lunes, 29 de octubre de 2012

VGC, EL MAS FRANCES DE LOS PERUANOS


Por mucho tiempo, el más francés de los peruanos y, al mismo tiempo, el más terco y  eminente peruano entre los franceses. Una y otra posición a la vez. Como contundente realidad y expresión genuina. Lo que sencillamente pasa es que nació casualmente  en el París de luces permanentes y de belleza intensa, incomparable. Allí vivió muchísimos años. Lo mismo que en Lima Perú, produciendo una vasta obra literaria que lo convirtió en uno de los maestros del género de la crónica narrativa. Además de poeta, analista y crítico literario eminente y admirable autor de cuentos impecables. De la denominada generación del  novecientos, el prosista por  excelencia.
Pero pese a las circunstancias de vida y permanencia territorial, Ventura García Calderón Rey, perteneció definitivamente a una estirpe peruanista impecable. Era hijo del recto jurista, hombre de letras y profesor universitario, Francisco García Calderón
Tal ilustre personaje, en su vida, demostró coraje y entrega sobre todo cuando se desempeñó como Presidente del Perú, con sede en la hermosa y pequeña villa limeña de la Magdalena, en plena y detestable invasión de los chilenos durante la infausta Guerra del Pacífico.
 Lo apoyaron los principales contribuyentes del país y formó un gobierno completamente independiente para tratar, con los jefes de la ocupación, una conviviencia digna y pacífica en tanto se discutieran los términos de paz con Chile.
LO DEPORTAN
El Gobierno de la Magdalena se negó a discutir cualquier tratado de paz que significara pérdida del territorio. En vista de esa negativa, el jefe de las fuerzas de ocupación invadió el bello pueblito que forma parte de la capital peruana donde, precisamente, San Martín y Bolívar tuvieron saludable refugio cuando gobernaron nuestra patria. En este apacible lugar, impregnado de libertad y reinvindicación, apresaron al Presidente García Calderón y  lo deportaron a Chile.
Poco antes del incalificable atropello, don Francisco contrajo matrimonio con una  dama de Tacna peteneciente a una distinguida familia, Carmen Rey Basadre. Con ella tuvo que partir al exterior en calidad de Presidente cautivo. Todo ello fue contado por su hijo Ventura en un libro que publicó con el título de “Memorias del Cautiverio”.
Por esta razón, la forzada residencia en el país del sur, su primer hijo  Francisco García Calderón Rey nació en Valparaiso el añó 1883. Como se sabe, el primogénito sería, con el tiempo, uno de los más notables ensayistas de su generación.
El Tratado de Ancón,  firmado en 1883 por el General Miguel Iglesias que se había apoderado de la Presidencia del Perú, provocó el rechazo de don Francisco y el alzamiento del General Andrés Avelino Cáceres, enarbolando la bandera de la integridad y la revancha.
 García Calderón prefirió abstenerse de tomar parte en aquella contienda civil y, ocurrido el derrocamiento del primero por el Brujo de los Andes, viajó a París donde nació su segundo hijo llamado Ventura: el 23 de febrero de 1886.
 
Ventura García Calderón

RECTOR
Don Francisco regresó al Perú y fue electo Rector de la Universidad de San Marcos. Su hijo Ventura estudió en ese centro superior siguiendo las carreras de Letras, Ciencias Políticas y Administrativas y Derecho. Pero no llegó a culminar estas especialidades porque a la muerte de su padre, la familia García Calderon Rey se fue a residir en 1905 a París.
En Lima se había fundado poco después de la Guerra del Pacífico, un colegio de sacerdotes franceses de la orden de los Sagrados Corazones, quienes abrieron su plantel en un vasto local donde, durante el Virreinato, funcionó el lugar de retiro o recogimiento de los frailes de la orden de la Recoleta de los Dominicos. Alli escribió, los primeros años del siglo XVII, el padre Diego de Hojeda su celebre poema “La Cristiada”, impreso en Sevilla el año de 1611.
En razón del lugar donde funcionaba el colegio que fundaron los padres franceses se le dio el nombre de “La Recoleta”. Francisco y Ventura García Calderón pertenecieron a la primera promoción recoletana.
La integraban también José de la Riva Agüero y Osma con los años celebre escritor y benefactor de la Universidad Católica, el diplomático Juan Bautista de Lavalle, el destacado abogado y político Manuel Gallagher Canaval, el profesor universitario de renombre Raymundo Morales de la Torre y el más tarde gran novelista chileno Eduardo Barrios Hudwalcker, autor de “El Hermano Asno”.
José de la Riva Aguero

A FRANCIA
Este grupo sería el núcleo de la generación del 900 a la que se unieron los poetas José Gálvez Barrenechea, Felipe Sassone, el chiclayano José Lora y Lora y el inquieto ensayista arequipeño Víctor Andrés Belaúnde.
Ventura Garcia Calderón se fue a vivir a Francia cuando iba a cumplir 20 años. De acuerdo a la descripción que hace el escritor y político, Luis Alberto Sánchez, en el prólogo de las “Obras Escogidas” del primero era “un hombre explosivo de personalidad exuberante, alto de casi un metro 80, de incipiente calvicie. Hablaba con rapidez y tenía una curiosidad ferviente por las cosas y sobre todo por las mujeres”.
Paris - Eiffelturm und Marsfeld2.jpg
A los 20 años se fue a París, la ciudad luz

Luego añade: “Con anteojos pesados, sonrisa fácil, nariz corta, voz sonora que hablaba con volubilidad y casi con afecto. Amigo de casi toda la intelectualidad francesa. Como por ejemplo, del pensador Andre Malraux posterior Ministro de Cultura del General De Gaulle y del historiador Paul Rivet, tan ligado al Perú por sus estudios de historia”.
El escritor tenía una estupenda biblioteca en su departamento de la calle Souflett de París. Según el escritor aprista:  “arbitrario como todo artista, violento como todo sentimental. Fino y exigente en cuya personalidad predominó el sentido estético”. 
VENUS DEL MILO
Su retorno a la ciudad de su nacimiento fue como una revelación. Lo demuestra claramente su primer libro juvenil “Frivolamente”, editado por Garnier de París en 1908, en el que ya se revela,de acuerdo a la opinión de LAS, el carácter esteticista y perspicaz del que sería, sin duda, un cronista ejemplar en el idioma.
Sánchez va más allá en su interpretación y dice  que alli aparece un modernista cabal afrancesado  de frase corta, musical redonda. El joven de 21 años subrayará en su “Elegía” pequeñas páginas autobiográficas que evocarán su juventud.
Incluso, especifica LAS, que “hay una pequeña crónica sobre el Museo del Louvre y su primera visión de la Venus del Milo, esa mujer maciza en piedra oscura, manca y admirable que preside y presidirá muchos sueños, muchas evocaciones y muchas perspectivas. El joven voraz termina la página con una herejía antiestética pero vital: “Oh, bien amada Venus ¿por qué no eres de carne?”
La Venus del Milo

En 1910, reviviendo experiencias peruanas, publica el libro del “Romanticismo al Modernismo”, colección de prólogos críticos a sendas antologías genéricas que revelan un fino instinto literario. En cierto modo, la publicación constituye una prolongación y una respuesta al “Carácter de la Literatura del Perú Independiente”, que escribió su amigo José de la Riva Agüero y Osma.
Los capítulos sobre los satíricos y muy probablemente el titulado “Un ensayista” que enfoca  a González Prada, son presentaciones muy bien escritas y mejor pensadas sobre estos temas. Con este material y después de un viaje al Perú en 1911 escribirá “La Literatura Peruana” (1535-1914).
DIATRIBAS
Aquella síntesis que Ventura hizo fue recibida con aplausos pero tambien con diatribas. En la rebelde revista “Colonida” que Abraham Valdelomar lanzó en 1916, uno de sus principales redactores, Federico More, compuso dos violentos artículos titulados despectivamente “La Hora Undecima del señor Ventura García Calderón”. Para Sánchez, la critica fue “excesivamente negativa”. Por su parte el autor  contestó duramente, reafirmándose en sus apreciaciones.
El año 1911 representó en la vida de Ventura un remecimiento vernacular. En efecto, volvió al Perú y viajó por la sierra del centro. El intelectual  visitó una serie de pueblos peruanos. Lo que le permitió mirar, curiosa y anecdóticamente, la vida del indio. Incluso se asomó a las inquietudes peruanas menos oficiales. El paso siguiente fue tomar apuntes y escribir una novela titulada “1911” sobre estos temas.
 Hay que aclarar que para García Calderón, el nativo es allí figurativo y no social. Una  entera decoración genuina. El indio problema, en nuestras letras, aparece a consecuencia de las prédicas de González Prada, con “Aves sin Nido” de Clorinda Matto de Turner y se exacerba en los “Cuentos Andinos” de Enrique López Albujar
DUELO
París al año siguiente era una ciudad cosmopolita en la que campeaban el tango argentino y los últimos rezagos de la poesía simbolista y es  por aquel entonces en que los hermanos García Calderón, Francisco y Ventura, fundan la “Revista de América”,  contando con la colaboración de los escritores Gonzalo Zaldumbide y Hugo D. Barbagelata, de nacionalidades  ecuatoriana y uruguaya, respectivamente.
Ventura rindió homenaje al duelo al batirse a espada con un hijo del General Iglesias, con quien tuvo una discusión ruidosa sobre la forma de liquidar la Guerra del Pacífico. Pareciera que los ex presidentes muertos empujaban a sus hijos a proseguir la contienda civil.
Posteriormente se dirigió a España donde escribió sus dos libros de crónicas “Bajo el Clamor de las Sirenas” y “La Verbena de Madrid”, ambos publicados en 1920 y escritos cuando la  Primera Guerra Mundial empezaba a dejar sentir su peso en el mundo entero.
Su hermano José García Calderón Rey, arquitecto, pintor y escritor, se enroló en el ejército francés y murió en Verdún donde el General Petain, más tarde en la siguiente guerra considerado traidor, creó la lapidaria frase: “No pasarán”.
 Los alemanes no pasaron, en efecto, y José se transformó  en la guerrera gloria de los soldados que cumplen su deber hasta la muerte. De esta experiencia extrajo Ventura material para un pequeño libro de reportajes titulado, “Don Quijote en las Trincheras”.
Según Sánchez, había en el escribir de Ventura un aire poético indudable Mucha imaginación, entera sensibilidad. Por eso salió su obra “Parnaso peruano”. Alli aparece un poeta desconocido, Jaime Landa. Este era el apellido materno de  Francisco García Calderón, padre.
RUBEN DARIO
Jaime Landa era el mismo Ventura que parecía tener rubor de sus versos como el peor de los pecados, con inspiracion simbolista y neo romántica.  Dentro de esta tónica lanzó un volumen de “Paginas Escogidas” sobre Rubén Dario, precedidas de un estupendo prólogo interpretativo.
El poeta había muerto en 1916 destrozado por el alcohol y la nostalgia de París. Ventura lo conoció y trató ampliamente. Le había dado la calificación del genio y lo fue. En el prólogo GarcÍa Calderón asienta una tesis brillante y profunda: Dario resultó un auténtico poeta americano pero que soñaba estar en Paris, conquistar París, perdurar en Paris, no salir de París.
Rubén Darío

 Sánchez dice al respecto que “toda aquella generación de poetas-Herrera, Valencia, Nervo, los García Calderón, Zaldumbide, Lora,  Reyes y otros- vivió de Paris y para Paris, no para Francia quien más, quien menos pero todos soñaban en francés. Ventura fue como un escritor parisiense amamantado por leche peruana. Pero vertido expresamente al francés”. 
DIPLOMATICO
Hay dos libros contradictorios de Garcia Calderón y, sin embargo complementarios. “Semblanzas de América” en Madrid y “Cantinelas” en Paris. El primero reune su prólogo a Dario, un estudio sobre Gónzalez Prada, otro sobre Chocano entre muchos autores. Con  crítica literaria impecable.
El segundo constituye una revelación de forma y fondo con prosa y verso hecha de frases melódicas, de recuerdos, de proyecciones. Entre sus poemas sobresale el titulado “La Carta que no Escribí” y entre sus prosas el trozo autobiográfico Elegía. Presentó interesantes publicaciones como: “Las Mejores Tradiciones de Ricardo Palma” y una selección del  Inca Garcilaso.
Retomó su carrera diplomática como Segundo Secretario de la Legación del Perú en Madrid entre 1914 y 1916. Pasó a Bélgica como Encargado de Negocios durante cinco años. Al poco tiempo de ser nombrado Jefe de la Oficina de Propaganda del Perú en París, renunció a ese cargo por divergencias con el Gobierno de Leguia.
 En la capital de Francia se dedicó exclusivamente a las tareas literarias y a ser colaborador de publicaciones en Argentina, Venezuela y MÉxico. La pasó mal económicamente, pero logró salir adelante, a persar de las frustraciones.
Tras el derrocamiento de Leguía en 1930  fue designado Delegado del Perú ante la Sociedad de Naciones, cargo que desempeñó durante ocho años. Ocupó, asimismo, puestos diplomáticos en Polonia, Bélgica, Portugal y Suiza.
En febrero de 1949 regresó al Perú por última vez. Pero en diciembre del mismo año retornó a París tras ser designado delegado permanente del Perú ante la Unesco,agencia de Naciones Unidas para la educación y la cultura. Esta mision la ejerció hasta su fallecimiento.
ZELMIRA
Salió a la luz una obra importante narrativa “Dolorosa” y “Desnuda Realidad”, colección de cuentos que  mezcla cierto cinismo lujurioso a un sentimental de recuerdos de melancolía y sensualidad.
Por ejemplo resalta los recuerdos de Zelmira, una criolla tentadora cuyas ancas no tienen un solo pliegue según una de las frases del relato. Posteriormente lanzó al público como un reto al indigenismo que entonces florecía en el Perú, la colección de cuentos titulada: “La Venganza del Cóndor”, que inmediatamente se reprodujo al francés.
En 1930, derrocado Leguía, García Calderón fue nombrado para un cargo diplomático como Ministro del Perú en Rio Janeiro por el Gobierno de Sánchez  Cerro y por ello se produjo un rompimiento de amistad con los apristas, sobre todo con Haya de la Torre y Luis Alberto Sánchez.
 
Luis Alberto Sánchez.

BRECHA
Los que lo criticaban decian que su labor diplomática la ejercia de forma excesivamente bohemia. Conducia los manejos que debian ser reservado referente al armamento y la estrategia del país, cuando precisamentre habia una guerra entre Perú y Colombia a causa de la cuestión de Leticia. Nada de eso realmente se probó.
Sin embargo, Sánchez con cierto desdén lo dice en su Testimonio Personal”: “A causa de la pasión con que Ventura asumió la representacion de los regimenes castrenses y dictatoriales de  Sánchez Cerro y Benavides, se abrió una brecha entre él y  nuestra generación incluyendo a Porras, aunque no a Basadre que era su pariente”.
En las polémicas de los años treinta, Manuel Seoane, apuntalado por Sánchez, escribió en el diario aprista “La Tribuna” un artículo sin firma en apariencia demoledor titulado: “Filtrando a los García Calderón”.
El texto presentaba a Francisco y Ventura como encarnación del Partido Civil. Lo que se sostenia era lo siguiente: “si buscaramos la diferencia entre la generación de 1905 y la de 1920, habríamos de afirmar que consiste en el sentido individual de la primera y el sentido social de la segunda. La generación de 1905 amó el adjetivo y la frase. La de 1920 cultiva la estadística.
No era exacto lo referente a la primera, puesto que generalizaba en demasía. No es lo mismo la prosa rica en adjetivos de José de la Riva Agüero y el estilo sobrio de Francisco García Calderón. O el preciso, como un estilete, de Ventura. Por lo demás, la estadística es sólo un instrumento. La verdad existió antes de que se inventara la estadística.
“NOSOTROS”
Ventura  leyó ya en París las diatribas de los apristas y escribió como respuesta su panfleto titulado “Nosotros” que sólo   vería a luz en 1938, rompiendo lanzas sobre todo contra Sánchez como una cerrada defensa de su generación. La amistad con este último y su grupo político volvió  a partir de 1946.
Bajo el gobierno de Benavides de quien era amigo personal y  con quien compartió horas de juvenil bohemia en París, publicó seguidamente los libros “Instantes del Perú, “Vale un Perú”, “La Perichole” y una colección de La Biblioteca de Cultura Peruana, con verdadero alarde de conocimientos al mismo tiempo que sagacidad crítica y antológica.
Sin embargo, algunos entendidos sostuvieron que se registraron voluntarios vacíos  y omisiones a Valdelomar, Aguirre Morales, Percy Gibson,  José María Eguren y César Vallejo. También se habló de un retaceo incalificable a González Prada, de quien sólo se reprodujo unos versos satíricos contra Pieróla, como si no hubiesen existido “Páginas Libres”, “Minusculas”  “Exóticas”, “Horas de Lucha” y “Trozos de Vida.” 
PORRAS
Fue el maestro y escritor, Raúl Porras Barrenechea, entonces en París, quien exigió a García Calderón incluir al lider del radicalismo y, de acuerdo a la versión de Sánchez,  el propio General Benavides, mediante un cable del Canciller Carlos Concha, le expresó a Ventura que no se oponía a considerar a González Prada, autor de un duro ataque al Presidente en el año 1914, 24 años atrás. De ello arrancaría una deplorable enemistad literaria entre Porras  y García Calderón, de dolorosas resonancias epistolares.
Raúl Porras Barrenechea

Lo cierto es que la Biblioteca de Cultura Peruana se destaca sobre todo por sus diversas notas informativas, en especial, las referidas a los poetas coloniales, el tradicionalista Ricardo Palma y el vate José Santos Chocano. Casi al final de su vida sufrió una hemiplejia que le impedió caminar. Se  manejaba en una silla de ruedas. Murió en París el 27 de Octubre de 1959.
Su última obra podria considerarse su epitafio, su pastoral y su elegía: apareció en francés bajo el título de “Le France que nous aimons”, libro para los criticos rebosante de inspiración y amor por su patria geográfica. En esa obra pone al desnudo las razones por las que cinco generaciones de latinoamericanos vivieron entregadas al mismo culto, al amor de Francia.
Sus razones se llamaban Montaigne, Rabelais, Juana de Arco, Bayardo, Moliere, Pascal, Descartes, Voltaire y muchos otros más que son efectivamente grandes hombres. La historia de la cultura francesa vista por un latinoamercano es el transfondo de esta publicación.
Un intelectual brillante y exponente cabal de su generación. Literariamente destacable con un peruanismo esencial. Fino y elegante. Un excelente narrador. De ello dan prueba efectiva sus libros. Cada uno de ellos enteramente valiosos. Constante habitante de París, constante habitante del Perú. (EdeNM)

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