicto era la mutilación de los territorios de Arica y Tarapacá y otros, a lo que el jurista peruano se opuso tajantemente. Sí aceptó pagar una indemnización razonable por los gastos de la guerra, dejando en claro que el Perú poseía los recursos para hacerlo.
Esta posición contó al principio con el respaldo de Estados Unidos, país que se prestó a mediar en el  conflicto. El Embajador  de esa nación en  el Perú, Mr  Hurbult, envió una carta al jefe de la Ocupación, Patricio Lynch, donde le informaba que se  apoyaría la posición peruana de no ceder un pie de su territorio, a menos de que se probara de que no se iba pagar una indemnización.  El jerarca mapochino nunca contestó la nota.
Al poco tiempo, Domingo Santa María, asumió la Presidencia de Chile y  de inmediato tomó posesión de la Caja Fiscal del gobierno peruano,  embargando sus fondos en el Banco de Londres.  Lynch esta vez sí se dejó escuchar y declaró que  sólo subsistían las autoridades municipales en el territorio peruano, con lo que suspendía el gobierno de García Calderón
El afectado directo reaccionó inmediatamente y dio a conocer a los cuatro vientos que “la soberanía del Perú, origen de mi poder, no está sujeta a las autoridades de Chile, ni desaparecerá aunque todo el país fuera ocupado”.


Estampilla postal del recuerdo.

REPRESALIAS
La respuesta del invasor fue el apresamiento  abusivo del Presidente peruano, ocurrido el 6 de Noviembre de 1881 y deportado a Chile a bordo del blindado  Almirante Cochrane. Antes de partir,  García Calderón lanzó una proclama en que pidió la unión nacional y dejó constancia que su destierro se debía  a la energía con que defendió la integridad del territorio.
En Chile, el presidente peruano continuó siendo presionado para que aceptase las condiciones de paz. Pero él, inflexiblemente, se negó. Ello le ocasionó represalias al quitarle las comodidades en que vivía diariamente y que debía recibir en su calidad de mandatario. 
También sufrió ataques a su honra, como aquella calumnia que aseveraba orígenes de ajustar  la paz por un interés personal al estar vinculado a la Compañía Salitrera del Perú, habiendo supuestamente exigido la cancelación de los adeudos. Hecho completamente falso.
Le acompañó en el destierro su esposa Carmen Rey Basadre, una bella y abnegada mujer de origen tacneño, hija  de quien fuera, durante 25 años, Cónsul de Chile en la Arica peruana. En el  Perú, lo sucedió Montero instalado en Cajamarca. Posteriormente en Huaraz  y finalmente en Arequipa.
La política de Estados Unidos cambió por completo, tras el asesinato del Presidente James Garfield El nuevo gobierno instigó al Perú  a que entregase los territorios, Mientras tanto, García Calderón estaba retenido en Valparaíso, puerto donde nació su hijo Francisco que se convirtió posteriormente en un prolífico escritor.
Continuó ejerciendo influencia en los asuntos concernientes al futuro de su patria, por intermedio de la correspondencia que enviaba a diversos  círculos de influencia. Entonces lo relegaron a la ciudad chilena de Rancagua, donde prácticamente lo incomunicaron.
Muchas fueron las tropelías en su contra durante su estadía en la referida ciudad. Entre ellas: le pusieron trabas para que su hijo Francisco se bautizase. Hacían dormir al pequeño en la peor de las condiciones, en un tosco cajón incomodo por la falta de una cuna. El alojamiento era una sucia barraca, ubicada cerca a una cantina llena diariamente de chilenos ebrios que protagonizaban escándalos a cada rato.



Un monumento en su memoria ubicado en Magdalena.

VIAJERO
 En varias oportunidades, los beodos, inclusive, insultaron a  García Calderón, de la forma más ruin y cobarde. “Muera el presidente peruano tal por cual”, se escuchaba decir en estribillo soez constante. En medio de la noche cargada de gritos, improperios y alcohol.
 Los ilustres peruanos, componentes de esta digna familia, dieron muestras siempre  de dignidad y espíritu  inquebrantable. Pese a las adversidades presentadas. Ni contestaron los agravios. Ni entraron en ningún tipo de conflictos con nadie.
El Presidente quedó retenido en territorio chileno hasta la firma del  Tratado de Ancón y, como se le prohibió su retorno al país, se dirigió a Buenos Aires y después a Europa. En ausencia fue elegido Senador por Arequipa y Rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Retornó a Lima, en Julio de 1886, junto con su esposa y sus hijos Francisco y Ventura. Este último nacido en París en Febrero de ese año y, a lo largo de los años posteriores, se dedicó a la Literatura con gran éxito.
Ejerció su función senatorial de 1886 a 1893, llegando a ser presidente de la cámara alta. Como parlamentario inspiró leyes básicas para el reordenamiento y  y reconstrucción del país. Volvió a ser elegido esta vez Senador por Puno de 1899 a 1901. 
Rector de San Marcos en dos oportunidades: de 1886 a 1891 y de 1895 hasta su muerte. En su gestión enalteció la solvencia cultural y moral del claustro universitario, aumentó el número de cátedras con personal idóneo y orientó la actividad docente hacia la comprensión de los hechos sociales.
Falleció en Lima el 21 de Septiembre de 1905, a los 71 años. En reconocimiento a su trayectoria en el ámbito legal, el Gobierno del Perú instituyó por Resolución Suprema del 14 de Marzo de 1952, la fecha de su natalicio como el Día del Abogado.
Sus hijos, además de los escritores Francisco y Ventura, fueron: Maria, José, arquitecto que se alistó en la Legión Extranjera francesa y falleció en Verdún, durante la Primera Guerra Mundial y Juan, quien se caso con Guillermetti Marquis.  Hombre ilustre, hombre de valor. Luchador infatigable. Personaje eminente y glorioso de la Historia del Perú. ¡Que viva, en el recuerdo siempre, Francisco García Calderón Landa! (Edgardo de Noriega).

2 comentarios:

  1. Estoy leyendo un libro sobre la Guerra con Chile. No sabía que García Calderón, estando confinado en Chile y bajo una libertad vigilada y sometido a muchas limitaciones, siguió ejerciendo la presidencia del Perú y en tratativas con el gobierno chileno; pero seguía siendo tenaz opositor a un tratado con concesión territorial.
    Claro, como fue civil, el militarismo que de siempre gobernó el Perú, lo ha ignorado. En cambio glorificó solo a militares.
    Bernardino

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  2. Gonzalo García Calderón Galdos27 de septiembre de 2015, 8:58

    Ya no quedan hoy en día hombres como él en el Perú.

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