Auténtica pionera y forjadora del
arte musical peruano, la eximia maestra no sólo hizo una esforzada labor de
recopilación, sino también una bullente producción creativa. Hizo música
virtualmente toda su vida.
Y en torno a ella forjó escuela
formando numerosos discípulos. Por lo mismo afirma con vasto conocimiento don
Carlos Raygada, a quien se considera uno de nuestros más autorizados
musicólogos y críticos que doña Mercedes Ayarza de Morales “fue la gran
animadora de nuestro mundo musical”.
Citémosla solamente para
precisarla en la historia y en el ambiente de nuestro arte, como la primera
persona que escribió en el pentagrama la música y letra de una marinera. Como notable
ejecutante y concertista del piano, ganó el aplauso y la fama de toda una época
de Lima.
Doña Rosa Mercedes recogió en la bruma
de la madrugada, en la tibieza de las tardes y de las noches, en atenta
vigilia, el pregón de las calles limeñas, para ponerles anécdota, letra y
música. Digamos que doña Rosa Mercedes anotó en sus cuadernos de música, para
luego trasladarlos a la canción y de allí a los instrumentos, la voz y los discos, aires y compases de la
maravillosa composición norteña y costeña en general.
Rosa Mercedes: concertista y recopiladora
Rosa Mercedes: concertista y recopiladora
“LA CONCHEPERLA”
Y todo eso lo hizo con devoción y
amor por la patria, Haciendo de su propia vida, una bella canción peruana. Tal
vez un triste con fuga de tondero, que son el sentimiento y la alegría,
continuos acompañantes del destino.
Tenía doce años cuando ya tocaba
piano con maestría y dominaba la escritura musical, cuando Abelardo Gamarra “El
Tunante” le pidió que llevara al pentagrama ” La Concheperla”. Aquel modo de
cantar y de bailar tenía otro nombre. Pero Gamarra quiso que se llamara
marinera. Y le añadió como título: la decana.
Muchos años después fue la propia
Rosa Mercedes quien al presenciar aquella mitológica marinera con un brillante arreglo
para coros, dejó perfectamente establecido que La concheperla era una creación
de Abelardo Gamarra en los versos y de José Alvarado ” Alvaradito”, en la
música.
TRIUNFOS EN EL MUNICIPAL
Más el contacto de doña Rosa Mercedes
con la música peruana no quedó con esta feliz iniciación. En una época en que
los aires de la jarana estaban proscritos de salones y salas de jerarquía se
atrevió a presentar en el Teatro Municipal, en el año de 1938, el Primer
Festival de Música Criolla, con la participación de más de cien artistas y una orquesta sinfónica que ella
misma condujo con batuta maestra.
Marineras y resbalosas fueron bailadas con
frac y traje largo. El tondero y el festejo así como otros aires costeños
levantaron polvo inaugural en el tablado del Municipal de Lima. Así abría
trocha con nuestra propia música en un ambiente entonces saturado de tangos y
milongas, rumbas y boleros, aires de chotis y de zarzuela, la briosa doña Rosa
Mercedes. Pero su preocupación y su búsqueda fueron más allá de aquel famoso
festival.
Tras años de paciente trabajo,
escuchando viejas voces que parecían perderse en el olvido, doña Rosa Mercedes
reunió una nueva cuantiosa producción de aires costeños que presentó en el
álbum titulado: Danzas y Canciones del folklore peruano costeño.
En sus años mozos
En sus años mozos
Quizás uno de los aspectos más
característicos de su obra musical fueron sus pregones. Ella sabía que cada
país, sobre todo México y las naciones centroamericanas, hacía recorrer sus canciones por todo el mundo.
EL CANTO PREGONERO
Y desde las dos ventanas de su
casa que daban a Pachacamilla y San Sebastián se puso a recoger el canto
pregonero de la calle. Habría que recordar una bella crónica de don Aurelio
Miró Quesada Sosa, que con gran precisión describe el cotidiano horario de los pregoneros
limeños.
Con el mismo sabor y la gracia
con que eran voceados los convirtió en pregones. Muchos de ellos como “El cholo
frutero”, “La picaronera”, “La tamalera", ya no son sólo patrimonio nuestro. Se
los llevaron a caminar por el mundo otros intérpretes famosos, artistas
notables que por aquí pasaron.
Una de las carátulas de un exitoso disco de su creación
Una de las carátulas de un exitoso disco de su creación
Aparejada con el ejercicio de los
aires auténticamente peruanos, doña Rosa Mercedes siguió cultivando la música selecta
o si se quiere, clásica. Fue solista de la filarmónica que conducía don
Federico Gerdes en un memorable
concierto que elogió la crítica de entonces. La brillante pianista interpretó a
Schumann. Y dicen los recortes familiares que son guardados por sus hijos, que
fue aquella una noche excepcional de la
concertista.
Doña Rosa Mercedes fue, asimismo,
una formidable maestra y consejera. Lo pudieron y pueden atestiguar nuestros
internacionalmente famosos Alejandro Granda, Lucrecia Sarria, Gregorio Caro, Luis
Alva y Sonia Vargas. Y para exaltar la calidad universal de su creación
bastaría afirmar que muchas de sus obras formaron parte del repertorio de intérpretes
como Ortiz Tirado, Tito Guizar, Matilde Brothers, Rosita Serrano, Mercedes
Carassa, de los Cosacos del Don y del conjunto de danzas y canciones del
notable bailarín español Joaquín Pérez Fernández.
LIMEÑA DE PURA CEPA
No tenía tregua para trabajar. Su
hija Graciela es también una magnífica pianista. Sus sobrinos nietos son
reconocidos actualmente como estupendos intérpretes de la marinera. Todo lo que
queda en torno al recuerdo de la señora Ayarza de Morales, tiene color, sabor y
oído a la música.
Doña Rosa Mercedes Ayarza de
Morales nació en Lima el 8 de Julio de 1881. Fue bautizada en la pila de la
Iglesia de San Sebastián en la que recibieron el sagrado sacramento Santa Rosa
de Lima, San Martín de Porres, Francisco
Bolognesi y José Santos Chocano, entre muchas figuras cimeras de la vieja Lima.
Fue hermana y camarada musical del famoso
Mayor de la Guardia Republicana, don Alejandro Ayarza “Karamanduka”, también
cantor, guitarrista, compositor, bailarín, torero y hasta picador, según lo
describe don Jorge Basadre.
Con el autor de “La Palizada”,-legendario
vals que fue el himno de una traviesa peña criolla compuesta por jaranistas y trampeadores-
y creador de celebradas obras teatrales, alternó una permanente comunicación
que sirvió tanto a la obra de él como la de doña Rosa Mercedes. Hermanos de
sangre, lo fueron también en el rumbo de los pentagramas.
De Alejandro Ayarza se recuerda
que en 1912 presentó en el Teatro Victoria (ex cine Astral) situado en Orejuelas,
una revista que bajo el título de “Música Peruana” aglomeró públicos durante respetable
tiempo. Aunque la letra y música de las
canciones fueron de ”Karamanduka”, se dice que las consultó y perfeccionó con
su hermana.
La zona de la Lima antigua donde vivieron Karmanduka y El Tunante
La zona de la Lima antigua donde vivieron Karmanduka y El Tunante
LINDA VELADA
Tuvimos ocasión, hace algunos
años, de asistir a una de las veladas de
doña Rosa Mercedes en su casa del Jirón Moquegua. El amplio portón nos condujo
a un patio auténticamente limeño con macetas de helechos y geranios. Dos
ventanas daban al salón principal en uno de cuyos dorados sofás, cercano a su piano de cola, estaba doña Rosa
Mercedes. Sus gruesos lentes se movían
al compás de sus frases burlonas y su risa. La tertulia comenzó con
música selecta. Café y bizcotelas, amén de otros pasteles. Recuerdo que después
Teresa Bolívar y Edmundo Pizarro cantaron a dúo varias hermosas canciones
pertenecientes a doña Rosa Mercedes.
En un intermedio, ella recordó
dos parejas de marineras que para su docto entender fueron maestras de la danza:
la señora Ita Blondet de Anderson con Raúl Aramburú Raygada. La inolvidable
Rosita Alarco Larrabure con el redondo y travieso Carlos de la Cuba. A su
memoria van los mejores recuerdos.
El tiempo se fue esfumando así
como cuando es ligero y traidor en las mejores horas. Las precisas. Y cerca de
la medianoche, cuando vino la marinera ya Rosa Mercedes dormitaba como una
solemne reina en su sofá dorado. Don José Gálvez hubiera repetido entonces: “Y
entró la marinera cerca de la aurora a destronar el rigodón”. (Jorge Donayre Belaúnde)
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