Julio César Tello Rojas,
más conocido como Julio C. Tello vino a este mundo en la
provincia limeña de Huarochirí el 11 de Abril de 1880 y murió, a los 67 años,
en Lima el 3 de Junio de 1947. Hijo de
una modesta familia de agricultores. Sus padres fueron: Julián Tello García y
María Asunción Rojas Erques.
Desde
pequeño destacó en las actividades escolares. Era, según la apreciación de sus
profesores, muy inteligente. Por ello mismo, le aseguraron éxito en la vida. Lo
llamaban, cariñosamente, con el apodo de “Sharuko”.
Julio C. Tello
Julio C. Tello
CONSERVADOR DE LIBROS
Sus
estudios primarios los hizo en su tierra natal y luego se trasladó a Lima para
cursar la secundaria en el
colegio dirigido por Pedro A. Labarthe,
concluyéndola en el famoso e histórico
Colegio Nacional de Guadalupe.
Ingresó
a la Facultad de Medicina de la Universidad
de San Marcos, donde fue condiscípulo de un hijo del ilustre
tradicionista don Ricardo Palma. El
muchacho estudioso, frecuentó su casa, ganándose el afecto del escritor, quien, en su condición de director de
la Biblioteca Nacional, le
consiguió un puesto como conservador de libros en esa entidad del estado
Fue allí donde le nació a Tello la inquietud
por la ciencia y la investigación, especialmente la Arqueología y la Antropología Su
acercamiento al mundo prehispánico se produjo a partir de la lectura de un
estudio de las lenguas indígenas de Sebastián
Barranca.
Ofreció su primera conferencia en torno a unos
cráneos prehistóricos desenterrados en tumbas prehispánicas de Yauyos. Pero antes que nada decidió culminar
su carrera y se graduó de bachiller en Medicina, con su tesis “La antigüedad de la sífilis en el Perú”, un original estudio sobre dicha
enfermedad. Finalmente se recibió como Médico Cirujano en 1909.
MAESTRIAS
Realizó
estudios de postgrado en la Universidad
de Harvard, permaneciendo allí por tres años. Tuvo por maestros a
celebridades del orbe científico, como
Alex Hrdlicka y Franz Boas. Obtuvo su maestría en Artes
(1909) y en Antropología (1911), siendo el primer peruano en alcanzar tal grado
académico en ese prestigiado centro superior a nivel mundial.
A mérito de sus estudios, obtuvo una nueva
beca que le permitió concurrir en Londres al XVIII Congreso Internacional de Americanistas y seguir estudios de
especialización en el Seminario de Antropología de la Universidad de Berlín. Conoció
por entonces a la dama inglesa Olive Chessman, con quien después se casó.
A su
retorno al Perú, en 1913, comenzó su labor arqueológica
acompañando a su maestro Hrdlička en sus
investigaciones por los valles de la costa central. Fue nombrado director de la
sección arqueológica del Museo de Historia Nacional, cuya organización inicial
orientó hasta verse obligado a renunciar en 1915.
Lo
eligieron diputado por la provincia de Huarochirí, cargo
que ejerció entre los años 1917 y 1929,
período en el cual luchó indesmayablemente por la defensa del patrimonio
histórico y arqueológico nacional
Presentó proyectos de ley en favor de la
Protección y Conservación de Monumentos Históricos y de Reforma Universitaria, donde se buscó la
investigación, la formación de docentes y la capacitación de profesionales a
través de becas.
RECORRIO TODO EL PAIS
En la
Facultad de Ciencias Naturales de San Marcos se graduó de bachiller con la tesis “El uso de las cabezas
humanas artificialmente momificadas y su representación en el antiguo arte
peruano”. Posteriormente consiguió el grado de Doctor.
Empezó
a recorrer todo el país y realizó importantes trabajos de campo, haciendo investigaciones en torno a las culturas
precolombinas. A él le debemos la identificación de la antigüedad y difusión de
la Cultura Chavín y el descubrimiento de la necrópolis
de Paracas.
Asimismo,
las excavaciones en el extenso valle del Santa
y en el del alto Marañón donde están ubicadas las ruinas de Huánuco Viejo y Kotosh. Asimismo trabajó en el Urubamba y en sitios diversos de los
departamentos de Lima, Arequipa, Cuzco y Puno. Lo que le permitió formular su
propia apreciación sobre el proceso de la civilización antigua.
Busto de homenaje al gran arqueólogo
Busto de homenaje al gran arqueólogo
Fundó
el Museo de Arqueología y
Etnología de la Universidad de San Marcos, el 21
de octubre de 1919, cuya dirección ejerció hasta su
muerte. Al mismo tiempo y teniendo como base la colección Larco Herrera,
adquirida por el Estado en 1924, formó el Museo de Arqueología Peruana, que dirigió hasta 1930. Lo reemplazó Luis E. Valcárcel.
SUS DISCIPULOS
Entre 1931 y 1938, dirigió el Instituto de
Investigaciones Antropológicas dependiente de dicha organización, organización
que por iniciativa suya se convirtió en el Museo Nacional de Antropología, con sede en Magdalena.
Luego, por decreto supremo del 30 de enero de 1945,
el establecimiento se transformó en el Museo Nacional de Arqueología y Antropología,
concentrando todas las colecciones arqueológicas que el Estado tenía en Lima.
Tello fue su primer director y reunió allí
todo el material acumulado a lo largo de tres décadas de exploraciones con la
colaboración de sus discípulos Rebeca
Carrión y Toribio Mejía.
Su
gran vocación humanística lo llevó también a dictar cátedras de Arqueología en
su alma mater, la Universidad de San Marcos Cuando ésta fue clausurada en 1931,
pasó a la Católica donde
fue catedrático de Antropología de 1931 a 1933. Enseñó también Historia del
Perú Antiguo en el Colegio Antonio Raimondi.
Como docente universitario fue considerado por
sus alumnos un abnegado maestro. Lo cierto y admirable es que renovó la cátedra
con nuevos cursos como Antropología General, Antropología Física, Arqueología de América y
del Perú.
Homenaje por el 125 aniversario de su nacimiento
Homenaje por el 125 aniversario de su nacimiento
FALLECIMIENTO
Sus clases eran prácticas y acostumbraba
llevar a sus alumnos a los museos y sitios arqueológicos. Para ayudar a sus
estudiantes escribió obras generales de visión sintética y panorámica de las
culturas prehispánicas.
A los
67 años de edad, se le detectó cáncer a los ganglios, falleciendo en el
hospital Arzobispo Loayza, dejando un valioso legado cultural. Fue sepultado, según
su propia voluntad, en los jardines del Museo Nacional de Arqueología y
Antropología de Magdalena,
Tello
hizo su aparición en el panorama científico del Perú defendiendo la tesis del autoctonismo de la cultura peruana precolombina y refutando la teoría de la
procedencia de México y Centroamérica,
sostenida por el arqueólogo alemán Max
Uhle
Por autoctonismo
cultural se entiende
cuando una cultura es originaria del mismo territorio en el que se ha
desarrollado. El arqueólogo sostuvo que la cultura más antigua del Perú fue la
de Chavín, surgida hace 3 mil años en la sierra
oriental del departamento de Ancash.
Libro de homenaje al arqueólogo.
De allí se había irradiado hacia la costa y a otras regiones del área andina. Contradecía así a la teoría inmigracionista de Uhle, quien sostenía que los elementos culturales arribaron a la costa peruana, procedentes del exterior, para irradiarse luego a la sierra.
Libro de homenaje al arqueólogo.
De allí se había irradiado hacia la costa y a otras regiones del área andina. Contradecía así a la teoría inmigracionista de Uhle, quien sostenía que los elementos culturales arribaron a la costa peruana, procedentes del exterior, para irradiarse luego a la sierra.
Afirmó
también que los iniciadores de cultura Chavín fueron procedentes de la selva amazónica, portadores
de una cultura rudimentaria. Pero que con el tiempo forjaron una civilización,
sin recibir ninguna influencia foránea.
ORIGEN AMAZONICO
Para respaldar esta tesis del origen
amazónico, señaló la aparente representación de animales amazónicos en el arte Chavín,
en particular el caimán y el otorongo.
En épocas prehistóricas, grupos de hombres primitivos procedentes del norte
llegaron a la selva amazónica. Esta gente vivía de la caza, pesca y
recolección.
Estos
grupos fueron ascendiendo por el flanco oriental de los Andes y se
establecieron en la ceja de selva o selva alta, zona que es muy favorable para
la vida. Allí descubrieron la agricultura y aprendieron a cultivar maíz, yuca, camote, frijoles, maní y
árboles frutales como papaya, chirimoya, palta, piña, guanábana, lúcuma, pacae
y granadilla. Con la agricultura surgió la vida sedentaria, la construcción de
viviendas, la fabricación de utensilios, tejido y cestos.
Prosiguiendo su ascenso, ellos llegaron a la sierra interandina, donde perfeccionaron
la agricultura. Explotaron la papa, la cañigua, la quinua, la oca, el olluco y
domesticaron animales como la llama y la alpaca. Estos antiguos peruanos desarrollaron
enormemente la textilería, la cerámica, la arquitectura de piedra, etc.
Posteriormente los hombre bajaron a la costa y formaron las culturas
costeñas. Por cerca de 30 años, Tello recorrió en todas direcciones el
territorio peruano, haciendo notables excavaciones
Los estudios fueron realizados en la cuenca de
los ríos Huallaga y Marañón, en Chavín de Huantar, en el río Grande de Nazca,
en la Península de Paracas, en Pachacámac, Casma y Nepeña, en Moche, Puno,
Cuzco y otros lugares.
Imagen de la Cultura Chavin estudiada por Tello
Imagen de la Cultura Chavin estudiada por Tello
INVESTIGACIONES
Como
resultado de sus investigaciones, el arqueólogo señaló a la cultura Chavín, cuyo
centro es el santuario de Chavín de Huántar, situado en la sierra de Ancash,
como la madre o matriz de la civilización peruana. Es decir de la que
se originaron el resto de las culturas. Tello calculó su antigüedad en 1,000 a
1,500 años antes de Cristo.
Las
teorías del estudioso nacido en Huarochirí dominaron la arqueología peruana
durante décadas, pero investigaciones posteriores han demostrado una evolución
cultural en territorio peruano muy anterior al santuario de Chavín de Huántar.
Se ha probado que algunos monumentos de la
costa son más antiguos, como es el caso de Cupisnique y Sechín.
El arqueólogo Rafael Larco Hoyle sostuvo incluso que la alta cultura
peruana se había originado en la costa norte y que de allí se había irradiado a
la sierra.
Sin embargo, es evidente la existencia de
afinidades entre Chavín de Huántar y las diversas expresiones culturales, tanto
costeñas como cordilleranas, anteriores, contemporáneas y posteriores a ese
monumento, por lo que es muy fundado sostener la existencia de un horizonte
cultural, que ha tomado precisamente el nombre de Chavín.
CARACTER AUTOCTONO
De los
planteamientos de Tello ha sobrevivido la tesis del carácter autóctono de las
culturas prehispánicas en suelo peruano, a pesar de los intentos de algunos
arqueólogos de
insistir en el origen foráneo de la alta cultura peruana
Tuvo
el mérito encomiable de ser uno de los primeros científicos sociales en “romper
la idea dominante” de la inferioridad de los antiguos pueblos del Perú. En este
sentido, acumuló ingentes testimonios de la grandeza del pueblo peruano, en
contra de los que se avergonzaban de lo genuinamente indígena.
Hizo brotar literalmente de las llanuras
costeñas, innumerables tumbas, templos y ciudades deslumbradoras, imágenes de
dioses en oro, piedra y barro, e
infinidad de evidencias de la realidad sociocultural y económica del antiguo
poblador andino. También interpretó la relación entre el desarrollo
étnico-cultural y el medio ambiente, mostrando la heterogeneidad del peruano
pre y post-hispánico.
Antes
de morir, donó su inmenso archivo personal a la Universidad de San Marcos,
mencionando en su testamento a sus discípulos,
Carrión y Mejía, a quienes consideraba los más
idóneos para continuar su trabajo.
Así
pues, ellos fueron designados por la Universidad para compilar,
ordenar y en algunos casos complementar las anotaciones y libretas de campo
hasta concluir algunas de las obras que Tello dejó en proceso de preparación.
Fue gracias a la labor de Mejía Xesspe que se
dio a luz dos obras fundamentales: Chavín, cultura matriz de la civilización
andina (1960) y Paracas (2 vols. 1959 y 1979). Además: Arqueología
del Valle de Casma. Culturas Chavín, Santa o Huaylas Yunga y Sub Chimú (1956) e Historia
de los museos nacionales del Perú. 1822-1946 (1967).
Pese a
esta gran labor de recopilación, mucha de la documentación inmensa permanece
aún archivada en el Museo de Pueblo Libre y en San Marcos. En esta última existen
130 mil documentos, entre folios, dibujos, calcos, ilustraciones, divididos
por los temas Paracas, Nazca y, Chimú.
Asi como correspondencia epistolar, además de apuntes de sus trabajos de
campo, sus resúmenes e interpretaciones.
Una vida dedicada por
entero a la historia del Perú. Una vida valiosa, enteramente fructífera Tello definitivamente se convirtió
en uno de los mejores exponentes de nuestra cultura milenaria. Le debemos, de
todas maneras, homenaje, gratitud y recuerdo imperecedero. (EdeNM)
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