Cuando, precisamente, se iba expulsada al
exilio y a residir a tierras lejanas por decisión de la dictadura que recién comenzaba. Luego de la
lamentable muerte trágica de su esposo que fue Presidente de la República de Chile y la
pérdida del sistema democrático en ese país.
El periodista, Teófilo Caso Oré, tuvo que convertirse
en nada menos y nada más que polizón,
con apenas 15 soles y 60 centavos en el bolsillo, unos 6 dólares de la época. Sin pasaporte, visa u otro documento de
autorización.
En tal condición de riesgo total y jugándosela
por entero, el reportero viajó sin el
permiso de nadie y sorprendiendo a todos, de Lima a México. Desde donde envió el material conseguido de
innegable valor noticioso que se publicó, en edición especial, en el diario “Correo”
de Lima donde trabajaba.
HAZAÑA
Así logró una hazaña periodística, sin precedentes, que
hasta ahora no se ha vuelto a repetir. Por ende, ni tampoco superar desde
cuando ocurrió, el 15 de Setiembre de 1973. La friolera de 39 años.
Esta fecha, definitivamente,
es memorable para el periodismo nacional
porque confirmó, por completo, a uno de sus mejores sabuesos de la novedad. Con gran valor, si lo
comparamos con el oro, de kilates finísimos. Sobre todo, de efectividad total.
La entrevistada fue Hortensia “Tencha” Bussi de Allende, la
esposa del Presidente socialista de Chile, Salvador Allende Gossens, a tan sólo
poquísimos días de ocurrido el golpe de estado que encumbró en el poder al dictador Augusto Pinochet Ugarte, durante l7 años de opresión en contra del pueblo mapochino.
Hortensia de Allende, con anteojos, a su llegada a México
Las que captó Caso fueron
sus primeras declaraciones. Las que salieron del corazón impresionado completamente
por el inicio de la barbarie. Las que le costaron tanto porque nunca imaginó la
reacción maligna, la maldad y el enfrentamiento tan violento.
EMOCION
Y ORGULLO
En fin, el apresamiento
constante y la persecución de por medio. El dia del golpe y los
posteriores fueron de ansiedad, inestibilidad y miedo. Las expresiones
sinceras las decía “Tencha”, pasado el ventarrón trágico inicial. Con mucha tranquilidad. Pero también con firmeza, en
medio del dolor de ver a su patria, enteramente, entregada a la dictadura..
Caso, en entrevista
exclusiva con “Miscelánea”, recuerda
y cuenta, detalladamente, todos esos momentos que le tocó vivir. Lo hace
evidentemente con mucha emoción y entero orgullo de reportero cuajado y
periodista por sus cuatro costados. Hombre decidido, hombre de pujanza total
para conseguir primicias. Hombre consagrado, periodista de los mejores.
Remontémonos a los días
previos al logro de la hazaña. Caso seguía, desde la redacción de “Correo”,
ubicada por aquella época en pleno centro de Lima en la Avenida Wilson 1256, en
el viejo local del colegio de La
Recoleta, los acontecimientos polítcos relacionados con la situación de Chile.
Era su obligación y él con convicción pensaba
que, de todas maneras, iba a ver novedades posteriores muy importantes. Noticias
de primera página. Como así fue.
TELETIPOS
“Mi deber era estar a la expectativa
durante mi turno de 4 de la tarde a 12 de la noche, sobre todo en la sala de
teletipos y telex. Por entonces, todavía no había Internet. Las agencias de
noticias internacionales, cuando estaban a punto de trasmitir una noticia
importante, nos alertaban con el ruido de timbres como el de la bicicletas”,
recuerda el reportero.
Luego añade a manera de
explicación: “Si no existían novedades hasta la medianoche, las agencias solían despedirse con un breve
mensaje por teletipo que generalmente decía: “cerramos la transmisión de hoy,
hasta la hora de costumbre de mañana que
se iniciará a las 6 a.m. Buenas noches”.
Caso en el Mausoleo de la Familia Allende
(Foto de Geraldo Caso Bizama)
Caso en el Mausoleo de la Familia Allende
(Foto de Geraldo Caso Bizama)
Pocos minutos antes de las
12 de la noche del sábado 15 de setiembre de 1973, la despedida
tue total, exceptuando a Ansa: medio internacional italiano que permanecía
en silencio. El redactor de turno, en
esta oportunidad Caso, no podia abandonar la Redacción. Hasta que
ocurriese el cierre de la transmisión con el respectivo adios.
De un momento a otro y
cuando ya parecía que no se registrarían
novedades, a las 12 y 15 pm ya del domingo 16, sonó repetidamente el timbre
de ANSA y en su teletipo apareció este mensaje claro y preciso.
CABLE
PRECISO
URGENTE. Santiago de Chile,
16 (ANSA). Un avión de Aeroméxico, enviado por el Presidente de ese país, Luis
Echevarría, acaba de despegar del aeropuerto de Pudahuel con destino a México.
Lleva 66 exiliados, entre ellos la viuda del Presidente Allende. Hará escala de
reabastecimiento en Antofagasta, Lima y Panamá.
En esos momentos, las rotativas del diario “Correo” imprimían el
periódico a ritmo febril. Era imposible detenerlas para incluir esta noticia
que recién llegó. Adicionalmente, había poquísimos trabajadores en los
talleres.
Los linotipistas, cajistas,
ludistas y armadores se habían retirado ya, con minutos de anticipación, para
asistir a una recepción en la sede de la Federación de Periodistas del Perú
(FPP), con motivo del X aniversario de la fundación del Sindicato de
Trabajadores Gráficos de la Empresa Periodística Nacional (EPENSA), editora de
los diarios “Correo” y “Ojo”, incluidos los de la cadena en diferentes ciudades
del país.
En los talleres de “Correo”,
sólo se encontraban los maquinistas de
las rotativas, los empaquetadores y los despachadores de diarios. “Tan pronto
como pude me fui al local de la FPP. La fiesta estaba en todo su explendor. Me
tome un par de pisco sours a manera de brindis en honor de los agasajados y me
serví para comer dos tamales, escabeche de pollo en plato hondo y rematé con un
suspiro a la limeña”, cuenta Caso
rememorando aquella noche clave.
AL
AEROPUERTO
El periodista, entre
conversación, trago y trago, seguía pensando en el último cable que leyó antes
de salir de la redacción. Le daba vueltas y vueltas al asunto.
Hasta que decidió cortar el
festejo y dirigirse, a manera de iniciativa propia, al aeropuerto para tratar
de entrevistar a la señora Allende. Nunca pensó que sería el único en conversar
con ella. El aeropuerto es la voz. Ahí llegaría de todas maneras.
El avión, un DC 9 “Sinaloa”
XA- SOY de Aeroméxico, estaba aterrizando y repostando con los motores y luces apagadas. “Mientras cruzaba la sala de
espera, un colega Gerónimo Milla de Canal 5 de TV, estaba sentado con su cámara
al costado. Risueño y muy suelto de huesos, me dijo para fastidiarme: “Ya te
fundiste cholo (mi apelativo), Tencha ya dio su conferencia de prensa y subió
al avión". Las palabras de Milla me acicatearon y salí a la pista de
aterrizaje”, relata Caso.
Allende en el poder saludando desde la Moneda.
Allende en el poder saludando desde la Moneda.
MULTITUD
Existía allí, a las claras, mucha tensión e incluso desesperación por conseguir la
noticia. Era, realmente, una multitud impresionante de periodistas nacionales y
extranjeros agolpada en una de las rampas del Aeropuerto.
Reporteros por doquier con
sus cámaras fotográficas que se multiplicaban
por completo. Lo mismo pasaba con los de la radio y la televisión. Todo listos, pero hasta ese momento, nada en efectivo se conseguía.
El laberinto ocurrió porque
muchos comunicadores no pudieron viajar a
Santiago, en vista de que Pinochet
prohibió la entrada o salida de cualquier aeronave a/o de ese país. Ellos pugnaban para que el funcionario de la Cancillería de México,
Licenciado Raúl Valdez, interceda ante “Tencha” para que baje un momento,
brinde declaraciones, le tomen fotos y la filmen.
El diplomático fue
terminante al explicar que el Gobierno del Perú, presidido por el General Juan
Velasco Alvarado, dio permiso exclusivamente para el repostamiento de la nave.
El avión estaba rodeado por policías, agentes de seguridad del estado y
vigilantes del aeropuerto.
En ese instante de entera
tensión, el Corresponsal de la agencia cubana de noticias “Prensa Latina”
ingresó a la pista y agitando su carnet
rojo con la mano izquierda en alto,
trató de llegar hasta donde el Embajador, abriéndose paso a empellones y
exclamando que él tenia el derecho a entrevistar a la viuda de Allende porque “Cuba ha ayudado y seguirá
ayudando a Chile”.
CALLADO
Caso estaba completamente
callado, observando minuciosamente. Como siempre solía hacer cuando cubría
noticias. Pensaba para sus adentros y se decía asimismo: “Acá no se conseguirá nada.
No habrá conferencia de prensa”. Al instante el foco se le prendió y pensó con convencimiento total: “la única forma es
meterse al avión y luego bajar con la entrevista conseguida”. Seguían las
voces, los gritos. Las discusiones, los reclamos.
Pero en ningún momento proyectó
ir a México. Le parecía una locura. Eso sí, la entrevista era lo más importante. Tales eran sus pensamientos
cuando decidió subir a la nave. Nada más. Pero el hombre propone y Dios dispone
Los hechos que se desencadenaron,
posteriormente, dieron lugar al viaje. “Me convertí en polizon sin quererlo”,
dice Caso risueñamente.
Un policía con cara muy seria y de pocos amigos, atenazaba
con sus extremidades superiores, los pasamanos de la escalera delantera del
avión. Momentáneamente las soltó y trató de llegar donde estaba el diplomático
para protegerlo.
SEGURO
Caso, muy seguro de si
mismo, aprovechó esta circunstancia. Cuando el policia abandonó su puesto en la
escalera, él se dirigió hacia el interior del avión.
Comenzó a subir, paso a paso,
la escalera de la aeronave, despacio para no llamar la atención. Mimetizado como guardaespalda de ministro o algo
parecido. Nadie lo pescó, nadie se dio cuenta y logró ingresar.
Placa recordatoria de la muerte del Presidente.
Placa recordatoria de la muerte del Presidente.
El periodista recuerda,
claramente, lo que vio al interior de la nave: “Todo era penumbra por falta de electricidad.
Afuera, la copiosa neblina invernal
hacía más oscura la noche. Empecé a caminar adentro por uno de los pasillos donde algunos de los
pasajeros estaban de pie”.
Con admirable memoria, sigue
relatando: “Seguí avanzando con dificultad porque en el pasadizo habían niños
jugando. Caminaba despacio, tratando de localizar a “Tencha”. Muchos pasajeros
dormían con las mantas cubriéndose el rostro, lo que hacía mucho más difícil mi
cometido”.
CAMUFLADO
Llegó hasta la puerta
posterior del aparato como un pasajero más. Se había camuflado perfectamente.
Muy cerca estaban las tres guapas aeromozas cuyos nombres eran: Odette Walley
Martinez, Lucrecia Lafarga Hernández y Reyna Arriola Pacheco.
A ellas, el reportero, muy suelto de huesos y
con una seguridad impresionante, les preguntó por la señora Allende. La más
solicita y bonita, le respondió: “está adelante, en la primera fila. Lado
izquierdo, junto a la ventanilla”.
Cuando se dirigía al lugar
indicado, sin desesperarse, se encendieron los motores del avión y se
prendieron las luces interiores. El Comandante de la aeronave, Alejandro Luna
Sotura, dijo por los altavoces: “A los señores pasajeros que se encuentran de
pie se les ruega tomar asiento y abrocharse los cinturones. Vamos a despegar en
breve. Muchas gracias”. No habia otra. El viaje de “pavo”, inminente. Era ya de día.
Caso, sin titubear, se sentó
en el primer asiento desocupado de la penúltima fila, junto al pasillo, lado
derecho. El avión llevaba 14 tripulantes, 68 pasajeros incluidos Tencha y el
periodista que era el pasajero 68, polizón. Muchos asientos estaban
desocupados.
El periodista al lado de las placas en memoria de Allende.
El periodista al lado de las placas en memoria de Allende.
CALOR
Después de despegar y atravesar
el gran techo de nubes muy cerca del cielo infinito, los pasajeros vieron la
luz solar en su explendor. Todos empezaron a sentir calor e inmediatemente
sirvieron el desayuno cuando se volaba sobre las costas de la ciudad peruana de
Trujillo. El reportero tenía hambre. Los primeros alimentos del dia, lo
tranquilizaron por completo.
“Como hacia calor aflojé el
nudo de mi corbata y me quité el saco acomodándolo en la parte superior de mi
asiento. Viajaba despierto mirando adelante y tratando de localizar a Tencha y
su hija Isabel Allende”, dice Caso.
En esos dramáticos momentos, el periodista poquísimo
hablaba para no delatarse con su inconfundible acento peruano. Los pasajeros en
su gran mayoria eran chilenos, cubanos y
mexicanos.
Sin embargo, en el avión
también iba a bordo la peruana Amanda Gallástegui de Mariscal y sus dos hijos.
Ella dijo que era de Miraflores y que sus familiares vivían en la Avenida Larco, cerca al Parque Salazar.
La compatriota, luego de ser interrogada por Caso, declinó comentar dónde y
cómo vivió el dia del golpe, el 11 de setiembre.
EL
EMBAJADOR
Para facilitar la entrevista
con Tencha, el reportero localizó en un asiento de la primera fila al Embajador
de México en Chile, Gonzalo Martínez Corbalá. Habia asientos desocupados y
ocupó uno de ellos. Saludó al diplomático, expresándole su pesar por lo que
ocurría en Chile
El contacto se estableció y
la conversación se extendió. De rato en rato, ambos intercambiaban cigarrillos
y fumaban. Mientras tanto, “Tencha” dormía, sin ningún problema. Hasta que, súbitamente,
despertó. El periodista aprovechó para saludarla, con un leve movimiento de la
cabeza. La señora Allende le respondió de igual manera.
Desde ese momento no se
despegó del diplomático y decidió entrevistarla a mitad de camino entre Panamá y
México. Lugar que resultó el espacio aéreo
de Guatemala, según le confirmó uno de los amables tripulantes que no
tuvo inconveniente de mostrarle un gran mapa de papel donde aparecía América
Latina. “Cuando estemos volando sobre Guatemala me avisa, por favor, le dije.
El asintió moviendo la cabeza afirmativamente”, cuenta Caso.
Decidió abordar a Tencha en
ese momento a mitad del camino entre Panamá y México en vista de que el
periodista creia, de ser descubierto, que era más fácil que lo lleven a este
último país y no que el aparato de media vuelta y regrese para “desembarcarlo”
en el aeropuerto panameño de Tocumen.
La Moneda en llamas.
La Moneda en llamas.
LA
ABORDA
Cuando Caso supo que faltaba poco para llegar al destino decidió
abordar a la que fue primera dama de Chile. La situación se facilitó porque su
hija Isabel Allende se paró con una pequeña niña, rumbo al baño.
Aprovechó esa circunstancia y se acercó a la
viuda de Allende. Le expresó su pesar por la muerte de su esposo y, en esta
oportunidad, se presentó como periodista peruano que quería entrevistarla.
La dama chilena le preguntó
en que periódico se publicaría la entrevista y cuál era su orientación
política. El reportero respondió que se publicará en la cadena de diarios de EPENSA que edita los matutinos
independientes denominados “Correo” en las ciudades de Arequipa, Piura, Huancayo Tacna y Lima, además del tabloide “Ojo”.
Le explicó también que “Correo” de Tacna circula en Arica. Comenzó la
entrevista.
La primera pregunta del
reportero vino de inmediato y a boca de jarro:
-Realmente
circulan tres versiones acerca de la muerte de su esposo: que se suicidó, que
murió en combate y que fue asesinado. ¿Cuál es la versión que tiene visos
enteros de verdad?
PRECISION
HISTORICA
-“Salvador se inmoló. El se
suicidó. No quería un derramamiento de sangre. Fue traicionado. Dijo que no iba
a abandonar el Palacio de la Moneda porque eso sería traicionar al pueblo,
declaró con mucha seguridad “Tencha”.
Por aquí salieron los restos del mandatario.
Por aquí salieron los restos del mandatario.
Luego reveló que el
Presidente Allende tenia información confidencial de que “los golpistas querían capturarlo vivo
para humillarlo paséandolo desnudo y esposado por la Alameda Bernardo
O`Higgins, una de las principales de la capital chilena”.
Recordó que, el 11 de
Setiembre de 1973, durante su última conversación con el entonces gobernante de
su país poquísimos minutos antes en que el Palacio de la Moneda sería
bombardeado, él le recomendó que abandone la residencia presidencial de Tomas
Moro. Felizmente, porque este último lugar también fue atacado. Bestias los
golpistas.
Entonces, ella se marchó a bordo de un
automóvil, en busca de refugio, a la casa del Economista Felipe Herrera, ex
Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo. Ahí se encontró con su hija
Isabel, con quien viajó al exilio.
El avión partió de Pudahuel,
Santiago, a las 12.15 am del día 16, hora chilena y aterrizó en el
terminal aéreo de México a las 15.15 pm del mismo 16, hora mexicana, después
de un vuelo de 3 mil 700 millas cubierto en 15 horas.
JOLGORIO
La aeronave llegó al Jorge
Chávez de Lima a las 5.45 de la mañana (hora local) donde el Comandante FAP
Jorge Lastres, Edecán del Presidente Velasco, le dio el pésame. Después de
reabastecerse de combustible, el avión
reanudó vuelo rumbo a Panamá. Una escala técnica para repostar nuevamente.
En el aeropuerto de Tucumen,
la señora Allende fue saludada por el Vicecanciller panameño, Carlos Osores
Tipaldo. El Director de Ceremonias y Protocolo, José Manuel Watson, le dio el
pésame a nombre del mandatario de ese país, Omar Torrijos.
Cuando en el vuelo ingresó al
espacio aereo mexicano, el avión se convirtió en un jolgorio
generalizado. Los viajeros saltaron de euforia, se abrazaron. Pero también
lloraron de emoción. Había pues, indistintamente, alegría y dolor.
Lo primero por haber llegado a un pais libre y
democrático. Lo segundo por lo que habian dejado a sus seres queridos en Chile que sufrian intensamente. Ellos
exclamaron repetidamente: ¡Viva Chile!, ¡Viva México!, ¡Viva el Presidente
Echevarria!, ¡Viva Allende!
Cuando el avión se detuvo,
la ex primera dama de Chile fue la primera en descender por la escalerilla
delantera, siendo recibida por el primer mandatario mexicano Luis Echevarria y
miembros del Cuerpo Diplomatico.
Estatua del Presidente en la Plaza Constitución de Santiago
(Foto Geraldo Caso Bizama)
EUFORIA
Los demás exiliados bajaron por una puerta
posterior y abordaron cuatro autobuses azules que los condujeron a su
alojamiento. Tencha y su hija Isabel se alojaron en la residencia del Embajador
de Chile en México.
En el aeropuerto mexicano, la viuda de Allende
fue recibida con gran euforia por centenares de personas Muchas de las cuales
portaban retratos del primer gobernante socialista chileno.
”Yo ingresé a la Sala de
Prensa del aeropuerto sin que nadie me pidiera pasaporte, confundido con la
comitiva oficial encabezada por el Presidente Echevarría, quien avanzaba al lado de “Tencha”, a cuya espalda
caminaba empujando con mis codos al gentío que trataba de acercarse a ella.
Como si fuera su guarda espalda” No le quedaba otra al reportero
En la sala de prensa, la
señora Allende habló poquísimo y su conferencia de prensa fue brevísima. La
misma que terminó cuando un reportero le preguntó: realmente ¿Cómo murió su
esposo?
DOLOR
Tencha no despegó los labios
y empezó a llorar. Inmediatamente, el Presidente Echevarria se puso de pie
y dijo: “Señores periodistas, comprendan
el dolor de la Primera Dama de Chile y les ruego no hacer más preguntas”.
Por su parte, Caso ingresó a
una sala del aeropuerto azteca de donde se comunicó telefónicamente con el
Director de Associated Press (AP) en México, Charles Green. Le contó su aventura y le pidió apoyo para
transmitirla a “Correo” de Lima, suscriptor de tales servicios noticiosos. Lo
que, inmediatamente, fue concedido.
En todo México se celebraba
el aniversario de la Independencia nacional. El reportero abordó el primer microbus que se presentó y el conductor le
dijo que le cobraría 50 dólares por ser
feriado.
“Acepté sin vacilar porque
debía llegar a la oficina de la AP cuanto antes. En el trayecto relaté que
habia llegado con los refugiados. Al
mexicano, le emocionó mi aventura y luego de hablar de futbol recordando a las
estrellas peruanas como Cubillas, cuando tenia que pagarle, el chofer tuvo una
actitud que me emocionó: “ándele mi cuate usted es peruano y por la fiesta
nacional de mi país no le voy a cobrar”, relata Caso.
EN
AP
Cabe precisar que el reportero
casi no tenia un centavo en el bolsillo. Había pensado en pedir prestado a sus
colegas de AP. No fue necesario por la actitud solidaria de aquella persona.
Al acercarse a las oficinas
de AP, ubicadas en el Paseo de la Reforma 46, Cuarto Piso, encontró a Green que, sin decirle ni una palabra, le
señaló una maquina de escribir sobre una mesa amplia en la que habia porciones
de pizas humeantes, trozos de carne asada, empanadas, bebidas y café.
Luego recien habló: “Escribe
lo más rápido que puedas y pasas a
mi oficina a conversar”, le dijo. Luego se fue.
Caso redactó seis artículos que, de inmediato,
rebotaron a todo el mundo. “Me llamó la
atención que Green puso una nota de redacción en la información principal que decía textualmente que yo la había escrito exclusivamente para AP, tras
entrevistar a la señora Allende. “No era así. Yo lo había hecho para Correo de
Lima, que es completamente distinto”, explica. En fin, gajes del oficio.
SALVOCONDUCTO
SALVOCONDUCTO
El reportero pasó a las ofIcinas
de Green y le contó las peripecias vividas. Sin que le pidiera nada, el gringo
abrió uno de los cajones de su escritorio y sacó una cantidad de dólares para
los gastos iniciales del periodista peruano. A renglón seguido, le consiguió alojamiento en el Hotel Casablanca.
Con la ayuda del Embajador
Peruano, Alfonso Benavides Correa y de la Consul Luzmila Ichikawa, el Gobierno
mexicano le otorgó un salvoconducto permitiéndolo permanecer en México hasta el 21 de setiembre de 1973.
El salvoconducto mexicano
El periodista, durante los días que le quedaban para finalizar su aventurada travesía, visitó muchos lugares
culturales y turísticos. El Museo de Arte Contemporáneo, el Arqueológico, la
Basílica de la Virgen de Guadalupe y la famosa avenida Garibaldi, donde noche a
noche se congregan decenas de conjuntos de mariachis que intepretan rancheras,
corridos, huapangos y todo lo que el público pide.
Tambien fue al famosísimo
Tenampa, un bar antiguo donde se filmaron muchas películas en la época de oro
de Jorge Negrete, Pedro Infante y
Chavela Vargas. En las paredes del establecimiento se encuentran las firmas de
sus concurrentes como: Mario Moreno “Cantinflas, Charles Chaplín, los artistas
mexicanos conocidos como: “Chicote” y Chaflán, entre muchos otros más.
Mientras que en las
inmediaciones de este bello lugar se
encuentra el “Quinto Patio”, sector donde vive gente de clase media que
sirvió de inspiración para un famoso bolero del mismo nombre, cuyas primeras
letras dice: “Por vivir en Quinto Patio desprecias mis besos”.
FUTBOL
Aprovechó de asistir al
Estadio Azteca donde vio el partido de futbol en que el Seleccionado de Chile
venció al de México por 2 goles a 1, con anotaciones de Carlos Caszeli. El
encuentro fue dirigido por el árbitro peruano, Arturo Yamasaki.
Por esa curiosidad propia
de los reporteros, Caso conversó con el
Director Técnico del Seleccionado Chileno, Luis “Zorro” Alamos, preguntándole: ¿Qué
fórmula empleará para derrotar a los soviéticos, durante las eliminatorias para
el Mundial de 1974 en Alemania?
La respuesta del entrenador
vino de inmediato: “Buscaremos sólo un empate puesto que en el encuentro de
vuelta, en Santiago, los haremos papilla”. El objetivo se cumplió en forma distinta. El partido
entre Chile y la Unión Soviética jugado en el Estadio Lenín de ese país
presenciado por unos 60 mil aficionados, terminó empatado 0-0.
“CHAMACO”
Lo que no pudo realizarse
fue el encuentro de revancha. La Unión Soviética decidió no presentarse,
aduciendo que el Estadio Nacional de Santiago había sido manchado por la sangre
de miles de inocentes, en alusión a los muertos desaparecidos y detenidos por
la dictadura de Pinochet.
En esa oportunidad, el
equipo mapochino salió a la cancha y constatando la ausencia de sus rivales,
ganó por Walk Over. Empero, el capitán del conjunto de casa, Francisco
“Chamaco” Valdéz, anotó simbólicamente el gol de honor, resultado con el cual
Chile participó en la competencia mundial.
El retorno de México a Lima
fue realmente apoteósico. Lo esperaron sus compañeros y colegas del diario “Correo”,
otros comunicadores de diferentes medios e incluso sus paisanos de Matahuasi,
comprension del departamento de Junín.
Lo recibieron con
bombos y platillos e incluso lo cargaron
en hombros y lo llevaron así hasta el mostrador de llegadas internacionales,
donde entregó el salvoconducto. Alli estaban, felicitando al reportero, los
periodistas: Luis Figueroa, Fidel Méndez, Rodolfo Orozco, Julio Higashi, Armando Galindo, Raúl Ruesta, Luis Lam Otiniano, José Mujica Málaga, Luis Cabrera Luza, Alejandro Abanto y muchos más.
Apoteósico recibimiento en Lima
SORPRENDIDO
Caso sorprendido y humilde
como es, un tanto tímido y avergonzado, preguntó al fotógrafo Víctor Medina:
¿Qué personalidad habrá venido que no me he dado cuenta? “Tu pues cholo,
felicitaciones, le dijo el reportero gráfico.
Por la hazaña realizada, ofreció
una conferencia de prensa en la sala de espera del Aeropuerto que duró una
hora. Por la noche, fue entrevistado vía Canal 5 TV por Humberto Martínez Morosini y la
famosa nadadora que se desempeñaba como reportera, Consuelo Changanaquí.
Entrevistado en la TV por Concho Changanaquí
Cuando retornó al local de
Correo conversó con los dueños y directivos del periódico, quienes lo felicitaron
y, a renglón seguido, le anunciaron un significativo aumento de sueldo.
Por su parte, los homenajes
no se hicieron esperar. El más importante el de La Federación de Periodistas del Perú (FPP) que lo declaró
“El Periodista del Año 1973” y lo condecoró con una medalla de oro que le fue impuesto
en el Congreso realizado en Tacna, a
pedido del Círculo de Reporteros de Radio América y Canal 4 TV.
Paz lo condecora con la medalla de oro
Quien lo condecoró fue el Presidente de la
entidad de aquel entonces, Carlos Paz Cafferata Había triunfado por completo.
Bien hecho, señor reportero. Recordar es volver a vivir. (Edgardo de Noriega)
He leído con detenimiento este artículo y realmente he quedado impresionada. Burlar la seguridad y a los propios policías, si que efectivamente es una hazaña. El reportero Caso se las sabe todas.Muy gracioso que mientras los otros periodistas discutían y exigían, el otro se fue al mismo avión. Coraje y valentía por donde se le vea. Herminia Suárez.
ResponderEliminarAunque han pasado muchos años, recuerdo el caso y efectivamente lo conseguido por el periodista Teófilo Caso fue realmente valioso. No es fácil ser polizón. Hay riesgo, mucho riesgo. Pero el lo consiguió para beneficio de sus lectores. Me parece bueno que se recuerde este tipo de cosas. Abel Velarde.
ResponderEliminarQue tontos los policías y la seguridad. Un paseado el custodio que se fue a proteger al diplomático y zuácate se le metió al avión el reportero. Me he preguntado lo que hubiese pasado si entraba un delincuente o un asesino. Peligroso. Pero, sin duda, admirable lo del reportero. Juan José Nestares
ResponderEliminarBuena Caso eres un trome. El periodismo es la mas noble de las profesiones. Lo decía don Luis Miró Quesada. Los reporteros de juegan la vida día a día en la búsqueda de la noticia. La de aquí si que fue genial. La hemos comentado en clase de Practica de Periodismo en la UPC donde estudio. Que bueno saber de estas cosas. (Florinda Meckler)
ResponderEliminarMuy interesante todo lo que se relata aqui. Soy profesor de de Historia y gracias a lo leído debo remarcar la misión que cumple el periodismo por efectivamente dar cosas interesantes al público. Lo que hizo Caso fue realmente una hazaña que merece recordarse hasta ahora. Demostró, definitivamente, valentía y porsupuesto capacidad. Heriberto Medina.
ResponderEliminarsi, pero es una pena que este tipo de situaciones se sigue dando gracias a las ideas políticas gobiernos religiones... estamos apañaos!
ResponderEliminarDe verdad el hermano peruano!
ResponderEliminarCaso fue un genio de la noticia. Sabemos que ahora se encuentra mal de salud. Los organismos gremiales del periodismo deben hacer algo para apoyarlo. El periodista se lo merece. Juan Anduaga
ResponderEliminarTencha Allende, solo en papel esposa, ya que Allende vivia con la Paya, su secretaria personal ... ahora lo muestran todo en papel celofan. La mujer no tenia nada que decir de Allende, no vivian juntos, no era buen padre, era un alcoholico... y esa lamentablemente fue la realidad.
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