Conmemoramos el centenario del
nacimiento de Fernando Belaúnde Terry, el Presidente Constitucional de la
República que se caracterizó por dos elementos importantes
y esenciales cuando estuvo en el poder y fuera de él: su cerrada defensa por
la democracia y su acrisolada honradez.
Con ello como posiciones
invariables y fortalezas indiscutibles, el distinguido político se proyectó, definitivamente, a la Historia.
Más allá de los logros que consiguió como hombre público e inclusive de los errores que
cometió durante sus dos gobiernos, luego de ser impecablemente elegido por el
pueblo. Tanto en 1963 hasta 1968 como de 1980 a 1985.
La convicción de tan ejemplar
estadista en esos campos de la moralidad y la ética, es plena y ejemplar.
Belaúnde, en tales perspectivas exclusivas, cumplió con creces y definitivamente con el pueblo del Perú que lo designó para tal alto cargo.
No olvidemos que en el exilio vivió modestamente en Estados Unidos acompañado de su esposa Violeta Correa,
enseñando como profesor en diferentes universidades del país del norte. Aquí en Lima tenía como propiedad única un departamento
multifamiliar, ubicado en el distrito de San Isidro de unos 100 metros cuadrados y de un valor que ni siquiera llegaba en aquella época a los 100 mil soles. De allí salió a Palacio de Gobierno en 1980 y a
idéntico inmueble retornó, finalizado su periodo presidencial cinco años después. Nada cambió.
El hombre de la bandera
Los invitamos muy cordialmente a
leer una semblanza completa de su vida ingresando al archivo de este blog que está a la derecha de su pantalla al año 2010. En el mes de mayo, hay
un título que textualmente dice: "Político y Demócrata por Convicción”. Allí podrán satisfacer todos sus
conocimientos a cerca del ilustre Presidente. Vale la pena leer la biografía. La
recomendamos.
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